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    La Atalaya (estudio) 2024 | diciembre
    • ARTÍCULO DE ESTUDIO 48

      CANCIÓN 97 Nuestra vida depende de la Palabra de Dios

      Lecciones del milagro de los panes

      “Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí nunca más tendrá hambre” (JUAN 6:35).

      TEMA

      Qué lecciones extraemos del relato del capítulo 6 de Juan, cuando Jesús multiplicó los panes y los peces para alimentar a una gran multitud.

      1. ¿Qué importancia tenía el pan en tiempos bíblicos?

      EL PAN era un alimento básico en tiempos bíblicos (Gén. 14:18; Luc. 4:4). Era tan importante que la Biblia a veces lo usa para referirse a la comida en general (Mat. 6:11; Hech. 20:7, nota de estudio). El pan fue también un elemento central de dos milagros de Jesús muy conocidos (Mat. 16:9, 10). Examinemos uno de esos relatos, que se encuentra en el capítulo 6 de Juan, y veamos qué lecciones podemos extraer para nuestros días.

      2. ¿En qué ocasión necesitaron alimento miles de personas?

      2 Los apóstoles habían terminado una gira de predicación. Jesús cruzó con ellos el mar de Galilea en barca y los llevó a un lugar retirado cerca de la ciudad de Betsaida para que pudieran descansar (Mar. 6:7, 30-32; Luc. 9:10). Pero enseguida se vieron rodeados por miles de personas que vinieron a ver a Jesús. Y él no las ignoró. Bondadosamente, dedicó tiempo a hablarles del Reino y a curar a los enfermos. Como se estaba haciendo tarde, los discípulos se preguntaban cómo haría toda esa gente para conseguir algo de comer. Algunos quizás llevaban unas pocas provisiones, pero la mayoría tendría que ir a las aldeas y comprar comida (Mat. 14:15; Juan 6:4, 5). ¿Qué haría Jesús?

      LES DIO PAN MILAGROSAMENTE

      3. ¿Cómo reaccionó Jesús al ver la necesidad de la gente? (Vea también la imagen de la portada).

      3 Jesús les dijo a sus apóstoles: “No hace falta que se vayan. Denles de comer ustedes” (Mat. 14:16). Esto era un gran problema porque había unos 5.000 hombres, y, si se añaden las mujeres y los niños, pueden haber sido unas 15.000 personas (Mat. 14:21). Andrés dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescaditos. Pero ¿qué es eso para tanta gente?” (Juan 6:9). El pan de cebada era común y barato, y los pescaditos quizás fueran secos y salados. En cualquier caso, esa cantidad no alcanzaría para alimentar a tanta gente.

      Jesús les da pan y pescado a sus discípulos. Los discípulos distribuyen la comida entre una multitud de hombres, mujeres y niños.

      Jesús cubrió las necesidades espirituales y físicas de la gente. (Vea el párrafo 3).


      4. ¿Qué lecciones sacamos de Juan 6:11-13? (Vea también las imágenes).

      4 Como Jesús quería ser hospitalario, le pidió a la gente que se sentara por grupos en la hierba (Mar. 6:39, 40; lea Juan 6:11-13). La Biblia dice que Jesús le dio gracias a su Padre por el pan y los pescaditos. Fue muy apropiado que lo hiciera, porque en realidad fue Dios el que proporcionó la comida. Esto nos recuerda que debemos seguir el ejemplo de Jesús y orar antes de comer, sea que estemos solos o acompañados. Después, Jesús hizo que se distribuyera la comida, y la multitud comió hasta quedar satisfecha. Aun así, sobró comida y Jesús no quería que se desperdiciara. Por eso mandó que se recogiera, posiblemente para usarla más tarde. De este modo, Jesús nos enseñó a aprovechar bien nuestros recursos. Los padres pueden repasar este relato con sus hijos para enseñarles a orar y a ser hospitalarios y generosos.

      Imágenes de hermanos y hermanas que oran antes de comer: 1. Una joven Testigo en la cafetería de la escuela con compañeros conversando detrás de ella. 2. Un hermano que trabaja en la construcción, en su descanso del mediodía con sus compañeros al lado. 3. Un matrimonio y su hija en el comedor de su casa.

