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  • El Reino de Dios: el nuevo gobierno de la Tierra
    La Atalaya 2000 | 15 de octubre
    • El Reino de Dios: el nuevo gobierno de la Tierra

      “El reino [...] triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (DANIEL 2:44.)

      1. ¿Qué confianza podemos tener en la Biblia?

      LA BIBLIA constituye la revelación divina a los seres humanos. El apóstol Pablo escribió: “Cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, que oyeron de parte de nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios” (1 Tesalonicenses 2:13). En sus páginas encontramos cuanto necesitamos saber respecto a Dios: nos informa de su personalidad, de sus propósitos y de lo que espera de nosotros. Contiene los mejores consejos sobre la vida familiar y la conducta diaria. Expone con detalle profecías que se cumplieron en el pasado, se cumplen en el presente y se cumplirán en el futuro. En efecto, “toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16, 17).

      2. ¿Cómo puso de relieve Jesús el tema de la Biblia?

      2 De capital importancia en la Biblia es su tema: la vindicación de la soberanía de Dios (su derecho a gobernar) por medio de su Reino celestial. Jesús hizo de esta cuestión el punto central de su ministerio, pues leemos que “comenzó a predicar y a decir: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado’” (Mateo 4:17). Indicó el lugar que este asunto debería ocupar en nuestra vida cuando dijo: “Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios” (Mateo 6:33). También subrayó su trascendencia al enseñar a sus discípulos a orar de este modo: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:10).

      El nuevo gobierno de la Tierra

      3. ¿Por qué es tan importante el Reino de Dios para nosotros?

      3 ¿Por qué es tan importante el Reino de Dios para los seres humanos? Porque pronto hará algo que cambiará para siempre la gobernación de este planeta. La profecía de Daniel 2:44 declara: “En los días de aquellos reyes [los que ahora gobiernan en la Tierra] el Dios del cielo establecerá un reino [un gobierno celestial] que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos [los gobiernos terrestres], y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. Cuando el Reino celestial de Dios ejerza plena autoridad, los hombres no dominarán la Tierra nunca más. El divisivo y decepcionante gobierno del hombre pasará a la historia.

      4, 5. a) ¿Por qué es Jesús el más idóneo para ser Rey del Reino? b) ¿Qué comisión recibirá Jesús dentro de poco?

      4 El Primer Mandatario del Reino celestial, a las órdenes directas de Jehová, es el más idóneo: Cristo Jesús. Antes de venir a la Tierra ya existía en el cielo; era la primera de las creaciones de Dios y su “obrero maestro” (Proverbios 8:22-31). “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación; porque por medio de él todas las otras cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra.” (Colosenses 1:15, 16.) Cuando Dios lo envió a la Tierra, Jesús obedeció en todo momento Su voluntad. Aguantó la más difícil de las pruebas y murió fiel a su Padre (Juan 4:34; 15:10).

      5 Dios recompensó a Jesús por su lealtad hasta la muerte. Lo resucitó y le otorgó el derecho a ser Rey del Reino celestial (Hechos 2:32-36). Como tal, Cristo Jesús recibirá de su Padre la grandiosa comisión de capitanear a miríadas de poderosas criaturas espirituales que erradicarán de nuestro planeta la gobernación humana y todo tipo de maldad (Proverbios 2:21, 22; 2 Tesalonicenses 1:6-9; Revelación [Apocalipsis] 19:11-21; 20:1-3). El Reino de Dios en las manos de Cristo será entonces la nueva autoridad gobernante, el único gobierno sobre toda la Tierra (Revelación 11:15).

      6. ¿Qué clase de gobernación podemos esperar del Rey del Reino?

      6 La Palabra de Dios dice del nuevo gobernante mundial: “A él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él” (Daniel 7:14). Dado que Jesús imitará el amor de Dios, en su reinado abundará la paz y la felicidad (Mateo 5:5; Juan 3:16; 1 Juan 4:7-10). “El aumento de su gobierno y de la paz no [tendrá] fin [...,] para afianzarlo y sostenerlo con el derecho y la justicia.” (Isaías 9:7, La Biblia de las Américas, nota.) Imaginemos la bendición que supondrá tener un Gobernante que rija con amor y justicia. De ahí la predicción de 2 Pedro 3:13: “Hay nuevos cielos [el Reino celestial de Dios] y una nueva tierra [una nueva sociedad terrestre] que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar”.

