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  • Cómo sobrevivir al “día de Jehová”
    La Atalaya 1997 | 15 de diciembre
    • Cómo sobrevivir al “día de Jehová”

      “El día de Jehová es grande y muy inspirador de temor, ¿y quién puede sostenerse bajo él?” (JOEL 2:11.)

      1. ¿Por qué debe regocijarnos la venida del ‘día inspirador de temor de Jehová’?

      “¡INSPIRADOR de temor!” Así describe Joel, el profeta de Dios, el gran “día de Jehová”. Sin embargo, los que amamos a Jehová y nos hemos dedicado a él sobre la base del sacrificio de rescate de Jesús no tenemos que temer que se acerque el día de Jehová. Ese será en verdad un día estremecedor, pero también será un día de grandiosa salvación, el día en que se nos librará de un sistema de cosas inicuo que ha afligido a la humanidad durante milenios. Joel invita al pueblo de Dios a esperar con gozo y regocijo ese día “porque Jehová realmente hará una cosa grande”, y añade la promesa: “Tiene que ocurrir que todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo”. Luego, bajo el Reino de Dios, “resultarán estar los escapados, tal como ha dicho Jehová, y entre los sobrevivientes, a quienes Jehová llama”. (Joel 2:11, 21, 22, 32.)

      2. En el cumplimiento del propósito de Dios, ¿qué sucederá a) en el “día del Señor”; b) en el “día de Jehová”?

      2 No debe confundirse el día de Jehová inspirador de temor con “el día del Señor” de Revelación (Apocalipsis) 1:10. Este último abarca el cumplimiento de las dieciséis visiones descritas en los capítulos 1 a 22 de Revelación. Incluye el tiempo del cumplimiento de todos los acontecimientos que Jesús predijo como respuesta a la pregunta de sus discípulos: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”. La presencia celestial de Jesús se ha visto marcada en la Tierra por terribles ‘guerras, hambres, odios, pestes y actos de desafuero’. A medida que se han multiplicado las aflicciones, Jesús ha consolado a los seres humanos temerosos de Dios, mandando a sus discípulos actuales a predicar las “buenas nuevas del Reino [...] en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones”. Luego se producirá el clímax del día del Señor, “el fin” del sistema de cosas actual, el día inspirador de temor de Jehová. (Mateo 24:3-14; Lucas 21:11.) Este será el día en que Jehová ejecutará velozmente su sentencia contra el mundo corrupto de Satanás. “El cielo y la tierra ciertamente se mecerán; pero Jehová será un refugio para su pueblo.” (Joel 3:16.)

      Jehová actúa en tiempos de Noé

      3. ¿Qué paralelo hay entre las condiciones actuales y las del tiempo de Noé?

      3 Las condiciones mundiales de hoy son paralelas a las de “los días de Noé”, hace más de cuatro mil años. (Lucas 17:26, 27.) En Génesis 6:5 leemos: “Jehová vio que la maldad del hombre abundaba en la tierra, y que toda inclinación de los pensamientos del corazón de este era solamente mala todo el tiempo”. ¡Qué parecido al mundo de hoy en día! La iniquidad, la codicia y el desamor abundan por doquier. En ocasiones podemos pensar que la depravación de la humanidad ha tocado fondo. Pero la profecía del apóstol Pablo sobre “los últimos días” sigue cumpliéndose: “Los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor, extraviando y siendo extraviados”. (2 Timoteo 3:1, 13.)

      4. ¿Qué efecto tuvo la adoración falsa en tiempos primitivos?

      4 ¿Podía la religión haber mejorado la situación de la humanidad en los días de Noé? Por el contrario, una religión apóstata, como la que entonces existía, debió contribuir de manera importante a las calamitosas condiciones de aquel tiempo. Nuestros primeros padres habían sucumbido a la enseñanza falsa de “la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás”. En la segunda generación a partir de Adán “se dio comienzo a invocar el nombre de Jehová”, al parecer de manera blasfema. (Revelación 12:9; Génesis 3:3-6; 4:26.) Más tarde, unos ángeles rebeldes que no rindieron a Dios la devoción exclusiva que le debían se materializaron en cuerpos humanos para tener relaciones sexuales ilícitas con las hermosas hijas de los hombres. Estas mujeres dieron a luz gigantes híbridos, llamados nefilim, que oprimieron y acosaron a la humanidad. Bajo esta influencia demoníaca, “toda carne [arruinó] su camino sobre la tierra”. (Génesis 6:1-12.)