      Pregúntese: “¿Sigo el ejemplo de Jesús y oro antes de comer?”. (Vea el párrafo 4).


      5. ¿Cómo reaccionó la gente ante los milagros que vieron ese día, pero qué hizo Jesús?

      5 La gente estaba impresionada por la forma de enseñar de Jesús y sus milagros. Sabían que Moisés había prometido que Dios nombraría un profeta especial, así que es posible que se preguntaran si sería Jesús (Deut. 18:15-18). En ese caso, tal vez creyeran que Jesús sería un gobernante magnífico, capaz de alimentar a toda la nación. Eso explica que estuvieran a punto de “llevárselo a la fuerza y hacerlo rey” (Juan 6:14, 15). Si Jesús lo hubiera permitido, habría estado participando en los asuntos políticos de los judíos, que estaban bajo el dominio romano. Pero no lo hizo. El relato dice que Jesús, sin dudarlo, “se retiró [...] a la montaña”. A pesar de que lo presionaron, no se metió en política. ¡Qué gran lección para nosotros!

      6. ¿Cómo podemos copiar el ejemplo de Jesús? (Vea también la imagen).

      6 Por supuesto, nadie va a pedirnos que multipliquemos panes o curemos enfermedades milagrosamente. Tampoco tratarán de hacernos reyes ni gobernantes. Pero es posible que nos presionen para que participemos en asuntos políticos votando por alguien o apoyando de alguna manera a quien ellos creen que podrá mejorar la situación. Sin embargo, Jesús dejó un ejemplo muy claro. Se negó a intervenir en temas políticos. Y más tarde dijo: “Mi Reino no es parte de este mundo” (Juan 17:14; 18:36). Los cristianos hacemos bien en copiar la forma de pensar y actuar de Jesús. Nosotros apoyamos lealmente el Reino de Dios, damos testimonio acerca de él y oramos para que venga (Mat. 6:10). Veamos qué más podemos aprender del milagro de Jesús de multiplicar los panes.

      Poncio Pilato interroga a Jesús, quien está custodiado por dos soldados romanos.

      Jesús les dio el ejemplo a sus discípulos al no intervenir en los asuntos políticos ni de los judíos ni de los romanos. (Vea el párrafo 6).


      “EL SIGNIFICADO DEL MILAGRO DE LOS PANES”

      7. ¿Qué otro milagro hizo Jesús, y cómo reaccionaron los apóstoles? (Juan 6:16-20).

      7 Después de alimentar a la multitud, Jesús les dijo a sus apóstoles que regresaran a Capernaúm en barca y se retiró a la montaña para evitar que lo hicieran rey (lea Juan 6:16-20). Durante el viaje en la barca, se desató una tormenta con fuertes vientos y olas. Entonces, Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua y le dijo al apóstol Pedro que también lo hiciera (Mat. 14:22-31). Cuando Jesús se subió a la barca, el viento se calmó. Llenos de asombro, los discípulos dijeron: “Tú realmente eres el Hijo de Dios” (Mat. 14:33).a Aun así, todavía no veían la relación entre este milagro y lo que había pasado antes con la multitud. Marcos añade el detalle de que el asombro de los apóstoles fue enorme, porque “no habían captado el significado del milagro de los panes, y su corazón seguía cerrado, incapaz de entender” (Mar. 6:50-52). En efecto, no alcanzaban a entender todo el poder que Jehová le había dado a Jesús para hacer milagros. Poco después, Jesús volvería a hablar del milagro de los panes, y así nos enseñaría otra importante lección.

      8, 9. ¿Por qué fue la multitud a buscar a Jesús? (Juan 6:26, 27).

      8 Lo que más le interesaba a la multitud a la que Jesús alimentó era satisfacer sus deseos y necesidades físicas. Es cierto que, al día siguiente, cuando vieron que Jesús y sus apóstoles se habían ido, ellos se subieron a otras barcas que venían de Tiberíades y se fueron en dirección a Capernaúm para buscar a Jesús (Juan 6:22-24). Pero ¿lo hicieron principalmente para escucharle hablar más acerca del Reino? Está claro que no. Su principal interés era satisfacer su necesidad de pan. ¿Cómo lo sabemos?

