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“Todavía no había llegado su hora”La Atalaya 2000 | 15 de septiembre
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“Todavía no había llegado su hora”
“Nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.” (JUAN 7:30.)
1. ¿Qué dos factores rigieron la vida de Jesús?
“EL HIJO del hombre no vino para que se le ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos”, explicó Jesucristo a sus apóstoles (Mateo 20:28). Al gobernador romano Poncio Pilato le dijo: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad” (Juan 18:37). Jesús sabía exactamente por qué iba a morir y qué obra tenía que efectuar antes de su muerte. También sabía el tiempo del que disponía para llevar a cabo su misión. Su ministerio en la Tierra como Mesías solo duraría tres años y medio; empezó cuando se bautizó en agua en el río Jordán (en 29 E.C.) al comienzo de la predicha septuagésima semana simbólica y terminó cuando murió en un madero de tormento a la mitad de aquella semana (en 33 E.C.) (Daniel 9:24-27; Mateo 3:16, 17; 20:17-19). Por lo tanto, hubo esencialmente dos factores que rigieron toda la vida de Jesús en la Tierra: el propósito de su venida y un claro sentido del tiempo.
2. ¿Cómo presentan los Evangelios a Jesús, y cómo demostró él que tenía conciencia de su misión?
2 Los Evangelios presentan a Jesús como un hombre de acción que viajó a lo largo y ancho de la tierra de Palestina declarando las buenas nuevas del Reino de Dios y ejecutando muchas obras poderosas. Durante la primera parte del dinámico ministerio de Jesús, se dice de él: “Todavía no había llegado su hora”. Jesús mismo declaró: “Mi debido tiempo todavía no ha llegado cabalmente”. Ahora bien, al acercarse el fin de su ministerio, dijo: “Ha llegado la hora” (Juan 7:8, 30; 12:23). La conciencia que Jesús tenía de la hora, es decir, del tiempo de su obra asignada, incluida su muerte propiciatoria, debió afectar lo que dijo e hizo. Si entendemos este hecho, comprenderemos mejor su personalidad y su modo de pensar, y podremos seguir “sus pasos” con más cuidado y atención (1 Pedro 2:21).
Resuelto a hacer la voluntad de Dios
3, 4. a) ¿Qué sucede en un banquete de bodas en Caná? b) ¿Por qué objeta el Hijo de Dios cuando María le sugiere que haga algo al terminarse el vino, y qué aprendemos de ello?
3 Estamos en el año 29 E.C. Hace pocos días que Jesús ha escogido personalmente a sus primeros discípulos. Juntos se han dirigido al pueblo de Caná, situado en el distrito de Galilea, para asistir a un banquete de bodas. La madre de Jesús, María, también se encuentra allí. El vino se termina. María cree que su hijo debe hacer algo y le dice: “No tienen vino”. Pero Jesús le contesta: “¿Qué tengo que ver contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora” (Juan 1:35-51; 2:1-4).
4 La respuesta de Jesús: “¿Qué tengo que ver contigo, mujer?” es una forma antigua de pregunta que indica objeción a lo que se recomienda o propone. ¿Por qué objeta Jesús a las palabras de María? Pues bien, ya tiene 30 años de edad. Unas cuantas semanas antes ha sido bautizado, ungido con espíritu santo y presentado por Juan el Bautista como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29-34; Lucas 3:21-23). Ahora únicamente debe dirigirlo la Autoridad Suprema que lo ha enviado (1 Corintios 11:3). No puede permitirse que nadie, ni siquiera un familiar cercano, interfiera en la obra que él tiene que efectuar en la Tierra. La respuesta de Jesús a María expresa con claridad su determinación de hacer la voluntad de su Padre. Que nosotros también estemos igualmente resueltos a cumplir con ‘todo nuestro deber’ para con Dios (Eclesiastés 12:13).
5. ¿Qué milagro ejecuta Jesucristo en Caná, y qué efecto tiene en los presentes?
5 María entiende la razón de las palabras de su hijo, de modo que inmediatamente se hace a un lado y ordena a los sirvientes: “Todo cuanto les diga, háganlo”. Y Jesús enseguida solventa el problema. Dice a los sirvientes que llenen de agua las tinajas, y convierte el agua en vino de gran calidad. Este suceso es el primero que demuestra su poder de obrar milagros y constituye una señal de que el espíritu de Dios está sobre él. Cuando los nuevos discípulos contemplan este milagro, su fe se fortalece (Juan 2:5-11).
