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Qué hay que hacer para conseguir vida eternaLa Atalaya (estudio) 2024 | diciembre
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11. ¿Cómo sabemos que la bendición de la que habló Jesús en Galilea no era para un grupo limitado de personas?
11 Cuando Jesús estaba en Galilea en el año 32, se estaba dirigiendo principalmente a judíos que querían que les diera pan. Pero él les habló de algo mucho más beneficioso que los alimentos literales: algo que les permitiría tener vida eterna. Además, indicó que los que murieran podrían resucitar en el último día y vivir para siempre. Él no estaba hablando de una bendición para unos pocos escogidos, para un grupo limitado, como en el caso de la Cena del Señor. Más bien, en Galilea se centró en una bendición que estaría al alcance de todas las personas. De hecho, dijo: “Si alguien come de este pan, vivirá para siempre. [...] El pan que yo voy a entregar para que el mundo viva es mi carne” (Juan 6:51).c
12. ¿Qué hace falta para recibir la vida eterna de la que habló Jesús en Galilea?
12 En Galilea, Jesús no les dijo a los judíos que todas las personas —tanto las que habían vivido en el pasado como las que nacieran después— recibirían automáticamente esta bendición. Solo la recibirán los que coman del pan, es decir, los que demuestren fe. Muchos que afirman ser cristianos piensan que para salvarse basta con que “crean” en Jesús y lo vean como su Salvador personal (Juan 6:29, Nueva Versión Internacional). Pero lo cierto es que algunos de la multitud al principio creían en Jesús y luego lo abandonaron. ¿Por qué pasó esto?
13. ¿Qué hacía falta para ser un verdadero discípulo de Jesús?
13 La mayoría de las personas de la multitud a la que Jesús alimentó estaban dispuestas a seguirlo siempre y cuando les diera lo que querían. Lo que les interesaba eran las curaciones milagrosas, la comida gratis y las enseñanzas que concordaran con lo que querían oír. Pero Jesús les mostró que para ser sus verdaderos discípulos hacía falta algo más. Él no había venido a la Tierra sencillamente para satisfacer las necesidades físicas de la gente. Ellos tenían que “acudir” a Jesús, es decir, aceptar y obedecer todo lo que él enseñaba (Juan 5:40; 6:44).
14. ¿Qué tenemos que hacer para beneficiarnos de la carne y la sangre de Jesús?
14 Jesús destacó que ellos tenían que demostrar fe. Pero fe... ¿en qué? En que la carne y la sangre que él iba a sacrificar les permitirían tener vida eterna. Esa fe era imprescindible para aquellos judíos, y también lo es hoy (Juan 6:40). Así es, para que nos beneficiemos de la sangre y la carne de Jesús mencionadas en Juan 6:53, tenemos que demostrar fe en el rescate. Y esta oportunidad está al alcance de un inmenso número de personas (Efes. 1:7).
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Qué hay que hacer para conseguir vida eternaLa Atalaya (estudio) 2024 | diciembre
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2. ¿Qué dice el capítulo 6 de Juan sobre la vida eterna? (Juan 6:39, 40).
2 Un día, Jesús alimentó milagrosamente con panes y pescados a miles de personas.a Lo que hizo fue asombroso, pero lo que dijo al día siguiente lo fue mucho más. Esa multitud lo había seguido hasta Capernaúm, a orillas del mar de Galilea, y allí él les dijo que los seres humanos podrían resucitar y disfrutar de vida eterna (lea Juan 6:39, 40). Piense en los familiares y amigos que usted ha perdido. Lo que Jesús dijo nos enseña que muchas personas que han muerto resucitarán y que usted y sus seres queridos podrán disfrutar de vida eterna. Pero, en el capítulo 6 de Juan, Jesús dijo otras palabras que para muchos han resultado difíciles de entender. Examinémoslas con más detalle.