      9 Fijémonos en lo que pasó cuando la multitud se encontró con Jesús cerca de Capernaúm. Jesús les dijo claramente que la prioridad de ellos era satisfacer sus necesidades físicas. Indicó que ellos “comieron de los panes hasta quedar satisfechos” con “alimento que se echa a perder”. Y los animó más bien a trabajar por “el alimento que dura y lleva a vida eterna” (lea Juan 6:26, 27). También les dijo que sería su Padre quien les daría ese alimento. La idea de que un alimento pudiera llevar a vida eterna tiene que haberles resultado sorprendente. Pero ¿qué alimento sería ese y cómo podrían conseguirlo?

      10. ¿Qué “obra de Dios” tenía que realizar la gente para conseguir vida eterna?

      10 Parece que aquellos judíos creían que tenían que realizar algún tipo de obras para recibir ese alimento. Puede ser que estuvieran pensando en las “obras” de la Ley mosaica. Sin embargo, Jesús les dijo: “Esta es la obra de Dios: que demuestren fe en el que él envió” (Juan 6:28, 29). Para tener “vida eterna”, es necesario demostrar fe en el representante de Dios. De hecho, Jesús ya había hablado de eso anteriormente (Juan 3:16-18, 36). Y más adelante volvería a hablar de lo que debemos hacer para tener vida eterna (Juan 17:3).

      11. ¿Cómo demostraron los judíos que seguían pensando en satisfacerse con pan literal? (Salmo 78:24, 25).

      11 Esos judíos no aceptaron lo que Jesús les enseñó acerca de esa nueva “obra de Dios”. Por eso le preguntaron: “¿Y qué milagro vas a hacer para que lo veamos y te creamos?” (Juan 6:30). Entonces le mencionaron que sus antepasados de los días de Moisés habían recibido el maná, que podía compararse a pan (Neh. 9:15; lea Salmo 78:24, 25). Está claro que seguían pensando en satisfacerse con pan literal. De ahí que no le pidieran explicaciones a Jesús cuando justo después les habló del “verdadero pan del cielo”, que era como maná del cielo que da vida (Juan 6:32). Estaban tan centrados en sus necesidades físicas que pasaron por alto las verdades espirituales que Jesús estaba tratando de enseñarles. ¿Qué podemos aprender nosotros de este relato?

      NUESTRO PRINCIPAL INTERÉS

      12. ¿Cómo dejó claro Jesús qué es lo más importante?

      12 Una lección importante que encontramos en el capítulo 6 de Juan es esta: nuestro principal interés deben ser las necesidades espirituales. Ya Jesús había resaltado este punto cuando rechazó una de las tentaciones de Satanás (Mat. 4:3, 4). Y en el Sermón del Monte también había destacado que debemos reconocer nuestras necesidades espirituales (Mat. 5:3). Por eso, preguntémonos: “¿Demuestra mi manera de vivir que me intereso más por mis necesidades espirituales que por mis deseos físicos?”.

      13. a) ¿Por qué no está mal que disfrutemos de la comida? b) ¿Qué advertencia debemos tomar muy en serio? (1 Corintios 10:6, 7, 11).

      13 Claro, no está mal que le pidamos a Dios las cosas que necesitamos y que luego disfrutemos de ellas (Luc. 11:3). La Biblia dice que el duro trabajo que nos permite comer y beber nos produce alegría y “viene de la mano del Dios verdadero” (Ecl. 2:24; 8:15; Sant. 1:17). Aun así, tenemos que mantener las necesidades materiales en su debido lugar. Eso es lo que les recordó el apóstol Pablo a los cristianos que vivían cerca del fin de los sistemas judíos. Les escribió acerca de sucesos de la historia de Israel, como los que tuvieron lugar cerca del monte Sinaí. Y les advirtió que no desearan “cosas perjudiciales”, como habían hecho los israelitas (lea 1 Corintios 10:6, 7, 11). Ellos dejaron que sus ganas de comer convirtieran las provisiones milagrosas de Jehová en “cosas perjudiciales” (Núm. 11:4-6, 31-34). Y lo mismo hicieron cuando se pusieron a comer, beber y pasar un buen rato mientras adoraban al becerro de oro (Éx. 32:4-6). Pablo citó este caso como advertencia para los cristianos que vivían antes del fin de los sistemas judíos, que tendría lugar en el año 70 de nuestra era. Hoy nosotros también vivimos muy cerca del fin de un sistema, y por eso hacemos bien en tomar muy en serio el consejo de Pablo.

