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  • ¿Habla usted el “lenguaje puro” con fluidez?
    La Atalaya 2008 | 15 de agosto
    • Veamos algunas de ellas y analicemos cómo emplearlas para dominar este lenguaje simbólico de la verdad bíblica.

      Cómo hablar el lenguaje puro con fluidez

      8, 9. ¿Qué tenemos que hacer para aprender el lenguaje puro, y por qué es tan importante que lo hagamos?

      8 Escuche con atención. Cuando uno oye una lengua extranjera por primera vez, es posible que no entienda nada (Isa. 33:19). Pero a medida que entrena el oído, empieza a reconocer palabras y alguna que otra frase. Pues bien, la Biblia nos aconseja lo siguiente: “Es necesario que prestemos más de la acostumbrada atención a las cosas oídas por nosotros, para que nunca se nos lleve a la deriva” (Heb. 2:1). Jesús les dijo vez tras vez a sus discípulos: “El que tiene oídos, escuche” (Mat. 11:15; 13:43; Mar. 4:23; Luc. 14:35). Así es, tenemos que escuchar y captar el sentido de lo que escuchamos a fin de comprender mejor el lenguaje puro (Mat. 15:10; Mar. 7:14).

      9 Claro está, para escuchar con atención hay que concentrarse, pero el esfuerzo bien vale la pena (Luc. 8:18). ¿Acostumbra usted estar atento a lo que se dice en las reuniones, o tiende a distraerse? Si no nos esforzamos por concentrarnos en lo que escuchamos, nuestro oído podría embotarse (Heb. 5:11).

      10, 11. a) ¿Qué debemos hacer para aprender un idioma, además de escuchar con atención? b) ¿Qué hace falta para hablar el lenguaje puro?

      10 Imite a quienes dominan el idioma. A las personas que están estudiando un idioma no solo se les recomienda que escuchen con atención, sino que intenten imitar la pronunciación y la manera de hablar de los hablantes nativos. De este modo se notará menos su acento extranjero y les será más fácil hacerse entender. También nosotros debemos aprender de quienes ya dominan el lenguaje puro y el “arte de enseñar” (2 Tim. 4:2). Pida ayuda y permita que lo corrijan cuando cometa errores (léase Hebreos 12:5, 6, 11).

      11 Para hablar el lenguaje puro hace falta más que solo creer lo que aprendemos y enseñarlo al prójimo. También debemos obedecer las leyes y los principios divinos. ¿Cómo podemos lograrlo? Fijándonos en el ejemplo de los demás e imitando su fe y su celo. Y el mejor ejemplo que podemos seguir es el de Jesús (1 Cor. 11:1; Heb. 12:2; 13:7). Si así lo hacemos, contribuiremos a la unidad del pueblo de Dios, ya que todos hablaremos con el mismo acento, por así decirlo (1 Cor. 4:16, 17).

      12. ¿Qué valiosa técnica de aprendizaje utilizan muchas personas para aprender un idioma?

      12 Entrene la memoria. Quienes estudian un idioma necesitan memorizar palabras y expresiones nuevas, entre muchas otras cosas. También a los cristianos les resulta muy útil la memorización para hablar el lenguaje puro con fluidez. Una buena idea es aprenderse el orden de los libros de la Biblia. Hay quienes se han aprendido cánticos del Reino y las cualidades que conforman el fruto del espíritu, así como los nombres de las tribus de Israel y de los doce apóstoles. Y otros se han dado a la tarea de memorizar textos bíblicos. Por ejemplo, un niño de tan solo seis años logró memorizar 80 versículos de la Biblia. Ya en la antigüedad, muchos israelitas se sabían de memoria los salmos. ¿Podría usted utilizar más a menudo esta valiosa técnica de aprendizaje?

      13. ¿Por qué es tan importante la repetición?

      13 La repetición es la madre de la retención, como bien sabemos. Por eso es tan importante que se nos recuerden vez tras vez las enseñanzas y los principios de la Biblia. El apóstol Pedro dijo: “Siempre estaré dispuesto a recordarles estas cosas, aunque las conocen y están firmemente establecidos en la verdad que está presente en ustedes” (2 Ped. 1:12). La repetición nos ayuda a profundizar nuestra comprensión, a ampliar nuestra perspectiva de las cosas y a reafirmar nuestra determinación de obedecer a Jehová (Sal. 119:129). Si repasamos a menudo las normas y los principios divinos, podremos autoexaminarnos y contrarrestar la tendencia a olvidar lo que oímos, o como dice la Biblia, a ser “un oidor olvidadizo” (Sant. 1:22-25). Si no lo hacemos, otros asuntos podrían ocupar nuestro corazón y podríamos dejar de hablar el lenguaje puro con fluidez.

