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AsesinatoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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La Ley permitía la defensa personal, pero restringía el derecho de luchar por las propiedades personales. En caso de que alguien sorprendiera a un ladrón entrando en su casa a la luz del día y lo matara, era culpable de homicidio. Sin duda, la razón era que el robo no incurría en la pena de muerte y era posible identificar y juzgar al ladrón. Sin embargo, de noche sería difícil ver lo que hacía el intruso o averiguar sus intenciones. Por lo tanto, a la persona que matase a un intruso en la oscuridad de la noche no se la consideraba culpable. (Éx 22:2, 3.)
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AsesinatoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Bajo la Ley. Siglos más tarde, a los israelitas se les dio la ley mosaica, en la que se incluía una extensa legislación sobre el acto de quitar la vida humana. Diferenciaba entre matar a alguien deliberadamente y hacerlo por accidente. Cuando alguien alegaba ser un homicida involuntario, se investigaban los siguientes factores: 1) si odiaba a la persona muerta (Dt 19:11, 12; compárese con Jos 20:5), 2) si había estado al acecho de la víctima (Nú 35:20, 21) y 3) si había usado un instrumento o cualquier otro objeto que pudiera infligir una herida mortal. (Nú 35:16-18.) Hasta a los esclavos se les tenía que vengar si su amo los mataba a golpes. (Éx 21:20.) Mientras que a los homicidas deliberados se les castigaba con la pena de muerte y no tenían posibilidad de rescate, los homicidas involuntarios podían conservar la vida aprovechándose de la seguridad que se les ofrecía en las ciudades de refugio. (Éx 21:12, 13; Nú 35:30, 31; Jos 20:2, 3; véase CIUDADES DE REFUGIO.)
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