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Personas confiables¡Despertad! 2010 | octubre
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Veamos el ejemplo de Berthe, una viuda de Camerún que tiene un pequeño puesto en el mercado donde vende sabrosos palitos de yuca frita. Ella explica: “Lo normal es poner unos veinte palitos en cada paquete, pero muchos tenderos solo ponen diecisiete o dieciocho en la mayoría de los paquetes. Yo prefiero ganarme la vida sin engañar a nadie”.
¿Va bien el negocio? No siempre. “Muchas veces paso todo el día sin vender nada —cuenta ella—, pero si pido un plato de comida en los otros puestos y les digo que todavía no tengo dinero, los vendedores me lo dan porque saben que les pagaré en cuanto pueda. Es una cuestión de confianza, y esta se gana con el tiempo.”
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[Ilustración y recuadro de la página 9]
UNA BALANZA JUSTA
En un mercado de Douala (Camerún), es muy conocido el puesto de venta de pescado de Moïse. Él relata: “A mi tiendita le puse de nombre La balanza porque mi balanza es una de las pocas sin alterar en este mercado. Sé que los clientes me ponen a prueba de vez en cuando. Si piden un kilo de pescado, eso es lo que les doy. Ellos siempre encuentran la manera de pesar la bolsa en otra parte y, cuando lo hacen, descubren que parece pesar más de un kilo. Entonces se dan cuenta de que no he tratado de engañarlos. Muchos me dicen que vienen a mi puesto porque soy honrado”.
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