-
No renunció a su integridadEjemplos de fe
-
-
Amigos que no lo consolaron
Tres conocidos de Job, que la Biblia describe como amigos o compañeros, se enteraron de las desgracias que le habían ocurrido y viajaron para visitarlo y consolarlo. Al verlo desde lejos, no pudieron reconocerlo. El dolor que tenía que soportar era terrible y la piel se le había puesto negra por la enfermedad. Ya no era ni la sombra del hombre que un día fue. Los tres hombres, Elifaz, Bildad y Zofar, hicieron un gran despliegue de tristeza fingida. Se pusieron a llorar a gritos y a lanzarse polvo sobre la cabeza. Luego se sentaron en el suelo cerca de Job sin pronunciar ni una sola palabra. Así estuvieron toda una semana, día y noche, sin decir absolutamente nada. Pero no se quedaron callados porque quisieran consolarlo. En realidad, no le preguntaron nada sobre lo que había pasado y se conformaron con saber lo que era obvio: Job estaba sufriendo muchísimo (Job 2:11-13; 30:30).
Finalmente, fue Job quien tuvo que empezar la conversación. Con palabras llenas de dolor, maldijo el día de su nacimiento. Luego reveló la razón principal de su angustia. Creía que Dios era el causante de todos sus problemas (Job 3:1, 2, 23). Aun así, Job no había perdido la fe en Dios, pero necesitaba consuelo desesperadamente. Y, cuando esos compañeros empezaron a hablar, Job seguramente pensó que habría sido mejor que no hubieran abierto la boca (Job 13:5).
Elifaz fue el primero en hablar. Es posible que fuera el mayor de los tres y mucho mayor que Job. Luego le siguieron los otros dos, que simplemente apoyaron sin pensar lo que había dicho Elifaz. Algunas de sus palabras podrían parecer inofensivas, pues mencionaron cosas muy ciertas, como que Dios es grande, que castiga a los malos y que recompensa a los buenos. Desde el principio, sin embargo, se notaba que su interés en Job no era sincero. Por ejemplo, Elifaz usó una lógica simplista. Dio a entender que, si Dios es bueno y castiga a los malos, era obvio que Job estaba recibiendo un castigo porque había hecho algo malo (Job 4:1, 7, 8; 5:3-6).
No sorprende que Job rechazara por completo esos argumentos (Job 6:25). Pero los tres estaban cada vez más convencidos de que Job era culpable de algún pecado oculto. Creían que se merecía todo lo que le estaba pasando. Elifaz acusó a Job de creerse superior, de ser malvado y de no temer a Dios (Job 15:4, 7-9, 20-24; 22:6-11). Zofar le dijo a Job que dejara de hacer lo malo y de disfrutar del pecado (Job 11:2, 3, 14; 20:5, 12, 13). Y lo que Bildad dijo fue extremadamente cruel. Dio a entender que, si los hijos de Job habían muerto así, era porque habían pecado y se lo merecían (Job 8:4, 13).
Los tres hombres que fueron a ver a Job, en vez de consolarlo, empeoraron su sufrimiento.
La integridad bajo ataque
Esos hombres insensatos hicieron algo todavía peor. No solo pusieron en duda la integridad de Job, sino que dieron a entender que ni siquiera valía la pena esforzarse por ser íntegros. La primera vez que Elifaz habló, explicó que había tenido un misterioso encuentro con un ser invisible. La conclusión a la que llegó a partir de esa experiencia demoníaca fue perversa. Dijo que Dios no confía en sus siervos y encuentra faltas en sus ángeles. Si esa conclusión fuera cierta, significaría que los humanos nunca podrían complacer a Dios. Después, Bildad afirmó que a Dios le importaba la integridad de Job tanto como la integridad de un gusano (Job 4:12-18; 15:15; 22:2, 3; 25:4-6).
¿Alguna vez ha intentado consolar a alguien que está sufriendo un gran dolor? No es nada fácil. Pero las palabras de los compañeros insensatos que visitaron a Job nos enseñan mucho sobre lo que no debemos decir. Por ejemplo, en la larga lista de palabras arrogantes que usaron en sus razonamientos equivocados, esos tres hombres nunca se dirigieron a Job por su nombre. No se molestaron en pensar que Job tenía el corazón destrozado ni vieron la necesidad de tratarlo con amabilidad.a Por eso, si alguien a quien usted aprecia está desanimado, sea amable, cariñoso y considerado. Trate de animarlo y de fortalecer su fe. Ayúdelo a confiar en Dios, en su gran bondad, su misericordia y su justicia. Eso es lo que Job hubiera hecho por sus compañeros (Job 16:4, 5).
-
-
Jehová curó su dolorEjemplos de fe
-
-
a Elifaz, Bildad y Zofar hablaron tanto que sus palabras ocupan nueve capítulos de la Biblia. Pero no hay registro de que se hayan dirigido a Job por su nombre ni una sola vez.
-