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  • Sangre
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Sin embargo, tenían que reconocer que la vida de todo animal que mataran para comer pertenecía a Dios, y debían demostrarlo derramando la sangre en el suelo como agua. Este era un modo de devolverla a Dios y no utilizarla para propósitos personales. (Dt 12:15, 16.)

  • Sangre
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Bajo la ley mosaica. Jehová incorporó en el pacto de la Ley que hizo con la nación de Israel la ley que había dado a Noé. Dejó bien sentado que se imputaba “culpa de sangre” a cualquiera que no prestase atención al procedimiento estipulado por la ley de Dios incluso cuando se mataba a un animal. (Le 17:3, 4.) La sangre de un animal que se matara para comer tenía que derramarse en el suelo y cubrirse con polvo. (Le 17:13, 14.) Todo el que comiese sangre de cualquier tipo de carne sería ‘cortado de entre su pueblo’. Quien violara deliberadamente esta ley concerniente a la santidad de la sangre debía ser cortado, es decir, había que darle muerte. (Le 17:10; 7:26, 27; Nú 15:30, 31.)

      Al comentar sobre Levítico 17:11, 12, la Cyclopædia (de M’Clintock y Strong, 1882, vol. 1, pág. 834) dice: “Este mandato estricto no solo aplicaba a los israelitas, sino también a los extranjeros que residían entre ellos. El castigo señalado para los que lo transgredían era el de ser ‘cortados del pueblo’, con lo que parece que se quiere dar a entender la pena de muerte (comp. con Heb. X, 28), aunque es difícil determinar si se infligía con la espada o por lapidación”.

      Según Deuteronomio 14:21, se permitía vender a un residente forastero o a un extranjero un animal que hubiera muerto por sí mismo o al que hubiera despedazado una fiera. De este modo se hacía una distinción entre la sangre de tales animales y la de aquellos que se mataban para alimento. (Compárese con Le 17:14-16.) Los israelitas, así como los residentes forasteros que abrazaban la adoración verdadera y llegaban a estar bajo el pacto de la Ley, estaban obligados a obedecer los elevados requisitos de aquella Ley. La gente de todas las naciones estaba bajo el requisito de Génesis 9:3, 4, pero Jehová esperaba más de los que estaban bajo el pacto de la Ley que de los extranjeros y residentes forasteros que no se habían hecho adoradores suyos.

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