      5. ¿Qué exhortación de advertencia nos dio Jesús relativa a los acontecimientos del día de Noé?

      5 No obstante, una familia se mantuvo íntegra. Por ello, Dios “guardó en seguridad a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas cuando trajo un diluvio sobre un mundo de gente impía”. (2 Pedro 2:5.) Aquel Diluvio prefiguró el día de Jehová inspirador de temor, que señala el fin de este sistema de cosas sobre el cual Jesús profetizó: “Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre. Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre”. (Mateo 24:36-39.) Hoy nos encontramos en una situación similar, de modo que Jesús nos exhorta a ‘prestarnos atención y mantenernos despiertos en todo tiempo haciendo ruego para que logremos escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder’. (Lucas 21:34-36.)

      El castigo judicial de Jehová sobre Sodoma y Gomorra

      6, 7. a) ¿Qué prefiguraron los sucesos del tiempo de Lot? b) ¿Qué clara advertencia nos comunican estos sucesos?

      6 Cientos de años después del Diluvio, cuando los descendientes de Noé se habían multiplicado sobre la Tierra, el fiel Abrahán y su sobrino Lot fueron testigos oculares de otro día de Jehová inspirador de temor. Lot y su familia vivían en Sodoma. Esta ciudad, como la vecina, Gomorra, se había sumido en una repugnante inmoralidad sexual. También primaba el materialismo, y la esposa de Lot se vio finalmente afectada por esta actitud. Jehová le dijo a Abrahán: “El clamor de queja acerca de Sodoma y Gomorra es ciertamente fuerte, y su pecado es ciertamente muy grave”. (Génesis 18:20.) Abrahán suplicó a Jehová que perdonara a aquellas ciudades por causa de los justos que hubiera en ellas, pero Jehová respondió que ni siquiera pudo encontrar a diez justos. Dios luego envió a ángeles para ayudar a Lot y a sus dos hijas a escapar a la ciudad cercana de Zoar.

      7 ¿Qué sucedió después? Comparando nuestros “últimos días” a los del tiempo de Lot, Lucas 17:28-30 dice: “De igual modo, así como ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado”. La suerte de Sodoma y Gomorra en aquel terrible día de Jehová es una clara advertencia para nosotros en este tiempo de la presencia de Jesús. La generación actual de la humanidad también ha “cometido fornicación con exceso, e ido en pos de carne para uso contranatural”. (Judas 7.) Además, las depravadas costumbres sexuales de nuestro tiempo han sido responsables de muchas de las “pestes” que Jesús predijo para estos días. (Lucas 21:11.)

      Israel siega el “viento de tempestad”

      8. ¿Hasta qué grado cumplió Israel con el pacto de Jehová?

      8 Al debido tiempo, Jehová escogió a Israel para que fuera su “propiedad especial de entre todos los demás pueblos, [...] un reino de sacerdotes y una nación santa”. Pero este gran privilegio dependía de que ‘obedecieran estrictamente su voz y guardaran su pacto’. (Éxodo 19:5, 6.) ¿Lo hizo el pueblo? ¡En absoluto! Es cierto que hubo personas fieles de la nación que sirvieron fielmente a Dios: Moisés, Samuel, David, Jehosafat, Ezequías, Josías, así como profetas y profetisas piadosos. Sin embargo, la nación como tal fue infiel. Con el tiempo, el reino se dividió en dos: Israel y Judá. Ambas naciones se contaminaron con la adoración pagana y otras costumbres de los pueblos vecinos que deshonraban a Dios. (Ezequiel 23:49.)

      9. ¿Cómo juzgó Jehová al reino rebelde de diez tribus?

      9 ¿Qué hizo Jehová? Como siempre, primero dio una advertencia, según el principio que Amós declaró: “El Señor Soberano Jehová no hará ni una cosa a no ser que haya revelado su asunto confidencial a sus siervos los profetas”. Amós mismo proclamó un ay para el reino norteño de Israel: “¿Qué, entonces, significará para ustedes el día de Jehová? Será oscuridad, y no luz”. (Amós 3:7; 5:18.) Además, Oseas, profeta contemporáneo de Amós, dijo: “Es viento lo que siguen sembrando, y un viento de tempestad es lo que segarán”. (Oseas 8:7.) En 740 a.E.C. Jehová se valió del ejército asirio para devastar el reino norteño de Israel de una vez para siempre.

