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  • Los mensajeros del Reino acuden a los tribunales
    El Reino de Dios ya está gobernando
    • ¿Sediciosos, o mensajeros de la verdad?

      Portada del tratado que, traducido, denuncia: “El odio ardiente de Quebec a Dios, Cristo y la libertad es la vergüenza de todo Canadá”

      El tratado que se distribuyó en Canadá

      11. ¿Qué campaña emprendieron los hermanos de Canadá, y por qué?

      11 Durante la década de 1940, los testigos de Jehová de Canadá sufrieron cruel oposición. Por eso, con la intención de hacer público el desprecio del Estado al derecho a la libertad de culto, en 1946 nuestros hermanos canadienses emprendieron una campaña en la que durante dieciséis días distribuyeron el tratado Quebec’s Burning Hate for God and Christ and Freedom Is the Shame of All Canada (El odio ardiente de Quebec a Dios, Cristo y la libertad es la vergüenza de todo Canadá). Este tratado de cuatro páginas exponía en detalle los disturbios instigados por el clero, la brutalidad policial y la violencia de turbas contra los testigos de Jehová de la provincia de Quebec. “Las detenciones ilegales de testigos de Jehová continúan —decía el tratado—. Hay unas 800 causas judiciales pendientes contra los Testigos en el Gran Montreal.”

      12. a) ¿Cómo reaccionaron los opositores a la campaña con el tratado? b) ¿De qué acusaron a los hermanos? (Vea también la nota.)

      12 El primer ministro de Quebec, Maurice Duplessis, en complicidad con el cardenal católico Villeneuve, reaccionó al tratado declarando una “guerra sin cuartel” contra los Testigos. Rápidamente, la cantidad de causas judiciales se duplicó: de 800 a 1.600. “La policía nos arrestó tantas veces que perdimos la cuenta”, recuerda una precursora. A los Testigos que sorprendían repartiendo el tratado los acusaban del cargo de “libelo sedicioso”, es decir, de esparcir calumnias que incitaban a la rebelión.b

      13. ¿Quiénes fueron los primeros Testigos juzgados por sedición, y qué decisión tomó el tribunal?

      13 En 1947, el hermano Aimé Boucher y sus hijas Gisèle, de 18 años, y Lucille, de 11, fueron los primeros Testigos juzgados por sedición. Cerca de su casa habían estado repartiendo los tratados, pero resultaba difícil imaginárselos como alborotadores descontrolados. El padre era un hombre sencillo y apacible que atendía su pequeña granja, en las colinas al sur de la ciudad de Quebec, y que de vez en cuando viajaba a la ciudad en un pequeño carruaje. Sin embargo, la familia había soportado algunos de los mismísimos abusos que mencionaba el tratado. El juez de primera instancia, que odiaba a los Testigos, se negó a admitir las pruebas que demostraban la inocencia de los Boucher, pero sí aceptó la afirmación del fiscal de que el tratado incitaba al odio y de que los Boucher deberían ser declarados culpables. La opinión del juez, en otras palabras, se reducía a esto: decir la verdad constituye un delito. Aimé y Gisèle fueron condenados por sedición, e incluso la pequeña Lucille pasó dos días en la cárcel. Los hermanos apelaron al Tribunal Supremo de Canadá, la máxima autoridad jurídica del país, que aceptó el caso.

      14. ¿Cómo reaccionaron los hermanos de Quebec durante los años de persecución?

      14 Mientras tanto, y a pesar de ataques incesantes y violentos, nuestros valientes hermanos de Quebec siguieron proclamando el mensaje del Reino, a menudo con resultados sorprendentes. Durante los cuatro años que siguieron a la distribución del tratado en 1946, la cantidad de Testigos en Quebec aumentó de 300 a 1.000.c

      15, 16. a) ¿Qué fallo emitió el Tribunal Supremo de Canadá en el caso de la familia Boucher? b) ¿Qué supuso esta victoria para nuestros hermanos y el resto de la población?

      15 En junio de 1950, los nueve jueces que formaban el Tribunal Supremo de Canadá vieron el caso de Aimé Boucher. Seis meses más tarde, el 18 de diciembre de 1950, emitieron su fallo a nuestro favor. ¿Por qué? El hermano Glen How, abogado de los Testigos, explicó que el Tribunal concordó con el argumento de la defensa: la sedición implica incitar a la violencia o a la rebelión contra el gobierno. Pero el tratado en cuestión “no contenía ninguno de tales elementos, por lo que constituía un instrumento lícito de libertad de expresión”. Luego añadió: “Pude ver con mis propios ojos cómo Jehová concedió la victoria”.d

      16 La decisión del Tribunal Supremo supuso, en efecto, una rotunda victoria para el Reino de Dios, pues los otros 122 juicios por sedición pendientes contra los Testigos de Quebec quedaron sin fundamento. Además, significó que los ciudadanos de Canadá y del resto de los países de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth) ahora tendrían verdadera libertad para expresar sus inquietudes sobre la actuación del gobierno. Lo que es más, acabó con los ataques que la Iglesia y el gobierno de Quebec cometían contra las libertades de los testigos de Jehová.e

  • Los mensajeros del Reino acuden a los tribunales
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    • b La acusación se basaba en una ley de 1606, que permitía condenar a una persona si se consideraba que lo que había dicho incitaba al odio, aun si lo dicho fuera cierto.

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    • e Encontrará más detalles sobre este caso en el artículo “La batalla no es de ustedes, sino de Dios”, de la revista ¡Despertad! del 22 de abril de 2000, páginas 18 a 24.

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