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  • Aumento del Reino en la tierra de los emperadores
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  • El aumento del Reino continúa
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1986
w86 15/6 págs. 26-28

Aumento del Reino en la tierra de los emperadores

SI USTED mirara un mapa de Europa central, notaría situado al pie de los Alpes el pequeño país de Austria, cuya superficie abarca solo 83.850 kilómetros cuadrados (32.375 millas cuadradas). Esta es la tierra natal de Johann Strauss, el rey del vals. La gente viene aquí y queda maravillada al ver bailar a los caballos andaluces. También fue sede del gran imperio austro-húngaro, que gobernaba a Bohemia y Moravia, y también sobre partes de Italia, Polonia, Rumania y Yugoslavia.

De aquel imperio tan solo queda el recuerdo hoy día, pero todavía estaba en existencia en 1911 cuando Charles Taze Russell, el primer presidente de la Sociedad Watch Tower, visitó a Viena y el periódico local publicó notablemente el discurso que el pronunció. Y todavía existía el imperio tres años después, cuando otra persona llevó el mensaje de las buenas nuevas allí.

Max Freschel era un judío que luego se cambió el nombre a Maxwell Friend. Él escribió: ‘Cuando J. F. Rutherford, quien llegó a ser el segundo presidente de la Sociedad Watch Tower, vino a visitarnos, me preguntó si yo estaba dispuesto a ir a Austria-Hungría para esparcir las buenas nuevas del Reino Mesiánico entre los muchos judíos que vivían allí. Gustosamente acepté la invitación y a principios de 1914 fui a la ciudad de Praga. Después fui a Viena. Allí en Viena solo había cuatro personas suscritas a La Atalaya. Frecuentemente las visitaba para estimular su interés en la Palabra de Dios’.

Sin embargo, más tarde en aquel mismo año, el príncipe de la corona austriaca fue asesinado y Europa se vio envuelta en la I Guerra Mundial. Los Imperios Centrales, que incluía Austria-Hungría, perdieron la guerra, y el gran imperio austro-húngaro quedó disuelto. De las ruinas de este imperio surgió Austria, una pequeña república de habla alemana.

Sin embargo, de acuerdo con la profecía bíblica, otra “nación” habría de nacer en aquel tiempo, una nación espiritual que tendría súbditos alrededor del mundo. (Isaías 66:8.) La influencia de esta “nación” se sintió pronto en Austria a medida que se empezaron a esparcir las buenas nuevas del Reino establecido de Dios en todas las naciones.

Joseph Ehm, maestro de música en la ciudad de Deutsch-Wagram, cerca de Viena, oyó el mensaje y reconoció el sonido de la verdad bíblica. No pasó mucho tiempo antes que él comenzara a compartir las buenas nuevas con otras personas. El año siguiente, en 1921, otro austriaco, Franz Ganster, tenedor de libros de la ciudad de Klagenfurt, mostró interés en el mensaje bíblico y recibió literatura desde Suiza. En aquel mismo tiempo, un agricultor de Alta Austria, Simon Riedler, recibió un folleto de un amigo que vivía en la ciudad de Linz. Así, la obra tuvo un comienzo pequeño. La primera sucursal austriaca de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract se estableció en Viena en 1923. La semilla de la verdad había caído en terreno fértil y había comenzado a crecer. Para 1937, había 549 personas participando en la obra de esparcir las buenas nuevas.

Una segunda crisis mundial

Pero, entonces, hubo sucesos que tendrían un efecto catastrófico en Austria y que nuevamente la llevarían al centro del escenario de acontecimientos mundiales. En 1938 los disturbios nacionales y las contiendas políticas contribuyeron a que el canciller de Alemania, Adolfo Hitler, quien nació en Austria, agregara a su tierra natal al nuevo Reich, o imperio, alemán. Esto fue aprobado por un plebiscito nacional y la jerarquía católica local lo apoyó. En consecuencia, esto resultó inmediatamente en problemas para los testigos de Jehová de Austria.