Su celo por la casa de Jehová
6. ¿Por qué indigna a Jesús lo que ve en el templo de Jerusalén, y qué hace?
6 Pronto llega la primavera del año 30 E.C., y Jesús y sus acompañantes viajan a Jerusalén para observar la Pascua. Allí los discípulos ven a su Caudillo actuar como quizá nunca lo habían visto antes. Los codiciosos mercaderes judíos están vendiendo animales y aves para el sacrificio en el mismo interior del templo. Y cobran precios muy altos a los fieles adoradores judíos. Indignado, Jesús pasa a la acción. Confecciona un látigo de cuerdas y expulsa a los vendedores. Vuelca las mesas y desparrama las monedas de los cambistas. “¡Quiten estas cosas de aquí!”, manda a los que venden las palomas. Cuando los discípulos de Jesús le ven actuar con tal fervor, recuerdan la profecía sobre el Hijo de Dios: “El celo por tu casa me consumirá” (Juan 2:13-17; Salmo 69:9). Nosotros también debemos evitar por todos los medios que las tendencias mundanas contaminen nuestra adoración.
7. a) ¿Qué impulsa a Nicodemo a visitar al Mesías? b) ¿Qué aprendemos del testimonio que Jesús da a la samaritana?
7 Jesús ejecuta notables señales mientras está en Jerusalén, y muchas personas ponen fe en él. Hasta Nicodemo, miembro del Sanedrín, el tribunal supremo judío, queda impresionado y acude a él de noche para aprender más. Luego Jesús y sus discípulos permanecen en el “país de Judea” unos ocho meses, predicando y haciendo discípulos. Sin embargo, cuando se encarcela a Juan el Bautista, salen de Judea y se dirigen a Galilea. Al cruzar el distrito de Samaria, Jesús aprovecha la oportunidad para dar un buen testimonio a una mujer samaritana, lo que abre el camino para que muchos samaritanos se hagan creyentes. Aprovechemos nosotros también las oportunidades de hablar acerca del Reino (Juan 2:23; 3:1-22; 4:1-42; Marcos 1:14).
Extensa gira de enseñanza por Galilea
8. ¿Qué obra comienza Jesús en Galilea?
8 Jesús está muy ocupado en el servicio de su Padre celestial antes de que llegue la “hora” de su muerte. En Galilea comienza un ministerio aún mayor que el realizado en Judea y Jerusalén. Recorre “toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y predicando las buenas nuevas del reino y curando toda suerte de dolencia y toda suerte de mal entre el pueblo” (Mateo 4:23). Por todo el distrito resuena su exhortación: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Al cabo de unos meses dice a dos discípulos de Juan el Bautista que acuden a él con una pregunta de su maestro: “Vayan, informen a Juan lo que vieron y oyeron: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son levantados, a los pobres se anuncian las buenas nuevas. Y feliz es el que no haya tropezado a causa de mí” (Lucas 7:22, 23).
9. ¿Por qué acuden las muchedumbres a Jesucristo, y qué lección aprendemos de ello?
9 ‘La fama de Jesús se extiende por toda la comarca’, y grandes muchedumbres acuden a él de Galilea, la Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del río Jordán (Lucas 4:14, 15; Mateo 4:24, 25). No salen a su encuentro únicamente debido a sus curaciones milagrosas, sino también por su maravillosa enseñanza. Su mensaje es atractivo y animador (Mateo 5:1–7:27). Sus palabras están llenas de gracia y son agradables (Lucas 4:22). Las muchedumbres quedan “atónitas por su modo de enseñar”, pues habla con autoridad y se basa en las Escrituras (Mateo 7:28, 29; Lucas 4:32). ¿A quién no le atraería un hombre como ese? Cultivemos nosotros también el arte de enseñar para que la verdad atraiga a las personas sinceras.
10. ¿Por qué quieren matar a Jesús los habitantes de Nazaret, y por qué no lo consiguen?
10 Sin embargo, no todos los que oyen a Jesús son receptivos. Al principio de su ministerio, hay quienes incluso intentan matarlo mientras enseña en la sinagoga de su ciudad, Nazaret. Aunque los lugareños se maravillan de sus “palabras llenas de gracia”, quieren ver milagros. Sin embargo, Jesús no ejecuta muchas obras poderosas allí, sino que, por el contrario, pone al descubierto su egoísmo y falta de fe. Los que están presentes en la sinagoga se levantan airados, lo sacan de allí apresuradamente y lo llevan hasta la cumbre de una montaña para despeñarlo. Pero él se escapa de ellos y sigue su camino. Aún no ha llegado la “hora” de su muerte (Lucas 4:16-30).
