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Reuniones para adorar y recibir instrucción y ánimoLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Durante gran parte de 1923, se dedicaba al comienzo de cada mes la mitad de la Reunión de Oración, Alabanza y Testimonio de los miércoles por la noche a dar testimonios sobre el servicio del campo con el fin de promover la unidad en la proclamación del Reino.
Ya para 1926, las reuniones mensuales en las que se hablaba del servicio del campo se llamaban Reuniones de los Trabajadores. Por lo general los asistentes eran aquellos que participaban en el servicio. En esas reuniones se analizaban métodos de predicación y se hacían planes para la actividad futura. Para 1928 la Sociedad instaba a las congregaciones a tener aquellas reuniones semanalmente. Durante los siguientes cuatro años las congregaciones empezaron a reemplazar la reunión de testimonio (o de declaración) con lo que se había llegado a conocer como la Reunión de Servicio, y la Sociedad instaba a todos a asistir. Por más de sesenta años las congregaciones han tenido este tipo de reunión semanal. Mediante discursos, presentaciones con participación del auditorio, demostraciones y entrevistas, se ha provisto ayuda específica con relación a todo aspecto del ministerio cristiano.
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Reuniones para adorar y recibir instrucción y ánimoLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Al principio no se daba instrucción de oratoria pública en las reuniones regulares de la congregación. Sin embargo, ya en 1916 se recomendó que los posibles oradores públicos tuvieran clases entre sí, en las que un anciano podía actuar de moderador, escuchando y aconsejando sobre cómo mejorar la preparación y presentación de los discursos. Aquellas reuniones, a las que asistían solamente miembros varones de la congregación, se llamaron más tarde Escuelas de los Profetas. Pensando en aquellos días, Grant Suiter dijo: “La crítica constructiva que recibí en la escuela no fue nada en comparación con la que recibí de mi padre personalmente después que él hubo asistido a una de las sesiones para escucharme tratar de pronunciar un discurso”. Para ayudar a los que querían progresar, los hermanos compilaron e imprimieron por su propia cuenta un libro que contenía instrucciones sobre oratoria, junto con bosquejos de diferentes discursos. Sin embargo, con el tiempo se descontinuaron las Escuelas de los Profetas.
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