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CoreaAnuario de los testigos de Jehová para 1988
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La familia Ok es un ejemplo sobresaliente. Todos ellos eran adventistas del séptimo día, bien educados y económicamente acomodados. Además, tenían una buena reputación en la comunidad. El padre de Ok Ji-joon era anciano de su Iglesia y director de una escuela adventista; su esposa, Kim Bong-nyo,b era la interventora de la escuela de la localidad.
“Un día, en 1937 —dijo Ok Ji-joon—, encontré por casualidad una revista The Golden Age en el cubo de la basura. Como era una persona muy religiosa, me interesé en los temas religiosos que tenía, y los leí con detenimiento. Algunos días después, dos hombres me visitaron y me ofrecieron más literatura publicada por ‘El Faro’ (traducción errónea del nombre Watchtower [Atalaya] a la que había dado origen el superintendente de sucursal de Japón, y que también se empleaba en Corea). Me dieron a leer una tarjeta; luego supe que era una tarjeta de testimonio. Con gusto me quedé con las publicaciones que traían. Después, a medida que iba leyéndolas, encontré que había muchas cosas contrarias a mi fe adventista. Escribí a la dirección de Tokio que venía en las últimas páginas del libro, y durante varios meses sostuve por correspondencia una consideración sobre cuestiones doctrinales. La sucursal de Tokio contestaba mis preguntas y adjuntaba algunas revistas La Atalaya en las que subrayaba en rojo distintas porciones.
”La iglesia adventista de Sariwon, en la provincia de Hwanghae, que hoy forma parte de Corea del Norte, me ocasionó algunos problemas debido a que los asedié con preguntas relacionadas con la verdad que acababa de encontrar. El ministro trató de eludir las respuestas, y orgullosamente dijo que hacerle esas preguntas a él, sobre todo teniendo en cuenta que era un íntimo amigo de mi padre, era una actitud irrespetuosa. Pero, en mi opinión, las relaciones personales no tenían por qué interferir en una consideración de la Biblia y, por lo tanto, él me debía una respuesta. Mi hermano más joven también aceptó la verdad y vino conmigo, como asimismo hizo mi hermano mayor. Finalmente, dejamos de asistir a la iglesia.
”Mi padre se opuso a nosotros. Cuando mi hermano mayor y yo cerramos nuestra próspera fábrica de herramientas de labranza con el fin de disponer de más tiempo para la predicación, se puso furioso y nos echó de casa. Sin embargo, no nos dimos por vencidos, sino que continuamos intentando persuadirle con la ayuda de la información de La Atalaya.”
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CoreaAnuario de los testigos de Jehová para 1988
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[Ilustración de la página 146]
Ok Ung-doo, Ok Ryei-joon, y Ok Ji-joon (de izquierda a derecha) se enfrentaron durante la II Guerra Mundial a severas pruebas
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