11. a) ¿Por qué acuden a escuchar a Jesús algunos guías religiosos? b) ¿Por qué se acusa a Jesús de violar el sábado?
11 Los guías religiosos —escribas, fariseos, saduceos y otros— suelen estar presentes cuando Jesús predica. Muchos de ellos no acuden para escucharle y aprender, sino para criticarlo y encontrar la manera de entramparlo (Mateo 12:38; 16:1; Lucas 5:17; 6:1, 2). Por ejemplo, cuando Jesús visita Jerusalén en la Pascua del año 31 E.C., cura a un hombre que lleva treinta y ocho años enfermo. Los líderes religiosos judíos lo acusan de violar el sábado. Él responde: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando”. Entonces los judíos lo acusan de blasfemia por afirmar que es Hijo de Dios y llamar a Dios su propio Padre. Intentan matarlo, pero él se marcha con sus discípulos de Jerusalén a Galilea. En nuestro caso, también es prudente que evitemos confrontaciones innecesarias con los opositores cuando predicamos el Reino y hacemos discípulos (Juan 5:1-18; 6:1).
12. ¿Qué alcance tiene la predicación de Jesús en el territorio de Galilea?
12 Durante el próximo año y medio más o menos, Jesús limita su ministerio principalmente a Galilea y visita Jerusalén solo para asistir a las tres fiestas anuales de los judíos. En total ha efectuado tres giras de predicación por Galilea: la primera con cuatro nuevos discípulos, la segunda con los doce apóstoles y otra mayor en la que también envía a los apóstoles ya preparados para entonces. ¡Qué gran testimonio de la verdad se da en Galilea! (Mateo 4:18-25; Lucas 8:1-3; 9:1-6).
Da testimonio con valor en Judea y en Perea
13, 14. a) ¿En qué ocasión intentan los judíos apoderarse de Jesús? b) ¿Por qué no pueden los oficiales arrestar a Jesús?
13 Estamos en el otoño del año 32 E.C., y la “hora” de Jesús aún es futura. Se acerca la fiesta de los Tabernáculos. Los medio hermanos de Jesús le dicen ahora: “Sal de aquí y ve a Judea”. Quieren que muestre sus poderes milagrosos a todos los reunidos en la fiesta de Jerusalén. Sin embargo, Jesús es consciente del peligro. De modo que responde a sus hermanos: “Yo no subo todavía a esta fiesta, porque mi debido tiempo todavía no ha llegado cabalmente” (Juan 7:1-8).
14 Se queda en Galilea durante un tiempo y luego sube a Jerusalén, “no abiertamente, sino como en secreto”. Los judíos lo buscan en la fiesta, y se dicen: “¿Dónde está ese?”. A la mitad de la fiesta Jesús entra en el templo y empieza a enseñar con valor. Aquellos intentan aprehenderlo, quizá para encarcelarlo o matarlo. Sin embargo, no lo logran porque ‘su hora aún no ha llegado’. Muchos ponen entonces fe en Jesús. Incluso los oficiales que los fariseos han enviado para apoderarse de él regresan con las manos vacías y dicen: “Jamás ha hablado otro hombre así” (Juan 7:9-14, 30-46).
15. ¿Por qué intentan los judíos apedrear a Jesús, y qué campaña de predicación emprende él luego?
15 Los enfrentamientos entre Jesús y sus opositores judíos siguen cuando habla de su Padre en el templo durante la fiesta. El último día de la celebración los judíos intentan apedrearlo, airados por las palabras de Jesús sobre su existencia prehumana. Pero él se esconde y escapa ileso (Juan 8:12-59). Se queda en Judea, fuera de Jerusalén, donde emprende una intensa campaña de predicación. Selecciona a 70 discípulos, los instruye y los envía de dos en dos para predicar en aquel territorio. Estos se dirigen primero a todos los lugares y ciudades que Jesús planea visitar con sus apóstoles (Lucas 10:1-24).
16. ¿De qué peligro escapa Jesús en la fiesta de la Dedicación, y en qué obra se ocupa de nuevo?