      14. ¿Qué dice la Biblia sobre la comida en el nuevo mundo?

      14 Cuando Jesús nos enseñó a pedirle a Dios “nuestro pan para este día”, también habló del tiempo en que su voluntad se hará “como en el cielo, también en la tierra” (Mat. 6:9-11). ¿Cómo se imagina ese tiempo? La Biblia indica que la voluntad de Dios incluye que haya buenos alimentos en la Tierra. En Isaías 25:6-8 se promete que bajo el Reino de Jehová habrá muchísima comida de calidad. Y en Salmo 72:16 se predice que “en la tierra habrá grano en abundancia, extraordinaria abundancia en las cumbres de las montañas”. ¿Se imagina usando ese grano para preparar su pan favorito o para probar alguna nueva receta? ¿Y se ve disfrutando del fruto de las viñas que haya plantado? (Is. 65:21, 22). Además, no será el único que disfrute de estas bendiciones.

      15. ¿Qué tendrán que aprender los que resuciten? (Juan 6:35).

      15 (Lea Juan 6:35). ¿Qué les espera a las personas que comieron del pan y de los pescados que Jesús multiplicó milagrosamente? Cuando llegue la resurrección, tal vez conozcamos a algunas de ellas. Es posible que resuciten aunque en el pasado no demostraran fe (Juan 5:28, 29). Tendrán que aprender lo que significan estas palabras de Jesús: “Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí nunca más tendrá hambre”. Deberán poner su fe en el sacrificio redentor de Jesús, es decir, fe en que él dio su vida por ellas. En ese tiempo habrá un programa de educación espiritual para todos los que resuciten y cualquier niño que nazca en el nuevo mundo. ¡Qué felices seremos al participar en ese programa de enseñanza! Nos producirá mucha más satisfacción que comer pan. Sin duda, lo más importante será lo espiritual.

      16. ¿Qué analizaremos en el siguiente artículo?

      16 Hasta ahora solo hemos analizado una parte del capítulo 6 de Juan. Pero Jesús tenía mucho más que decir sobre la “vida eterna”. Era un tema de gran interés para los judíos y también lo es para nosotros. En el siguiente artículo seguiremos analizando el capítulo 6 de Juan.

  • Qué hay que hacer para conseguir vida eterna
    La Atalaya (estudio) 2024 | diciembre
    • ARTÍCULO DE ESTUDIO 49

      CANCIÓN 147 Dios nos promete la vida eterna

      Qué hay que hacer para conseguir vida eterna

      “Que todo el que reconozca al Hijo y demuestre fe en él tenga vida eterna” (JUAN 6:40).

      TEMA

      Cómo beneficia el sacrificio de Jesucristo tanto a los ungidos como a las otras ovejas.

      1. ¿Qué les parece a algunas personas la idea de vivir para siempre?

      MUCHAS personas vigilan lo que comen y tratan de hacer ejercicio con regularidad para mantenerse sanas. Aun así, no esperan vivir para siempre. Tal vez les parezca una utopía, o incluso una idea poco deseable porque no quieren sufrir los problemas de la vejez. Sin embargo, Jesús habló en tono positivo de la “vida eterna”, como leemos en Juan 3:16 y 5:24.

      2. ¿Qué dice el capítulo 6 de Juan sobre la vida eterna? (Juan 6:39, 40).

      2 Un día, Jesús alimentó milagrosamente con panes y pescados a miles de personas.a Lo que hizo fue asombroso, pero lo que dijo al día siguiente lo fue mucho más. Esa multitud lo había seguido hasta Capernaúm, a orillas del mar de Galilea, y allí él les dijo que los seres humanos podrían resucitar y disfrutar de vida eterna (lea Juan 6:39, 40). Piense en los familiares y amigos que usted ha perdido. Lo que Jesús dijo nos enseña que muchas personas que han muerto resucitarán y que usted y sus seres queridos podrán disfrutar de vida eterna. Pero, en el capítulo 6 de Juan, Jesús dijo otras palabras que para muchos han resultado difíciles de entender. Examinémoslas con más detalle.