      7. ¿Qué muestra que Mateo 24:14 se está cumpliendo hoy día?

      7 Sin la menor duda, las noticias sobre el Reino de Dios son las mejores que puedan recibir cuantos aman la justicia. Por tal motivo, como parte de la señal que indica que vivimos en “los últimos días” de este sistema malvado, Jesús predijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (2 Timoteo 3:1-5; Mateo 24:14). Esta profecía se está cumpliendo ahora, pues unos seis millones de testigos de Jehová dedican más de mil millones de horas anuales a hablar con su prójimo sobre el Reino de Dios en 234 países. Es apropiado, pues, que los lugares de culto de las aproximadamente noventa mil congregaciones distribuidas por todo el mundo reciban el nombre de Salones del Reino. En ellos se reúnen quienes desean conocer mejor el nuevo gobierno que se aproxima.

      Otros gobernantes

      8, 9. a) ¿De dónde se toma a los cogobernantes de Cristo? b) ¿Qué confianza nos inspira el gobierno de Cristo y sus cogobernantes?

      8 En el Reino celestial de Dios habrá otros gobernantes con Cristo Jesús. Revelación 14:1-4 predijo que serían 144.000, “comprados de entre la humanidad” y resucitados en los cielos. Esta cifra se compone de hombres y mujeres que sirvieron con humildad a Dios y al prójimo, en vez de esperar que se les sirviera. “Serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil años.” (Revelación 20:6.) Su número es mucho menor que el de la “gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”, la cual sobrevivirá al fin de este sistema. Sus miembros también rinden a Dios “servicio sagrado día y noche”, pero no reciben la llamada celestial (Revelación 7:9, 15). En su condición de súbditos del Reino celestial de Dios constituyen el núcleo de la nueva tierra (Salmo 37:29; Juan 10:16).

      9 Jehová seleccionó para que gobernaran con Cristo en el cielo a personas fieles que sabían por experiencia lo que es la vida y todos los problemas que conlleva. Prácticamente no hay situación en la que la gente se haya encontrado que estos reyes y sacerdotes no hayan vivido también. Por consiguiente, su vida en la Tierra los hace más aptos para regir a los seres humanos. El propio Jesús “aprendió la obediencia por las cosas que sufrió” (Hebreos 5:8). El apóstol Pablo dijo de él: “No tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado” (Hebreos 4:15). Es alentador saber que en el justo nuevo mundo de Dios, quienes gobiernen serán reyes y sacerdotes amorosos y comprensivos.

      ¿Formaba el Reino parte del propósito de Dios?

      10. ¿Por qué no formaba el Reino de los cielos parte del propósito original de Dios?

      10 ¿Formaba el Reino celestial parte del propósito original de Dios cuando creó a Adán y Eva? En la crónica que da Génesis de la creación, no se menciona un Reino que fuera a regir sobre la humanidad. Jehová mismo era su Gobernante, y mientras le obedecieran, no habría necesidad de otra gobernación. El capítulo 1 de Génesis muestra que Jehová se comunicaba con Adán y Eva, probablemente a través de su Hijo primogénito celestial. El relato emplea expresiones como “les dijo Dios” y “Dios pasó a decir[les]” (Génesis 1:28, 29; Juan 1:1).

      11. ¿Qué comienzo perfecto tuvo la humanidad?

      11 La Biblia informa: “Vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno” (Génesis 1:31). Todo en el jardín de Edén era absolutamente perfecto. Adán y Eva vivían en un paraíso. Contaban con una mente y un cuerpo perfectos. Podían comunicarse con su Hacedor, y viceversa. Y si eran fieles, tendrían hijos perfectos. No hubiera sido preciso establecer un nuevo gobierno celestial.

      12, 13. ¿Qué indica que Dios podría comunicarse sin problemas con los seres humanos conforme estos se multiplicaran?

      12 ¿Cómo se comunicaría Dios con cada uno de los seres humanos conforme estos se multiplicaran? Pensemos en las estrellas del cielo. Están agrupadas en universos islas llamados galaxias. Hay galaxias que contienen mil millones de estrellas, y otras que rondan el billón. Y los científicos calculan que existen unos cien mil millones de galaxias en el universo observable. Aun así, el Creador dice: “Levanten los ojos a lo alto y vean. ¿Quién ha creado estas cosas? Es Aquel que saca el ejército de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica, porque él también es vigoroso en poder, ninguna de ellas falta” (Isaías 40:26).