16 En el invierno del año 32 E.C., la “hora” de Jesús ya está más cerca. Este viaja a Jerusalén para la fiesta de la Dedicación. Los judíos aún lo buscan para matarlo. Mientras anda por la columnata del templo, lo rodean. De nuevo lo acusan de blasfemia y procuran apedrearlo. Pero como en ocasiones anteriores, Jesús se escapa. Pronto se le ve de nuevo enseñando, esta vez de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo en el distrito de Perea, al otro lado del Jordán. Y muchas personas ponen fe en él. Posteriormente recibe un informe sobre su querido amigo Lázaro y regresa a Judea (Lucas 13:33; Juan 10:20-42).
17. a) ¿Qué mensaje urgente recibe Jesús mientras predica en Perea? b) ¿Qué indica que Jesús conoce el propósito de lo que va a hacer y cuándo debe hacerlo?
17 El mensaje urgente procede de Marta y María, hermanas de Lázaro, que viven en Betania de Judea. “Señor, ¡mira!, está enfermo aquel a quien le tienes cariño”, explica el mensajero. “Esta enfermedad no tiene la muerte como su objeto —contesta Jesús—, sino que es para la gloria de Dios, a fin de que el Hijo de Dios sea glorificado mediante ella.” A fin de cumplir con ese propósito, Jesús retrasa deliberadamente dos días su partida. Luego dice a sus discípulos: “Vamos otra vez a Judea”. Estos le responden con incredulidad: “Rabí, hace poco procuraban apedrearte los de Judea, ¿y vas allá otra vez?”. Pero Jesús es consciente de que quedan pocas “horas de luz del día”, es decir, que se termina el tiempo que Dios ha dispuesto para su ministerio terrestre. Sabe exactamente lo que tiene que hacer y por qué (Juan 11:1-10).
Un milagro que nadie podía ignorar
18. ¿Con qué situación se encuentra Jesús en Betania, y qué sucede después?
18 En Betania, Marta es la primera que sale a recibir a Jesús, y le dice: “Señor, si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto”. Luego llegan María y las personas que habían acudido a su hogar. Todos lloran. “¿Dónde lo han puesto?”, pregunta Jesús. Ellos responden: “Señor, ven y ve”. Cuando llegan a la tumba conmemorativa, una cueva que tenía una piedra recostada contra la entrada, Jesús dice: “Quiten la piedra”. Sin entender lo que quiere hacer, Marta replica: “Señor, ya debe oler mal, porque hace cuatro días”. Pero Jesús le pregunta: “¿No te dije que si creías habrías de ver la gloria de Dios?” (Juan 11:17-40).
19. ¿Por qué ora en público Jesús antes de resucitar a Lázaro?
19 Cuando se quita la piedra que cubre la entrada de la tumba de Lázaro, Jesús ora en voz alta para que la gente sepa que lo que va a realizar es factible gracias al poder de Dios. Luego clama con voz fuerte: “¡Lázaro, sal!”. Este sale con los pies y las manos aún atados con las envolturas del entierro y su semblante cubierto por un paño. “Desátenlo y déjenlo ir”, dice Jesús (Juan 11:41-44).
20. ¿De qué modo reaccionan los que ven cómo Jesús resucita a Lázaro?
20 Al ver este milagro, muchos de los judíos que habían acudido a consolar a Marta y María ponen fe en Jesús. Otros van a informar a los fariseos de lo que ha ocurrido. ¿Cómo reaccionan estos? Junto con los sacerdotes principales, convocan inmediatamente una reunión de emergencia del Sanedrín. Atemorizados, dicen lamentándose: “¿Qué hemos de hacer, porque este hombre ejecuta muchas señales? Si lo dejamos así, todos pondrán fe en él, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar así como nuestra nación”. Pero el sumo sacerdote Caifás responde: “No raciocinan que les es de provecho a ustedes que un solo hombre muera en el interés del pueblo, y no que la nación entera sea destruida”. Por lo tanto, desde aquel día se confabulan para matar a Jesús (Juan 11:45-53).
21. ¿Qué preludia el milagro de la resurrección de Lázaro?
21 De modo que al retrasar su llegada a Betania, a Jesús le es posible ejecutar un milagro que nadie puede ignorar. Mediante el poder de Dios resucita a un hombre que ha estado muerto durante cuatro días. Incluso el prestigioso Sanedrín se ve obligado a reconocer lo que ha sucedido y sentenciar a muerte al Obrador de Milagros. El milagro, por tanto, preludia un importante momento en el ministerio de Jesús: termina el período en que “su hora todavía no había llegado” y empieza el tiempo en que “la hora ha llegado”.
