BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Un cabeza de familia ejemplar
    La Atalaya 2012 | 1 de abril
    • Él también lleva a su familia a las fiestas religiosas anuales que se celebraban en Jerusalén. Por ejemplo, para asistir a la Pascua deben recorrer más de 110 kilómetros (unas 70 millas) de ida y otros tantos de vuelta. Entre el viaje y la fiesta quizás pasan unas dos semanas fuera de casa.

  • Un cabeza de familia ejemplar
    La Atalaya 2012 | 1 de abril
    • “Con la mente angustiada”

      El relato bíblico narra un episodio que ocurrió cuando Jesús tenía 12 años. Como de costumbre, José lleva a su familia a Jerusalén para celebrar la Pascua. Grandes grupos familiares caminan en caravana, y como ya es primavera, el paisaje es hermoso. Al atravesar los abruptos terrenos que ascienden hasta Jerusalén, muchos entonan las famosas Canciones de las Subidas (Salmos 120 a 134). Es probable que cientos de miles de personas abarroten la ciudad. Tras la fiesta, las familias emprenden el camino de vuelta a casa. José y María, tal vez con mil y una cosas en la cabeza, dan por sentado que Jesús va en el grupo, quizás con algunos parientes. Pero cuando ya han viajado todo un día, se llevan un buen susto: Jesús no aparece por ningún lado (Lucas 2:41-44).

      Con el corazón encogido, dan media vuelta y regresan a Jerusalén. Recorren las calles, que ahora parecen desiertas, buscando a su hijo y gritando: “¡Jesús, Jesús!”. ¿Dónde estará? Ya han pasado tres días, y puede que José se pregunte si, al perder al muchacho, le ha fallado a Jehová. Finalmente, van a buscar a Jesús al templo y entran en una sala donde están reunidos muchos maestros expertos en la Ley. Jesús está allí sentado con ellos (Lucas 2:45, 46). ¡Qué alivio!

      Jesús está escuchando e interrogando a los maestros, quienes quedan asombrados por su entendimiento y sus respuestas. María y José, por su parte, están atónitos. El relato no indica si José dice algo. Sin embargo, María expresa muy bien los sentimientos de ambos: “Hijo, ¿por qué nos trataste de este modo? Mira que tu padre y yo te hemos estado buscando con la mente angustiada” (Lucas 2:47, 48).

      Con unas pocas pinceladas, las Escrituras pintan una imagen realista de las preocupaciones que conlleva la paternidad. Y eso que en este caso se trataba de un hijo perfecto. Aunque este mundo peligroso provoca que muchos padres vivan “con la mente angustiada”, la Biblia los consuela reconociendo los retos que afrontan.

      Felizmente, Jesús se encuentra en el templo, donde más cerca se siente de su Padre celestial. Está absorto asimilando todo lo que le enseñan. Por eso pregunta a sus padres sin malicia: “¿Por qué tuvieron que andar buscándome? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?” (Lucas 2:49).

      Seguro que José le da muchas vueltas a esas palabras de Jesús. Hasta puede que se sienta orgulloso, pues se ha esmerado en enseñar a su hijo adoptivo a amar a Jehová. Y aunque Jesús es solo un jovencito, la palabra padre ya le inspira afecto. Sin duda, José tiene mucho que ver con que Jesús se sienta así.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir