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Buscando errores, encontré la verdadLa Atalaya 2008 | 1 de diciembre
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Buscando errores, encontré la verdad
RELATADO POR RUDOLPH STUART MARSHALL
“No hablamos con los testigos de Jehová —me dijo el sacerdote jesuita—. Ellos usan la Biblia.” Su respuesta me sorprendió, pues yo acababa de pedirle que le demostrara a mi esposa que las enseñanzas de los testigos de Jehová eran erróneas.
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Buscando errores, encontré la verdadLa Atalaya 2008 | 1 de diciembre
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Busqué la ayuda de alguien que supiera de la Biblia más que yo, un experto que fácilmente pudiera demostrarle a mi esposa que los testigos de Jehová malinterpretaban la Biblia. Si se lograba probar que una sola de sus doctrinas era incorrecta, todas las demás podrían cuestionarse. Eso bastaría para sembrar la duda en la mente matemática de mi esposa. Por esta razón, fui a ver al sacerdote jesuita de la iglesia a la que Patricia y yo asistíamos en el pasado. Nuestra reunión concluyó con la conversación mencionada al principio de este artículo. Cuando el sacerdote rehusó hablar con mi esposa, comprendí que, aunque me tomara tiempo, era yo el que debía buscar los errores para convencerla.
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