      3. Según Juan 6:51, ¿qué enseñó Jesús sobre sí mismo?

      3 La multitud de Capernaúm vio una relación entre los panes que Jesús les había dado hacía poco y el maná que Jehová les había proporcionado a sus antepasados. La propia Biblia llama al maná “pan del cielo” (Sal. 105:40; Juan 6:31). Jesús aprovechó el tema del maná para enseñarles algo más. Aunque el maná era un regalo milagroso de Dios, los que lo comieron no se libraron de la muerte (Juan 6:49). Sin embargo, Jesús se llamó a sí mismo “el verdadero pan del cielo”, “el pan de Dios” y “el pan de la vida” (Juan 6:32, 33, 35). Y, más adelante, indicó una diferencia fundamental entre el maná y él mismo. Dijo: “Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguien come de este pan, vivirá para siempre” (lea Juan 6:51). Estas palabras dejaron muy confundidos a aquellos judíos. ¿Cómo podía afirmar Jesús que había bajado del cielo y que era un “pan” superior al maná que Dios les había dado milagrosamente a sus antepasados? Jesús les dio una pista interesante cuando dijo: “El pan que yo voy a entregar [...] es mi carne”. ¿A qué podría estar refiriéndose? Nos interesa conocer la respuesta, porque así sabremos qué hace posible que nosotros y nuestros seres queridos podamos vivir para siempre. Veamos de qué hablaba Jesús.

      “EL PAN VIVO” Y SU CARNE

      4. ¿Por qué se escandalizaron algunos al oír lo que dijo Jesús?

      4 Algunos de los que oyeron a Jesús se escandalizaron al oírle decir que entregaría su carne para que el mundo viviera. A lo mejor pensaron que tendrían que comer la carne literal de Jesús, lo que los convertiría en caníbales (Juan 6:52). Pero Jesús luego añadió un detalle aún más impactante: “Si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes mismos” (Juan 6:53).

      5. ¿Por qué sabemos que Jesús no le estaba pidiendo a la gente que bebiera su sangre literal?

      5 Ya en los días de Noé, Dios les había prohibido a los seres humanos consumir sangre (Gén. 9:3, 4). Y más tarde repitió esta prohibición en la Ley que le dio a Israel. Todo el que comiera sangre tenía que “ser eliminado” (Lev. 7:27). Jesús respaldó la Ley de Moisés (Mat. 5:17-19). Por eso es impensable que le pidiera a una multitud de judíos que literalmente comiera su carne o bebiera su sangre. En realidad, con estas palabras tan llamativas, Jesús estaba enseñándole a la gente cómo conseguir la vida, la “vida eterna” (Juan 6:54).

      6. ¿Qué más nos ayuda a entender que Jesús hablaba en sentido figurado cuando dijo que había que comer su carne y beber su sangre?

      6 Está claro que Jesús estaba hablando en sentido figurado. No era la primera vez que lo hacía, pues recordemos lo que le dijo a la samaritana: “El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed. Más bien, el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial que brotará para dar vida eterna” (Juan 4:7, 14).b Jesús no estaba dando a entender que la samaritana recibiría vida eterna con solo beber agua de un pozo en particular. Igualmente, tampoco estaba diciendo que la multitud a la que le habló en Capernaúm viviría para siempre si literalmente comía la carne de él y bebía su sangre.

      DIFERENCIAS ENTRE DOS OCASIONES

      7. ¿Qué afirman algunos sobre lo que Jesús dijo en Juan 6:53?

      7 Algunas personas religiosas afirman que lo que Jesús dijo en Juan 6:53 sobre comer su carne y beber su sangre sentó la base para la Cena del Señor. Se basan en que en esta ocasión posterior él utilizó palabras parecidas (Mat. 26:26-28). Ellos afirman que todos los que asisten a la Cena del Señor deben comer el pan y beber el vino que se pasan entre los presentes. ¿Es correcto lo que dicen? Es importante saber la respuesta porque todos los años millones de personas por todo el mundo se reúnen con nosotros para celebrar este acontecimiento. Veremos varias diferencias entre las palabras de Juan 6:53 y lo que Jesús dijo durante la Cena del Señor.

