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  • El hombre que cambió el mundo
    La Atalaya 2010 | 1 de abril
    • El hombre que cambió el mundo

      Aunque miles de millones de personas han poblado el planeta, el recuerdo de la mayoría de ellas se ha perdido en las arenas del tiempo. Aun así, algunas han cambiado el curso de la historia y han contribuido a que nuestra vida sea como es.

      IMAGÍNESE un día cualquiera. Se levanta por la mañana, enciende la luz y se prepara para ir al trabajo. Quiere aprovechar el tiempo, así que se lleva un libro o una revista para leer en el autobús. Y antes de salir, se toma el antibiótico que le recetó el médico para la infección de garganta. ¿Se ha dado cuenta? Su día apenas ha empezado y ya tiene mucho que agradecerles a los eminentes personajes que mencionamos a continuación.

      Michael Faraday Es gracias a este físico británico, nacido en 1791, que hoy podemos hacer uso de la electricidad, pues él desarrolló el motor y el generador eléctricos.

      Ts’ai Lun A este funcionario de la corte imperial china se le atribuye la mejora del sistema de fabricación del papel en el año 105. Este fue el primer paso hacia la producción masiva de papel.

      Johannes Gutenberg Al crear la primera prensa de tipos móviles alrededor del año 1450, este inventor alemán consiguió que se abaratara la impresión. Como resultado, hoy día está generalizado el acceso a una enorme variedad de información.

      Alexander Fleming Este investigador escocés descubrió en 1928 un antibiótico al que llamó penicilina. Desde entonces, las infecciones bacterianas se tratan habitualmente con antibióticos.

      En efecto, muchas comodidades de las que gozamos en la actualidad, así como ciertos avances en el campo de la salud, se los debemos a un pequeño grupo de hombres y mujeres excepcionales.

      Pero hay un personaje que —sin haber hecho ningún gran descubrimiento en el campo científico— se destaca por encima de los demás. Se trata de un hombre de origen humilde que murió hace casi dos mil años. Dejó un valioso legado a la humanidad: un poderoso mensaje de esperanza y consuelo. Ha sido tanta la influencia de sus enseñanzas en gente de todo el mundo, que muchos concordarán en que fue, sin lugar a dudas, el hombre que cambió el mundo.

      ¿De quién estamos hablando? Ni más ni menos que de Jesucristo. En los siguientes artículos analizaremos cuál fue su mensaje y hasta qué grado puede influir en nuestra vida.

  • Jesucristo y su mensaje universal
    La Atalaya 2010 | 1 de abril
    • Jesucristo y su mensaje universal

      “Nada hace tan especial al sabio de Capernauma como el hecho de que sus enseñanzas continúen hoy profundamente enraizadas en el corazón y la mente de la gente.” (GREGG EASTERBROOK, ESCRITOR)

      NO HAY duda de que las palabras son poderosas. Bien escogidas pueden motivar, dar esperanza e incluso cambiar vidas. Pero nadie les dio mejor uso que Jesucristo. Así lo ilustra el testimonio de alguien que lo oyó pronunciar el conocido Sermón del Monte. “Cuando Jesús terminó estos dichos —escribió tiempo después—, el efecto fue que las muchedumbres quedaron atónitas por su modo de enseñar.” (Mateo 7:28.)

      En la actualidad, gente de todo el mundo conoce algunas de las profundas enseñanzas de Jesús. He aquí unos ejemplos:

      “No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas.” (Mateo 6:24.)

      “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.” (Mateo 7:12.)

      “Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.” (Mateo 22:21.)

      “Hay más felicidad en dar que en recibir.” (Hechos 20:35.)

      Sin embargo, Jesús hizo más que solo enunciar máximas cargadas de sabiduría. Su mensaje era poderoso porque revelaba la verdad sobre Dios, daba sentido a la vida e indicaba claramente cómo se acabaría de una vez por todas con el sufrimiento, a saber, mediante el Reino de Dios. A continuación analizaremos el contenido de su mensaje. Así comprenderemos qué hace que “sus enseñanzas continúen hoy profundamente enraizadas en el corazón y la mente” de millones de personas.

      [Nota]

      a Ciudad en la que solía quedarse Jesús mientras predicaba en el distrito de Galilea (Marcos 2:1).

