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¿Hay que ser siempre honrados?La Atalaya 2010 | 1 de marzo
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¿Puede una persona pobre confiar en esta promesa? Victorine está convencida de que así es.
Victorine es viuda, tiene cinco hijos en edad escolar y vive en un país en vías de desarrollo donde la ayuda para los pobres es limitada, de modo que su vida no es fácil. Como pasa la mayor parte del día trabajando fuera de casa, se le presentan muchas oportunidades para robar. Pero ella no se siente tentada a hacerlo. Al contrario, trabaja duro como vendedora ambulante para conseguir su sustento básico. ¿Por qué desea ser honrada?
“Primero, porque creo que a Dios le gusta la honradez y que si lo imito me bendecirá. Segundo, mis hijos solo pueden ser honrados si yo les doy el ejemplo.”
¿Y cómo le va? “Tenemos comida, ropa y casa. Claro, ha habido veces en que he tenido que pedir ayuda a mis amigos, como cuando tengo que pagar gastos médicos inesperados. Siempre me han dado lo que necesito porque saben que soy honesta cuando les digo lo que me pasa y que no trato de aprovecharme de su bondad.
”Mis hijos están aprendiendo a ser honrados. Hace poco, una vecina vio unas monedas en la mesa y me preguntó si no tenía miedo de que los niños las tomaran. No me creyó cuando le dije que mis hijos jamás harían una cosa así. Sin que yo lo supiera, decidió ponerlos a prueba, y dejó dos monedas de 100 francos en la casa, donde los niños fácilmente podían hallarlas. Cuando regresó al día siguiente, quedó muy sorprendida al encontrar las monedas donde las había dejado. Para mí es más importante tener hijos honrados que tener muchas cosas materiales.”
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¿Hay que ser siempre honrados?La Atalaya 2010 | 1 de marzo
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Victorine tiene pocas esperanzas de que su economía mejore mucho mientras Dios no cambie la situación mundial. Con todo, es espiritualmente rica, algo que no puede conseguirse con dinero. Sus hijos son honrados y de buenos modales. Cada domingo, todos ellos rebosan de felicidad cuando les hablan a sus vecinos de la bondad divina y les explican cómo Dios responderá a “todos los que lo invocan en apego a la verdad” y protegerá “a todos los que lo aman” (Salmo 145:7, 18, 20).
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