      Jehová pide cuentas a Judá por su apostasía

      10, 11. a) ¿Por qué no consintió Jehová en perdonar a Judá? b) ¿Qué cosas detestables habían corrompido a la nación?

      10 Jehová envió también a sus profetas al reino meridional de Judá. De todos modos, los reyes de Judá, como Manasés y su sucesor, Amón, siguieron haciendo lo que era malo a Sus ojos, derramando ‘sangre inocente en grandísima cantidad y sirviendo a los ídolos estercolizos e inclinándose ante ellos’. Aunque Josías, el hijo de Amón, hizo lo que era recto a los ojos de Jehová, los reyes que le sucedieron y el pueblo se entregaron de nuevo a la maldad, de modo que “Jehová no consintió en conceder perdón”. (2 Reyes 21:16-21; 24:3, 4.)

      11 Jehová declaró mediante el profeta Jeremías: “Una situación pasmosa, hasta una cosa horrible, se ha hecho que exista en el país: Los profetas mismos realmente profetizan en falsedad; y en cuanto a los sacerdotes, van sojuzgando conforme a sus poderes. Y mi propio pueblo así lo ha amado; ¿y qué harán ustedes al final de ello?”. La culpabilidad de derramamiento de sangre de la nación de Judá había llegado al extremo, y el pueblo se había corrompido por el hurto, el asesinato, el adulterio, el falso juramento, andar tras los dioses de las naciones y otros actos detestables. El templo de Dios se había convertido en “una cueva de salteadores”. (Jeremías 2:34; 5:30, 31; 7:8-12.)

      12. ¿Cómo castigó Jehová a la renegada Jerusalén?

      12 Jehová declaró: “Hay una calamidad que voy a traer desde el norte [Caldea], sí, un gran estallido”. (Jeremías 4:6.) De modo que atrajo a la potencia mundial de Babilonia, que en aquel tiempo era “el martillo de fragua de toda la tierra”, para asestar un duro golpe a la renegada Jerusalén y su templo. (Jeremías 50:23.) En 607 a.E.C., después de un largo sitio, la ciudad cayó ante el poderoso ejército de Nabucodonosor. “Y el rey de Babilonia procedió a degollar a los hijos de Sedequías [el rey] en Riblá delante de sus ojos, y a todos los nobles de Judá el rey de Babilonia los degolló. Y cegó los ojos de Sedequías, después de lo cual lo sujetó con grilletes de cobre, para llevarlo a Babilonia. Y en cuanto a la casa del rey y las casas del pueblo, los caldeos las quemaron con fuego, y demolieron los muros de Jerusalén. Y a los demás del pueblo que habían quedado en la ciudad, y a los desertores que se habían pasado a él, y a los demás del pueblo que quedaban se los llevó Nebuzaradán el jefe de la guardia de corps al destierro a Babilonia.” (Jeremías 39:6-9.)

      13. ¿Quiénes se salvaron en el día de Jehová de 607 a.E.C., y por qué?

      13 Sin lugar a dudas, aquel fue un día inspirador de temor. No obstante, unas cuantas almas obedecieron a Jehová y se salvaron de aquel juicio ardiente. Entre ellas se contaban los recabitas, que no eran israelitas y que, a diferencia de los habitantes de Judá, manifestaron una actitud humilde y obediente. También se salvaron Ébed-mélec, el fiel eunuco que rescató a Jeremías de una cisterna fangosa para que no muriera, y el escriba leal de Jeremías, Baruc. (Jeremías 35:18, 19; 38:7-13; 39:15-18; 45:1-5.) Fue a personas como estas a quienes Jehová dijo: “Yo mismo bien conozco los pensamientos que estoy pensando para con ustedes [...], pensamientos de paz, y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza”. Esta promesa tuvo un cumplimiento en miniatura en el año 539 a.E.C., cuando el rey Ciro, conquistador de Babilonia, liberó a los judíos temerosos de Dios para que regresaran a Jerusalén y reconstruyeran la ciudad y el templo. Las personas que hoy salen de la religión babilónica y abrazan la adoración pura de Jehová pueden de igual manera esperar un futuro glorioso de paz eterna en el Paraíso restaurado de Jehová. (Jeremías 29:11; Salmo 37:34; Revelación 18:2, 4.)

      La “gran tribulación” del siglo primero

      14. ¿Por qué rechazó Jehová permanentemente a Israel?