  • Enseñanzas de Jesús sobre sí mismo
    La Atalaya 2010 | 1 de abril
    • Enseñanzas de Jesús sobre sí mismo

      “Jesús tenía muy claro quién era, de dónde vino, por qué bajó a la Tierra y qué le esperaba aquí.” (HERBERT LOCKYER, ESCRITOR)

      PARA poner fe en Jesús y sus enseñanzas, antes tenemos que conocerlo bien. Debemos saber quién era, de dónde vino y cuál fue su propósito en la vida. En los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan encontramos la respuesta a todas estas cuestiones y, lo que es más, de boca del propio Jesús.

      Su existencia antes de nacer en la Tierra En cierta ocasión, Jesús dijo: “Antes que Abrahán llegara a existir, yo he sido” (Juan 8:58). Si nació unos dos mil años después de Abrahán, ¿cómo es posible que existiera antes que este fiel patriarca? “Porque —explicó él— he bajado del cielo.” (Juan 6:38.)

      El Hijo de Dios Aunque Jehová tiene muchos hijos angélicos, Jesús es diferente del resto. Él mismo se describió como el “Hijo unigénito de Dios” (Juan 3:18). Es el hijo unigénito porque es el único que fue creado directamente por Dios. Todo lo demás fue creado a través de Jesús (Colosenses 1:16).

      “El Hijo del hombre” Esta fue la expresión que más utilizó para referirse a sí mismo (Mateo 8:20). Así aclaró que era un ser humano en toda regla, y no un ángel materializado, ni una encarnación de Dios o de cualquier otro ser espiritual. Mediante el espíritu santo, Dios transfirió la vida de su Hijo a la matriz de una virgen de nombre María. Jesús pasó de vivir en los cielos a nacer en la Tierra como un ser humano perfecto, es decir, sin pecado (Mateo 1:18; Lucas 1:35; Juan 8:46).

      El Mesías prometido Cuando cierta mujer samaritana le dijo: “Yo sé que el Mesías viene”, Jesús le contestó: “Yo, el que habla contigo, soy ese” (Juan 4:25, 26). Los términos mesías y cristo significan lo mismo: “el ungido”. En otras palabras, Jesús fue el elegido de Dios para desempeñar una importante función en el cumplimiento de las promesas divinas.

      Su principal comisión Él mismo explicó cuál era: “Tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado” (Lucas 4:43). Aunque es cierto que realizó muchas buenas obras, lo más importante para él era anunciar el Reino de Dios. Pero dejemos para más adelante lo que enseñó acerca de este Reino.

      Hasta ahora, todo lo que hemos analizado demuestra que Jesús no fue un ser humano cualquiera.a Como veremos luego, lo que aprendió mientras estuvo en los cielos hizo que sus enseñanzas aquí en la Tierra tuvieran mucho más valor. De ahí que su mensaje haya calado hondo en la vida de tantos millones de personas de todo el mundo.

      [Nota]

      a Hallará más información sobre Jesús y su papel en el propósito divino en el capítulo 4 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.

  • Enseñanzas de Jesús sobre Dios
    La Atalaya 2010 | 1 de abril
    • Enseñanzas de Jesús sobre Dios

      “Nadie conoce verdaderamente al Padre excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarlo.” (LUCAS 10:22, NUEVA TRADUCCIÓN VIVIENTE)

      ANTES de nacer como ser humano, el Hijo primogénito de Dios pasó una inmensidad de tiempo en compañía de su Padre (Colosenses 1:15). Durante ese período llegó a conocer bien su mentalidad, sus sentimientos y su forma de actuar. Tanto es así que, cuando vino a la Tierra, quiso que la gente lo conociera mejor, y en eso puso todo su empeño. ¿Qué podemos aprender nosotros de lo que enseñó?

      El nombre de Dios Jesús consideraba importantísimo que la gente conociera y empleara el nombre de Dios, Jehová. Su propio nombre, Jesús, significa “Jehová es Salvación”. Por eso, la noche antes de morir dijo orgulloso en una oración a su Padre: “Les he dado a conocer tu nombre” (Juan 17:26). En efecto, él usaba el nombre de Dios y se lo enseñaba a quienes lo escuchaban. Al fin y al cabo, ¿cómo iban a aprender la verdad sobre Jehová si no conocían su nombre ni su significado?a

      Su inmenso amor En una ocasión, mientras oraba a Dios, Jesús dijo: “Padre, [...] me amaste antes de la fundación del mundo” (Juan 17:24). Jesús había aprendido lo que era ser amado por Dios mientras estuvo en los cielos; de ahí que, cuando vino a la Tierra, hiciera todo lo posible para que la gente apreciara este amor en sus múltiples facetas.

