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El cristianismo se extiende entre los judíos del siglo primeroLa Atalaya 2005 | 15 de octubre
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La congregación de Jerusalén y los judíos de la diáspora
Santiago, quien también asistió a la reunión en la que se habló de los territorios donde se debía predicar, fue un superintendente de la congregación de Jerusalén (Hechos 12:12, 17; 15:13; Gálatas 1:18, 19). Asimismo, fue testigo ocular de lo que sucedió en el Pentecostés del año 33, cuando miles de judíos de la diáspora que estaban en Jerusalén respondieron a las buenas nuevas y se bautizaron (Hechos 1:14; 2:1, 41).
En ese tiempo, y también después, decenas de miles de judíos asistían a las fiestas anuales. La ciudad quedaba atestada, y los visitantes tenían que alojarse en los pueblos vecinos o acampar en tiendas. Además de reunirse con sus amigos, la Encyclopaedia Judaica explica que los peregrinos entraban en el templo para adorar a Dios, ofrecer sacrificios y estudiar la Torá.
No hay duda de que Santiago y los demás miembros de la congregación de Jerusalén aprovecharon esas oportunidades para dar testimonio a los judíos que venían de tierras lejanas. Quizás los apóstoles lo hicieron con mucha discreción durante el período en que “se levantó gran persecución contra la congregación que estaba en Jerusalén” a raíz de la muerte de Esteban (Hechos 8:1). El relato indica que antes y después de ese suceso los cristianos predicaron con mucho celo, lo cual produjo aumento continuo (Hechos 5:42; 8:4; 9:31).
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El cristianismo se extiende entre los judíos del siglo primeroLa Atalaya 2005 | 15 de octubre
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Otro vínculo lo constituían las decenas de miles de peregrinos que viajaban a Jerusalén todos los años con motivo de las fiestas, como lo deja ver el relato de Hechos 2:9-11 sobre el Pentecostés del año 33. Los peregrinos judíos que acudieron en aquella ocasión provenían de Partia, Media, Elam, Mesopotamia, Capadocia, Ponto, la provincia romana de Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, Libia, Roma, Creta y Arabia.
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