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“Escuchen, por favor, este sueño”La Atalaya 2014 | 1 de agosto
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Jacob bendijo a José por su fe y rectitud
Jacob le concedió un gran honor a José, tal vez debido a que había defendido con valor lo que es justo: mandó que le hicieran una prenda de vestir especial (Génesis 37:3). Es muy probable que se tratara de una elegante túnica de manga larga, como la que se pondría un príncipe.
Sin duda, Jacob tenía buenas intenciones, y José debió de estar muy agradecido por las atenciones y el cariño de su padre. Pero esa prenda le causó muchísimos problemas al muchacho. Para empezar, José era pastor, una labor de campo muy difícil. Ya podemos imaginarlo vestido con semejante túnica y caminando con dificultad por entre la hierba crecida, trepando rocas o tratando de liberar una oveja perdida de un arbusto espinoso. Pero eso no era lo peor. ¿Qué iban a pensar sus hermanos cuando se enteraran de que su padre le había hecho este regalo tan especial?
La Biblia cuenta que cuando sus hermanos vieron que su padre lo amaba más que a ellos, “empezaron a odiarlo, y no podían hablarle pacíficamente” (Génesis 37:4).a Aunque es comprensible que se pusieran celosos, no debieron dejarse llevar por esta emoción tan dañina (Proverbios 14:30; 27:4). ¿Le ha sucedido a usted algo parecido? ¿Alguna vez ha sentido envidia porque alguien recibió la atención que usted quería? Pues no olvide a los hermanos de José. La envidia los empujó a hacer cosas terribles de las que más tarde se arrepintieron. Su ejemplo nos recuerda a los cristianos que lo mejor es “[regocijarse] con los que se regocijan” (Romanos 12:15).
De seguro, José percibió el odio de sus hermanos. ¿Se habrá quitado la túnica cuando estaba con ellos? Tal vez se sintiera tentado a hacerlo. No obstante, debemos recordar que Jacob se la había dado como muestra de su cariño y aprobación, y José no quería perder la confianza de su padre, por lo que siempre la llevaba puesta. Su ejemplo nos enseña mucho. Aunque Dios no es parcial, a veces trata con especial favor a algunos de sus siervos. Además, espera que su pueblo se distinga de este mundo corrupto e inmoral. La conducta de los cristianos verdaderos es como la túnica de José: los hace diferentes de quienes los rodean. Claro está, en ocasiones, su manera de comportarse produce envidias y rechazo (1 Pedro 4:4). ¿Deberían ocultar lo que son para evitarse problemas? No, tal como José no ocultó su túnica (Lucas 11:33).
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“Escuchen, por favor, este sueño”La Atalaya 2014 | 1 de agosto
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a Según algunos investigadores, los hermanos de José interpretaron este regalo como una prueba de que su padre tenía la intención de transferir al muchacho el derecho del primogénito, es decir, del hijo mayor. Ellos sabían que José era el primer hijo que Jacob había tenido con su esposa preferida, la mujer con la que él hubiera querido casarse primero. Además, Rubén, el primogénito, había deshonrado a su padre al acostarse con una de sus concubinas y había perdido el derecho que le correspondía (Génesis 35:22; 49:3, 4).
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