      14 Pasemos ahora al siglo primero de la era común. Para aquel tiempo los judíos restaurados habían caído de nuevo en la apostasía. Jehová envió a su Hijo unigénito a la Tierra para que fuera su Ungido, el Mesías. Durante los años 29 a 33 E.C. Jesús predicó por todo Israel, diciendo: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado”. (Mateo 4:17.) Además, reunió y preparó a discípulos para que colaboraran con él en la proclamación de las buenas nuevas del Reino. ¿Cómo respondieron los gobernantes de los judíos? Vilipendiaron a Jesús y finalmente cometieron el detestable crimen de someterlo a una muerte agónica en un madero de tormento. Jehová abandonó al pueblo judío. En aquella ocasión, el rechazo fue definitivo.

      15. ¿Qué tuvieron el privilegio de lograr los israelitas arrepentidos?

      15 El día de Pentecostés de 33 E.C., Jesús, ya resucitado, derramó el espíritu santo sobre sus discípulos, lo cual los facultó para hablar en lenguas a los judíos y prosélitos que en poco tiempo se habían reunido en aquel lugar. El apóstol Pedro dijo a la muchedumbre: “A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos. [...] Por lo tanto, sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios lo hizo Señor y también Cristo, a este Jesús a quien ustedes fijaron en un madero”. ¿Cómo reaccionaron los judíos sinceros? “Se sintieron heridos en el corazón”, se arrepintieron de sus pecados y se bautizaron. (Hechos 2:32-41.) La predicación del Reino se aceleró, y en treinta años se había extendido “en toda la creación que está bajo el cielo”. (Colosenses 1:23.)

      16. ¿Cómo maniobró Jehová los acontecimientos que llevaron a la ejecución de la sentencia contra el Israel natural?

      16 Entonces era el tiempo debido para que Jehová ejecutara la sentencia sobre el pueblo que había rechazado, el Israel natural. Muchos millares de personas procedentes de las naciones del mundo conocido de aquel entonces habían entrado en la congregación cristiana y se las había ungido como “el Israel de Dios” espiritual. (Gálatas 6:16.) No obstante, los judíos de aquel tiempo se habían sumido en un proceder de odio y violencia sectaria. Contrario a lo que Pablo había escrito acerca de ‘estar en sujeción a las autoridades superiores’, se rebelaron contra el poder romano. (Romanos 13:1.) Al parecer, Jehová maniobró los acontecimientos subsiguientes. En el año 66 E.C., las legiones romanas comandadas por el general Galo sitiaron Jerusalén. Los atacantes romanos penetraron en la ciudad hasta minar el fundamento de la muralla del templo. Como indica la historia que escribió Josefo, la ciudad y sus habitantes sufrieron en verdad tribulación.a Pero los soldados atacantes se retiraron repentinamente, lo cual permitió a los discípulos de Jesús “huir a las montañas”, como se les exhortó en la profecía de Mateo 24:15, 16.

      17, 18. a) ¿Por medio de qué tribulación impuso castigo Jehová al Israel natural? b) ¿Qué carne ‘escapó salva’, y qué prefiguró?

      17 Sin embargo, aún estaba por venir la ejecución completa de la sentencia de Jehová en el clímax de la gran tribulación. En 70 E.C. las legiones romanas, comandadas esta vez por el general Tito, regresaron contra Jerusalén. En esta ocasión la batalla fue decisiva. Los judíos, que habían estado guerreando entre sí mismos, no fueron enemigo para los romanos. Estos arrasaron la ciudad y su templo, y más de un millón de depauperados judíos murieron. Por las puertas de la ciudad se arrojaron unos seiscientos mil cadáveres. Cuando esta cayó, se llevaron a 97.000 judíos al cautiverio, y muchos murieron más tarde en los espectáculos de gladiadores. La única carne que se salvó durante los años de la tribulación fue la de los cristianos obedientes que habían huido a las montañas del otro lado del Jordán. (Mateo 24:21, 22; Lucas 21:20-22.)

      18 De este modo, la gran profecía de Jesús sobre “la conclusión del sistema de cosas” tuvo su primer cumplimiento, que culminó con el día de Jehová para imponer castigo a la rebelde nación judía en 66-70 E.C. (Mateo 24:3-22.) No obstante, aquello solo fue una sombra de “la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor”, la tribulación final que pronto le sobrevendrá al mundo entero. (Joel 2:31.) ¿Cómo puede usted ‘escapar salvo’? El próximo artículo lo explicará.

