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¿Avanzamos con la organización de Jehová?La Atalaya 2014 | 15 de mayo
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9. ¿Qué debemos hacer para alcanzar el magnífico porvenir que promete la Biblia?
9 En las Escrituras se nos promete un magnífico porvenir, seamos ungidos o de la gran muchedumbre. Pero para alcanzarlo tenemos que cumplir los requisitos divinos (Is. 48:17, 18). Pensemos en los israelitas. Obedecer la Ley mosaica los protegía, pues esta contenía normas beneficiosas para todo aspecto de la vida, como las relaciones sexuales, los acuerdos comerciales, la crianza de los hijos y la forma de tratar al prójimo (Éx. 20:14; Lev. 19:18, 35-37; Deut. 6:6-9). Hoy en día, las leyes y los principios de Jehová nos benefician de manera parecida. Y no son de ningún modo una carga (lea 1 Juan 5:3). Si somos obedientes, no solo estaremos protegidos, sino también “saludables en la fe” (Tito 1:13).
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¿Avanzamos con la organización de Jehová?La Atalaya 2014 | 15 de mayo
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11. ¿Cómo se ha beneficiado siempre el pueblo de Dios de reunirse para adorarlo?
11 La organización de Jehová desea nuestro bien y por eso nos recuerda vez tras vez que prestemos atención al siguiente consejo de Pablo: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca” (Heb. 10:24, 25). Cuando los israelitas se reunían para adorar a Jehová, salían edificados en sentido espiritual. Además, estas ocasiones eran muy alegres. Por ejemplo, pensemos en el regocijo que causó la fiesta de las Cabañas celebrada en los días de Nehemías (Éx. 23:15, 16; Neh. 8:9-18). Ahora recibimos beneficios similares cuando asistimos a las reuniones y asambleas. Aprovechemos al máximo estas ocasiones que contribuyen a nuestra salud espiritual y felicidad (Tito 2:2).
12. ¿Cómo deberíamos ver la oportunidad de predicar el Reino?
12 Al estar en la organización de Dios, tenemos el honor de participar en “la obra santa de las buenas nuevas” (Rom. 15:16). Ocuparnos en “la obra santa” nos convierte en “colaboradores” de Jehová, “el Santo” (1 Cor. 3:9; 1 Ped. 1:15). Además, cuando predicamos las buenas nuevas contribuimos a la santificación de su nombre. ¡Qué enorme privilegio es llevar “las gloriosas buenas nuevas del Dios feliz”! (1 Tim. 1:11.)
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