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  • Edifican juntos a escala mundial
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Voluntarios internacionales

      La necesidad de expansión rápida motivó el establecimiento de un programa de voluntarios internacionales a partir de 1985. No era de ningún modo el comienzo de la cooperación internacional en el campo de la construcción, pero desde entonces la coordinación cuidadosa del programa estaría a cargo de la oficina central. Todos los participantes son Testigos que se ofrecen para ayudar a construir instalaciones fuera de su país. Son trabajadores experimentados a los que acompañan sus esposas para colaborar en todo cuanto puedan. Casi todos sufragan sus gastos de viaje; ninguno recibe salario por su labor. Algunos trabajan por un corto plazo, generalmente por un período de dos semanas a tres meses. Otros son voluntarios a largo plazo que siguen en la obra por un año o más, quizás hasta que esta termina. Más de tres mil testigos de Jehová de treinta diferentes países colaboraron en este programa durante los primeros cinco años, y muchos más ansiaban participar cuando se necesitaran sus servicios especializados. Para ellos es un privilegio dar de sí mismos y de sus medios para promover los intereses del Reino de Dios.

      A los voluntarios internacionales se les provee alojamiento y comida. A menudo las comodidades son mínimas. Los Testigos del país agradecen mucho lo que hacen sus hermanos visitantes y, donde es posible, los acogen en sus hogares, por humildes que sean. Las comidas suelen servirse en el lugar donde se trabaja.

      Los hermanos extranjeros no van para hacer ellos mismos todo el trabajo. Su propósito es colaborar con el equipo de construcción local. Y otros centenares, hasta miles, de personas del país pueden ayudar durante los fines de semana o por una semana o más a la vez. En Argentina, 259 voluntarios extranjeros trabajaron junto con millares de hermanos del país, algunos de los cuales trabajaban todos los días, otros unas cuantas semanas, y muchos más los fines de semana. En Colombia, más de ochocientos treinta voluntarios internacionales ayudaron durante diversos períodos. También hubo más de doscientos voluntarios colombianos que trabajaron de tiempo completo en la obra, y otros doscientos cincuenta o más colaboraron todos los fines de semana. En total participaron más de tres mil seiscientas diferentes personas.

      Los problemas que puedan surgir por causa de las diferencias lingüísticas no impiden que los grupos internacionales trabajen unidamente. Los gestos, las expresiones faciales, un buen sentido del humor y el deseo de hacer trabajo que honre a Jehová contribuyen a la realización de las obras.

      El asombroso crecimiento de la organización —y, por consiguiente, la necesidad de construir sucursales más grandes— tiene lugar a veces en países donde el número de los expertos en construcción es limitado. Sin embargo, esto no es un inconveniente para los testigos de Jehová, que con gusto se ayudan mutuamente. Trabajan juntos como parte de una familia mundial que no está dividida por nacionalidad, color de la piel ni idioma.

      En Papua Nueva Guinea, cada uno de los voluntarios de Australia y Nueva Zelanda enseñó su oficio a un nativo, tal como lo dispone el Ministerio de Trabajo. De esa manera, los Testigos del país daban de sí mismos y, a la vez, aprendían oficios que les ayudarían a atender sus necesidades y las de sus familias.

      Cuando se necesitó una nueva sucursal en El Salvador, 326 voluntarios procedentes de otros países se sumaron a los hermanos del país. Para la obra en Ecuador, los hermanos contaron con la ayuda de 270 Testigos que llegaron de catorce países. Algunos voluntarios internacionales ayudaron en varias construcciones que se realizaban simultáneamente. Viajaron a Europa y África para prestar sus servicios allí donde se les necesitara.

      Para 1992 se habían enviado voluntarios internacionales a 49 sucursales para ayudar a los equipos de construcción de los países en cuestión. En algunos casos, los hermanos a quienes ayudó este programa pudieron, a su vez, ayudar a otros. Así sucedió en las Filipinas, donde, después de haberse beneficiado del trabajo de unos sesenta siervos internacionales que ayudaron por largo tiempo a construir la sucursal, y de más de doscientos treinta voluntarios extranjeros que colaboraron durante períodos más cortos, algunos filipinos se ofrecieron para ayudar en obras de construcción en otras partes del sudeste asiático.

  • Edifican juntos a escala mundial
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • [Recuadro/Fotografías en la página 338]

      El programa internacional de construcción satisface una urgente necesidad

      El rápido crecimiento de la organización ha exigido una ampliación constante de oficinas, fábricas y hogares Betel por todo el mundo

      Los voluntarios internacionales prestan ayuda a los Testigos locales

      España

      Los métodos de construcción empleados permiten que muchos voluntarios efectúen trabajo valioso aunque tengan muy poca experiencia

      Puerto Rico

      El uso de materiales duraderos ayuda a mantener al mínimo los gastos de mantenimiento a largo plazo

      Gran Bretaña

      Trabajadores expertos ofrecen gustosamente sus servicios

      Nueva Zelanda

      Grecia

      Brasil

      El trabajo de calidad es el resultado del interés personal de los que lo efectúan; constituye una expresión de su amor a Jehová

      Canadá

      Estas obras de construcción son ocasiones muy agradables; nacen muchas amistades duraderas

      Colombia

      En Japón, este cartel recordó a los trabajadores las medidas de seguridad y la importancia de manifestar los frutos del espíritu de Dios

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