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“La hora ha llegado”La Atalaya 2000 | 15 de septiembre
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“La hora ha llegado”
“Había llegado su hora para irse de este mundo al Padre.” (JUAN 13:1.)
1. ¿Qué rumores circulan por Jerusalén al acercarse la Pascua del año 33 E.C., y por qué?
CUANDO Jesús se bautizó en el año 29 E.C., emprendió el derrotero que le conduciría a la “hora” de su muerte, resurrección y glorificación. Es ya la primavera del año 33 E.C. Hace pocas semanas que el tribunal supremo judío, el Sanedrín, ha entrado en consejo para matar a Jesús. Este ha salido de Jerusalén y se ha ido al otro lado del río Jordán, pues se ha enterado de las intenciones del tribunal, posiblemente mediante Nicodemo, un miembro del Sanedrín que simpatiza con él. Como se acerca la fiesta de la Pascua, mucha gente viaja de las zonas rurales a Jerusalén, y la ciudad se convierte en un hervidero de rumores sobre Jesús. “¿Qué opinan ustedes?”, se preguntan unos a otros. “¿Que ni siquiera vendrá a la fiesta?” Los principales sacerdotes y los fariseos han contribuido a la agitación al ordenar que cualquiera que lo vea debe informarles de su paradero (Juan 11:47-57).
2. ¿Qué acción de María suscita una controversia, y qué indica la respuesta de Jesús en su defensa acerca de la conciencia que tenía de “su hora”?
2 El 8 de Nisán, seis días antes de la Pascua, Jesús ya está de nuevo en las inmediaciones de Jerusalén. Se dirige a Betania, población situada a unos tres kilómetros de Jerusalén, donde viven sus queridos amigos Marta, María y Lázaro. Es viernes al anochecer, y Jesús pasa el sábado allí. La noche siguiente, los discípulos objetan que María le sirva untándole con un costoso aceite perfumado. Él replica: “Déjala, para que guarde esta observancia en vista del día de mi entierro. Porque a los pobres siempre los tienen con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre” (Juan 12:1-8; Mateo 26:6-13). Jesús sabe que ‘ha llegado su hora para irse de este mundo al Padre’ (Juan 13:1). Cinco días más y ‘dará su alma en rescate en cambio por muchos’ (Marcos 10:45). A partir de entonces, actúa y enseña con sentido de urgencia. ¡Qué ejemplo maravilloso para nosotros mientras esperamos con anhelo el fin del sistema de cosas! Veamos lo que sucede en el caso de Jesús el mismo día siguiente.
Día de la entrada triunfal de Jesús
3. a) ¿Cómo entra Jesús en Jerusalén el domingo 9 de Nisán, y cómo lo recibe la mayor parte de la gente? b) ¿Qué dice Jesús a los fariseos que se quejan de la muchedumbre?
3 El domingo 9 de Nisán, Jesús llega a Jerusalén triunfante. Al acercarse a la ciudad montado sobre el pollino de un asna en cumplimiento de Zacarías 9:9, la mayor parte de la gente que se ha reunido alrededor de él tiende sus prendas exteriores de vestir en el camino mientras otros cortan ramas de los árboles y las esparcen por el suelo. “¡Bendito es El que viene como Rey en el nombre de Jehová!”, exclama la gente. Algunos fariseos de la muchedumbre quieren que Jesús reprenda a sus discípulos. Sin embargo, él replica: “Les digo: Si estos permanecieran callados, las piedras clamarían” (Lucas 19:38-40; Mateo 21:6-9).
4. ¿Por qué se produce una conmoción en Jerusalén cuando Jesús entra en la ciudad?
4 Muchas personas de aquella multitud habían visto hacía pocas semanas como Jesús resucitaba a Lázaro. Ahora cuentan a otros aquel milagro. De modo que la entrada de Jesús en Jerusalén causa una conmoción en toda la ciudad. “¿Quién es este?”, pregunta la gente. Y las muchedumbres siguen gritando: “¡Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea!”. Los fariseos ven lo que sucede y dicen, lamentándose: “El mundo se ha ido tras él” (Mateo 21:10, 11; Juan 12:17-19).
5. ¿Qué sucede cuando Jesús va al templo?