  • Haga declaración pública para salvación
    La Atalaya 1997 | 15 de diciembre
    • Haga declaración pública para salvación

      “Todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo.” (ROMANOS 10:13.)

      1. ¿Qué advertencias se han dado a través de la historia?

      LA HISTORIA registra varios ‘días de Jehová’. El Diluvio del tiempo de Noé, la aniquilación de Sodoma y Gomorra, y la destrucción de Jerusalén, ocurrida en 607 a.E.C. y en 70 E.C., fueron días de Jehová grandes e inspiradores de temor. Fueron días en los que se impuso castigo a la gente que se había rebelado contra Jehová. (Malaquías 4:5; Lucas 21:22.) En aquellos días muchas personas perecieron debido a su iniquidad. Pero algunas sobrevivieron. Jehová hizo que se dieran advertencias para notificar a los inicuos de la inminente calamidad y dar a las personas de corazón recto la oportunidad de salvarse.

      2, 3. a) ¿Qué advertencia profética se citó en Pentecostés? b) ¿Qué implicó ‘invocar el nombre de Jehová’ a partir de Pentecostés de 33 E.C.?

      2 La destrucción de Jerusalén del año 70 E.C. es un ejemplo sobresaliente. El profeta Joel predijo este acontecimiento casi novecientos años antes, diciendo: “Daré portentos presagiosos en los cielos y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo. El sol mismo será convertido en oscuridad, y la luna en sangre, antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor”. ¿Cómo podría alguien sobrevivir a estos sucesos aterradores? Joel escribió bajo inspiración: “Tiene que ocurrir que todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo; porque en el monte Sión y en Jerusalén resultarán estar los escapados, tal como ha dicho Jehová, y entre los sobrevivientes, a quienes Jehová llama”. (Joel 2:30-32.)

      3 En Pentecostés de 33 E.C. el apóstol Pedro se dirigió en Jerusalén a una muchedumbre de judíos y prosélitos y citó de la profecía de Joel, indicando de este modo a sus oyentes que podían esperar un cumplimiento en su día: “Daré portentos presagiosos en el cielo arriba y señales en la tierra abajo, sangre y fuego y neblina de humo; el sol será convertido en oscuridad y la luna en sangre antes que llegue el grande e ilustre día de Jehová. Y todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo”. (Hechos 2:16-21.) Las muchedumbres que escuchaban a Pedro estaban bajo la Ley mosaica, de modo que conocían el nombre de Jehová. Pedro explicó que, en lo sucesivo, invocar el nombre de Jehová implicaría algo más. Como rasgo sobresaliente, incluiría bautizarse en el nombre de Jesús, aquel a quien habían matado y había resucitado para recibir la vida inmortal en los cielos. (Hechos 2:37, 38.)

      4. ¿Qué mensaje declararon en público los cristianos?

      4 A partir de aquel Pentecostés los cristianos difundieron la palabra sobre Jesús resucitado. (1 Corintios 1:23.) Dieron a conocer que se podía adoptar a seres humanos como hijos espirituales de Jehová Dios para que formaran parte de un nuevo “Israel de Dios”, una nación espiritual que ‘declararía en público las excelencias de Jehová’. (Gálatas 6:16; 1 Pedro 2:9.) Los que permanecieran fieles hasta la muerte heredarían la vida inmortal en los cielos como coherederos con Jesús en su Reino celestial. (Mateo 24:13; Romanos 8:15, 16; 1 Corintios 15:50-54.) Además, estos cristianos tenían que proclamar la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor. Tenían que advertir al mundo judío que iba a experimentar una tribulación que eclipsaría cualquier calamidad que hubiera azotado a Jerusalén y al pueblo de Dios hasta aquel tiempo. Sin embargo, habría supervivientes. ¿Quiénes? Los que invocaran el nombre de Jehová.

      “En los últimos días”

      5. ¿Qué profecías se han cumplido en nuestros días?

      5 Las condiciones de aquel entonces prefiguraron de diferentes maneras a las que existen en la actualidad. Desde 1914 la humanidad ha vivido en un período especial al que la Biblia llama “el tiempo del fin”, “la conclusión del sistema de cosas” y “los últimos días”. (Daniel 12:1, 4; Mateo 24:3-8; 2 Timoteo 3:1-5, 13.) En este siglo, las guerras crueles, la violencia desenfrenada y el deterioro de la sociedad y el ambiente han cumplido la profecía bíblica de modo sobresaliente. Todo ello es parte de la señal que profetizó Jesús, la cual indica que la humanidad está a punto de sufrir el día inspirador de temor de Jehová, final y decisivo. Este tiempo culminará con la batalla de Armagedón, el clímax de la “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo, no, ni volverá a suceder”. (Mateo 24:21; Revelación 16:16.)

