-
¿Dónde hallaremos buen liderazgo?La Atalaya 2002 | 15 de marzo
-
-
¿Dónde hallaremos buen liderazgo?
“TODA casa es construida por alguien —dice la Biblia—, pero el que ha construido todas las cosas es Dios.” (Hebreos 3:4; Revelación [Apocalipsis] 4:11.) Dado que el Dios verdadero, Jehová, es nuestro Creador, “conoce bien la formación de nosotros” (Salmo 103:14). Sabe perfectamente cuáles son nuestras limitaciones y necesidades, y como es amoroso, desea satisfacer estas últimas (Salmo 145:16; 1 Juan 4:8). La necesidad de un buen liderazgo no es la excepción.
Jehová declaró lo siguiente mediante el profeta Isaías: “¡Miren! Lo he dado como testigo a los grupos nacionales, como caudillo y comandante a los grupos nacionales” (Isaías 55:4). A fin de conocer la solución a la crisis actual de liderazgo, hay que identificar a este Caudillo, nombrado por el Todopoderoso mismo, y aceptar su jefatura. ¿Quién es, entonces, el predicho Caudillo y Comandante? ¿Cuáles son sus credenciales? ¿Adónde nos conducirá? ¿Qué debemos hacer para beneficiarnos de su acaudillamiento?
Llega el Caudillo prometido
Hace dos mil quinientos años, el ángel Gabriel se le apareció al profeta Daniel y le dijo: “Debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos” (Daniel 9:25).
Evidentemente, el ángel estaba comunicando a Daniel el momento específico en que llegaría el Caudillo escogido por Jehová. “Mesías el Caudillo” aparecería al final de 69 semanas (483 años) contadas a partir del año 455 a.E.C., fecha en la que saldría la palabra de reconstruir Jerusalén (Nehemías 2:1-8).a ¿Qué sucedió al final de ese período? El evangelista Lucas lo cuenta: “En el año decimoquinto del reinado de Tiberio César, cuando Poncio Pilato era gobernador de Judea, y Herodes era gobernante de distrito de Galilea [29 E.C.], [...] la declaración de Dios vino a Juan el hijo de Zacarías en el desierto. De modo que él entró en toda la comarca del Jordán, predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados”. En aquel entonces, “el pueblo [estaba] en expectación” de la llegada de Mesías el Caudillo (Lucas 3:1-3, 15). Aunque las muchedumbres acudieron a Juan, él no resultó ser dicho Caudillo.
Hacia octubre del año 29 E.C., Jesús de Nazaret acudió a Juan para que lo bautizara. Este dio testimonio y dijo: “Vi el espíritu bajar como paloma del cielo, y permaneció sobre él. Ni siquiera yo lo conocía, pero El Mismo que me envió a bautizar en agua me dijo: ‘Sobre quienquiera que veas el espíritu descender y permanecer, este es el que bautiza en espíritu santo’. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios” (Juan 1:32-34). Cuando se bautizó, Jesús se convirtió en el Caudillo ungido, es decir, el Mesías o Cristo.
En efecto, el prometido “caudillo y comandante [para] los grupos nacionales” resultó ser Jesucristo. Y cuando examinamos sus cualidades como caudillo, percibimos de inmediato que sobrepasan por mucho los requisitos que se esperan hoy de un líder ideal.
El Mesías, el caudillo ideal
Un buen caudillo da instrucciones claras a las personas que están a su cargo y las ayuda a tener la fortaleza y las aptitudes necesarias para resolver los problemas. ‘Este es un requisito del líder que desee triunfar en el siglo XXI’, dice la obra 21st Century Leadership: Dialogues With 100 Top Leaders (El liderazgo en el siglo XXI. Conversaciones con los cien líderes más importantes). Jesús preparó muy bien a sus oyentes para manejar las situaciones diarias. Repasemos las enseñanzas que impartió en su discurso más famoso: el Sermón del Monte. Los capítulos 5 a 7 de Mateo contienen innumerables recomendaciones prácticas.
Veamos, por ejemplo, cómo aconseja Jesús que resolvamos las diferencias personales: “Por eso, si estás llevando tu dádiva al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu dádiva allí enfrente del altar, y vete; primero haz las paces con tu hermano, y luego, cuando hayas vuelto, ofrece tu dádiva” (Mateo 5:23, 24). Es prioritario tomar la iniciativa para hacer las paces con nuestro prójimo; es más importante incluso que cumplir con un deber religioso, como presentar dádivas en el altar del templo de Jerusalén, un requisito de la Ley mosaica. En caso contrario, Dios no aceptará nuestros actos de adoración. La exhortación de Jesús es tan práctica hoy como lo fue hace siglos.
Cristo también ayudó a sus oyentes a eludir el lazo de la inmoralidad. Este fue su consejo: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio’. Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:27, 28). ¡Qué advertencia más adecuada! ¿Por qué emprender un derrotero que acabe en adulterio acariciando ideas inmorales? Del corazón proceden la fornicación y el adulterio, dijo Jesús (Mateo 15:18, 19). Lo prudente es que salvaguardemos el corazón (Proverbios 4:23).
El Sermón del Monte contiene asimismo magníficas exhortaciones, como las que tratan sobre amar a los enemigos, ser generosos y tener una actitud correcta respecto a las cosas materiales y espirituales (Mateo 5:43-47; 6:1-4, 19-21, 24-34). Jesús incluso enseñó a los que lo escuchaban a buscar la ayuda de Dios mediante la oración (Mateo 6:9-13). Mesías el Caudillo fortalece y prepara a sus seguidores para hacer frente a los problemas comunes a todos los hombres.