      13 Si Dios puede llevar la cuenta de todos estos cuerpos celestes, de seguro no le supone ningún problema mantener contacto con un número mucho menor de seres humanos. Incluso en la actualidad, las oraciones que a diario le dirigen millones de siervos suyos llegan hasta él instantáneamente. Por tanto, comunicarse con todos los seres humanos perfectos le habría resultado fácil. No habría precisado un Reino celestial para estar en contacto con ellos. Sin duda alguna, era una situación maravillosa: tener a Jehová como Gobernante, comunicarse directamente con él y gozar de la perspectiva de no morir jamás, de vivir para siempre en un paraíso terrestre.

      “No pertenece al hombre”

      14. ¿Por qué necesitarán siempre los seres humanos que Dios los gobierne?

      14 Ahora bien, los seres humanos, aun siendo perfectos, siempre habrían necesitado que Dios los gobernara. ¿Por qué? Porque Dios no los creó con la capacidad para gobernarse con éxito independientemente de la soberanía divina. Este hecho es inherente a la humanidad, como reconoció el profeta Jeremías: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso. Corrígeme, oh Jehová” (Jeremías 10:23, 24). Sería una locura pensar que el hombre podía administrar felizmente la sociedad sin que Dios lo gobernara. Tal idea sería contraria a la naturaleza humana. De forma inevitable, la independencia de Jehová generaría egoísmo, odio, crueldad, violencia, guerras y muerte. ‘El hombre dominaría al hombre para perjuicio suyo.’ (Eclesiastés 8:9.)

      15. ¿Qué consecuencias tuvo la mala elección que hicieron nuestros primeros padres?

      15 Por desgracia, nuestros primeros padres pensaron que no necesitaban que Jehová fuera su Gobernante y optaron por independizarse de él. En consecuencia, Dios dejó de mantenerlos perfectos. De este modo, llegaron a parecerse a un aparato eléctrico recién desconectado de su fuente de alimentación. Irían debilitándose hasta que la muerte los detuviera por completo. Se hicieron comparables a un patrón defectuoso, y esta condición sería lo único que podrían transmitir a sus descendientes (Romanos 5:12). “La Roca [Jehová], perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. [...] Ellos han obrado ruinosamente por su propia cuenta; no son hijos de él; el defecto es de ellos mismos.” (Deuteronomio 32:4, 5.) Es verdad que la rebelde criatura espiritual que se convirtió en Satanás influyó en Adán y Eva, pero estos tenían una mente perfecta y pudieron haber desechado sus viles consejos (Génesis 3:1-19; Santiago 4:7).

      16. ¿Qué testimonio da la historia sobre las consecuencias de independizarse de Dios?

      16 Las páginas de la historia dan un elocuente testimonio sobre las consecuencias de independizarse de Dios. A lo largo de miles de años, la gente ha ensayado toda forma de gobierno humano, todo sistema económico y social. Sin embargo, la iniquidad ha ‘avanzado de mal en peor’ (2 Timoteo 3:13). El siglo XX ha sido prueba de ello, pues ha estado saturado de odio, violencia, guerras, hambre, pobreza y sufrimiento como nunca antes en la historia. Y sin importar qué avances se hayan logrado en el campo de la medicina, tarde o temprano todo el mundo muere (Eclesiastés 9:5, 10). Procurando dirigir sus propios pasos, los seres humanos se han dejado atrapar por Satanás y sus demonios, hasta el extremo de que la Biblia llama al Diablo “el dios de este sistema de cosas” (2 Corintios 4:4).

      El don del libre albedrío

      17. ¿Cómo debía emplearse el don divino del libre albedrío?

      17 ¿Por qué permitió Jehová que los hombres tomaran un rumbo de independencia? Porque los creó con el maravilloso don del libre albedrío, la facultad de elegir libremente. “Donde está el espíritu de Jehová, hay libertad”, afirmó el apóstol Pablo (2 Corintios 3:17). Nadie desea ser un robot y que le ordenen a cada momento qué decir y hacer. Sin embargo, Jehová quería que los seres humanos emplearan el don del libre albedrío de manera responsable, que vieran la sabiduría de hacer Su voluntad y permanecer bajo Su mandato (Gálatas 5:13). Por consiguiente, la libertad no era absoluta, pues ello conduciría a la anarquía. Por el contrario, debía regularse dentro de los límites que fijan las provechosas leyes divinas.

