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Aspectos sobresalientes del año pasadoAnuario de los testigos de Jehová 2013
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Centros de traducción
En el libro de Revelación se profetizó que en nuestros días los ungidos invitarían a la gente a acercarse para que “tome gratis el agua de la vida” (Rev. 22:17). Dicha invitación se extendería a todos los “pueblos y lenguas” (Rev. 7:9). Hasta hace poco, la mayoría de los traductores servían en la sucursal de su país, aunque su idioma se hablara en otras zonas del territorio. Eso les dificultaba mantenerse al día con la lengua y lograr que las publicaciones que traducían llegaran al corazón de los lectores. Por eso, muchos equipos de traducción han sido reubicados a donde se habla su idioma. Esto ha resultado ser una bendición por varias razones, como indican los siguientes comentarios de algunos traductores.
En México, una traductora al maya mencionó: “Me sentí como una plantita devuelta a su tierra, a su entorno natural”. Un hermano que traduce en el sur de Rusia dijo: “Tener el centro de traducción donde vive la gente que habla el idioma es el paraíso del traductor. El lenguaje que se usa en la televisión, los libros e Internet difiere mucho del habla cotidiana. En nuestro caso, la única manera que tenemos de lograr una traducción natural es oyendo el idioma en vivo”.
“Me sentí como una plantita devuelta a su tierra, a su entorno natural”
Un traductor al tshiluba, en el Congo, señaló: “Hablamos todos los días en nuestro idioma al realizar las actividades cotidianas, por ejemplo cuando vamos de compras y conversamos con los vecinos, en la predicación y en las reuniones cristianas. Como usamos las publicaciones que hemos traducido en nuestro estudio y en el ministerio, podemos ver de primera mano si las personas las comprenden”.
En Uganda, un traductor al lhukonzo se expresó así: “No se imaginan lo felices que estamos de asistir a las reuniones en el idioma que hablamos y al que traducimos. También disfrutamos más de la predicación porque podemos hablar con la gente en nuestra lengua materna”.
Las congregaciones a las que se ha asignado a los traductores también se han beneficiado mucho. Una hermana comentó lo siguiente sobre los traductores al maya: “Sus palabras y ejemplo nos animan un montón. Es como tener parte de Betel con nosotros, y consideramos que eso es un privilegio muy especial”.
Equipo de traducción al luo, en Kisumu (Kenia)
El intercambio de estímulo es mutuo. Un traductor de Kenia dice: “Existe muy poco material de lectura en luo, así que la gente nunca se imaginó que vería publicaciones de tan buena calidad en su propio idioma. Ver su emoción al recibirlas es un gran incentivo para seguir esforzándome por dar lo mejor en mi asignación”.
Muchos de estos traductores llevaban años, incluso décadas, sirviendo en alguna sucursal. Su buena actitud y su disposición a anteponer los intereses del rebaño de Jehová a los propios son muy apreciadas y cuentan con la bendición divina. Un traductor al xhosa, en Sudáfrica, resumió así los sentimientos de muchos: “El Cuerpo Gobernante tomó una decisión excelente al establecer los centros de traducción en distintas zonas. En Betel estábamos muy bien, pero ahora estamos mejor”.
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