En el Sermón del Monte, Jesús inicia seis declaraciones con las frases ‘oyeron (ustedes) que se dijo’ o “además se dijo”, para luego presentar otra idea con las palabras “sin embargo, yo les digo” (Mateo 5:21, 22, 27, 28, 31-34, 38, 39, 43, 44). Esto revela que sus oyentes estaban acostumbrados a obrar de determinada manera, según las tradiciones orales farisaicas, pero él les señaló una forma distinta de actuar, que reflejaba el verdadero espíritu de la Ley mosaica. Así introdujo un cambio, y lo hizo de un modo que a sus seguidores les resultó fácil de aceptar. En efecto, motivó a la gente a efectuar transformaciones drásticas en su vida, tanto en el aspecto espiritual como moral. Esta es una característica de un verdadero líder.
Un libro de texto sobre gestión empresarial indica lo difícil que es lograr eso. Dice: “Quien lucha por que se hagan cambios necesita la sensibilidad de un asistente social, la perspicacia de un psicólogo, la resistencia de un corredor de maratón, la perseverancia de un buldog, la independencia de un ermitaño y la paciencia de un santo. Y aun poseyendo todas estas cualidades, no hay garantía de éxito”.
“Los líderes deben comportarse como les gustaría que se comportaran sus seguidores”, señaló un artículo titulado “El liderazgo: ¿importan los rasgos de la personalidad?”. En efecto, un buen dirigente practica lo que predica. Así fue en el caso de Jesucristo. No solo enseñó a quienes lo acompañaban a ser humildes, sino también les dio una lección práctica lavándoles los pies (Juan 13:5-15). En lugar de limitarse a enviar a sus discípulos a predicar las buenas nuevas del Reino de Dios, se esforzó vigorosamente en esa obra (Mateo 4:18-25; Lucas 8:1-3; 9:1-6; 10:1-24; Juan 10:40-42). Y también fijó el modelo en cuanto a cómo responder a la jefatura. “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa —dijo sobre sí mismo—, sino únicamente lo que ve hacer al Padre.” (Juan 5:19.)
Este análisis sobre lo que Jesús dijo e hizo demuestra sin lugar a dudas que es el Caudillo ideal. De hecho, supera los criterios humanos sobre lo que se espera de un buen dirigente. Es perfecto. Como tras su muerte y resurrección recibió inmortalidad, vive para siempre (1 Pedro 3:18; Revelación 1:13-18). ¿Qué ser humano puede llenar esos requisitos?
¿Qué debemos hacer?
En su calidad de Rey del Reino de Dios, “Mesías el Caudillo” derramará bendiciones sobre la humanidad obediente. A este respecto, las Escrituras prometen lo siguiente: “La tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar” (Isaías 11:9). “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.” (Salmo 37:11.) “Realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar.” (Miqueas 4:4.) “Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Revelación 21:3, 4.)
Mientras este mundo experimenta una crisis de liderazgo, Jesucristo guía a los mansos a un pacífico nuevo mundo, donde la humanidad obediente estará unida en la adoración a Jehová Dios y avanzará a la perfección. Es fundamental, por tanto, que dediquemos tiempo para conocer al Dios verdadero y al Caudillo nombrado por él, y que actuemos en conformidad con ese conocimiento (Juan 17:3).
Una de las mejores maneras de mostrar nuestro respeto por una persona es imitándola. ¿No deberíamos entonces tratar de ser como el mayor Caudillo de la historia humana, Jesucristo? ¿Cómo lo haremos? ¿Qué efecto tendrá en nuestra vida el que aceptemos su acaudillamiento? Estas y otras preguntas se analizarán en los siguientes dos artículos.
[Nota]
a Véanse las págs. 186-192 del libro Prestemos atención a las profecías de Daniel, editado por los testigos de Jehová.
[Ilustración de la página 4]
Daniel predijo la venida del Caudillo escogido por Dios
[Ilustraciones de la página 7]
Las enseñanzas de Jesús prepararon a las personas para hacer frente a los problemas de la vida
[Ilustraciones de la página 7]
Jesús dirigirá a la humanidad obediente a un pacífico nuevo mundo
-
-
¿Es real para nosotros el acaudillamiento de Cristo?La Atalaya 2002 | 15 de marzo
-
-
¿Es real para nosotros el acaudillamiento de Cristo?
“Tampoco sean llamados ‘caudillos’, porque su Caudillo es uno, el Cristo.” (MATEO 23:10.)
1. ¿Quién es el único Caudillo de los cristianos verdaderos?
EL MARTES 11 de Nisán, tres días antes de que le dieran muerte, Jesucristo visitó por última vez el templo. Aquel día transmitió una importante enseñanza a las multitudes allí congregadas y a sus discípulos. “No sean llamados Rabí, porque uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos —dijo—. Además, no llamen padre de ustedes a nadie sobre la tierra, porque uno solo es su Padre, el Celestial. Tampoco sean llamados ‘caudillos’, porque su Caudillo es uno, el Cristo.” (Mateo 23:8-10.) Está claro que Jesucristo es el Caudillo de los cristianos verdaderos.