      6. a) ¿Qué ha hecho Jehová para salvar a los mansos? b) ¿Dónde se halla el consejo de Pablo sobre lo que hay que hacer para sobrevivir?

      6 A medida que se acerca el día de la destrucción, Jehová está obrando para la salvación de los mansos. Durante este “tiempo del fin” ha reunido a los restantes del Israel espiritual de Dios y, a partir de los años treinta de este siglo, ha dirigido la atención de sus siervos terrestres al recogimiento de “una gran muchedumbre, que ningún hombre [puede] contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”. Estas personas, como colectivo, “salen de la gran tribulación” con vida. (Revelación 7:9, 14.) Pero ¿cómo puede asegurarse cada persona su salvación? El apóstol Pablo contesta esta pregunta. El capítulo 10 de Romanos contiene consejo útil para la supervivencia, consejo que era aplicable en su tiempo y también lo es en el nuestro.

      Oración para la salvación

      7. a) ¿De qué esperanza se habla en Romanos 10:1, 2? b) ¿Por qué puede hacer ahora Jehová que se proclamen las “buenas nuevas” más extensamente?

      7 Cuando Pablo escribió el libro de Romanos, Jehová ya había rechazado a Israel como nación. De todos modos, el apóstol afirmó: “La buena voluntad de mi corazón y mi ruego a Dios por ellos son, en realidad, para su salvación”. Esperaba que algunos judíos consiguieran conocimiento exacto de la voluntad de Dios para su salvación. (Romanos 10:1, 2.) Además, Jehová deseaba que toda persona del mundo de la humanidad que tuviera fe se salvara, según se indica en Juan 3:16: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. El sacrificio de rescate de Jesús abrió el camino para esa grandiosa salvación. Jehová ha hecho que se proclamen “buenas nuevas” que señalan el camino de la salvación, como lo hizo en el tiempo de Noé y en otros días de juicio posteriores. (Marcos 13:10, 19, 20.)

      8. ¿A quiénes muestran buena voluntad los cristianos verdaderos hoy, siguiendo el modelo de Pablo, y cómo lo hacen?

      8 Pablo predicó en toda oportunidad, mostrando de ese modo su buena voluntad para con judíos y gentiles. El apóstol “persuadía a judíos y a griegos”. A los ancianos de Éfeso les dijo: “No me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa. Antes bien, di testimonio cabalmente, tanto a judíos como a griegos, acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesús”. (Hechos 18:4; 20:20, 21.) De igual manera, los testigos de Jehová se gastan hoy en la obra de predicar, no solo a los que se llaman cristianos, sino a todos los pueblos, hasta “la parte más distante de la tierra”. (Hechos 1:8; 18:5.)

      Declaremos “la ‘palabra’ de fe”

      9. a) ¿Qué clase de fe anima a tener Romanos 10:8, 9? b) ¿Cuándo y cómo debemos hacer confesión de nuestra fe?

      9 Para la salvación se requiere una fe perdurable. Pablo dijo, citando de Deuteronomio 30:14: “‘La palabra está cerca de ti, en tu propia boca y en tu propio corazón’; es decir, la ‘palabra’ de fe, que predicamos”. (Romanos 10:8.) A medida que predicamos la “‘palabra’ de fe”, esta se graba más profundamente en nuestro corazón. Así le sucedió a Pablo, y lo que dijo a continuación puede fortalecer nuestra resolución de predicar esta fe como él lo hizo: “Si declaras públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca’, que Jesús es Señor, y en tu corazón ejerces fe en que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo”. (Romanos 10:9.) Esa confesión de fe no debe hacerse ante otras personas solo al tiempo del bautismo, sino continuamente; es un celoso testimonio público acerca de todas las grandiosas facetas de la verdad. Esta verdad se centra en el precioso nombre del Señor Soberano Jehová; en nuestro Rey mesiánico y Redentor, el Señor Jesucristo; y en las magníficas promesas del Reino.

      10. ¿Qué debemos hacer con la “‘palabra’ de fe”, según Romanos 10:10, 11?