      Para empezar, enseñó que Jehová ama a todos los seres humanos. “Tanto amó Dios al mundo —explicó— que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16.) El término griego que aquí se traduce “mundo” no se refiere al planeta Tierra, sino a la humanidad. De modo que fue su inmenso amor por los seres humanos lo que lo impulsó a sacrificar a su Hijo más querido. Así podría rescatar a sus siervos fieles del pecado y la muerte y darles la esperanza de vivir eternamente. Apenas podemos imaginarnos —mucho menos medir— la profundidad del amor de Dios (Romanos 8:38, 39).

      Pero Jesús enseñó algo más: que Jehová también ama a cada uno de sus siervos por separado. Jesús comparó a su Padre con un pastor para quien cada oveja es única (Mateo 18:12-14). Asimismo explicó que ni siquiera puede caer un gorrión al suelo sin que Jehová lo sepa. Jesús dijo todavía más: “Los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados” (Mateo 10:29-31). En resumidas cuentas, si Jehová muestra interés por un simple gorrión que no está en su nido, ¿cómo no se va a preocupar por cada uno de sus siervos? Y si cuenta todos nuestros cabellos, ¿cómo se le va a escapar alguna de nuestras necesidades, luchas y preocupaciones particulares?

      Padre celestial Como vimos, Jesús es el Hijo unigénito de Dios. Por eso, no es de extrañar que en la mayoría de las ocasiones utilizara el título “Padre” para referirse a él. De hecho, las primeras palabras de Jesús registradas en la Biblia corresponden a una ocasión en que —estando en el templo, con solo 12 años de edad— lo llama “mi Padre” (Lucas 2:49). En los Evangelios se le aplica este título unas ciento noventa veces. Jesús lo utilizó con mucha frecuencia en expresiones como “Padre de ustedes”, “Padre nuestro” y “mi Padre” (Mateo 5:16; 6:9; 7:21). Así indicó que hasta seres humanos pecadores e imperfectos pueden forjar una relación muy estrecha y afectuosa con Jehová.

      Misericordioso y perdonador Jesús sabía que, como personas imperfectas, necesitamos la misericordia de Dios. Por eso, en la parábola del hijo pródigo representó a Dios como un padre compasivo que recibe a su hijo arrepentido con los brazos abiertos (Lucas 15:11-32). Así es, Jehová busca cualquier indicio de arrepentimiento que le permita mostrarnos misericordia. ¿Por qué? Porque él de veras quiere perdonar a la persona arrepentida. Jesús declaró: “Les digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento” (Lucas 15:7). ¿No le atrae un Dios tan compasivo?

      Atento a nuestras oraciones Mientras estuvo en los cielos, Jesús aprendió que Jehová —a quien se le llama “Oidor de la oración”— quiere que sus siervos fieles le oren (Salmo 65:2). Por eso, cuando vino a la Tierra, enseñó a sus discípulos a orar. “No digas las mismas cosas repetidas veces”, aconsejó. Además, les dijo qué cosas podían pedirle a Dios: que se hiciera Su voluntad “como en el cielo, también sobre la tierra”, que les diera lo necesario para cada día, que perdonara sus pecados y que los ayudara a resistir las tentaciones (Mateo 6:5-13). Jesús dejó claro que Jehová es un Padre amoroso que responde las oraciones sinceras de sus siervos fieles (Mateo 7:7-11).

      No cabe duda alguna: Jesús reveló la verdad sobre Jehová y la clase de Dios que es. Pero había algo más que Jesús quería dar a conocer: el medio que Dios emplearía a fin de cumplir su propósito para la Tierra y los seres humanos. Este fue, de hecho, el tema central de su predicación.

      [Nota]

      a El nombre Jehová aparece unas siete mil veces en los textos bíblicos originales. En Éxodo 3:14, Dios explica así el significado de su nombre: “Yo resultaré ser lo que resultaré ser”. Puesto que Dios puede hacer todo lo que estime necesario para que se cumpla su propósito, el significado de su nombre es una garantía de que siempre será fiel a su palabra y cumplirá todo lo que promete.

  • Enseñanzas de Jesús sobre el Reino de Dios
    La Atalaya 2010 | 1 de abril
    • Enseñanzas de Jesús sobre el Reino de Dios

      “Iba viajando de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando [...] las buenas nuevas del reino de Dios.” (LUCAS 8:1)

      JESÚS dijo en una ocasión: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Y es cierto: cuando algo nos importa de verdad, a todos nos gusta hablar de ello. Por eso, a juzgar por lo que Jesús enseñó durante su ministerio, sabemos que uno de sus mayores intereses era el Reino de Dios.

