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Kenia y los países vecinosAnuario de los testigos de Jehová 1992
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Se abre un campo segregado
No fue fácil superar los vestigios de segregación del régimen colonial. Todavía se oía decir que era peligroso adentrarse en los barrios africanos de la ciudad, incluso a plena luz del día. No obstante, los nuevos misioneros y los hermanos que habían venido a servir donde la necesidad era mayor deseaban ampliar su actividad. El primer territorio que trabajaron fue una comunidad de ferroviarios.
Era la estación de las lluvias. Los celosos predicadores, con sus zapatos completamente enfangados, se dirigían al territorio para poner en práctica sus elaboradas presentaciones en swahili. ¿Con qué respuesta se encontraron? Muchas mujeres los escuchaban con cara de desconcierto, intentando explicar con ademanes que no entendían inglés. Pero luego, cuando los maridos, que sí hablaban inglés, regresaban a casa del trabajo, ¡qué alivio era descubrir que ellas tampoco sabían mucho swahili!
Aprender swahili era toda una aventura para los hermanos extranjeros, pues guarda muy pocas similitudes con las lenguas europeas. No obstante, como tiene una gramática lógica, en seguida se comprende el sentido de las frases. La pronunciación no es complicada, y el vocabulario es más extenso que el de la mayor parte de las lenguas africanas.
Por supuesto, era inevitable que surgieran malentendidos durante el período de aprendizaje. Una hermana quería hablar del “serikali ya Mungu” (gobierno de Dios), pero en su lugar dijo “suruali ya Mungu” (pantalones de Dios). Otro hermano pasó apuros cuando confundió el saludo común “Habari gani?” (¿Hay noticias?) con “Hatari gani?” (¿Hay algún peligro?).
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Kenia y los países vecinosAnuario de los testigos de Jehová 1992
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Los extranjeros eran una auténtica novedad para los niños. Algunos tocaban las manos de los hermanos para ver si se les quitaba el color blanco. Decenas de niños seguían a los publicadores cuando estos iban de casa en casa. Se demostró que la supuesta antipatía a los extranjeros no era más que un cuento. Al contrario, hubo muchas personas que mostraron un deseo sincero de conocer la verdad bíblica, y en la mayoría de las ocasiones invitaban a los hermanos a pasar a su casa y sentarse; a veces hasta les ofrecían té o comida. Fue una experiencia completamente nueva.
Los publicadores extranjeros también tuvieron que aprender a determinar a quién ofrecer estudios bíblicos, ya que era imposible estudiar con todos los que estaban dispuestos. Antes de finalizar el año, se formó una segunda congregación en Nairobi, en el fructífero territorio de Eastlands. A los Testigos les resultaba muy grato tener dentro de su territorio fincas con nombres como Jerusalén o Jericó. En poco tiempo tenían todos los estudios que podían atender.
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Kenia y los países vecinosAnuario de los testigos de Jehová 1992
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Expansión en las ciudades de Kenia
Los MacDonald se encontraron en Mombasa con una pequeña congregación formada de Testigos extranjeros que habían ido a servir donde había más necesidad, así como con un grupito de Testigos tanzanos que se habían trasladado a la ciudad en busca de empleo. Ya no tenían restricciones, de modo que organizaron sin pérdida de tiempo su primera reunión, a la que asistieron unos treinta. Sin embargo, la mayoría de los hermanos africanos no estaban casados legalmente, así que un domingo un hermano autorizado para celebrar matrimonios casó a catorce parejas. Al domingo siguiente todos se volvieron a bautizar.
El territorio de Mombasa, con su amplio espectro religioso, presentaba un verdadero desafío a los hermanos. Por un lado estaban los zoroastrianos, que rendían culto al fuego y afirmaban que su religión se remontaba a los tiempos de Nemrod. También había diferentes sectas del hinduismo, como los sijs, con su característico turbante, y los jainas, para quienes estaba prohibido pisar una hormiga o matar una mosca. Y por último había una cantidad considerable de musulmanes y cristianos nominales. Mombasa estaba llena de templos, mezquitas y grandes iglesias. Se requería mucha habilidad y capacidad de adaptación para presentar las buenas nuevas eternas en esta ciudad.
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