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¿Nos condicionan las circunstancias?La Atalaya 2004 | 1 de junio
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Enfrentados a graves problemas
Con tan solo 17 años, José tuvo que enfrentarse a una situación familiar delicada. Sus hermanos mayores se habían dado cuenta de que su padre Jacob “lo amaba más que a todos sus hermanos”, de modo que “empezaron a odiarlo, y no podían hablarle pacíficamente” (Génesis 37:4). No cuesta imaginarse la ansiedad y la tensión que le causó a José esta situación. Al final, el odio de sus hermanos llegó a tal punto que lo vendieron como esclavo (Génesis 37:26-33).
Durante su esclavitud en Egipto, José tuvo que aguantar las insinuaciones inmorales de la esposa de su amo. Enojada por su rechazo, ella lo acusó falsamente de tratar de violarla. Como consecuencia, José fue entregado “a la casa de encierro”, donde “con grilletes afligieron sus pies, en hierros entró su alma” (Génesis 39:7-20; Salmo 105:17, 18). ¡Qué angustioso debió de resultarle! Estuvo unos trece años de su vida esclavizado o preso debido a injusticias que otros, incluidos miembros de su propia familia, habían cometido contra él (Génesis 37:2; 41:46).
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¿Nos condicionan las circunstancias?La Atalaya 2004 | 1 de junio
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No guardemos rencor ni sintamos amargura
En primer lugar, estos hombres fieles no se dejaron entrampar por la amargura y el resentimiento. Mientras estuvo en prisión, José fácilmente pudo haberse concentrado en la traición de sus hermanos y quizás planear cómo se vengaría si alguna vez los volvía a ver. ¿Cómo sabemos que José no cedió a esta forma de pensar negativa? Observemos su reacción cuando se le presentó la oportunidad de vengarse de sus hermanos, quienes habían viajado a Egipto para comprar grano. El relato dice: “[José] se apartó de ellos y empezó a llorar. [...] Después de eso José dio el mandato, y [sus siervos] se pusieron a [llenar] de grano [los] receptáculos [de sus hermanos]. Además, habían de devolver el dinero de los hombres al saco individual de cada uno y darles provisiones para el viaje”. Más tarde, cuando envió a sus hermanos para que llevaran a su padre a Egipto, José los animó con las siguientes palabras: “No se exasperen unos con otros en el camino”. José demostró de palabra y obra que no había permitido que el rencor le amargara la vida (Génesis 42:24, 25; 45:24).
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Saquémosle el mejor partido a la situación
La segunda lección que aprendemos es que no debemos consentir que las circunstancias nos inmovilicen. Quizás nos preocupe tanto lo que no podemos hacer, que pasemos por alto lo que sí podemos hacer, y comiencen a dominarnos las circunstancias. De igual modo pudo haberle ocurrido a José. En cambio, optó por aprovechar al máximo la situación. Mientras fue esclavo, José “siguió hallando favor a [los] ojos [de su amo], y lo atendía de continuo, de modo que él lo nombró sobre su casa”. Lo mismo hizo en la prisión. Gracias a la bendición de Jehová y a la diligencia de José, “el oficial principal de la casa de encierro entregó en la mano de José a todos los presos que estaban en la casa de encierro; y resultó que él era quien se encargaba de que se hiciera todo lo que ellos hacían allí” (Génesis 39:4, 21-23).
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Confiemos en Jehová
La tercera lección es que, en lugar de recurrir a algún medio contrario a las Escrituras para cambiar nuestra situación, debemos confiar en Jehová. El discípulo Santiago escribió: “Que el aguante tenga completa su obra, para que sean completos y sanos en todo respecto, sin tener deficiencia en nada” (Santiago 1:4). Para que el aguante pueda tener “completa su obra”, hemos de permitir que la prueba siga su curso sin ponerle fin rápidamente por medios antibíblicos. Entonces nuestra fe habrá sido probada y refinada, y su poder sustentador, puesto de manifiesto. José y David demostraron esta clase de aguante. No buscaron una solución que pudiera desagradar a Jehová, sino que se esforzaron por aprovechar al máximo la situación. Confiaron en Jehová, y él los bendijo en abundancia. Los utilizó para liberar y guiar a Su pueblo (Génesis 41:39-41; 45:5; 2 Samuel 5:4, 5).
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Jehová nos sostendrá
Meditar sobre la forma en la que personajes bíblicos como José y David se sobrepusieron con éxito a decepciones y circunstancias difíciles puede sernos de utilidad. Aunque sus historias tan solo ocupan unas pocas páginas de la Biblia, sus pruebas duraron muchos años. Preguntémonos: “¿Cómo lograron estos siervos de Dios asimilar su situación? ¿Cómo mantuvieron la alegría? ¿Qué cualidades tuvieron que cultivar?”.
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