2, 3. ¿Qué efecto tiene en nuestra vida escuchar a Jehová y aceptar al Caudillo que ha nombrado?
2 Aceptar el acaudillamiento de Jesús llena nuestra vida de extraordinarios beneficios. Al predecir la venida de este Caudillo, Jehová Dios declaró mediante el profeta Isaías: “¡Oigan, todos ustedes los sedientos! Vengan al agua. ¡Y los que no tienen dinero! Vengan, compren y coman. Sí, vengan, compren vino y leche hasta sin dinero y sin precio. [...] Escúchenme atentamente, y coman lo que es bueno, y halle su alma su deleite exquisito en la grosura misma. [...] ¡Miren! Lo he dado como testigo a los grupos nacionales, como caudillo y comandante a los grupos nacionales” (Isaías 55:1-4).
3 Isaías se valió de líquidos comunes —agua, leche y vino— para mostrar, mediante una metáfora, el efecto que tiene en nuestra vida escuchar a Jehová y seguir al Caudillo y Comandante que nos ha dado. Nos refresca, como cuando bebemos un vaso de agua fría en un día caluroso, pues sacia nuestra sed de verdad y justicia. Igual que la leche da fuerzas a los niños pequeños y los hace crecer, ‘la leche de la palabra’ nos fortalece y promueve el crecimiento espiritual de nuestra relación con Dios (1 Pedro 2:1-3). ¿Y quién puede negar que el vino contribuye al regocijo en las ocasiones festivas? De modo similar, adorar al Dios verdadero y seguir los pasos del Caudillo nombrado por él hace que la vida sea “gozosa” (Deuteronomio 16:15). Es de capital importancia, por tanto, que todos —jóvenes y ancianos, varones y mujeres— demostremos que el acaudillamiento de Cristo es real para nosotros. Pues bien, ¿cómo evidenciamos en la vida diaria que el Mesías es nuestro Caudillo?
Jóvenes, sigan “progresando en sabiduría”
4. a) ¿Qué ocurrió cuando, con 12 años, Jesús fue a Jerusalén con motivo de la Pascua? b) ¿Cuánto sabía Jesús con tan solo 12 años de edad?
4 Examinemos el ejemplo que nuestro Caudillo dio a los jóvenes. Aunque se conoce poco sobre la niñez de Jesús, hay un incidente bastante revelador. Cuando tenía 12 años, sus padres lo llevaron consigo durante su visita anual a Jerusalén con motivo de la Pascua. En aquella ocasión, se enfrascó en una conversación bíblica, y su familia, sin darse cuenta, partió sin él. Tres días más tarde, sus alarmados padres, José y María, lo hallaron en el templo “sentado en medio de los maestros, y escuchándoles e interrogándolos”. Además, “todos los que le escuchaban quedaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas”. ¡Imagínese!, con apenas 12 años no solo planteaba preguntas espirituales que hacían pensar, sino que además daba respuestas inteligentes. Es muy probable que le ayudara la educación que había recibido de sus padres (Lucas 2:41-50).
5. ¿Cómo pueden evaluar los jóvenes su actitud con respecto al estudio bíblico de familia?
5 Si eres un joven cuyos padres son siervos dedicados de Dios, lo más probable es que en tu hogar se estudie periódicamente la Biblia en familia. ¿Qué actitud tienes respecto a ese estudio? Convendría que reflexionaras sobre preguntas como las siguientes: “¿Apoyo de forma incondicional el programa de estudio bíblico familiar? ¿Soy colaborador y no hago nada que desbarate los planes para estudiar?” (Filipenses 3:16). “¿Participo activamente en el estudio? ¿Planteo, cuando es apropiado, preguntas acerca de la información y hago comentarios sobre la aplicación de lo que analizamos? Conforme progreso en sentido espiritual, ¿aumenta mi gusto por el ‘alimento sólido [que] pertenece a personas maduras’?” (Hebreos 5:13, 14.)
6, 7. ¿De cuánto valor es para los jóvenes un programa diario de lectura bíblica?
6 También es valioso tener un programa diario de lectura bíblica. “Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos [...]. Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja”, cantó el salmista (Salmo 1:1, 2). El sucesor de Moisés, Josué, ‘leía en el libro de la ley día y noche en voz baja’, lo cual le permitió actuar sabiamente y cumplir con su comisión divina (Josué 1:8). Nuestro Caudillo, Jesucristo, dijo: “Está escrito: ‘No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová’” (Mateo 4:4). Si el alimento físico nos hace falta todos los días, ¡con cuánta más razón precisamos alimento espiritual de continuo!
7 Cuando tenía 13 años, Nicole tomó conciencia de su necesidad espiritual y comenzó a leer la Biblia diariamente.a Hoy, con 16 años, la ha leído completa una vez y va por la mitad en la segunda lectura. Su método es sencillo: “Me propongo leer al menos un capítulo al día”. ¿De qué ayuda le ha sido la lectura diaria de las Escrituras? “En la actualidad hay muchas influencias malas —contesta—. Tanto en la escuela como en otros lugares me enfrento constantemente a presiones que ponen en peligro mi fe. Leer la Palabra de Dios todos los días me permite recordar enseguida los mandamientos y principios bíblicos que me dan fuerzas para resistir estas presiones. Como consecuencia, me siento más cerca de Jehová y Jesús.”
8. ¿Qué acostumbraba hacer Jesús en la sinagoga, y cómo pueden imitarlo los jóvenes?