      8. ¿Cuáles son algunas diferencias entre estas dos ocasiones? (Vea también las imágenes).

      8 Examinemos dos diferencias entre estas dos ocasiones. Primero, ¿cuándo y dónde pronunció Jesús las palabras de Juan 6:53-56? Fue delante de una multitud de judíos en Galilea en el año 32 de nuestra era. Esto fue un año antes de establecer la Cena del Señor en Jerusalén. Segundo, ¿a quién le dirigió sus palabras? En Galilea, la mayoría de los oyentes de Jesús estaban más interesados en sus necesidades físicas que en sus necesidades espirituales (Juan 6:26). De hecho, cuando Jesús dijo algo que les pareció difícil de entender, enseguida perdieron la fe en él. Hasta algunos de sus discípulos dejaron de seguirlo (Juan 6:14, 36, 42, 60, 64, 66). Pero lo que pasó en esta ocasión fue muy diferente de lo que sucedió un año después, en el 33, cuando Jesús estableció la Cena del Señor. En esa ocasión estaban con él sus 11 apóstoles fieles, aunque no comprendían del todo lo que él estaba enseñando. Sin embargo, ellos no eran como la mayoría de los que estaban en Galilea. Los apóstoles fieles estaban convencidos de que Jesús era el Hijo de Dios que había bajado del cielo (Mat. 16:16). Por eso, él los felicitó por su actitud: “Ustedes son los que en mis pruebas se han mantenido a mi lado” (Luc. 22:28). Basta con estas dos diferencias para comprender que no tiene sentido afirmar que las palabras de Juan 6:53 sentaron la base para la Cena del Señor. Pero hay más pruebas.

      Serie de imágenes: 1. Jesús hablándole a una multitud. Algunos de los que lo escuchan están murmurando y otros están escandalizados. 2. Jesús estableciendo la Cena del Señor con sus apóstoles fieles.

      El capítulo 6 de Juan menciona lo que Jesús le dijo a una multitud de judíos en Galilea (izquierda). Un año después le habló a su pequeño grupo de apóstoles fieles en Jerusalén (derecha). (Vea el párrafo 8).


      LAS PALABRAS DE JESÚS Y USTED

      9. ¿A quiénes aplican las palabras que dijo Jesús en la Cena del Señor?

      9 En la Cena del Señor, Jesús les ofreció a sus apóstoles pan sin levadura y les dijo que representaba su cuerpo. Luego les pasó el vino y les dijo que representaba “la sangre del pacto” (Mar. 14:22-25; Luc. 22:20; 1 Cor. 11:24). Este último detalle es muy significativo. Este nuevo pacto no se hace con la humanidad en general, sino con “la casa de Israel”, es decir, con los israelitas espirituales, que gobernarán con Cristo “en el Reino de Dios” (Heb. 8:6, 10; 9:15). En ese momento, los apóstoles no entendieron todo lo que eso significaba. Pero pronto serían ungidos con espíritu santo y formarían parte del nuevo pacto para recibir un lugar junto a Jesús en el cielo (Juan 14:2, 3).

      10. ¿Cuál es otra diferencia entre lo que Jesús dijo en Galilea y lo que dijo durante la Cena del Señor? (Vea también la imagen).

      10 Hay que resaltar que, durante la Cena del Señor, Jesús se centró en el “rebaño pequeño”. Este pequeño grupo estaba formado inicialmente por los apóstoles fieles que lo acompañaron en aquella cena (Luc. 12:32). Tanto ellos como otras personas que formarían parte del mismo grupo tendrían que comer del pan y beber del vino. Todos ellos recibirán un lugar en el cielo junto a Jesús. Lo que él les dijo a sus apóstoles en esta ocasión es muy diferente de lo que le dijo a la multitud en Galilea. Allí Jesús tenía en mente a un grupo más amplio, por lo que sus palabras aplican a muchísimas más personas.