      ¿Qué es el Reino de Dios? Se trata de un gobierno que Dios ha establecido y que está bajo el mando de un rey. Este gobierno constituyó el tema central del mensaje de Jesús, como lo ilustra el hecho de que se encuentren más de ciento diez referencias a él en los cuatro Evangelios. ¿Cómo podemos aprender más sobre este Reino y lo que hará por nosotros? Prestando atención a lo que hizo y dijo Jesús.

      ¿Quién es el rey del Reino de Dios? No se nombra por votación popular, sino que es Dios mismo quien lo elige. Y Jesús indicó que Dios lo seleccionó a él para este puesto.

      Como bien sabía Jesús, la Biblia predijo que el Mesías prometido sería el gobernante de un reino eterno (2 Samuel 7:12-14; Daniel 7:13, 14; Mateo 26:63, 64). Así pues, cuando Jesús declaró que él era ese Mesías, se identificó como el Rey nombrado por Dios (Juan 4:25, 26). Por esta razón, en varias ocasiones usó la expresión “mi reino” (Juan 18:36).

      Jesús también habló de un conjunto de personas que reinarían con él (Lucas 22:28-30). Al tratarse de un grupo limitado, se refirió a ellos como “rebaño pequeño”. Y explicó: “Su Padre ha aprobado darles el reino” (Lucas 12:32). El último libro de la Biblia indica que, en total, son 144.000 los elegidos para este honor (Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10; 14:1).

      ¿Dónde está su sede? Hablando con el gobernador romano Poncio Pilato, Jesús dijo: “Mi reino no es parte de este mundo” (Juan 18:36). Siendo así, el Reino de Dios no se valdrá de ninguna organización humana para ejercer su mandato. Es evidente que debe ser un reino celestial, pues Jesús lo llamó en repetidas ocasiones “el reino de los cielos” (Mateo 4:17; 5:3, 10, 19, 20).a

      Jesús sabía que, una vez terminada su misión en la Tierra, regresaría a los cielos. Allí ‘prepararía un lugar’ para los elegidos, lo cual haría posible que estos se unieran a él (Juan 14:2, 3).

      ¿Cuál es su misión? Al enseñar a sus seguidores a orar a Dios, Jesús dijo: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:9, 10). La voluntad de Dios ya se está haciendo en el cielo y, mediante el Reino, se cumplirá también en la Tierra. Para lograrlo, este gobierno realizará cambios radicales en el planeta.

      ¿Qué cambios hará en la Tierra? Según indicó Jesús, el Reino de Dios acabará con todo lo malo. ¿Cómo? Borrando de la faz de la Tierra a quienes cometen maldades (Mateo 25:31-34, 46). Entonces terminarán de una vez para siempre la crueldad y la corrupción. Como indicó Jesús, en el mundo solo habrá personas “de genio apacible”, justas, compasivas, “de corazón puro” y pacíficas (Mateo 5:5-9).

      Además, todos disfrutarán de un entorno maravilloso, libre de suciedad y contaminación, pues Jesús prometió que el Reino de Dios transformará por completo nuestro planeta. Cuando un condenado a muerte le pidió a Jesús: “Acuérdate de mí cuando entres en tu reino”, él le aseguró: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:42, 43). En efecto, el Reino de Dios hará de la Tierra un paraíso como el que existió en el jardín de Edén.

      ¿Qué más hará por la humanidad? Jesús no se limitó a hacer promesas, sino que también demostró lo que hará el Reino de Dios. Por ejemplo, realizó numerosas curaciones milagrosas, las cuales constituyen una pequeña muestra de todo lo que hará en el futuro como Rey. Como explicó Mateo por inspiración divina, Jesús “recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y predicando las buenas nuevas del reino y curando toda suerte de dolencia y toda suerte de mal entre el pueblo” (Mateo 4:23).

      En efecto, curó todo tipo de enfermedades. Por ejemplo, le devolvió la vista a un ciego de nacimiento (Juan 9:1-7, 32, 33). En otra ocasión, un suave toque de su mano bastó para curar a un hombre que sufría la desagradable enfermedad de la lepra (Marcos 1:40-42). Y cuando “le trajeron un hombre sordo y con un impedimento del habla”, demostró que era capaz de hacer “a los sordos [...] oír y a los mudos hablar” (Marcos 7:31-37).

