La Sociedad paga la transportación a la asignación misional y les provee alimento saludable y alojamiento modesto en hogares misionales. También suministra a cada misionero un módico reembolso para gastos personales.

millares de Testigos por todo el mundo han hecho ajustes en su modo de vivir para poder reducir los gastos y sufragarlos con un empleo de media jornada y así dedicar 1.000 horas o más al ministerio cada año.

Es cierto que los ministros precursores de tiempo completo no tienen tanto dinero para gastar, pero para ellos esta es una manera de poner en primer lugar el Reino de Dios. Y, como resultado, reciben muchas bendiciones. Tan solo el poder hablar con otras personas acerca de la Palabra de Dios por 90 horas o más al mes es en sí una experiencia sin igual. El ministro de tiempo completo mejora sus aptitudes en el ministerio y también tiene el tiempo para seguir cultivando debidamente el interés que las personas muestran en el mensaje. Esto produce resultados muy animadores. Tienen lo que necesitan en sentido material y aprecian muchísimo lo que poseen. (Mateo 6:33.)