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LetoniaAnuario de los testigos de Jehová 2007
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En 1992 se brindó la oportunidad de ir a Letonia en calidad de misioneros a dos hermanos casados y a un soltero que se habían criado en Estados Unidos y hablaban letón. Valdis y Linda Purin̗š, Alfreds y Doris Elksnis, e Ivars Elksnis, el hermano de Alfreds, llegaron a Riga en julio de 1992, y su apartamento de cuatro habitaciones se convirtió en hogar misional, depósito de publicaciones y centro de traducción.
Tener sentido del humor facilita el aprendizaje de un idioma. “En una sesión de estudio —relata Doris Elksnis— quise explicarles a dos mujeres jóvenes que Satanás habló con Eva mediante una serpiente. Sin embargo, en vez de usar la palabra letona para ‘serpiente’, utilicé otra muy parecida. ¿Qué les dije en realidad? Que el Diablo habló a través de un cerdo.”
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LetoniaAnuario de los testigos de Jehová 2007
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LOS GRADUADOS DE GALAAD FUERON DE GRAN AYUDA
Los primeros misioneros de Galaad llegaron a principios de 1993. Dos matrimonios de Suecia, Anders y Agneta Berglund, y Torgny y Lena Fridlund, fueron asignados a Jelgava, una ciudad de más de 60.000 habitantes donde había veintiocho publicadores. “Cuando llegamos —explica Anders, quien sirve ahora en el Comité de Sucursal—, salimos a predicar con los hermanos. Lo cierto es que nos mantuvieron muy ocupados. Había días que literalmente pasábamos siete u ocho horas corriendo para acompañarlos de un estudio a otro sin parar para comer. Su entusiasmo era contagioso. Muchos de aquellos estudiantes son en la actualidad siervos de tiempo completo.”
Torgny Fridlund recuerda: “Tras un curso de letón de tres meses, nos sentíamos preparados para salir a predicar por nuestra cuenta. Elegimos territorios que no se habían trabajado desde la segunda guerra mundial, pero no conseguimos buenos resultados. ¿Estábamos haciendo algo mal? Después de analizar el asunto, decidimos probar otro método: leer un texto en cada puerta. A partir de entonces empezamos varios estudios bíblicos”.
En abril de 1995 llegaron más graduados de Galaad, entre ellos Basse y Heidi Bergman, de Finlandia, que actualmente visitan las congregaciones de un circuito de habla rusa. “Les pedí a los hermanos que me corrigieran cuando usara alguna palabra equivocada en la predicación —dice Basse—. Y se lo tomaron muy a pecho, pues no solo me corregían en la predicación, sino también durante las reuniones. Hoy día me conmuevo cuando los hermanos dicen: ‘Basse ya es uno de los nuestros’”
Carsten y Jannie Ejstrup, de Dinamarca, sirvieron juntos en Letonia hasta que Jannie, que tenía poco más de 30 años, perdió su batalla contra el cáncer. “La mejor forma de honrar a Jehová —afirma Carsten— es seguir fielmente en mi asignación misional.” ¡Qué magnífico ejemplo dan todos estos hermanos!
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