      Ni siquiera la muerte escapó al poder del Rey escogido por Dios. La Biblia habla de tres personas a las que Jesús resucitó: el único hijo de una viuda, una niña de 12 años y un buen amigo suyo llamado Lázaro (Lucas 7:11-15; 8:41-55; Juan 11:38-44).

      Jesús le reveló al apóstol Juan el futuro que les espera a quienes vivan bajo el Reino de Dios: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado” (Revelación 1:1; 21:3, 4). Sin duda, pensar en un mundo sin sufrimiento, dolor ni muerte es algo maravilloso. Cuando llegue ese momento, lo que pedimos en oración por fin será una realidad: la voluntad de Dios se hará tanto en la Tierra como en el cielo.

      ¿Cuándo vendrá? Jesús enseñó que el comienzo de su reinado coincidiría con el inicio de un singular período de tiempo al que denominó su “presencia”. ¿Cuándo empezaría este período? Él pronunció una detallada profecía que permitiría saberlo: en todo el mundo ocurrirían grandes desastres —como guerras, hambrunas, terremotos y epidemias— y habría un incremento de la delincuencia (Mateo 24:3, 7-12; Lucas 21:10, 11). Estos y otros sucesos predichos por Jesús se hicieron especialmente patentes a partir de 1914, año en que estalló la I Guerra Mundial. ¿Qué indica esto? Que Jesús ya es Rey en los cielos. Por tanto, queda muy poco para que venga el Reino y se haga la voluntad de Dios en la Tierra.b

      Ahora bien, ¿qué repercusión tendrá en cada uno de nosotros la venida del Reino de Dios? Eso dependerá de cómo respondamos individualmente al mensaje de Jesús.

      [Notas]

      a La expresión “reino de los cielos” aparece unas treinta veces en el Evangelio de Mateo.

      b Hallará pruebas que demuestran que el Reino de Dios está cerca en el capítulo 9 —titulado “¿Vivimos en ‘los últimos días’?”— del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.

  • Jesucristo: su mensaje y usted
    La Atalaya 2010 | 1 de abril
    • Jesucristo: su mensaje y usted

      “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.” (JUAN 10:10)

      JESUCRISTO vino a la Tierra para dar, y no para recibir. De hecho, el mensaje que predicó es un valioso regalo para la humanidad, pues dio a conocer la verdad acerca de Dios y Su voluntad. Gracias a sus enseñanzas, millones de cristianos verdaderos ya disfrutan de una vida mejor.a Además, su mensaje nos permite reconocer el mayor regalo que hemos recibido: el sacrificio de la vida perfecta de Jesús. Y nuestro bienestar eterno depende de cómo respondamos a este aspecto clave de su mensaje.

      Un regalo de Dios y de Cristo Jesús sabía que sus enemigos lo harían sufrir hasta morir (Mateo 20:17-19). Aun así, vino a la Tierra. Como indican sus conocidas palabras registradas en Juan 3:16, “tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. El propio Jesús admitió tiempo después que vino “para dar su alma [esto es, su vida] en rescate en cambio por muchos” (Mateo 20:28). Ahora bien, ¿por qué dice que daría su vida y no que se la quitarían?

      Debido a su inmenso amor por los seres humanos, Dios quiso librarlos de las consecuencias del pecado que todos habían heredado: la imperfección y la muerte. Con ese objetivo, envió a su Hijo unigénito a la Tierra para que ofreciera su vida humana perfecta como rescate por todos nosotros. Y Jesús, por su parte, estuvo dispuesto a sacrificar su vida. Este rescate que Dios pagó es el mayor regalo que nadie ha hecho a la humanidad, pues nos da a todos la posibilidad de vivir para siempre.b

      Cómo puede aprovecharlo La cuestión ahora es si usted personalmente se beneficiará de este regalo. Piense en lo siguiente: si alguien le ofrece una caja envuelta en papel de regalo, ¿qué se espera que usted haga? “Fácil —dirá usted—, extender los brazos y aceptarlo agradecido.” Lo mismo pasa con el rescate que Dios ofrece a los seres humanos. Todo aquel que quiera beneficiarse de él tiene que demostrar que desea aceptarlo. ¿Cómo?

      Vimos antes que, según Jesús, solo recibirán vida eterna los que ejerzan fe en él. Y claro, la fe se demuestra por la manera como uno vive (Santiago 2:26). Así que ejercer fe en Jesús implica vivir de acuerdo con lo que él enseñó e hizo. Y para eso, hay que conocerlos bien a él y a su Padre. Ya lo dijo Jesús: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3).

