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La predicación se extiende hacia el orienteAnuario de los testigos de Jehová 2016
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No obstante, los líderes religiosos de Timor estaban empeñados en borrar del mapa a los testigos de Jehová. En 1961, lograron que el Departamento de Asuntos Religiosos y las autoridades militares del lugar prohibieran la predicación de casa en casa. Los hermanos se adaptaron: hablaban a la gente en los mercados y en los pozos; a los pescadores que traían su mercancía a la playa, y a las familias que arreglaban las tumbas de sus seres queridos en los cementerios. Un mes más tarde, las autoridades cambiaron de opinión y anunciaron por radio que había completa libertad religiosa en Timor. Pero el Departamento de Asuntos Religiosos insistió en que la predicación de casa en casa estaba prohibida todavía, así que los hermanos pidieron que esa declaración se pusiera por escrito. Los funcionarios se negaron y, después de este incidente, los publicadores volvieron a predicar sin impedimentos.
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La predicación se extiende hacia el orienteAnuario de los testigos de Jehová 2016
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Un notable teólogo holandés en Yakarta publicó un libro en 1960, que acusaba a los testigos de Jehová de ser falsos cristianos. Muchos del clero se pusieron en contra de ellos después de leerlo. Por ejemplo, los líderes religiosos de un pueblo escribieron al Departamento de Asuntos Religiosos diciendo que los hermanos eran culpables de “confundir a sus feligreses”. Cuando se les invitó a defenderse de los cargos, ellos presentaron los hechos y dieron un buen testimonio. Uno de los funcionarios le dijo a otro: “Deje a los testigos de Jehová en paz. Están ayudando a despertar a los protestantes”.
Descargando un envío de libros Paraíso (1963).
En 1964, un grupo de pastores protestantes en Papúa acudió al Comité Parlamentario sobre Asuntos Religiosos y Sociales para que prohibiera la labor de los testigos de Jehová. La sucursal pidió defenderse de estas acusaciones. “Nos dirigimos al comité durante casi una hora y explicamos con claridad nuestra labor educativa basada en la Biblia —relató Tagor Hutasoit—. Uno de los políticos hostiles, que era protestante, nos acusó de provocar malestar religioso en Papúa. Pero la mayoría de los musulmanes del comité nos trataban de manera favorable. Nos dijeron: ‘La Constitución garantiza la libertad de religión, así que tienen el derecho de predicar’”. Después de esta reunión, un alto cargo de Papúa declaró: “El nuevo gobierno [...] mantiene la libertad de religión, y eso es válido también para las nuevas confesiones”.
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