3. Según Juan 6:51, ¿qué enseñó Jesús sobre sí mismo?
3 La multitud de Capernaúm vio una relación entre los panes que Jesús les había dado hacía poco y el maná que Jehová les había proporcionado a sus antepasados. La propia Biblia llama al maná “pan del cielo” (Sal. 105:40; Juan 6:31). Jesús aprovechó el tema del maná para enseñarles algo más. Aunque el maná era un regalo milagroso de Dios, los que lo comieron no se libraron de la muerte (Juan 6:49). Sin embargo, Jesús se llamó a sí mismo “el verdadero pan del cielo”, “el pan de Dios” y “el pan de la vida” (Juan 6:32, 33, 35). Y, más adelante, indicó una diferencia fundamental entre el maná y él mismo. Dijo: “Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguien come de este pan, vivirá para siempre” (lea Juan 6:51). Estas palabras dejaron muy confundidos a aquellos judíos. ¿Cómo podía afirmar Jesús que había bajado del cielo y que era un “pan” superior al maná que Dios les había dado milagrosamente a sus antepasados? Jesús les dio una pista interesante cuando dijo: “El pan que yo voy a entregar [...] es mi carne”. ¿A qué podría estar refiriéndose? Nos interesa conocer la respuesta, porque así sabremos qué hace posible que nosotros y nuestros seres queridos podamos vivir para siempre. Veamos de qué hablaba Jesús.
“EL PAN VIVO” Y SU CARNE
4. ¿Por qué se escandalizaron algunos al oír lo que dijo Jesús?
4 Algunos de los que oyeron a Jesús se escandalizaron al oírle decir que entregaría su carne para que el mundo viviera. A lo mejor pensaron que tendrían que comer la carne literal de Jesús, lo que los convertiría en caníbales (Juan 6:52). Pero Jesús luego añadió un detalle aún más impactante: “Si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes mismos” (Juan 6:53).
5. ¿Por qué sabemos que Jesús no le estaba pidiendo a la gente que bebiera su sangre literal?
5 Ya en los días de Noé, Dios les había prohibido a los seres humanos consumir sangre (Gén. 9:3, 4). Y más tarde repitió esta prohibición en la Ley que le dio a Israel. Todo el que comiera sangre tenía que “ser eliminado” (Lev. 7:27). Jesús respaldó la Ley de Moisés (Mat. 5:17-19). Por eso es impensable que le pidiera a una multitud de judíos que literalmente comiera su carne o bebiera su sangre. En realidad, con estas palabras tan llamativas, Jesús estaba enseñándole a la gente cómo conseguir la vida, la “vida eterna” (Juan 6:54).
6. ¿Qué más nos ayuda a entender que Jesús hablaba en sentido figurado cuando dijo que había que comer su carne y beber su sangre?
6 Está claro que Jesús estaba hablando en sentido figurado. No era la primera vez que lo hacía, pues recordemos lo que le dijo a la samaritana: “El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed. Más bien, el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial que brotará para dar vida eterna” (Juan 4:7, 14).b Jesús no estaba dando a entender que la samaritana recibiría vida eterna con solo beber agua de un pozo en particular. Igualmente, tampoco estaba diciendo que la multitud a la que le habló en Capernaúm viviría para siempre si literalmente comía la carne de él y bebía su sangre.
DIFERENCIAS ENTRE DOS OCASIONES
7. ¿Qué afirman algunos sobre lo que Jesús dijo en Juan 6:53?
7 Algunas personas religiosas afirman que lo que Jesús dijo en Juan 6:53 sobre comer su carne y beber su sangre sentó la base para la Cena del Señor. Se basan en que en esta ocasión posterior él utilizó palabras parecidas (Mat. 26:26-28). Ellos afirman que todos los que asisten a la Cena del Señor deben comer el pan y beber el vino que se pasan entre los presentes. ¿Es correcto lo que dicen? Es importante saber la respuesta porque todos los años millones de personas por todo el mundo se reúnen con nosotros para celebrar este acontecimiento. Veremos varias diferencias entre las palabras de Juan 6:53 y lo que Jesús dijo durante la Cena del Señor.
8. ¿Cuáles son algunas diferencias entre estas dos ocasiones? (Vea también las imágenes).
8 Examinemos dos diferencias entre estas dos ocasiones. Primero, ¿cuándo y dónde pronunció Jesús las palabras de Juan 6:53-56? Fue delante de una multitud de judíos en Galilea en el año 32 de nuestra era. Esto fue un año antes de establecer la Cena del Señor en Jerusalén. Segundo, ¿a quién le dirigió sus palabras? En Galilea, la mayoría de los oyentes de Jesús estaban más interesados en sus necesidades físicas que en sus necesidades espirituales (Juan 6:26). De hecho, cuando Jesús dijo algo que les pareció difícil de entender, enseguida perdieron la fe en él. Hasta algunos de sus discípulos dejaron de seguirlo (Juan 6:14, 36, 42, 60, 64, 66).
El capítulo 6 de Juan menciona lo que Jesús le dijo a una multitud de judíos en Galilea (izquierda). Un año después le habló a su pequeño grupo de apóstoles fieles en Jerusalén (derecha). (Vea el párrafo 8).
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