Debido a su neutralidad, muchos testigos austriacos fueron puestos en campos de concentración. La publicación Die Geschichte des Konzentrationslagers Mauthausen (Historia del campo de concentración de Mauthausen), la cual tiene un preámbulo escrito por Franz Jonas, ex presidente de la República Federal de Austria, dice: “En el campo de concentración de Mauthausen había un grupo de personas que eran perseguidas por razones religiosas solamente: eran miembros de la secta de los ‘Estudiantes Sinceros de la Biblia’, o ‘Testigos de Jehová’ [...] El que ellos rehusaran jurar lealtad a Hitler y se negaran a rendir cualquier tipo de servicio militar —una consecuencia política de su creencia— fue la razón por la que fueron perseguidos”.

Aumentos recientes

El Reich de “1000 años” de Hitler duró tan solo unos cuantos años; y cuando cayó, el rebaño fiel de siervos leales de Dios volvió a tener libertad. Un hombre de ochenta y cuatro años de edad llamado Alois Moser, que durante varios años estuvo preso en campos de concentración, comentó lo siguiente en cuanto al día de su liberación en 1945: “Fue en un bosque cerca de Schwerin, Mecklenburgo, donde 230 Testigos de diez naciones nos reunimos. Expresamos nuestro más profundo agradecimiento en esta resolución: ‘Todos los testigos de Jehová enviamos nuestros más sinceros saludos al fiel pueblo que está en pacto con Jehová y a nuestros compañeros por todo el mundo [...] Después de haber visto vez tras vez la maravillosa evidencia de la protección y liberación de los miles de conflictos y aflicciones durante el tiempo que estuvimos en el pozo de los leones, resolvemos solemnemente tener tan solo un deseo: servir a Jehová y a su Rey Jesucristo con profundo agradecimiento y con un corazón dispuesto y gozoso, hasta tiempo indefinido’”.

Un año después 730 alabadores de Jehová informaron su actividad. Dos años después, había 1.551; y el aumento ha continuado sin cesar desde entonces. La predicación entre los miles de extranjeros que hay allí también ha producido buenos resultados. En Austria ahora hay diversos grupos de cristianos: húngaros, ingleses, polacos, rumanos, españoles, turcos y árabes, además de las 229 congregaciones de habla alemana y otras seis de habla serbio-croata. En la actualidad, la cantidad de testigos de Jehová asciende a más de 15.000, y hay muchas otras personas que se sienten atraídas por el poder de las buenas nuevas. Por eso, 27.502 se reunieron en 1985 para celebrar la conmemoración anual de la muerte de Jesucristo. Verdaderamente, ‘el pequeño mismo ha llegado a ser mil’. (Isaías 60:22.)

Muestra de unidad internacional

La ubicación geográfica de Austria ha hecho posible que en años recientes muchos Testigos hayan podido viajar desde Grecia, Yugoslavia, Polonia, Hungría y Turquía para disfrutar de asociación feliz. En 1981, fue conmovedor ver en la Asamblea de Distrito “Lealtad del Reino” a los Testigos austriacos ponerse de pie junto con sus hermanos de Yugoslavia, Polonia y Hungría para concluir gozosamente la asamblea con un cántico de alabanza a Jehová.

En 1982 los Testigos austriacos otra vez fueron anfitriones para sus hermanos de Hungría en una asamblea celebrada en Viena. Un ex atleta vienés dijo a los Testigos que se reunieron allí que él se había entrenado para eventos deportivos en aquel mismo estadio donde se estaba celebrando la asamblea, y que la última competición en la que participó fue contra un equipo húngaro. Después un Testigo de Hungría fue a la oficina de la asamblea y dijo que él también había sido atleta. Su última competición fue contra un equipo austriaco. Ahora estos dos cristianos no compiten uno contra el otro. Están corriendo juntos la carrera cristiana que conduce a la vida eterna. (Hebreos 12:1.)

El aumento del Reino continúa

Personas de diversos antecedentes, así como de diferentes puntos de vista políticos y religiosos, se han dado cuenta de que ninguna monarquía, ni dictadura ni democracia podrán resolver permanentemente los problemas de la humanidad. El comprender esto ha resultado en un incesante aumento en la cantidad de personas que reconocen que el Reino de Dios es una realidad y que de todo corazón se someten a este Reino como súbditos leales. Los testigos de Jehová de Austria continúan esforzándose celosamente por llevar las buenas nuevas del Reino a personas de toda clase. En esta tierra de emperadores los Testigos siguen dando prioridad a este gobierno, cuya beneficiosa gobernación se extenderá “de mar a mar y desde el Río hasta los cabos de la tierra”. (Salmo 72:8.)

[Mapa en la página 26]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

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