      18. ¿Qué ha demostrado Dios al permitirle al hombre libertad de elección?

      18 Al dejar que la familia humana siga su propio curso, Dios ha demostrado de una vez para siempre que necesitamos su gobernación. Su forma de gobernar, su soberanía, es la única idónea, la que produce la mayor felicidad, satisfacción y prosperidad. La razón es que Jehová ha diseñado nuestra mente y nuestro cuerpo de tal modo que alcanzan su óptimo rendimiento cuando vivimos en armonía con sus leyes. “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar.” (Isaías 48:17.) La libertad de elección en el marco de las leyes divinas no sería gravosa, sino que haría posible una deleitable variedad de comidas, casas y manifestaciones artísticas, entre ellas la música. Empleado correctamente, el libre albedrío habría hecho que la vida en el paraíso terrestre siempre fuera maravillosa y fascinante.

      19. ¿Qué instrumento emplea Dios para reconciliar consigo mismo a los seres humanos?

      19 Por su mala elección, sin embargo, el hombre se alejó de Dios y cayó en la imperfección, la degradación y la muerte. Los seres humanos necesitarían que se les redimiera de tan penosa condición y se les restableciera, como hijos de Dios, a una relación apropiada con él. El instrumento que Dios escogió para lograrlo es el Reino, y el Redentor es Jesucristo (Juan 3:16). Al igual que el hijo pródigo de la ilustración de Jesús, quienes se arrepientan sinceramente lograrán, mediante esta disposición, que se les reconcilie con Dios y que él los vuelva a aceptar como sus hijos (Lucas 15:11-24; Romanos 8:21; 2 Corintios 6:18).

      20. ¿Cómo cumplirá el Reino el propósito de Dios?

      20 La voluntad de Jehová se cumplirá sin falta en la Tierra (Isaías 14:24, 27; 55:11). Por medio de su Reino en manos de Jesucristo, Dios vindicará (justificará o acreditará) por completo su derecho a ser nuestro Soberano. El Reino acabará con la gobernación humana y demoníaca sobre este planeta, y solo él regirá desde los cielos durante mil años (Romanos 16:20; Revelación 20:1-6). Ahora bien, ¿cómo se demostrará en ese tiempo la superioridad de la gobernación de Jehová? ¿Y qué función tendrá el Reino una vez transcurridos los mil años? Examinaremos estas preguntas en el siguiente artículo.

  • Lo que el Reino de Dios hará
    La Atalaya 2000 | 15 de octubre
    • Lo que el Reino de Dios hará

      “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”(MATEO 6:10.)

      1. ¿Qué implicará la venida del Reino de Dios?

      CUANDO Jesús enseñó a sus discípulos a orar por el Reino de Dios, sabía que la venida de este gobierno divino pondría fin a miles de años de dominación humana independiente de Dios. En general, no se ha hecho la voluntad del Creador en la Tierra durante todo ese tiempo (Salmo 147:19, 20). Tras el establecimiento del Reino en los cielos, sin embargo, dicha voluntad va a efectuarse por doquier. La hora de la impresionante transición del gobierno del hombre al Reino celestial de Dios está ya muy cerca.

      2. ¿Qué marcará el cambio del dominio humano por la gobernación del Reino?

      2 El período que Jesús denominó la “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”, marcará este cambio (Mateo 24:21). La Biblia no indica su duración, pero las calamidades que en ella tendrán lugar serán peores que cualquier otro desastre que el mundo haya conocido. A su inicio sucederá algo que conmocionará a la mayoría de los habitantes del planeta: la destrucción de toda religión falsa. Sin embargo, a los testigos de Jehová no les sorprenderá este acontecimiento, pues llevan mucho tiempo esperándolo (Revelación 17:1, 15-17; 18:1-24). Al final de la gran tribulación vendrá el Armagedón, en el que el Reino de Dios aplastará a todo este sistema satánico (Daniel 2:44; Revelación 16:14, 16).

