Los proclamadores del Reino informan
La honradez trae alabanza a Jehová
JEHOVÁ exige que sus siervos sean honrados, justos y dignos de confianza. Por ejemplo, a Moisés se le aconsejó que seleccionara como superintendentes a “hombres capaces, temerosos de Dios, hombres dignos de confianza, que odien la ganancia injusta”. (Éxodo 18:21.) Al igual que aquellos hombres escogidos, los testigos de Jehová por todo el mundo tienen la reputación de ser dignos de confianza, como lo muestra la siguiente experiencia:
◻ Un Testigo que trabaja en la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Ghana recibió, por equivocación, la cantidad de $3.630 E.U.A., de un cajero de un banco. Ni el cajero ni el hermano se dieron cuenta del error inmediatamente. Sin embargo, al llegar a su casa el hermano notó que se le había pagado de más, e inmediatamente regresó al banco con el dinero. Cuando el cajero vio al hermano, gritó: “¡Aquí está! ¡Es verdad que ha regresado! David, como dijiste, ¡ha traído el dinero!”. El dinero le fue devuelto al cajero. David —un testigo de Jehová que trabaja en el mismo banco— les había asegurado al cajero y a los demás que sabían del error que el hermano devolvería el dinero tan pronto como se diera cuenta del error.
“Mientras todo esto pasaba —declara el informe—, toda mirada” estaba fija en los dos hermanos. El que devolvió el dinero dijo: “No podía haberme quedado con este dinero y seguir con una buena conciencia ante mi Dios, Jehová”. Este incidente acrecentó el respeto que los funcionarios del banco ya le tienen a la Sociedad Watch Tower.
La honradez engendra respeto, especialmente en un mundo donde abunda la falta de honradez. El hermano implicado sabía que tenía que responderle a Alguien mayor que el hombre, a Jehová Dios. Esta honradez resulta en alabanza a Jehová, pues él es un “Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia”. (Deuteronomio 32:4.)
◻ El ser honrado y mantener una buena conciencia ante Dios también se puede ver en la experiencia de un joven de Tailandia. Él se había suscrito a las revistas La Atalaya y ¡Despertad! y estaba poniendo en práctica el consejo bíblico que encontraba en las revistas. Era jefe de contabilidad de la compañía para la cual trabajaba, y su conciencia le empezó a molestar por la costumbre de muchas compañías de llevar doble cuenta para evadir el pago de impuestos. Cuando habló con su gerente sobre el asunto, este lo tomó en broma. Después, en una de nuestras revistas se publicó otro artículo que recalcaba la importancia de la honradez. El contable, con la conciencia perturbada, oró a Jehová pidiéndole que le ayudara a tratar con su gerente el asunto de los impuestos para corregirlo. Había una gran suma de dinero implicada. La mañana siguiente le pidió permiso al gerente para pagar los impuestos que se debían y, para sorpresa suya, el gerente accedió sin discusión.
Ahora este hombre se siente feliz; vive una vida honrada ante Dios y los hombres. Ese sabio proceder también alegra a Jehová, como declara Proverbios 27:11: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio”.
[Fotografía en la página 21]
“No podía haberme quedado con este dinero y seguir con una buena conciencia”