      10 No hay salvación para nadie que no acepte y ponga por obra esta “‘palabra’ de fe”, como Pablo dice a continuación: “Con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se presenta declaración pública para salvación. Pues dice la Escritura: ‘Ninguno que cifre su fe en él será desilusionado’”. (Romanos 10:10, 11.) Debemos conseguir conocimiento exacto de la “‘palabra’ de fe” y seguir alimentándola en nuestro corazón de modo que nos motive a declararla al prójimo. Jesús mismo nos recuerda: “El que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del hombre también se avergonzará de él cuando llegue en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. (Marcos 8:38.)

      11. ¿Cuánto deben proclamarse las buenas nuevas, y por qué?

      11 Como predijo el profeta Daniel, a “los que [tienen] perspicacia” se les ve “[brillar] como el resplandor de la expansión” en este tiempo del fin en que el testimonio del Reino se está difundiendo hasta los cabos de la Tierra. Estos ‘han traído a los muchos a la justicia’, y el verdadero conocimiento se ha hecho en verdad abundante, pues Jehová hace cada vez más claras las profecías sobre este tiempo del fin. (Daniel 12:3, 4.) He aquí un mensaje de salvación vital para la supervivencia de todos aquellos que aman la verdad y la justicia.

      12. ¿Qué relación tiene Romanos 10:12 con la comisión del ángel de Revelación 14:6?

      12 El apóstol Pablo continúa: “No hay distinción entre judío y griego, puesto que hay el mismo Señor sobre todos, que es rico para con todos los que lo invocan”. (Romanos 10:12.) Las “buenas nuevas” deben predicarse hoy a una escala mundial todavía mayor: a todos los pueblos, hasta los mismos cabos de la Tierra. El ángel de Revelación 14:6 sigue volando en medio del cielo, y nos ha confiado las “buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas a los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo”. ¿Cómo se beneficiarán todos los que respondan favorablemente?

      Invoquemos el nombre de Jehová

      13. a) ¿Cuál es el texto del año para 1998? b) ¿Por qué es este texto del año sumamente apropiado hoy?

      13 Citando de Joel 2:32, Pablo declara: “Todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo”. (Romanos 10:13.) Es muy apropiado, por tanto, que se hayan escogido estas palabras como texto del año de los testigos de Jehová para 1998. Nunca antes ha sido más importante confiar en Jehová y dar a conocer su nombre y el grandioso propósito que representa. Tal como en el siglo primero, en los últimos días de este sistema de cosas corrupto resuena la exhortación: “Sálvense de esta generación torcida”. (Hechos 2:40.) Es una invitación, a modo de toque de trompeta, a todas las personas temerosas de Dios de todo el mundo para que invoquen a Jehová y consigan la salvación, tanto ellas como quienes escuchan su declaración pública de las buenas nuevas. (1 Timoteo 4:16.)

      14. ¿A qué Roca debemos acudir para la salvación?

      14 ¿Qué sucederá cuando estalle el gran día de Jehová en la Tierra? La mayor parte de la gente no buscará la salvación en Jehová. La humanidad en general dirá “a las montañas y a las masas rocosas: ‘Caigan sobre nosotros y escóndannos del rostro del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero’”. (Revelación 6:15, 16.) Cifrarán su confianza en las organizaciones e instituciones de este sistema de cosas, semejantes a montañas o rocas. ¡Cuánto mejor, sin embargo, sería confiar en la mayor Roca de todas, Jehová Dios! (Deuteronomio 32:3, 4.) El rey David dijo de él: “Jehová es mi peñasco y mi plaza fuerte y el Proveedor de escape para mí”. Jehová es “nuestra Roca de salvación”. (Salmo 18:2; 95:1.) Su nombre es una “torre fuerte”, la única “torre” suficientemente fuerte como para protegernos durante la crisis que se avecina. (Proverbios 18:10.) Así, es vital que se enseñe a invocar el nombre de Jehová, con fidelidad y sinceridad, a tantas personas como sea posible de los casi seis mil millones de seres humanos que viven en la actualidad.

      15. ¿Qué indica Romanos 10:14 en cuanto a la fe?

      15 Por ello, el apóstol Pablo pregunta a continuación: “Sin embargo, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe?”. (Romanos 10:14.) Hay multitudes de personas a quienes todavía se puede ayudar a que hagan suya “la ‘palabra’ de fe”, para que invoquen a Jehová y se salven. La fe es de máxima importancia. Pablo dice en otra de sus cartas: “Sin fe es imposible serle de buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente”. (Hebreos 11:6.) Pero ¿cómo pondrán fe en Dios más millones de personas? En la carta a los Romanos, Pablo pregunta: “¿Cómo, a su vez, pondrán fe en aquel de quien no han oído?”. (Romanos 10:14.) ¿Ha provisto Jehová el medio para que oigan? ¡Por supuesto que sí! Escuche las siguientes palabras de Pablo: “¿Cómo, a su vez, oirán sin alguien que predique?”.

