-
Un cabeza de familia ejemplarEjemplos de fe
-
-
este hombre fiel llevaba a su familia a las fiestas religiosas que se celebraban en Jerusalén. Por ejemplo, para asistir cada año a la Pascua debían recorrer unos 120 kilómetros (75 millas) de ida y otros tantos de vuelta. Eso significa que, entre el viaje y la fiesta, quizás pasaban unas dos semanas fuera de casa.
José solía llevar a su familia a adorar a Jehová en el templo de Jerusalén
-
-
Un cabeza de familia ejemplarEjemplos de fe
-
-
“Con la mente angustiada”
21. ¿Qué hacían José y su familia en la temporada de la Pascua, y cuándo se dieron cuenta José y María de que Jesús no estaba con ellos?
21 El relato bíblico narra un episodio que ocurrió cuando Jesús tenía 12 años. Como de costumbre, José lleva a su familia a Jerusalén para celebrar la Pascua. Grandes grupos familiares caminan en caravana, disfrutando del hermoso paisaje primaveral. Al atravesar los terrenos abruptos que ascienden hasta Jerusalén, muchos entonan los salmos conocidos como Canciones de las Subidas (Sal. 120-134). Es probable que cientos de miles de personas hayan acudido a la ciudad. Tras la fiesta, las familias emprenden el camino de vuelta a casa. José y María, con tantas cosas en la cabeza, dan por sentado que Jesús va en el grupo, quizás con algunos parientes. Pero cuando ya han viajado todo un día, se llevan un buen susto: ¡Jesús no aparece por ningún lado! (Luc. 2:41-44.)
22, 23. ¿Qué hicieron José y María cuando se dieron cuenta de que Jesús no estaba, y qué dijo María cuando al fin lo encontraron?
22 Con el corazón encogido, José y María dan media vuelta y regresan a Jerusalén. Recorren las calles, que ahora parecen desiertas, buscando a su hijo y gritando: “¡Jesús, Jesús!”. ¿Dónde estará? Pasan tres días, y no hay rastro de él. Es muy probable que José se pregunte si, al perder al muchacho, le ha fallado terriblemente a Jehová. Al final, van a buscar a Jesús al templo y entran en una sala donde están reunidos muchos maestros expertos en la Ley. Y allí está Jesús, sentado con ellos. ¡Qué alivio! (Luc. 2:45, 46.)
23 Jesús está escuchando e interrogando a los maestros, quienes quedan asombrados por su inteligencia y sus respuestas. María y José, por su parte, están atónitos. El relato bíblico no indica si José dice algo. Sin embargo, María expresa muy bien los sentimientos de ambos: “Hijo, ¿por qué nos trataste de este modo? Mira que tu padre y yo te hemos estado buscando con la mente angustiada” (Luc. 2:47, 48).
24. ¿Cómo pinta la Biblia una imagen realista de lo que implica ser padres?
24 Con unas pocas pinceladas, las Escrituras pintan una imagen realista de las preocupaciones que conlleva ser padres. Y eso que en este caso se trataba de un hijo perfecto. Los peligros del mundo de hoy también hacen que muchos padres vivan “con la mente angustiada”. ¡Cuánto los consuela saber que la Palabra de Dios reconoce los retos a los que se enfrentan!
25, 26. ¿Qué les contestó Jesús a sus padres, y cómo debió sentirse José al respecto?
25 No es de extrañar que Jesús se encuentre en el templo, el único lugar en el mundo donde se siente más cerca de su Padre celestial. Allí está feliz, absorbiendo como una esponja todo lo que le enseñan. Por eso les pregunta a sus padres sin la menor pizca de malicia o rebeldía: “¿Por qué tuvieron que andar buscándome? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?” (Luc. 2:49).
26 Seguro que José se quedó pensando en esas palabras de Jesús. ¿Se habrá sentido orgulloso al oírlas? Es posible que sí. A fin de cuentas, se había esmerado en enseñar a su hijo adoptivo a ver y amar a Jehová como a su Padre. Y aunque Jesús era solo un jovencito, sabía muy bien lo que significaba tener un padre tierno y cariñoso. Sin duda, José tuvo mucho que ver con que Jesús se sintiera así.
-