      3. ¿Cómo describe Jeremías la suerte que correrán los desobedientes?

      3 ¿Qué supondrá este hecho para quienes “no conocen a Dios y [...] no obedecen las buenas nuevas” de su Reino celestial en manos de Cristo? (2 Tesalonicenses 1:6-9.) La profecía bíblica señala: “¡Miren! Una calamidad va a salir de nación en nación, y una gran tormenta misma será levantada desde las partes más remotas de la tierra. Y los muertos por Jehová ciertamente llegarán a estar en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el mismísimo otro extremo de la tierra. No serán plañidos, ni serán recogidos ni enterrados. Quedarán como estiércol sobre la superficie del suelo” (Jeremías 25:32, 33).

      El fin de la maldad

      4. ¿Por qué es justo de parte de Jehová poner fin a este sistema inicuo?

      4 Jehová ha tolerado la maldad durante miles de años, lo suficiente como para que las personas rectas comprendan que la gobernación humana es un completo desastre. Por ejemplo, según cierta fuente, tan solo en el siglo XX han perecido más de ciento cincuenta millones de seres humanos en guerras, revoluciones y otros conflictos civiles. La perversidad del hombre pudo verse especialmente durante la II Guerra Mundial, que se cobró cincuenta millones de víctimas, entre ellas muchas que encontraron una muerte horrible en los campos de concentración nazis. Tal como la Biblia predijo, en nuestros días ‘los hombres inicuos e impostores han avanzado de mal en peor’ (2 Timoteo 3:1-5, 13). Con la actual proliferación de la inmoralidad, el delito, la violencia, la corrupción y el desdén por las normas divinas, Jehová actuará con total justicia al poner fin a este sistema inicuo.

      5, 6. Describa la maldad que existía en el antiguo territorio de Canaán.

      5 La presente situación se parece a la que existía en Canaán hace unos tres mil quinientos años. La Biblia señala: “Toda cosa detestable a Jehová, que él de veras odia, la han hecho [...] a sus dioses, pues hasta a sus hijos y sus hijas queman con regularidad en el fuego a sus dioses” (Deuteronomio 12:31). Jehová dijo a la nación de Israel: “Es por la iniquidad de estas naciones por lo que Jehová tu Dios las va a expulsar de delante de ti” (Deuteronomio 9:5). El historiador bíblico Henry H. Halley observó: “La adoración de Baal, Astoret y otros dioses cananeos consistía en las orgías más extravagantes; sus templos eran centros de vicio”.

      6 Halley mostró hasta qué extremos había llegado la maldad de los cananeos, pues indicó que los arqueólogos hallaron en muchos lugares una “gran cantidad de urnas que contenían los restos de niños que habían sido sacrificados a Baal”. Y añadió: “El recinto entero resultó ser un cementerio de niños recién nacidos. [...] Los cananeos, pues, adoraban cometiendo excesos inmorales en presencia de sus dioses, y luego asesinando a sus hijos primogénitos como sacrificio a estos mismos dioses. Parece que en gran parte, la tierra de Canaán había llegado a ser una especie de Sodoma y Gomorra en escala nacional. [...] ¿Tenía derecho a seguir viviendo una civilización de semejante inmundicia y brutalidad? [...] Los arqueólogos que cavan en las ruinas de las ciudades cananeas se preguntan por qué Dios no las destruyó mucho antes”.

      Heredarán la Tierra

      7, 8. ¿Cómo limpiará Dios la Tierra?

      7 Tal como hizo con Canaán, pronto Dios limpiará toda la Tierra y se la dará a quienes hagan su voluntad. “Los rectos son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella. En cuanto a los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra.” (Proverbios 2:21, 22.) Y el salmista afirma: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será [...]. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz” (Salmo 37:10, 11). Asimismo se hará que Satanás desaparezca de la escena, a fin de que “no extrav[íe] más a las naciones hasta que se termin[e]n los mil años” (Revelación 20:1-3). En efecto, “el mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17).

      8 Jesús resumió con estas palabras la grandiosa esperanza de quienes desean vivir para siempre sobre este planeta: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5). Es probable que aludiera a la predicción del Salmo 37:29: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”. Sabía que el propósito divino era que las personas justas vivieran eternamente en un paraíso terrestre, pues Jehová había dicho: “Yo mismo he hecho la tierra, a la humanidad y las bestias que están sobre la superficie de la tierra por mi gran poder [...]; y la he dado a quien ha resultado recto a mis ojos darla” (Jeremías 27:5).