      Un hermano comiendo del pan durante la Cena del Señor.

      Los que comen del pan y beben del vino en la Conmemoración son un grupo pequeño, pero “todo” el que demuestra fe en Jesús puede recibir vida eterna. (Vea el párrafo 10).


      11. ¿Cómo sabemos que la bendición de la que habló Jesús en Galilea no era para un grupo limitado de personas?

      11 Cuando Jesús estaba en Galilea en el año 32, se estaba dirigiendo principalmente a judíos que querían que les diera pan. Pero él les habló de algo mucho más beneficioso que los alimentos literales: algo que les permitiría tener vida eterna. Además, indicó que los que murieran podrían resucitar en el último día y vivir para siempre. Él no estaba hablando de una bendición para unos pocos escogidos, para un grupo limitado, como en el caso de la Cena del Señor. Más bien, en Galilea se centró en una bendición que estaría al alcance de todas las personas. De hecho, dijo: “Si alguien come de este pan, vivirá para siempre. [...] El pan que yo voy a entregar para que el mundo viva es mi carne” (Juan 6:51).c

      12. ¿Qué hace falta para recibir la vida eterna de la que habló Jesús en Galilea?

      12 En Galilea, Jesús no les dijo a los judíos que todas las personas —tanto las que habían vivido en el pasado como las que nacieran después— recibirían automáticamente esta bendición. Solo la recibirán los que coman del pan, es decir, los que demuestren fe. Muchos que afirman ser cristianos piensan que para salvarse basta con que “crean” en Jesús y lo vean como su Salvador personal (Juan 6:29, Nueva Versión Internacional). Pero lo cierto es que algunos de la multitud al principio creían en Jesús y luego lo abandonaron. ¿Por qué pasó esto?

      13. ¿Qué hacía falta para ser un verdadero discípulo de Jesús?

      13 La mayoría de las personas de la multitud a la que Jesús alimentó estaban dispuestas a seguirlo siempre y cuando les diera lo que querían. Lo que les interesaba eran las curaciones milagrosas, la comida gratis y las enseñanzas que concordaran con lo que querían oír. Pero Jesús les mostró que para ser sus verdaderos discípulos hacía falta algo más. Él no había venido a la Tierra sencillamente para satisfacer las necesidades físicas de la gente. Ellos tenían que “acudir” a Jesús, es decir, aceptar y obedecer todo lo que él enseñaba (Juan 5:40; 6:44).

      14. ¿Qué tenemos que hacer para beneficiarnos de la carne y la sangre de Jesús?

      14 Jesús destacó que ellos tenían que demostrar fe. Pero fe... ¿en qué? En que la carne y la sangre que él iba a sacrificar les permitirían tener vida eterna. Esa fe era imprescindible para aquellos judíos, y también lo es hoy (Juan 6:40). Así es, para que nos beneficiemos de la sangre y la carne de Jesús mencionadas en Juan 6:53, tenemos que demostrar fe en el rescate. Y esta oportunidad está al alcance de un inmenso número de personas (Efes. 1:7).

      15, 16. ¿Qué beneficios nos recuerda el capítulo 6 de Juan?

      15 El capítulo 6 de Juan es muy valioso para nosotros y para nuestros seres queridos. Muestra cuánto quiere Jesús a la gente. En Galilea curó a los enfermos, le habló a la gente acerca del Reino y alimentó a los hambrientos (Luc. 9:11; Juan 6:2, 11, 12). Y no solo eso, les enseñó que él es el “pan de la vida” (Juan 6:35, 48).

      16 Las personas a las que Jesús llamó “otras ovejas” no deben comer del pan ni beber del vino en la celebración anual de la Cena del Señor (Juan 10:16). Pero sí se benefician de la carne y la sangre de Jesucristo. Lo hacen al demostrar fe en el sacrificio redentor de Jesús (Juan 6:53). En cambio, los que sí deben comer del pan y beber del vino indican, al hacerlo, que forman parte del nuevo pacto y son herederos del Reino celestial. Por lo tanto, el capítulo 6 de Juan tiene mucho valor para todos nosotros, seamos de los ungidos o de las otras ovejas. Destaca que es esencial demostrar fe para tener vida eterna.

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