      Hace dos mil años, Jesús predicó un mensaje que ha cambiado la vida de millones de personas de todo el mundo. ¿Le gustaría aprender más de ese mensaje? ¿Quiere saber cómo puede beneficiarles a usted y su familia, ahora y para siempre? Póngase en contacto con los testigos de Jehová, y ellos con gusto le ayudarán a hallar las respuestas.

      A continuación encontrará otros artículos con más detalles sobre Jesucristo, el hombre que predicó un mensaje que puede cambiar su vida para siempre.

      [Notas]

      a Los verdaderos discípulos de Cristo no solo afirman que son cristianos, sino que además lo demuestran viviendo de acuerdo con lo que él enseñó acerca de Dios y Su voluntad (Mateo 7:21-23).

      b Hallará más información sobre la doctrina bíblica del rescate en el capítulo 5 —titulado “El rescate, el mayor regalo de Dios”— del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.

  • ¿Verdadero o falso? Creencias sobre Jesús
    La Atalaya 2010 | 1 de abril
    • ¿Verdadero o falso? Creencias sobre Jesús

      LEA LAS SIGUIENTES AFIRMACIONES. EN SU OPINIÓN, ¿CUÁLES SON CIERTAS?

      Jesús nació el 25 de diciembre.

      Tres reyes magos lo visitaron cuando era un recién nacido.

      Fue hijo único.

      Era Dios hecho hombre.

      Fue mucho más que una buena persona.

      MUY probablemente, muchas personas responderán que todas estas creencias son ciertas. Por otro lado, hay quienes argumentarán que no hay forma de saber la verdad y que, al fin y al cabo, lo que cuenta es que uno crea en Jesús.

      No obstante, la Biblia enseña que es muy importante que tengamos “conocimiento exacto de nuestro Señor Jesucristo” (2 Pedro 1:8). ¿Y dónde se consigue ese conocimiento? En los Evangelios. Por tanto, usémoslos como base para juzgar si cada una de las anteriores creencias son verdaderas o falsas.

      CREENCIA: Jesús nació el 25 de diciembre.

      VEREDICTO: FALSO.

      La Biblia no especifica ni el día ni el mes en que nació Jesús. Entonces, ¿de dónde salió esa fecha? Según explica cierto diccionario bíblico, “en Roma, [...] la Iglesia designó el 25 de diciembre [...] para celebrar la Natividad, porque había sido el día de la festividad pagana del Sol Invicto, momento en que el invencible sol triunfaba anualmente sobre la oscuridad del invierno, y los días volvían a alargarse” (Diccionario de la Biblia, de W. R. F. Browning). Otra obra de reconocido prestigio señala que muchas tradiciones navideñas proceden de “festividades paganas relacionadas con el Sol y la agricultura propias del invierno” (The Encyclopædia Britannica).

      Si ni siquiera se conoce la verdadera fecha en que nació Jesús, no tiene sentido celebrar su nacimiento el 25 de diciembre. Además, ni las Escrituras mandan celebrarlo, ni existen pruebas de que los primeros cristianos lo hicieran. Por el contrario, la Biblia sí indica el día exacto en que Jesús falleció, y él mismo ordenó a sus discípulos conmemorar su muerte (Lucas 22:19).a A la luz de los hechos, resulta evidente que Jesús nunca habría aprobado que se celebrara la Natividad. En realidad, él no deseaba conceder relevancia a su nacimiento, sino al valor de su sacrificio (Mateo 20:28).

      CREENCIA: Tres reyes magos visitaron a Jesús cuando era un recién nacido.

      VEREDICTO: FALSO.

      ¿Ha visto alguna vez un cuadro o una representación del nacimiento de Jesús? Normalmente, el bebé aparece acostado en un pesebre, y tres reyes le ofrendan regalos. ¿Fue así como ocurrió en realidad? No.

      Lo que sí es cierto es que varias personas llegaron desde oriente a rendir homenaje a Jesús. Sin embargo, no se trataba de reyes, sino de astrólogos (Mateo 2:1, Biblia del nuevo milenio). Tampoco fueron a verlo cuando todavía era un recién nacido en un pesebre; lo visitaron cuando ya vivía en una casa, y todo indica que fue varios meses después de su nacimiento (Mateo 2:9-11).