      Un maravilloso nuevo mundo

      9. ¿Cómo será el mundo bajo el Reino de Dios?

      9 Tras el Armagedón, el Reino de Dios establecerá una maravillosa “nueva tierra” en la que “la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:13). Los sobrevivientes sentirán un gran alivio, pues se habrán librado de este sistema de cosas opresivo y malvado. Saltarán de júbilo por haber entrado en el justo nuevo mundo bajo el gobierno del Reino celestial y por la perspectiva de recibir espléndidas bendiciones y la vida eterna (Revelación 7:9-17).

      10. ¿Qué calamidades dejarán de existir bajo el dominio del Reino?

      10 Ya no representarán ninguna amenaza para los seres humanos las guerras, el delito o el hambre, ni siquiera las especies animales predadoras. “Celebraré con [mi pueblo] un pacto de paz, y de veras haré que la bestia salvaje dañina cese de la tierra [...]. Y el árbol del campo tendrá que dar su fruto, y la tierra misma dará su producto, y realmente resultarán estar en su suelo en seguridad.” “Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra. Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar.” (Ezequiel 34:25-28; Miqueas 4:3, 4.)

      11. ¿Por qué podemos confiar en que las dolencias físicas desaparecerán?

      11 La enfermedad, la aflicción e incluso la muerte serán eliminadas. “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.” (Isaías 33:24.) “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado. [...] ‘¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas.’” (Revelación 21:4, 5.) Cuando Jesús estuvo en la Tierra, demostró que tenía la capacidad de efectuar tales obras por el poder que Dios le había conferido. Con el respaldo del espíritu santo, fue por todas partes curando a lisiados y enfermos (Mateo 15:30, 31).

      12. ¿Qué esperanza hay para los muertos?

      12 Y todavía hizo más. Levantó muertos. ¿Cómo reaccionaron los humildes? Cuando resucitó a una niña de 12 años, sus padres se pusieron “fuera de sí con gran éxtasis” (Marcos 5:42). Aquel fue otro ejemplo de lo que Jesús va a hacer en toda la Tierra cuando el Reino la gobierne, pues en ese entonces “va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hechos 24:15). Imagine el éxtasis que se producirá cuando, un grupo tras otro, las personas que han fallecido vuelvan a la vida y se reúnan con sus seres queridos. Sin duda se llevará a cabo un gran programa educativo bajo la supervisión del Reino, de modo que “la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar” (Isaías 11:9).

      Vindicada la soberanía de Jehová

      13. ¿Cómo quedará demostrada la justicia de la gobernación de Dios?

      13 Hacia el final de los mil años de gobierno del Reino, se habrá restablecido la perfección mental y corporal de la familia humana. La Tierra será un jardín de Edén global, un paraíso. Se habrá logrado una sociedad amorosa de personas que disfruten de paz, felicidad y seguridad. En la historia humana previa a la gobernación del Reino nunca se habrá visto algo así. Habrá quedado patente el enorme contraste entre los miles de años anteriores de desastroso dominio humano y el magnífico mandato de mil años del Reino celestial. En todo respecto se habrá demostrado la abrumadora superioridad del regir de Jehová mediante su Reino. La soberanía de Dios, su derecho a gobernar, se habrá vindicado por completo.

      14. ¿Qué ocurrirá con los rebeldes cuando terminen los mil años?

      14 Cuando terminen los mil años, Jehová permitirá a los seres humanos perfectos emplear su libre albedrío para decidir a quién desean servir. La Biblia indica que “Satanás será soltado de su prisión”. De nuevo procurará extraviar a la gente, y algunos optarán por independizarse de Dios. A fin de impedir que “la angustia [...] se levant[e] una segunda vez”, Jehová aniquilará a Satanás, a sus demonios y a cuantos se rebelen contra Su soberanía. Nadie podrá decir que los seres humanos que en ese entonces sufran destrucción eterna no tuvieron una oportunidad, o que su mal proceder se debió a la imperfección. Eran perfectos como Adán y Eva, quienes por voluntad propia se rebelaron contra la justa autoridad de Jehová (Revelación 20:7-10; Nahúm 1:9).

