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  • Libro bíblico número 25: Lamentaciones
    “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
    • 1. ¿Por qué es apropiado el título del libro de Lamentaciones?

      CIERTAMENTE el título de este libro de las Escrituras inspiradas es apropiado. El libro es una lamentación que refleja profundo dolor por aquella calamidad en la historia del pueblo escogido de Dios: la destrucción de Jerusalén en 607 a.E.C. por Nabucodonosor, rey de Babilonia.

  • Libro bíblico número 25: Lamentaciones
    “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
    • Lamentaciones expresa desconsuelo abrumador por el sitio, la toma y la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor, y es insuperable en la literatura por su viveza y sentido trágico. El escritor expresa profundo dolor por la desolación, miseria y confusión que observa. Hambre, espada y otros horrores han traído sufrimiento espantoso a la ciudad... todo como pena directa de Dios, a causa de los pecados del pueblo, los profetas y los sacerdotes. Con todo, la esperanza y la fe en Jehová permanecen, y a él van las oraciones por restauración.

      CONTENIDO DE LAMENTACIONES

      8. ¿Qué desolación se describe en el primer poema, pero cómo se expresa Jerusalén personificada?

      8 “¡Oh, cómo ha llegado a sentarse solitaria, la ciudad que abundaba en gente!” Así empieza su lamento el primer poema. La hija de Sión era una princesa, pero sus amantes la abandonaron y su pueblo se ha ido al destierro. Sus puertas están desoladas. Jehová la ha castigado por la abundancia de sus transgresiones. Ella ha perdido su esplendor. Sus adversarios se han reído de su desplome. Ha bajado de manera asombrosa y no tiene consolador, y su pueblo remanente está hambriento. Ella (Jerusalén personificada) pregunta: “¿Existe algún dolor como mi dolor?”. Extiende las manos y dice: “Jehová es justo, porque es contra su boca contra lo que me he rebelado” (1:1, 12, 18). Pide a Jehová que traiga calamidad sobre sus enemigos alborozados, tal como ha hecho con ella.

      9. a) ¿De quién le ha venido calamidad a Jerusalén? b) ¿Qué dice Jeremías del escarnio que se acumula sobre ella y de las circunstancias terribles de la ciudad?

      9 “¡Oh, cómo oscurece Jehová en su cólera a la hija de Sión!” (2:1). El segundo poema muestra que es Jehová mismo quien ha arrojado a tierra la hermosura de Israel. Él ha hecho que se olviden fiesta y sábado, y ha desechado su altar y santuario. ¡Oh, las cosas patéticas que se ven en Jerusalén! Jeremías exclama: “Se me han acabado los ojos en puras lágrimas. Mis intestinos se hallan en agitación. Mi hígado ha sido derramado a la misma tierra, a causa del estallido de la hija de mi pueblo” (2:11). ¿A qué asemejará Jehová a la hija de Jerusalén? ¿Cómo consolará a la hija de Sión? Sus propios profetas resultaron inútiles e insatisfactorios. Ahora los que pasan por el lugar escarnecen y se ríen de ella: “¿Es esta la ciudad de la cual solían decir: ‘Es la perfección de belleza, un alborozo para toda la tierra’?” (2:15). Sus enemigos han abierto la boca y silbado y hecho crujir sus dientes, diciendo: ‘Este es el día que hemos aguardado para tragárnosla’. Sus niños se desmayan de hambre y las mujeres se comen su propia prole. Los cadáveres cubren las calles. “En el día de la ira de Jehová no resultó haber escapado ni sobreviviente” (2:16, 22).

      10. Como base de esperanza, ¿qué cualidades de Dios menciona Jeremías?

      10 El tercer poema, de 66 versículos, recalca que Sión espera en la misericordia de Dios. Con muchas metáforas el profeta muestra que es Jehová quien ha traído el cautiverio y la desolación. En la amargura de la situación, el escritor pide a Dios que recuerde su aflicción, y expresa fe en la bondad amorosa y las misericordias de Jehová. Tres versículos sucesivos comienzan con “Bueno”, y muestran lo apropiado de esperar que de Jehová venga la salvación (3:25-27). Jehová ha causado desconsuelo, pero también mostrará misericordia. Pero por ahora, a pesar de que se confiesa la rebelión, Jehová no ha perdonado; ha obstruido las oraciones de su pueblo y los ha hecho “simple basura y desecho” (3:45). Con lágrimas amargas el profeta recuerda que sus enemigos le dieron caza como a un pájaro. No obstante, Jehová se le acercó en el hoyo y le dijo: “No tengas miedo”. Él pide a Jehová que responda al vituperio del enemigo: “Seguirás tras ellos con cólera y los aniquilarás de debajo de los cielos de Jehová” (3:57, 66).

      11. ¿De qué maneras se ha derramado sobre Sión la cólera ardiente de Jehová, y por qué?

      11 “¡Oh, cómo disminuye en resplandor el oro que brilla, el buen oro!” (4:1). El cuarto poema lamenta la gloria desvanecida del templo de Jehová, cuyas piedras están derramadas por las calles. Los preciosos hijos de Sión han llegado a ser de poco valor, como jarros de barro. No hay agua ni pan, y los que se criaron en el lujo “han tenido que abrazar montones de ceniza” (4:5). El castigo hasta sobrepasa al del pecado de Sodoma. Los nazareos, en un tiempo ‘más puros que la nieve y más blancos que la leche’, se han hecho ‘más oscuros que la negrura misma’, y todos están resecos (4:7, 8). ¡Mejor hubiera sido haber muerto por la espada que morir por el hambre, en un tiempo en que las mujeres han hervido a sus propios hijos! Jehová ha derramado su cólera ardiente. Lo increíble ha ocurrido... ¡el adversario ha entrado por las puertas de Jerusalén! ¿Y por qué? “A causa de los pecados de sus profetas, los errores de sus sacerdotes”, que derramaron sangre justa (4:13). El rostro de Jehová no está hacia ellos. Sin embargo, el error de la hija de Sión ha quedado terminado, y ella no volverá a ser llevada al destierro. ¡Ahora llega tu turno, oh hija de Edom, para que bebas la copa amarga de Jehová!

      12. ¿Qué solicitud humilde se hace en el quinto poema?

      12 El quinto poema abre con una solicitud a Jehová de que recuerde a su pueblo huérfano. Se representa a los habitantes de Jerusalén hablando. Son sus antepasados quienes han pecado, y es el error de ellos lo que el pueblo tiene que cargar ahora. Los gobiernan simples siervos, y los torturan los dolores del hambre. Ha cesado el alborozo de su corazón, y su danza ha sido cambiada en duelo. Tienen el corazón enfermo. Con humildad reconocen a Jehová: “En cuanto a ti, oh Jehová, hasta tiempo indefinido te sentarás. Tu trono es para generación tras generación”. Claman: “Tráenos de vuelta, oh Jehová, a ti mismo, y prontamente volveremos. Trae días nuevos para nosotros como en la antigüedad. Sin embargo, tú verdaderamente nos has rechazado. Te has indignado con nosotros en sumo grado” (5:19-22).

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