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Jehová, Dios de pactosLa Atalaya 1998 | 1 de febrero
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9. a) ¿Qué cuatro cosas prometió Jehová en el pacto abrahámico? b) ¿Qué otras perspectivas abría el pacto que Jehová celebró con Israel, y a condición de qué?
9 Jehová explicó a Israel las condiciones de este pacto: “Si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa” (Éxodo 19:5, 6). Jehová había prometido que la descendencia de Abrahán 1) se convertiría en una gran nación, 2) conseguiría la victoria sobre sus enemigos, 3) heredaría la tierra de Canaán y 4) constituiría un medio para la bendición de las naciones. En Horeb reveló que, si obedecían sus mandamientos, ellos mismos podrían heredar estas bendiciones como su pueblo especial, Israel, y convertirse en “un reino de sacerdotes y una nación santa”. ¿Concordaron los israelitas en celebrar este pacto? Respondieron unánimemente: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo” (Éxodo 19:8).
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Jehová, Dios de pactosLa Atalaya 1998 | 1 de febrero
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12 ¿Llegó a ser Israel “un reino de sacerdotes”? Desde el mismo principio fue un reino que tenía a Jehová como Rey celestial (Isaías 33:22). Además, el pacto de la Ley contemplaba la existencia de un rey humano, de modo que más tarde Jehová fue representado por los reyes que gobernaron en Jerusalén (Deuteronomio 17:14-18). Pero ¿fue Israel un reino de sacerdotes? Pues bien, tenía un sacerdocio que rendía servicio sagrado en el tabernáculo. Tanto para los israelitas como para los no israelitas el tabernáculo (más tarde, el templo) era el centro de la adoración pura. Y la nación era el único conducto de la verdad revelada a la humanidad (2 Crónicas 6:32, 33; Romanos 3:1, 2). Todos los israelitas fieles, no solo los sacerdotes levitas, eran “testigos” de Jehová. Israel era el “siervo” de Jehová, al que se había formado para ‘relatar su alabanza’ (Isaías 43:10, 21). Muchos extranjeros humildes vieron la manifestación del poder de Jehová en favor de su pueblo, se sintieron atraídos a la adoración verdadera y se hicieron prosélitos (Josué 2:9-13). Pero solo los miembros de una tribu sirvieron en realidad de sacerdotes ungidos.
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