8 Cristo tenía la costumbre de ir a la sinagoga a escuchar la lectura de las Escrituras y participar en ella (Lucas 4:16; Hechos 15:21). Los jóvenes se benefician mucho de seguir su ejemplo al asistir con asiduidad a las reuniones cristianas, donde se lee y estudia la Biblia. Richard, de 14 años, expresa su gratitud por ellas con las siguientes palabras: “Las reuniones son valiosas para mí. Allí se me recuerda constantemente qué es bueno y qué es malo, qué es moral y qué es inmoral, qué es cristiano y qué no lo es. No tengo que aprenderlo por las malas, por experiencia”. En efecto, “el recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto” (Salmo 19:7). Nicole también procura estar presente en las cinco reuniones semanales. Además, dedica de dos a tres horas a prepararse para ellas (Efesios 5:15, 16).
9. ¿Cómo pueden seguir “progresando en sabiduría” los jóvenes?
9 La juventud es una buena época para adquirir ‘conocimiento del único Dios verdadero y de aquel a quien él envió, Jesucristo’ (Juan 17:3). Es posible que conozcas a jóvenes que dedican mucho tiempo a leer revistas de historietas, ver la televisión, jugar con los videojuegos o navegar por Internet. Pues bien, ¿por qué imitarlos a ellos cuando puedes seguir el ejemplo perfecto de nuestro Caudillo? Cuando era pequeño, Jesús disfrutaba de aprender de Jehová. ¿Con qué resultados? Debido a su amor a los asuntos espirituales, “siguió progresando en sabiduría” (Lucas 2:52). Igual puede sucederte a ti.
“Estén en sujeción los unos a los otros”
10. ¿Qué contribuirá a que la vida de familia sea fuente de paz y felicidad?
10 El hogar puede ser un remanso de paz y satisfacción o un campo de batalla (Proverbios 21:19; 26:21). Aceptar el acaudillamiento de Cristo contribuye a la paz y felicidad de la familia. De hecho, su ejemplo es el modelo para las relaciones familiares. Las Escrituras dicen: “Estén en sujeción los unos a los otros en temor de Cristo. Que las esposas estén en sujeción a sus esposos como al Señor, porque el esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación, siendo él salvador de este cuerpo. [...] Esposos, continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por ella” (Efesios 5:21-25). El apóstol Pablo escribió lo siguiente a la congregación de Colosas: “Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor” (Colosenses 3:18-20).
11. ¿Cómo demostrará el esposo que el acaudillamiento de Cristo es real para él?
11 Prestar atención a estos consejos implica que el esposo dirija a la familia, que su esposa lo apoye con lealtad y que los hijos obedezcan a su padre y a su madre. Ahora bien, la jefatura del varón solamente resulta en felicidad si se ejerce de manera apropiada. El esposo sabio debe aprender a hacerlo imitando a su Cabeza y Caudillo, Cristo Jesús (1 Corintios 11:3). Aunque más adelante él sería “cabeza sobre todas las cosas en cuanto a la congregación”, no vino a la Tierra “para que se le ministrara, sino para ministrar” (Efesios 1:22; Mateo 20:28). Del mismo modo, el esposo cristiano no asume la jefatura buscando su ventaja egoísta, sino con el fin de velar por los intereses de su mujer e hijos, sí, de toda la familia (1 Corintios 13:4, 5). Procura imitar las cualidades piadosas de su cabeza, Jesucristo. Como él, es de genio apacible y humilde de corazón (Mateo 11:28-30). No le cuesta decir “lo siento” o “tienes razón” cuando está equivocado. Su buen ejemplo le facilita a la esposa ser su “ayudante”, su “complemento” y su “socia”, así como aprender de él y trabajar codo a codo con él (Génesis 2:20; Malaquías 2:14).
12. ¿Qué ayudará a la esposa a acatar el principio de jefatura?
12 La esposa, por su parte, ha de estar en sujeción a su esposo. Ahora bien, si se deja influir por el espíritu del mundo, su actitud con respecto al principio de jefatura tal vez empiece a verse afectada y no le resulte agradable la idea de sujetarse a un hombre. Aunque las Escrituras no indican que el varón deba ser dominante, piden a las esposas que estén en sujeción a sus maridos (Efesios 5:24). También atribuyen al esposo o padre la responsabilidad dentro de la familia. La aplicación de estos consejos bíblicos contribuye a la paz y al orden familiar (Filipenses 2:5).
13. ¿Qué ejemplo de sujeción dio Jesús a los hijos?
13 Los hijos han de ser obedientes a los padres. Jesús dio un magnífico ejemplo al respecto. Después del incidente del templo —cuando, con 12 años, se quedó solo durante tres días—, “él bajó con [sus padres] y vino a Nazaret, y continuó sujeto a ellos” (Lucas 2:51). La sujeción de los hijos a los padres fomenta la paz y la armonía en el círculo familiar. Cuando todos los miembros de la familia se someten al acaudillamiento de Cristo, el resultado es felicidad.
14, 15. ¿Qué nos ayudará a manejar con éxito las situaciones difíciles en el hogar? Dé un ejemplo.