5 Como es su costumbre cuando visita Jerusalén, Jesús, el Gran Maestro, va al templo a enseñar. Allí se le acercan los ciegos y los cojos, y él los cura. Cuando los sacerdotes principales y los escribas lo ven y oyen a los muchachos exclamar en el templo: “¡Salva, rogamos, al Hijo de David!”, se indignan. “¿Oyes lo que estos están diciendo?”, protestan. “Sí —contesta Jesús—. ¿Nunca leyeron esto: ‘De la boca de los pequeñuelos y de los lactantes has proporcionado alabanza’?” Luego sigue enseñando y observa con detenimiento lo que ocurre en el templo (Mateo 21:15, 16; Marcos 11:11).
6. ¿Qué hace de manera diferente Jesús en esta ocasión, y por qué?
6 Jesús actúa ahora de manera muy diferente a como lo había hecho seis meses antes. En aquella ocasión fue a Jerusalén para la fiesta de los Tabernáculos, “no abiertamente, sino como en secreto” (Juan 7:10). Y siempre tomó medidas para escapar a salvo cuando su vida corrió peligro. Ahora entra abiertamente en la ciudad donde se han dado órdenes de prenderlo. Jesús tampoco tenía la costumbre de presentarse como el Mesías (Isaías 42:2; Marcos 1:40-44). No quería publicidad ruidosa ni que se transmitieran de boca en boca informes distorsionados sobre él. Sin embargo, ahora las muchedumbres declaran sin rodeos que es el Rey y Salvador —el Mesías—, y él no los hace callar, aunque se lo piden los guías religiosos. ¿Por qué el cambio? Porque “ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado”, como anuncia al mismo día siguiente (Juan 12:23).
Actuación valerosa seguida de enseñanzas vivificantes
7, 8. ¿Cómo evoca la actuación de Jesús el 10 de Nisán del año 33 lo que había hecho en el templo en la Pascua del año 30 E.C.?
7 Cuando Jesús llega al templo el lunes 10 de Nisán, obra en consecuencia con lo que vio la tarde anterior. Empieza ‘a echar fuera a los que venden y compran en el templo, y volcar las mesas de los cambistas y los bancos de los que venden palomas; y no deja que nadie lleve utensilio alguno por el templo’. Dice a aquella gente en tono condenatorio: “¿No está escrito: ‘Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones’? Pero ustedes la han hecho una cueva de salteadores” (Marcos 11:15-17).
8 La actuación de Jesús evoca lo que hizo tres años antes cuando visitó el templo para la Pascua del año 30 E.C. Sin embargo, esta vez la condena es más severa, pues llama “salteadores” a los mercaderes del templo (Lucas 19:45, 46; Juan 2:13-16). Lo son porque piden precios exorbitantes a quienes necesitan comprar animales para sacrificarlos. Los sacerdotes principales, los escribas y los de más importancia del pueblo se enteran de lo que Jesús está haciendo y de nuevo buscan la manera de matarlo. No obstante, no saben cómo lograrlo, pues todo el pueblo, atónito por su enseñanza, se cuelga de él para oírle (Marcos 11:18; Lucas 19:47, 48).
9. ¿Qué lección enseña Jesús, y a qué invita a sus oyentes en el templo?
9 Jesús sigue enseñando en el templo y dice: “Ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado”. En efecto, sabe que solo le quedan unos cuantos días de vida humana. Después de explicar que el grano de trigo debe morir para producir fruto —al igual que él tiene que morir para convertirse en el medio de impartir vida eterna a la humanidad—, invita a sus oyentes con estas palabras: “Si alguien quiere ministrarme, sígame, y donde yo esté, allí también estará mi ministro. Si alguien quiere ministrarme, el Padre lo honrará” (Juan 12:23-26).
10. ¿Qué siente Jesús al pensar en la terrible muerte que le espera?
10 Pensando en la terrible muerte que le espera al cabo de solo cuatro días, Jesús continúa diciendo: “Ahora mi alma está perturbada, ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora”. Pero lo que le espera a Jesús no puede evitarse. “No obstante —dice—, por esto he venido a esta hora.” De hecho, Jesús está de acuerdo con todo lo que Dios ha dispuesto. Está resuelto a permitir que la voluntad divina rija su actuación hasta el momento de su muerte propiciatoria (Juan 12:27). ¡Qué ejemplo de sumisión completa a la voluntad divina!
11. ¿Qué enseñanzas imparte Jesús a las muchedumbres que acaban de oír una voz del cielo?
