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  • “¿Quién dicen los hombres que soy?”
    La Atalaya 2001 | 15 de diciembre
    • Muchas formas de ver a Jesús

      Si Jesús planteara la misma cuestión en la actualidad, tal vez con una ligera variante, “¿Quién dicen los eruditos que soy?”, muy probablemente la respuesta sería: “Hay numerosas opiniones”. Según David Tracy, de la Universidad de Chicago, se han pronunciado multitud de teorías e interpretaciones en torno a la figura de Jesús, sus palabras y obras. A lo largo del siglo pasado, los investigadores recurrieron a infinidad de complejos métodos sociológicos, antropológicos y literarios a fin de saber quién era Jesús en realidad. ¿A qué conclusión han llegado?

      Algunos eruditos siguen sosteniendo que el Jesús histórico fue un profeta judío escatológico que predicaba el arrepentimiento, pero se resisten a llamarlo Hijo de Dios, Mesías o Redentor. La mayoría de ellos pone en tela de juicio el relato bíblico de su origen celestial y su resurrección. Para otros, Jesús fue tan solo un hombre que, a través de sus enseñanzas y vida ejemplar, inspiró diversas religiones que acabaron absorbidas por el cristianismo. Y, según Theology Today, hay quien ve a Jesús como “un individuo suspicaz, un sabio errante o un ignorante con aire de místico, un organizador de la comunidad, un poeta hippy que importunaba a la clase dirigente o un astuto agitador social que actuaba entre las empobrecidas y furiosas multitudes de la atrasada Palestina rural”.

  • El verdadero Jesús
    La Atalaya 2001 | 15 de diciembre
    • ¿Dudas bien fundadas?

      Ahora bien, ¿es digna de confianza la versión que dan de Jesús los Evangelios? ¿Muestran estos al verdadero Jesús? El difunto Frederick F. Bruce, catedrático de Crítica y Exégesis Bíblica de la Universidad de Manchester (Inglaterra), declaró: “No siempre es posible demostrar la veracidad de cada detalle de los documentos antiguos empleando argumentos históricos, ya estén dentro o fuera de la Biblia. Basta con tener confianza razonable en la fidedignidad general del escritor. Establecida ésta, existe la posibilidad a priori, de que los detalles que ofrece son verídicos. [...] El hecho de que los cristianos acepten el Nuevo Testamento como literatura ‘sagrada’ no lo hace menos digno de confianza”.

      Tras analizar algunas dudas surgidas en torno al Jesús de los Evangelios, James R. Edwards, catedrático de Religión de la Universidad de Jamestown (Dakota del Norte, EE. UU.), escribió: “Podemos aseverar que los Evangelios albergan un conjunto de pruebas variadas y significativas que revelan la verdad acerca de Jesús. [...] ¿Por qué dan una visión tan particular de Jesús? La respuesta más lógica es que, en esencia, él era así. Los Evangelios reflejan fielmente la impresión que dejó en sus seguidores: alguien legitimado por Dios y facultado para ser su Hijo y Siervo”.a

      En busca de Jesús

      ¿Qué puede decirse de las referencias extrabíblicas a Jesucristo? ¿Qué valor tienen? Jesús aparece en repetidas ocasiones en obras de escritores clásicos como Tácito, Suetonio, Josefo y Plinio el Joven, entre otros. The New Encyclopædia Britannica (1995) afirma: “Estos relatos independientes demuestran que en la antigüedad ni siquiera los opositores del cristianismo dudaron de la historicidad de Jesús, que comenzó a ponerse en tela de juicio, sin base alguna, a finales del siglo XVIII, a lo largo del XIX y a principios del XX”.

      Triste es decirlo, pero los eruditos de la actualidad, en su búsqueda del Jesús “verdadero” o “histórico”, parecen haber escondido su auténtica identidad bajo una serie de capas de dudas absurdas, y teorías y especulaciones infundadas. En cierto sentido, ellos han incurrido en el error del que acusan falsamente a los escritores de los Evangelios: la invención de un mito en torno a Jesús. La ambición de algunos por acrecentar su reputación y por asociar su nombre a alguna asombrosa teoría nueva es tal, que les impide examinar con imparcialidad las pruebas disponibles. El resultado es un Jesús totalmente ficticio.

      Los que desean descubrir al verdadero Jesús deben dirigirse a la Biblia. Luke Johnson, catedrático del Nuevo Testamento y Orígenes del Cristianismo de la Facultad de Teología Candler de la Universidad de Emory, sostiene que gran parte de la investigación sobre el Jesús histórico pasa por alto el objetivo bíblico. Según él, el contexto social, político, antropológico y cultural de la vida y época de Jesús reviste cierto interés. Sin embargo, añade que lo que para los eruditos es el Jesús histórico “apenas se aproxima al objetivo de las Escrituras”, las cuales “se centran en describir el carácter de Jesús”, en su mensaje y su papel de Redentor.

  • El verdadero Jesús
    La Atalaya 2001 | 15 de diciembre
    • [Ilustración y recuadro de la página 6]

      Lo que otros han dicho

      “Considero a Jesús de Nazaret uno de los mayores maestros que han existido. [...] Diré a los hindúes que la vida no está completa a menos que se estudien con reverencia las enseñanzas de Jesús.” Mohandas K. Gandhi, The Message of Jesus Christ.

      “Un personaje tan original, tan completo, tan uniformemente coherente, tan perfecto, tan humano y al mismo tiempo tan superior a toda grandeza humana, no puede ser ni un fraude ni una ficción. [...] Se requeriría más de un Jesús para inventar a Jesús.” Philip Schaff, History of the Christian Church.

      “El que unos pocos hombres sencillos hubiesen podido, en una generación, [inventar] una personalidad tan poderosa y atractiva, una ética tan elevada y una concepción tan confortadora de la hermandad humana, sería un milagro mucho más increíble que cualquiera de los consignados en los Evangelios.” Will Durant, César y Cristo.

      “Teniendo en cuenta la enorme cantidad de personas reales que han tratado de fundar religiones y han fracasado, parece imposible que un movimiento religioso mundial pudiera haberse originado en torno a alguien ficticio que fuera fruto de lo que hoy equivaldría a una estrategia publicitaria.” Gregg Easterbrook, Beside Still Waters.

      ‘Como especialista en Historia de la Literatura, estoy plenamente convencido de que los Evangelios son todo menos leyendas, pues no alcanzan el nivel de creatividad propio de tales narraciones. La mayor parte de la vida de Jesús nos es desconocida, un lujo que no puede permitirse ningún inventor de leyendas.’ C. S. Lewis, God in the Dock.

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