14 La clave del éxito, incluso ante situaciones difíciles en el hogar, es imitar a Jesús y aceptar su guía. Por ejemplo, cuando Gerardo, de 35 años, se casó con Laura, la madre de una adolescente, se presentó un problema que ninguno de los dos había imaginado. Dejemos que Gerardo nos lo cuente: “Yo sabía que para ser un buen cabeza, tenía que aplicar los mismos principios bíblicos que producen buenos resultados en otras familias. Pero enseguida me di cuenta de que debía ponerlos en práctica con más sabiduría y discernimiento”. Su hijastra consideraba que él se había interpuesto entre ella y su madre, y tenía muchísimos celos de él. Con discernimiento, Gerardo pudo comprender que esta actitud afectaba lo que la joven decía y hacía. ¿Cómo manejó la situación? “Laura y yo —responde Gerardo— concordamos en que, al menos por el momento, ella se encargaría de la disciplina, mientras que yo me centraría en cultivar una buena relación con mi hijastra. Con el tiempo, este planteamiento nos dio buenos resultados.”
15 Cuando hay tensiones en el hogar, necesitamos discernimiento para descubrir por qué los miembros de la familia hablan y actúan como lo hacen. También precisamos sabiduría a fin de aplicar como es debido los principios divinos. Por ejemplo, Jesús comprendió claramente por qué lo había tocado la mujer que sufría de flujo de sangre, y la trató con prudencia y compasión (Levítico 15:25-27; Marcos 5:30-34). A nuestro Caudillo lo caracterizan la sabiduría y el discernimiento (Proverbios 8:12). Somos felices si obramos como lo haría él.
‘Sigan buscando primero el reino’
16. ¿Qué debe ocupar el lugar principal en nuestra vida, y cómo lo demostró el ejemplo de Jesús?
16 Jesús no dejó ninguna duda en cuanto a qué debe ocupar el lugar principal en la vida de los que aceptan su acaudillamiento. “Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios”, dijo (Mateo 6:33). Nos enseñó a hacerlo mediante su ejemplo. Al final de los cuarenta días de ayuno, meditación y oración que siguieron a su bautismo, se enfrentó a una tentación. Satanás el Diablo le ofreció la gobernación de “todos los reinos del mundo”. Imaginémonos cómo habría sido la vida de Jesús de haber aceptado la oferta del Diablo. Sin embargo, él estaba centrado en hacer la voluntad de su Padre. Sabía, además, que esa vida en el mundo de Satanás sería breve. Por tanto, rechazó al instante la oferta con estas palabras: “Está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’”. Poco después, “comenzó a predicar y a decir: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado’” (Mateo 4:2, 8-10, 17). Cristo fue un proclamador de tiempo completo del Reino de Dios durante el resto de sus días en la Tierra.
17. ¿Cómo demostraremos que los intereses del Reino ocupan el primer lugar en nuestra vida?
17 Hacemos bien en imitar a nuestro Caudillo y no permitir que el mundo de Satanás nos incite a ponernos como objetivo principal en la vida una carrera y un empleo bien pagado (Marcos 1:17-21). Sería muy insensato enredarnos tanto con metas mundanas, que los intereses del Reino pasaran a un segundo plano. Jesús nos ha confiado la predicación del Reino y la obra de hacer discípulos (Mateo 24:14; 28:19, 20). Es posible que tengamos una familia y otras obligaciones que cumplir, pero ¿no nos alegra dedicar tiempo después del trabajo y durante los fines de semana a atender nuestros deberes cristianos de predicar y enseñar? ¡Qué animador es saber que en el año de servicio 2001 sirvieron de ministros de tiempo completo (precursores) unas 780.000 personas!
18. ¿Qué nos ayudará a hallar gozo en el ministerio?
18 Los Evangelios presentan a Jesús como alguien dinámico, pero, a la vez, compasivo. Al ver las necesidades espirituales de quienes lo rodeaban, se compadeció de ellos y de buena gana les ofreció ayuda (Marcos 6:31-34). Nuestro ministerio se convierte en una fuente de alegría cuando lo llevamos a cabo motivados por amor a nuestros semejantes y por un deseo sincero de ayudarlos. Ahora bien, ¿cómo podemos adquirir ese deseo? “Cuando era adolescente —dice un joven llamado Alejandro—, el ministerio no era precisamente lo que más me gustaba.” ¿Qué le permitió cultivar amor por esta obra? Él responde: “Mi familia siempre dedicaba los sábados por la mañana al servicio del campo, lo cual me benefició, pues cuanto más salía al ministerio, más me daba cuenta de los buenos resultados que produce y más disfrutaba”. Nosotros también debemos ser regulares y diligentes en el ministerio.
19. ¿Cuál debe ser nuestra resolución con respecto al acaudillamiento de Cristo?
19 Es muy placentero y gratificante aceptar el acaudillamiento de Cristo. Cuando lo hacemos, la juventud se convierte en una etapa en la que ampliar nuestros conocimientos y sabiduría. La vida familiar llega a ser fuente de paz y felicidad, y el ministerio, una actividad que causa gozo y satisfacción. Por tanto, resolvámonos por todos los medios a demostrar en nuestra vida diaria y en las decisiones que tomemos que el acaudillamiento de Cristo es real para nosotros (Colosenses 3:23, 24). Sin embargo, Jesucristo también utiliza otro medio para darnos dirección: la congregación cristiana. El artículo siguiente analizará cómo beneficiarnos de esta provisión.
[Nota]
a Se han cambiado algunos nombres.