      15. ¿Qué relación con Jehová tendrán los leales?

      15 Por otro lado, es de esperar que la inmensa mayoría prefiera apoyar la soberanía divina. Una vez exterminados todos los rebeldes, los justos estarán de pie ante Jehová, ya superada la prueba final de lealtad. El Creador aceptará entonces como hijos a estas personas leales. De este modo, disfrutarán de la relación con Dios que Adán y Eva tuvieron al principio, antes de rebelarse. Así se cumplirán las palabras de Romanos 8:21: “La creación misma —es decir, la humanidad— también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. El profeta Isaías predice: “[Dios] realmente se tragará a la muerte para siempre, y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro” (Isaías 25:8).

      La esperanza de la vida eterna

      16. ¿Por qué no es impropio esperar la recompensa de la vida eterna?

      16 Los fieles tienen ante sí una perspectiva maravillosa, la de saber que Dios derramará eternamente sobre ellos incesantes bendiciones espirituales y materiales. Con razón escribió el salmista: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente” (Salmo 145:16). Jehová exhorta a los componentes de la clase terrestre a que mantengan esta esperanza de vivir en el Paraíso como parte integrante de su fe en Él. Si bien es cierto que el tema de Su soberanía es más importante, Jehová no pide a la gente que le sirva sin esperar recompensa alguna. La lealtad a Dios y la esperanza de la vida eterna están inseparablemente entrelazadas en toda la Biblia como factores necesarios de la fe en Dios que tienen los cristianos. “El que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente.” (Hebreos 11:6.)

      17. ¿Cómo mostró Jesús que es apropiado que la esperanza nos sostenga?

      17 Jesús enseñó: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). Como vemos, enlazó conocer a Dios y sus propósitos con la recompensa que ello reporta. Por ejemplo, cuando un malhechor le pidió a Jesús que se acordara de él una vez que entrara en su Reino, este le respondió: “Estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:43). No le dijo que tuviera fe aunque no obtuviera ningún premio. Cristo era consciente de que Jehová deseaba que sus siervos abrigaran la esperanza de la vida eterna en un paraíso terrestre para que esta los fortaleciera cuando afrontaran diversas pruebas en este mundo. Por consiguiente, la perspectiva de la recompensa es esencial para el aguante cristiano.

      El futuro del Reino

      18, 19. ¿Qué sucederá con el Rey y el Reino al final del Reinado Milenario?

      18 El Reino es un gobierno subsidiario que Jehová emplea para reconciliar con él a los seres humanos y hacerlos perfectos a ellos y al planeta en que viven. En vista de este hecho, ¿qué funciones desempeñarán después del Milenio el Rey Jesucristo y los 144.000 reyes y sacerdotes? “En seguida, el fin, cuando él entrega el reino a su Dios y Padre, cuando haya reducido a nada todo gobierno y toda autoridad y poder. Porque él tiene que reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies.” (1 Corintios 15:24, 25.)

      19 Si Cristo entrega el Reino a Dios, ¿cómo debemos entender los textos bíblicos que atribuyen al Reino una duración eterna? Sus logros serán eternos. Cristo gozará de reconocimiento perpetuo por su papel en la vindicación de la soberanía divina. Pero como el pecado y la muerte se habrán eliminado por completo y la humanidad habrá sido redimida, su función de Redentor dejará de ser necesaria. El Reinado Milenario también habrá cumplido todos sus objetivos, así que ya no se precisará un gobierno subsidiario que siga mediando entre Jehová y la humanidad obediente. De este modo, “Dios [será] todas las cosas para con todos” (1 Corintios 15:28).

      20. ¿Cómo podemos saber lo que el futuro depara a Cristo y a los 144.000?

      20 ¿Qué cometido tendrán Cristo y quienes gobiernen con él cuando concluya el Reinado Milenario? La Biblia no lo dice. Sin embargo, podemos estar seguros de que Jehová les otorgará muchos otros privilegios de servicio en toda Su creación. Que todos nosotros apoyemos la soberanía de Jehová y se nos conceda vida eterna, a fin de que en el futuro podamos estar presentes para conocer Sus propósitos respecto al Rey, los demás reyes y sacerdotes, y todo Su imponente universo.

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