      ¿Cuántas personas eran? La Biblia no revela si eran dos, tres... o treinta. Entonces, ¿por qué suele decirse que eran tres? Tal vez porque el relato señala que trajeron tres tipos de regalos (Mateo 2:11).b Hay quienes sostienen que cada visitante representaba a una raza humana, pero es una teoría que no cuenta con base bíblica. Como señala un comentario de los Evangelios, la tradición de los tres reyes magos no es más que el fruto de “un historiador del siglo VIII con mucha imaginación”.

      CREENCIA: Jesús fue hijo único.

      VEREDICTO: FALSO.

      Los Evangelios muestran a las claras que Jesús tenía hermanos. Lucas, por ejemplo, llama a Jesús el “primogénito” de María, lo cual da a entender que posteriormente tuvo más hijos (Lucas 2:7).c Y Marcos habla de ciertos habitantes de Nazaret que consideraban a Jesús una persona tan común y corriente como sus demás hermanos. Se preguntaban: “¿Acaso no es este el [...] hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no es verdad que sus hermanas viven en este mismo pueblo?” (Marcos 6:3, Traducción en lenguaje actual; Mateo 12:46; Juan 7:5).

      A pesar de todo, muchos teólogos insisten en que Jesús fue hijo único. Algunos sostienen que los hermanos y hermanas que mencionan los Evangelios eran sus primos.d Otros sugieren que tal vez se trataba de hijastros de María. Pero si Jesús fuera hijo único, ¿habrían dicho aquellos nazarenos lo que dijeron? No olvidemos que algunos seguramente vieron por sí mismos los sucesivos embarazos de María, por lo que debían saber que Jesús tenía hermanos.

      CREENCIA: Jesús era Dios hecho hombre.

      VEREDICTO: FALSO.

      Aunque la idea de que Dios vino a la Tierra encarnado en Jesús —clave para la doctrina de la Trinidad— surgió hace mucho tiempo, es posterior a la época de Jesús. Como indica cierta enciclopedia, “ni la palabra Trinidad ni la doctrina explícita aparecen en el Nuevo Testamento [...]. Esta doctrina se fue desarrollando a lo largo de varios siglos y causó numerosas polémicas” (The Encyclopædia Britannica).

      A decir verdad, quienes enseñan que Jesús era Dios hecho hombre están desacreditando a Jesús.e ¿Por qué decimos esto? Supongamos que unos trabajadores le solicitan algo a su superior, pero este les responde que no tiene autoridad para concedérselo. Si es verdad que no puede hacerlo, ha demostrado ser un jefe honesto y sensato. Pero si en realidad puede, pero simplemente no quiere hacerlo, ¿no pensaríamos que es un descarado mentiroso?

      Pues bien, en cierta ocasión, dos apóstoles le pidieron a Jesús que les concediera un puesto privilegiado. ¿Qué les respondió? “Esto de sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es cosa mía darlo, sino que pertenece a aquellos para quienes ha sido preparado por mi Padre.” (Mateo 20:23.) Si Jesús realmente fuera Dios, su respuesta habría sido una mentira descarada. Pero él no quería engañar a nadie, sino dejar clara una realidad: que la autoridad divina era superior a la suya. Y así demostró dos cosas: primero, que era humilde, y segundo, que no era Dios.

      CREENCIA: Jesús fue mucho más que una buena persona.

      VEREDICTO: VERDADERO.

      El propio Jesús no tuvo reparos en admitir que no era simplemente un hombre bueno. “Soy Hijo de Dios”, aseguró (Juan 10:36). Claro está, cualquiera puede hacer esa declaración. Pero si Jesús hubiera afirmado falsamente que era el Hijo de Dios, ¿podría considerársele una buena persona? ¿No sería más bien un impostor?

      La mayor prueba de que Jesús decía la verdad la proporcionó Dios mismo, pues en dos ocasiones afirmó: “Este es mi Hijo” (Mateo 3:17; 17:5). Según muestran las Escrituras, son muy pocas las veces en que se oyó la voz de Dios en la Tierra, y dos de ellas fueron para confirmar que Jesús era su Hijo. ¡Eso sí que es un testimonio aplastante!

      ¿Le ha enseñado algo nuevo el breve análisis de estas creencias? En tal caso, estamos seguros de que obtendrá gran placer —y muchos beneficios— si continúa dedicando tiempo a analizar con más detenimiento los Evangelios. No olvide que, tal y como enseñó Jesús, aprender la verdad sobre él y sobre su Padre “significa vida eterna” (Juan 17:3).