11 Profundamente preocupado por el efecto que tendrá su muerte en la reputación de su Padre, Jesús ora: “Padre, glorifica tu nombre”. Para sorpresa de la muchedumbre reunida en el templo, una voz procedente del cielo proclama: “Lo glorifiqué, y también lo glorificaré de nuevo”. El Gran Maestro se vale de esta oportunidad para informar a la muchedumbre sobre el propósito de esa voz, las consecuencias de su muerte y por qué se necesita la fe (Juan 12:28-36). Las dos últimas jornadas han sido, sin duda, muy intensas para Jesús. Pero todavía falta un día crucial.
Día de denunciaciones
12. ¿Cómo intentan los guías religiosos atrapar a Jesús el martes 11 de Nisán, y cuál es el resultado?
12 El martes 11 de Nisán Jesús vuelve al templo para enseñar, donde encuentra un auditorio hostil. Refiriéndose a lo que había hecho el día anterior, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo le preguntan: “¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad?”. El Gran Maestro los confunde con su respuesta, y relata tres vívidas ilustraciones, dos sobre una viña y una sobre un banquete de bodas, que ponen al descubierto la maldad de sus opositores. Indignados por lo que oyen, los guías religiosos quieren aprehenderlo. Pero temen a las muchedumbres, que tienen a Jesús por profeta. De modo que intentan entramparlo para que diga algo que les permita arrestarlo. Las respuestas de Jesús los amordazan (Mateo 21:23–22:46).
13. ¿Qué consejo da Jesús a sus oyentes con respecto a los escribas y los fariseos?
13 Ya que los escribas y los fariseos afirman enseñar la Ley de Dios, Jesús dice ahora a sus oyentes: “Todas las cosas que les digan, háganlas y obsérvenlas, pero no hagan conforme a los hechos de ellos, porque dicen y no hacen” (Mateo 23:1-3). ¡Qué fuerte denunciación pública! Pero Jesús no ha terminado. Este es su último día en el templo, y pronuncia con valor una serie de denunciaciones que reverberan como truenos.
14, 15. ¿Qué fuertes denunciaciones pronuncia Jesús contra los escribas y los fariseos?
14 “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!”, exclama Jesús seis veces. Lo son porque, como explica, cierran el Reino de los cielos delante de los hombres y no permiten entrar a los que lo intentan. Estos hipócritas atraviesan mar y tierra seca para conseguir un solo prosélito solamente para hacerlo merecedor de la aniquilación eterna. Desatienden “los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad”, y conceden mayor importancia al pago de diezmos. De hecho, limpian “el exterior de la copa y del plato, pero por dentro están llenos de saqueo e inmoderación”, en el sentido de que su corrupción y putrefacción interiores se esconden tras una fachada exterior de piedad. Además, están dispuestos a construir tumbas para los profetas y decorarlas a fin de atraer atención a sus propias obras de caridad, aunque ellos “son hijos de los que asesinaron a los profetas” (Mateo 23:13-15, 23-31).
15 Jesús condena la falta de valores espirituales de sus opositores, y les dice: “¡Ay de ustedes, guías ciegos!”. Están ciegos moralmente porque atribuyen más importancia al oro del templo que al valor espiritual de aquel lugar de culto. Jesús pronuncia a continuación sus palabras más fuertes de denuncia. “Serpientes, prole de víboras —dice—, ¿cómo habrán de huir del juicio del Gehena?” En efecto, Jesús les hace saber que sufrirán destrucción eterna por su mal proceder (Mateo 23:16-22, 33). Que nosotros también proclamemos con valor el mensaje del Reino, aun cuando ello suponga desenmascarar a la religión falsa.
16. ¿Qué importante profecía pronuncia Jesús en el monte de los Olivos?
16 Al caer la tarde, Jesús sale del templo y sube con sus apóstoles al monte de los Olivos. Allí, sentado, pronuncia la profecía sobre la destrucción del templo y la señal de su presencia y de la conclusión del sistema de cosas. El significado de estas palabras proféticas trasciende hasta nuestro tiempo. Aquella tarde, Jesús dice también a sus discípulos: “Saben que de aquí a dos días ocurre la pascua, y el Hijo del hombre ha de ser entregado para ser fijado en un madero” (Mateo 24:1-14; 26:1, 2).
Jesús ‘ama a los suyos hasta el fin’
17. a) ¿Qué lección enseña Jesús a los doce el 14 de Nisán durante la Pascua? b) ¿Qué conmemoración instituye Jesús después de despedir a Judas Iscariote?