-
-
Cristo dirige a su congregaciónLa Atalaya 2002 | 15 de marzo
-
-
Cristo dirige a su congregación
“¡Miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.” (MATEO 28:20.)
1, 2. a) ¿Qué prometió Jesús a sus seguidores cuando les mandó hacer discípulos? b) ¿Cómo dirigió Jesús a la congregación cristiana primitiva?
ANTES de ascender a los cielos, Jesucristo, nuestro Caudillo resucitado, se apareció a sus discípulos y les dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas” (Mateo 23:10; 28:18-20).
2 Jesús no solo encargó a sus seguidores la obra salvadora de hacer más discípulos, sino que también les prometió estar con ellos. La historia del cristianismo primitivo que se narra en el libro bíblico de Hechos demuestra, más allá de toda duda, que Cristo utilizó la autoridad que se le había concedido para dirigir a la congregación recién establecida. Envió el prometido “ayudante” —el espíritu santo— para fortalecer a sus seguidores y guiar su actividad (Juan 16:7; Hechos 2:4, 33; 13:2-4; 16:6-10). El resucitado Jesús también se valió de los ángeles que tiene a su disposición para apoyar a sus discípulos (Hechos 5:19; 8:26; 10:3-8, 22; 12:7-11; 27:23, 24; 1 Pedro 3:22). Además, nuestro Caudillo dotó de dirección a la congregación al hacer que hombres competentes formaran parte de un cuerpo gobernante (Hechos 1:20, 24-26; 6:1-6; 8:5, 14-17).
3. ¿Qué cuestiones se analizarán en este artículo?
3 Pues bien, ¿qué podemos decir de nuestros días, “la conclusión del sistema de cosas”? ¿Cómo dirige hoy Jesucristo a la congregación cristiana? Y ¿de qué modo demostramos que aceptamos su acaudillamiento?
El Amo tiene un esclavo fiel
4. a) ¿Quiénes componen “el esclavo fiel y discreto”? b) ¿Qué ha confiado el Amo al cuidado del esclavo?
4 En la profecía sobre la señal de su presencia, Jesús dijo: “¿Quién es, verdaderamente, el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento al tiempo apropiado? ¡Feliz es aquel esclavo si su amo, al llegar, lo hallara haciéndolo así! En verdad les digo: Lo nombrará sobre todos sus bienes” (Mateo 24:45-47). El “amo” es nuestro Caudillo, Jesucristo, y él ha nombrado al “esclavo fiel y discreto” —el conjunto de cristianos ungidos que hay en la Tierra— para que atienda todos sus intereses terrestres.
5, 6. a) ¿Qué representan “los siete candelabros de oro” y “las siete estrellas” de la visión que recibió el apóstol Juan? b) ¿Qué indica el hecho de que “las siete estrellas” estén en la mano derecha de Jesús?
5 El libro bíblico de Revelación (Apocalipsis) indica que el esclavo fiel y discreto se halla bajo el control directo de Jesucristo. En una visión del “día del Señor”, el apóstol Juan vio “siete candelabros de oro, y en medio de los candelabros a alguien semejante a un hijo de hombre” con ‘siete estrellas en la mano derecha’. Jesús le explica así la visión: “En cuanto al secreto sagrado de las siete estrellas que viste sobre mi mano derecha, y de los siete candelabros de oro: Las siete estrellas significan los ángeles de las siete congregaciones, y los siete candelabros significan siete congregaciones” (Revelación 1:1, 10-20).
6 “Los siete candelabros de oro” representan a la totalidad de las congregaciones cristianas verdaderas existentes en “el día del Señor”, que comenzó en 1914. ¿Y “las siete estrellas”? En un principio, simbolizaron a todos los superintendentes ungidos engendrados por espíritu que se ocupaban de las congregaciones del siglo primero.a Ellos se hallaban en la mano derecha de Jesús, es decir, bajo su control y dirección. En efecto, Cristo dirigía a la clase del esclavo. Pero dado que hoy en día quedan pocos superintendentes ungidos, ¿cómo llega el acaudillamiento de Cristo hasta las más de noventa y tres mil congregaciones de los testigos de Jehová de todo el planeta?
7. a) ¿Cómo utiliza Jesús al Cuerpo Gobernante para dirigir a las congregaciones de toda la Tierra? b) ¿Por qué decimos que a los superintendentes cristianos los nombra el espíritu santo?
7 Igual que en el siglo primero, un pequeño grupo de superintendentes ungidos competentes forma hoy el Cuerpo Gobernante, que actúa en representación del esclavo fiel y discreto. Mediante esta junta administrativa, nuestro Caudillo designa a hombres cualificados, ungidos o no, para que sirvan de ancianos en las congregaciones. A este respecto, es importantísimo el papel que desempeña el espíritu santo, que Jesús emplea por la autoridad que ha recibido de Jehová (Hechos 2:32, 33). En primer lugar, estos superintendentes deben reunir los requisitos expuestos en la Palabra de Dios, inspirada por espíritu (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9; 2 Pedro 1:20, 21). Las recomendaciones y los nombramientos se hacen después de orar y bajo la guía del espíritu santo. Además, los varones nombrados evidencian en su vida el fruto de dicho espíritu (Gálatas 5:22, 23). Por tanto, este consejo de Pablo es aplicable con igual fuerza a todos los ancianos, sean ungidos o no: “Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes” (Hechos 20:28). Estos hombres nombrados reciben instrucciones del Cuerpo Gobernante y pastorean de buena gana a la congregación. De esta manera, Cristo está con nosotros y dirige a la congregación.