      14. ¿Qué nos ayudará a estudiar el lenguaje puro?

      14 No se limite a leer en silencio (Rev. 1:3). Al estudiar un idioma, hay quienes repasan las lecciones en silencio, pero eso no siempre es lo mejor. Pues bien, al estudiar el lenguaje puro habrá ocasiones en las que sea necesario leer “en voz baja” para mejorar la concentración (léase Salmo 1:1, 2). Esto hará que la información que estudiamos se grabe aún más en nuestra mente. Cabe notar que en hebreo la expresión “leer en voz baja” está íntimamente relacionada con la meditación. Tal como necesitamos digerir el alimento que comemos para sacarle el máximo provecho, necesitamos meditar para absorber lo que leemos. ¿Dedica usted suficiente tiempo a meditar, sobre todo después de leer la Biblia?

      15. ¿Por qué debemos estudiar la “gramática” del lenguaje puro?

      15 Estudie la gramática del idioma. Llegado cierto punto, es conveniente estudiar la gramática, es decir, las reglas y la estructura de la lengua, a fin de hablarla bien. De igual modo, el lenguaje puro de la Biblia cuenta con un “modelo de palabras saludables” que debemos seguir (2 Tim. 1:13).

      16. ¿Qué problema debemos evitar, y cómo podemos hacerlo?

      16 No se estanque. Hay personas que dejan de progresar en cuanto aprenden a entablar conversaciones sencillas en el idioma que están estudiando. Del mismo modo, quienes estudian el lenguaje puro podrían quedarse estancados espiritualmente (léase Hebreos 5:11-14). ¿Cómo podemos evitar que nos suceda eso a nosotros? Esforzándonos por ampliar nuestro “vocabulario”. La Biblia señala: “Ya que hemos dejado la doctrina primaria acerca del Cristo, pasemos adelante a la madurez, y no pongamos de nuevo un fundamento, a saber, arrepentimiento de obras muertas, y fe para con Dios, la enseñanza acerca de bautismos y la imposición de las manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno” (Heb. 6:1, 2).

      17. ¿Qué ejemplo ilustra la importancia de tener buenos hábitos de estudio?

      17 Programe un horario fijo de estudio. Es mejor estudiar un poco con regularidad que estudiar mucho de vez en cuando. Escoja los momentos en los que esté más despierto y haya menos distracciones. Aprender un idioma es como hacer un camino en la selva. Cuanto más se emplee ese camino, mejor se marcará y más fácil será recorrerlo. Pero si no se usa con frecuencia, la selva acabará por engullirlo. Por eso es tan importante persistir (Dan. 6:16, 20). Mantengámonos “despiertos con toda constancia” y “con toda forma de oración” y sigamos hablando el lenguaje puro de la verdad bíblica (Efe. 6:18).

      18. ¿Por qué debemos aprovechar toda oportunidad de hablar el lenguaje puro?

      18 Practique el idioma. Algunas personas no se animan a hablar un nuevo idioma porque son tímidas o porque temen equivocarse, pero así solo retrasan su progreso. Si uno quiere aprender otra lengua, debe recordar este viejo refrán: La práctica hace al maestro. Cuanto más hable el estudiante el nuevo idioma, más cómodo se sentirá hablándolo.

  • ¿Habla usted el “lenguaje puro” con fluidez?
    La Atalaya 2008 | 15 de agosto
    • [Recuadro de la página 23]

      Cómo hablar con mayor fluidez el lenguaje puro

      ◆ Escuche con atención.

      Luc. 8:18; Heb. 2:1

      ◆ Imite a quienes lo dominan.

      1 Cor. 11:1; Heb. 13:7

      ◆ Entrene la memoria.

      Sant. 1:22-25; 2 Ped. 1:12

      ◆ No se limite a leer en silencio.

      Sal. 1:1, 2; Rev. 1:3

      ◆ Estudie la “gramática”.

      2 Tim. 1:13

      ◆ No se estanque.

      Heb. 5:11-14; 6:1, 2

      ◆ Programe un horario fijo de estudio.

      Dan. 6:16, 20; Efe. 6:18

      ◆ Practíquelo.

      Rom. 10:10; Heb. 10:23-25

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