17 Los dos días siguientes, 12 y 13 de Nisán, Jesús no aparece por el templo. Los guías religiosos intentan matarlo, pero él no quiere que nada interfiera en la celebración de la Pascua con sus apóstoles. La puesta de sol del jueves da comienzo al 14 de Nisán, el último día de la vida humana de Jesús en la Tierra. Esa tarde se reúne con sus apóstoles en una casa de Jerusalén donde se han hecho los preparativos para celebrar la Pascua. Mientras celebran juntos la fiesta, Jesús lava los pies a los doce y así les enseña una hermosa lección de humildad. Después de despedir a Judas Iscariote, quien ha convenido en traicionar a su Amo por treinta piezas de plata —el precio de un simple esclavo según la Ley mosaica—, Jesús instituye la Conmemoración de su muerte (Éxodo 21:32; Mateo 26:14, 15, 26-29; Juan 13:2-30).
18. ¿Qué otras enseñanzas imparte Jesús amorosamente a sus once apóstoles fieles, y cómo los prepara para su inminente partida?
18 Después de haberse instituido la Conmemoración, los apóstoles se enzarzan en una acalorada disputa sobre quién de ellos es el mayor. Jesús no los reprende, sino que les enseña con paciencia el valor de servirse unos a otros. Reconoce que han estado con él en sus pruebas y hace un pacto personal con ellos para un reino (Lucas 22:24-30). También les manda que se amen unos a otros así como él los ha amado (Juan 13:34). Jesús se queda un rato más en aquel aposento y los prepara amorosamente para su inminente partida. Les asegura su amistad, los anima a tener fe y les promete la ayuda del espíritu santo (Juan 14:1-17; 15:15). Antes de salir de la casa, pide a su Padre: “La hora ha llegado; glorifica a tu hijo, para que tu hijo te glorifique a ti”. Ha preparado a los apóstoles para su partida; no cabe duda de que ‘ama a los suyos hasta el fin’ (Juan 13:1; 17:1).
19. ¿Por qué sufre Jesús en el jardín de Getsemaní?
19 Posiblemente ya es pasada la medianoche cuando Jesús y sus once apóstoles fieles llegan al jardín de Getsemaní. Ha estado allí muchas veces con ellos (Juan 18:1, 2). Jesús morirá a las pocas horas como un criminal despreciable. El sufrimiento que le causa pensar en lo que le espera y el oprobio que puede suponer para su Padre es tan intenso que, mientras ora, el sudor se convierte en gotas de sangre que caen al suelo (Lucas 22:41-44). “¡Ha llegado la hora!”, dice Jesús a los apóstoles. “¡Miren! El que me traiciona se ha acercado.” Mientras habla, Judas Iscariote se aproxima con una gran muchedumbre que lleva antorchas, lámparas y armas. Han venido para arrestarlo. Jesús no se resiste. “En tal caso —explica— ¿cómo se cumplirían las Escrituras en el sentido de que tiene que suceder de esta manera?” (Marcos 14:41-43; Mateo 26:48-54.)
El Hijo del hombre es glorificado
20. a) ¿Qué atrocidades sufre Jesús después de su arresto? b) ¿Por qué exclama Jesús unos momentos antes de morir: “Se ha realizado”?
20 Después de su arresto, Jesús es acusado por falsos testigos, condenado por jueces predispuestos, sentenciado por Poncio Pilato, escarnecido por los sacerdotes y la turba, y ridiculizado y torturado por los soldados (Marcos 14:53-65; 15:1, 15; Juan 19:1-3). El viernes al mediodía ya lo han fijado en un madero de tormento donde sufre un dolor terrible cuando el peso de su cuerpo rasga las heridas de los clavos en las manos y los pies (Juan 19:17, 18). Cerca de las tres de la tarde Jesús exclama: “¡Se ha realizado!”. En efecto, ha terminado todo lo que tenía que efectuar en la Tierra. Encomienda su espíritu a Dios, inclina la cabeza y expira (Juan 19:28, 30; Mateo 27:45, 46; Lucas 23:46). Al tercer día, Jehová resucita a su Hijo (Marcos 16:1-6). Cuarenta días después de su resurrección, Jesús asciende a los cielos y es glorificado (Juan 17:5; Hechos 1:3, 9-12; Filipenses 2:8-11).
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