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Obreros en la viñaLa Atalaya 1989 | 15 de agosto
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El denario no se recibió a la muerte de Jesús, sino en el Pentecostés de 33 E.C., cuando Cristo, el “encargado”, derramó espíritu santo sobre sus discípulos. Los discípulos de Jesús eran como “los últimos”, o los obreros de la hora undécima. El denario no representó la dádiva del espíritu santo en sí misma. El denario era algo que los discípulos habían de usar aquí en la Tierra. Era algo que significaba su sustento, su vida eterna. Era el privilegio de ser israelita espiritual, ungido para predicar acerca del Reino de Dios.
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Obreros en la viñaLa Atalaya 1989 | 15 de agosto
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Pero en realidad fueron estos mismos, a quienes el clero despreciaba, los que recibieron el denario: el honor de servir como embajadores ungidos del Reino celestial de Dios.
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