      16. ¿Por qué son esenciales los predicadores?

      16 Es obvio, pues, según el argumento de Pablo, que se necesitan predicadores. Jesús indicó que se les necesitaría “hasta la conclusión del sistema de cosas”. (Mateo 24:14; 28:18-20.) La predicación es un rasgo esencial de la provisión divina para ayudar a la gente a invocar el nombre de Jehová y salvarse. La mayoría de las personas no hacen nada, ni siquiera en la cristiandad, para honrar el precioso nombre de Dios. Muchos confunden completamente a Jehová con otras dos identidades en el inexplicable dogma de la Trinidad. Y otros muchos encajan en la categoría de personas referida en Salmo 14:1 y Sl 53:1: “El insensato ha dicho en su corazón: ‘No hay Jehová’”. Tienen que saber que Jehová es el Dios vivo, y tienen que entender todo lo que su nombre representa para salvarse en la inminente gran tribulación.

      Los ‘pies hermosos’ de los predicadores

      17. a) ¿Por qué es apropiado que Pablo cite una profecía de restauración? b) ¿Qué implica tener ‘pies hermosos’?

      17 El apóstol Pablo tiene otra importante pregunta: “¿Cómo, a su vez, predicarán a menos que hayan sido enviados? Así como está escrito: ‘¡Cuán hermosos son los pies de los que declaran buenas nuevas de cosas buenas!’”. (Romanos 10:15.) Pablo cita de Isaías 52:7, que es parte de una profecía de restauración que se ha estado cumpliendo desde 1919. En este tiempo Jehová ha mandado de nuevo al “que trae buenas nuevas, [...] publica paz, [...] trae buenas nuevas de algo mejor, [...] publica salvación”. Los “atalayas” ungidos de Dios y sus compañeros siguen clamando obedientemente con gozo. (Isaías 52:7, 8.) Es posible que los pies de quienes publican la salvación se cansen o incluso se llenen de polvo al andar de casa en casa, pero sus rostros irradian gozo. Saben que han recibido la comisión divina de proclamar buenas nuevas de paz y consolar a los que se lamentan, ayudándolos a invocar el nombre de Jehová para su salvación.

      18. ¿Qué dice Romanos 10:16-18 en cuanto al resultado final de proclamar las buenas nuevas?

      18 Sea que la gente ‘ponga fe en la cosa oída’ u opte por desobedecer, las palabras de Pablo son verídicas: “No es que no hayan oído, ¿verdad? Pues, de hecho, ‘por toda la tierra salió su sonido, y hasta las extremidades de la tierra habitada sus expresiones’”. (Romanos 10:16-18.) Tal como “los cielos están declarando la gloria de Dios”, reflejada en sus obras creativas, así sus Testigos en la Tierra deben proclamar “el año de la buena voluntad de parte de Jehová, y el día de la venganza de parte de nuestro Dios [...] para consolar a todos los que están de duelo”. (Salmo 19:1-4; Isaías 61:2.)

      19. ¿Qué les sucederá a quienes ‘invoquen el nombre de Jehová’ hoy?

      19 El día grande e inspirador de temor de Jehová se está acercando cada vez más. “¡Ay del día; porque el día de Jehová está cerca, y como despojo violento del Todopoderoso vendrá!” (Joel 1:15; 2:31.) Pedimos a Dios que muchas personas más respondan con urgencia al mensaje de las buenas nuevas y acudan en gran número a la organización de Jehová. (Isaías 60:8; Habacuc 2:3.) Recuerde que en otros días de Jehová los inicuos fueron destruidos: en el día de Noé, en el tiempo de Lot y en los días de las naciones apóstatas de Israel y Judá. Estamos ahora a las puertas de la mayor de todas las tribulaciones, cuando el viento de tempestad de Jehová eliminará la iniquidad de la faz de la Tierra, dejando así el camino libre para la instauración de un paraíso de paz eterna. ¿Será usted uno de los que “invoque el nombre de Jehová” fielmente? En tal caso, ¡regocíjese! Dios mismo le promete la salvación. (Romanos 10:13.)

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