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Puntos sobresalientes del libro de JosuéLa Atalaya 2004 | 1 de diciembre
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La Palabra de Jehová es viva
Puntos sobresalientes del libro de Josué
ACAMPADOS en las llanuras de Moab, en 1473 a.E.C., los israelitas deben de emocionarse al oír las siguientes palabras: “Prepárense provisiones, porque de hoy a tres días van a cruzar este Jordán para entrar y tomar posesión de la tierra que Jehová su Dios les da para tomar posesión de ella” (Josué 1:11). Su viaje de cuarenta años por el desierto está llegando a su fin.
Poco más de dos decenios después, Josué, el caudillo del pueblo, se pone de pie en el corazón de la tierra de Canaán y declara a los ancianos de Israel: “Vean, yo les asigné por sorteo estas naciones que quedan como herencia para sus tribus, y todas las naciones que yo corté, desde el Jordán hasta el mar Grande, donde se pone el sol. Y Jehová su Dios fue el que siguió empujándolas de delante de ustedes, y las desposeyó por causa de ustedes, y ustedes tomaron posesión de la tierra de ellas, tal como les había prometido Jehová su Dios” (Josué 23:4, 5).
Escrito por Josué en 1450 a.E.C., el libro que lleva su nombre es un emocionante relato histórico de lo que sucedió durante esos veintidós años. Ahora que nos hallamos al umbral del prometido nuevo mundo, nuestra situación es parecida a la de los hijos de Israel que estaban listos para tomar posesión de la Tierra Prometida. Por este motivo, analicemos con interés el libro de Josué (Hebreos 4:12).
A “LAS LLANURAS DESÉRTICAS DE JERICÓ”
Josué recibe una asignación muy importante cuando Jehová le dice: “Moisés mi siervo está muerto; y ahora levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que les voy a dar a ellos, a los hijos de Israel” (Josué 1:2). Josué dirigirá a una nación de varios millones de personas a la Tierra Prometida. En preparación para ello, envía dos espías a Jericó, la primera ciudad que será conquistada. Allí vive Rahab la ramera, quien ha oído de los actos poderosos que Jehová ha efectuado a favor de su pueblo. Ella protege y ayuda a los espías, y a cambio, estos le prometen que sobrevivirá.
Cuando regresan los espías, Josué y el pueblo están listos para emprender la marcha y cruzar el Jordán. Aunque se desborda por sus riberas, el río no supone ningún obstáculo para ellos, pues Jehová lo detiene como si colocara una represa y permite que las aguas de más abajo se viertan en el mar Muerto. Los israelitas cruzan el Jordán y acampan en Guilgal, cerca de Jericó. Cuatro días más tarde, en la noche del 14 de Abib, celebran la Pascua en las llanuras desérticas de Jericó (Josué 5:10). Al día siguiente empiezan a comer del producto del suelo, y cesa la provisión del maná. Durante ese tiempo, Josué circuncida a todos los varones que nacieron en el desierto.
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Puntos sobresalientes del libro de JosuéLa Atalaya 2004 | 1 de diciembre
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CONTINÚA LA CONQUISTA
La ciudad de Jericó está ‘bien cerrada, nadie sale y nadie entra’ (Josué 6:1). ¿Cómo se tomará la ciudad? Jehová dice a Josué lo que tiene que hacer. Poco después, los muros se derrumban, y la ciudad queda destruida. Solo se salvan Rahab y sus parientes.
La siguiente conquista es la ciudad real de Hai. Los espías enviados a ella informan que tiene pocos habitantes, por lo que no se requieren muchos hombres para tomarla. Sin embargo, los tres mil soldados que se envían para atacarla terminan huyendo de los hombres de Hai. ¿Por qué? Jehová no está con los israelitas. Acán, de la tribu de Judá, pecó durante la invasión de Jericó. Tras atender el asunto, Josué marcha contra Hai. El rey de esta ciudad está ansioso de pelear con los israelitas, pues ya antes los ha vencido. Pero Josué aprovecha el exceso de confianza de los defensores y captura la ciudad.
Gabaón es ‘una ciudad grande, mayor que Hai, y todos sus hombres son poderosos’ (Josué 10:2). No obstante, al oír de las victorias de Israel sobre Jericó y Hai, los hombres de Gabaón se valen de una treta para que Josué celebre un pacto de paz con ellos. Las naciones vecinas ven en esta deserción una amenaza para ellas. Cinco de sus reyes forman una alianza y atacan Gabaón. Israel rescata a los gabaonitas y derrota por completo a los atacantes. Entre las demás conquistas bajo la dirección de Josué figuran ciudades en el sur y el oeste, así como la victoria sobre la coalición de los reyes del norte. El número de reyes vencidos al oeste del Jordán asciende a 31.
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Puntos sobresalientes del libro de JosuéLa Atalaya 2004 | 1 de diciembre
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JOSUÉ ASUME SU ÚLTIMA GRAN TAREA
Ya entrado en años —cerca de 90—, Josué emprende la enorme tarea de repartir la tierra. Tanto las tribus de Rubén y Gad como la media tribu de Manasés ya han recibido su herencia al este del Jordán. A las demás tribus se les da ahora una herencia en el lado oeste echando suertes.
Se erige el tabernáculo en Siló, en el territorio de Efraín. Caleb recibe la ciudad de Hebrón, y Josué, Timnat-sérah. Los levitas heredan 48 ciudades, entre ellas las seis ciudades de refugio. En su regreso a su herencia situada al este del Jordán, los guerreros de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés edifican un altar “sumamente descollante” (Josué 22:10). Las tribus que se encuentran al oeste del Jordán ven en esa acción un acto de apostasía, y por poco estalla una guerra entre las tribus; sin embargo, la buena comunicación impide el derramamiento de sangre.
Después que Josué ha vivido por algún tiempo en Timnat-sérah, reúne a los ancianos, los cabezas, los jueces y los oficiales de Israel, y los exhorta a ser valerosos y mantenerse fieles a Jehová. Luego congrega a todas las tribus en Siquem. Allí repasa los tratos de Jehová desde los días de Abrahán, y de nuevo los insta a “[temer] a Jehová y [servirle] exentos de falta y en verdad”. El pueblo se siente impulsado a responder: “¡A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz prestaremos atención!” (Josué 24:14, 15, 24). Tras estos sucesos, Josué muere a la edad de 110 años.
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