8. ¿Cómo emplea Cristo a los ángeles para dirigir a sus seguidores?
8 Jesús también emplea a ángeles literales para dirigir a sus seguidores en la actualidad. La ilustración del trigo y la mala hierba indica que la siega tendría lugar en “la conclusión del sistema de cosas”. ¿A quién utilizaría el Amo para segar? “Los segadores son los ángeles”, dijo Cristo, para luego añadir: “El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y ellos juntarán de su reino todas las cosas que hacen tropezar, y a los que cometen desafuero” (Mateo 13:37-41). Además, igual que un ángel condujo a Felipe hasta el eunuco etíope, hoy en día abundan las pruebas de que Jesús se vale de sus ángeles para guiar a los cristianos verdaderos en su obra de encontrar a las personas de corazón recto (Hechos 8:26, 27; Revelación 14:6).
9. a) En la actualidad, ¿qué medios utiliza Cristo para dirigir a la congregación cristiana? b) ¿Qué pregunta debemos analizar si deseamos beneficiarnos del acaudillamiento de Cristo?
9 Resulta muy reconfortante saber que Jesucristo acaudilla a sus discípulos actuales mediante el Cuerpo Gobernante, el espíritu santo y los ángeles. Incluso en el caso de que algunos adoradores de Jehová se quedaran temporalmente aislados del Cuerpo Gobernante por causa de persecución o circunstancias similares, Cristo seguiría dirigiéndolos mediante el espíritu santo y el apoyo angelical. No obstante, solo nos beneficiamos de su acaudillamiento si lo aceptamos. ¿Cómo demostramos que lo hacemos?
“Sean obedientes [...] y sean sumisos”
10. ¿De qué manera mostramos respeto a los ancianos nombrados de la congregación?
10 Nuestro Caudillo ha otorgado a las congregaciones “dádivas en hombres”, “algunos como evangelizadores, algunos como pastores y maestros” (Efesios 4:8, 11, 12). Nuestra actitud hacia ellos y la manera de tratarlos dicen mucho sobre si aceptamos o no el acaudillamiento de Cristo. Desde luego, es justo que ‘nos mostremos agradecidos’ por estos hombres aptos espiritualmente que Cristo nos ha dado (Colosenses 3:15). Pero además merecen respeto. “Que los ancianos que presiden excelentemente sean tenidos por dignos de doble honra”, escribió el apóstol Pablo (1 Timoteo 5:17). ¿Cómo demostramos gratitud y aprecio por los ancianos, o superintendentes, de la congregación? Pablo da la respuesta: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos” (Hebreos 13:17). En efecto, hemos de obedecerlos y ser sumisos a ellos, es decir, seguir su guía.
11. ¿Por qué decimos que vivir a la altura de nuestro bautismo supone respetar a los ancianos?
11 Nuestro Caudillo es perfecto, pero no así los hombres que nos ha otorgado como dádivas, por lo que en ocasiones pueden equivocarse. Sin embargo, resulta fundamental que permanezcamos leales al sistema instituido por Cristo. De hecho, vivir a la altura de la dedicación y el bautismo supone reconocer la legitimidad de la autoridad que tienen en la congregación quienes son nombrados por espíritu y someternos de buena gana a esa autoridad. El bautismo ‘en el nombre del espíritu santo’ constituye una declaración pública de que sabemos qué es dicho espíritu y reconocemos su función en los propósitos de Jehová (Mateo 28:19). Da a entender que cooperamos con el espíritu y que no hacemos nada que estorbe su funcionamiento entre los seguidores de Cristo. Dado que el espíritu santo tiene un papel esencial en la recomendación y el nombramiento de los ancianos, ¿seríamos realmente fieles a nuestra dedicación si no colaboráramos con los ancianos de la congregación?
12. ¿Qué ejemplos de falta de respeto a la autoridad cita Judas, y qué nos enseñan?
12 Las Escrituras contienen ejemplos que nos enseñan el valor de la obediencia y la sumisión. El discípulo Judas hacía referencia a aquellos que hablaban injuriosamente de los hombres nombrados de la congregación, cuando citó tres ejemplos amonestadores: “¡Ay de ellos, porque han ido en la senda de Caín, y por la paga se han precipitado en el curso erróneo de Balaam, y han perecido en el habla rebelde de Coré!” (Judas 11). Caín pasó por alto la advertencia amorosa de Jehová y siguió deliberadamente un proceder de odio y asesinato (Génesis 4:4-8). A pesar de haber recibido constantes advertencias divinas, Balaam trató de maldecir al pueblo de Dios a cambio de dinero (Números 22:5-28, 32-34; Deuteronomio 23:5). Coré desempeñaba deberes extraordinarios en Israel, pero no le bastaron, de modo que instigó a la rebelión contra el siervo de Dios, Moisés, el hombre más manso de la Tierra (Números 12:3; 16:1-3, 32, 33). A Caín, Balaam y Coré les sobrevino el desastre. Estos tres casos ilustran la importancia de escuchar los consejos de aquellos a quienes Jehová utiliza para ocupar puestos de responsabilidad y respetarlos.
13. ¿Qué bendiciones predijo el profeta Isaías para aquellos que se sometieran a la autoridad de los ancianos?