      [Notas]

      a Jesús murió el día de la Pascua, es decir, el 14 del mes judío de nisán (Mateo 26:2).

      b Según Mateo, “abrieron sus tesoros” y le obsequiaron a Jesús oro, incienso y mirra. Es interesante que sus valiosos regalos llegaron en el momento preciso, pues poco después Jesús y sus padres —muy modestos económicamente— se vieron obligados a huir y convertirse en refugiados (Mateo 2:11-15).

      c La concepción de Jesús fue milagrosa, pero María concibió al resto de sus hijos de forma natural con José, su esposo (Mateo 1:25).

      d Esta idea, formulada por Jerónimo en torno al año 383 de nuestra era, está muy extendida entre quienes creen que María fue virgen toda su vida. Y aunque más tarde Jerónimo puso en duda su propia teoría, esta continúa arraigada en la mente de muchas personas, así como en el credo oficial de la Iglesia Católica.

      e Hallará un examen detallado sobre la doctrina de la Trinidad en el folleto ¿Debería creer usted en la Trinidad?, editado por los testigos de Jehová.

      [Ilustración y recuadro de la página 14]

      Otros datos interesantes sobre Jesús

      ¿Qué clase de persona era? ¿Era muy estricto, frío y distante? Tal vez algunos lo crean así. Pero seguro que se sorprenderán al saber que Jesús...

      • ... asistía a fiestas (Juan 2:1-11).

      • ... reconocía los méritos de los demás y los felicitaba (Marcos 14:6-9).

      • ... disfrutaba de estar rodeado de niños (Marcos 10:13, 14).

      • ... no tenía miedo de llorar en público (Juan 11:35).

      • ... se compadecía de aquellos a quienes veía sufrir (Marcos 1:40, 41).

  • ¿Lo sabía?
    La Atalaya 2010 | 1 de abril
    • ¿Lo sabía?

      ¿Qué prueba hay, aparte de la Biblia, de que Jesús fue una persona de la vida real?

      ▪ Varios historiadores que vivieron cerca de la época de Jesús se refirieron a él específicamente. Por ejemplo, Cornelio Tácito escribió la historia de Roma bajo los emperadores, y menciona en ella a Cristo. Refiriéndose al incendio que destruyó Roma en el año 64 de nuestra era, Tácito dice que el emperador Nerón culpó a los que el pueblo llamaba “cristianos”, en un intento de acallar los rumores de que él mismo lo había provocado. Y entonces aclara que “aquel de quien [los cristianos] tomaban [su] nombre, Cristo, había sido ejecutado en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato” (Anales, XV, 44).

      El historiador judío Flavio Josefo también menciona a Jesús como alguien real. Al tratar sobre lo ocurrido entre la muerte del gobernador de Judea, Festo, alrededor del año 62 y la llegada de su sucesor, Albino, Josefo dice: “[Anán, el sumo sacerdote] reunió el sanedrín. Llamó a juicio al hermano de Jesús que se llamó Cristo; su nombre era Jacobo [o Santiago]” (Antigüedades Judías, libro XX, cap. IX, sec. 1, [200])”.

      ¿Por qué se llamó “Cristo” a Jesús?

      ▪ Según los Evangelios, cuando el ángel Gabriel se apareció a María para informarle que quedaría encinta, le dijo que debía llamar Jesús a su hijo (Lucas 1:31). Este era un nombre bastante común entre los judíos de los tiempos bíblicos. De hecho, el historiador judío Josefo menciona a unas doce personas llamadas así, aparte de las que figuran en el registro bíblico. Para diferenciarlo de otros, al hijo de María le decían “el Nazareno”, pues se había criado en Nazaret (Marcos 10:47). Pero además se lo llegó a conocer como “el Cristo”, o Jesucristo (Mateo 16:16). ¿Qué significa este término?

      La palabra cristo viene del griego kjristós, el equivalente al hebreo maschíaj (mesías). Ambos términos significan “ungido”, o escogido, y antes de Jesús también se usaron para designar a otras personas. Por ejemplo, de Moisés, Aarón y el rey David se dice que eran ungidos, lo que indica que Dios los había colocado en puestos de responsabilidad y autoridad para representarlo (Levítico 4:3; 8:12; 2 Samuel 22:51; Hebreos 11:24-26). Ahora bien, puesto que Jesús, el Mesías prometido, es por excelencia el representante de Jehová, adecuadamente recibió el título de “Cristo, el Hijo del Dios vivo” (Mateo 16:16; Daniel 9:25).

      [Ilustración de la página 15]

      Retrato de Flavio Josefo

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