13 ¿Quién no desea beneficiarse del magnífico sistema de superintendencia que nuestro Caudillo ha implantado en la congregación cristiana? El profeta Isaías predijo los beneficios que produciría al decir: “¡Mira! Un rey reinará para justicia misma; y en cuanto a príncipes, gobernarán como príncipes para derecho mismo. Y cada uno tiene que resultar ser como escondite contra el viento y escondrijo contra la tempestad de lluvia, como corrientes de agua en país árido, como la sombra de un peñasco pesado en una tierra agotada” (Isaías 32:1, 2). Todos los ancianos han de ser un “escondite” donde sentirnos protegidos y seguros. En caso de que nos resulte difícil someternos a la autoridad, oremos a Jehová y esforcémonos con diligencia por ser obedientes y sumisos a la autoridad divinamente constituida en la congregación.
Cómo se someten los ancianos al acaudillamiento de Cristo
14, 15. ¿Cómo demuestran sumisión a la dirección de Cristo quienes llevan la delantera en la congregación?
14 Todos los cristianos, en particular los ancianos, deben seguir la dirección de Cristo. Aunque estos tienen cierta autoridad en la congregación, no tratan de controlar la vida de sus hermanos siendo ‘amos sobre la fe de ellos’ (2 Corintios 1:24). Toman a pecho estas palabras de Jesús: “Ustedes saben que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los grandes ejercen autoridad sobre ellas. No es así entre ustedes” (Mateo 20:25-27). Los ancianos intentan sinceramente servir a su prójimo al cumplir con sus obligaciones.
15 “Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes, [...] y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe”, es la exhortación que se da a los cristianos (Hebreos 13:7). No se pide que obremos así porque los ancianos sean caudillos, pues Jesús dijo: “Su Caudillo es uno, el Cristo” (Mateo 23:10). Es la fe de los ancianos lo que ha de imitarse, pues ellos siguen a nuestro verdadero Caudillo, Cristo (1 Corintios 11:1). Veamos algunos aspectos en los que procuran que su trato con los demás miembros de la congregación sea como el de Cristo.
16. A pesar de su autoridad, ¿cómo trató Jesús a sus seguidores?
16 Jesús fue modesto en su relación con los discípulos aunque era superior a los seres humanos imperfectos en todo y la autoridad que le había conferido su Padre era inigualable. No abrumó a sus oyentes con una imponente demostración de conocimiento. Fue sensible y compasivo con sus seguidores, y tomó en consideración sus necesidades (Mateo 15:32; 26:40, 41; Marcos 6:31). Nunca les exigió más de lo que podían dar ni puso sobre ellos una carga superior a la que eran capaces de llevar (Juan 16:12). Jesús era “de genio apacible y humilde de corazón”. No es de extrañar, por tanto, que muchos hallaran refrigerio en él (Mateo 11:28-30).
17. ¿Cómo deben desplegar modestia los ancianos al tratar a los miembros de la congregación?
17 Si Cristo, el Caudillo, fue modesto, cuánto más deben serlo quienes supervisan la congregación. En efecto, estos tienen cuidado de no abusar de la autoridad que se les ha confiado. Y no se expresan “con extravagancia de habla”, tratando de impresionar a sus oyentes, sino que se esfuerzan por hablar las palabras de la verdad bíblica con sencillez y sinceridad (1 Corintios 2:1, 2). Además, los ancianos procuran tener expectativas razonables de las demás personas y ser considerados con sus necesidades (Filipenses 4:5). Como están al tanto de que todo el mundo tiene limitaciones, demuestran su amor siendo indulgentes con las de sus hermanos (1 Pedro 4:8). ¿No son una fuente de refrigerio los ancianos humildes y de genio apacible? Claro que sí.
18. ¿Qué pueden aprender los ancianos del trato de Jesús con los niños?
18 Jesús era accesible, incluso para los más pequeños. Fijémonos en su reacción cuando los discípulos reprendieron a unos padres por llevarle a sus hijos. “Dejen que los niñitos vengan a mí —dijo él—; no traten de detenerlos.” Luego, “tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las manos sobre ellos” (Marcos 10:13-16). Jesús era cariñoso y amable, y la gente se sentía atraída a él; no le tenía miedo. Hasta los pequeños se hallaban cómodos en su presencia. Los ancianos son también accesibles, y como son cariñosos y amables, las demás personas, incluidos los niños, se sienten a gusto con ellos.
19. ¿Qué implica tener “la mente de Cristo”, y qué se requiere?
19 El grado al que los ancianos imitarán a Cristo Jesús dependerá de lo bien que lo conozcan. “¿Quién ha llegado a conocer la mente de Jehová, para que le instruya?”, preguntó Pablo, tras lo cual añadió: “Pero nosotros sí tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16). Tener la mente de Cristo supone conocer su forma de pensar y todas las facetas de su personalidad, a fin de saber qué haría en una determinada situación. Imaginémonos lo que debe ser conocer así de bien a nuestro Caudillo. Para ello, hay que prestar mucha atención a los Evangelios y estudiar de continuo la vida y el ejemplo de Jesús. Cuando los ancianos tratan por todos los medios de seguir hasta ese grado el acaudillamiento de Cristo, los miembros de la congregación se sienten más inclinados a imitar su fe, y los ancianos, por su parte, experimentan la satisfacción de ver que los demás siguen con gozo los pasos del Caudillo.
Continuemos bajo el acaudillamiento de Cristo
20, 21. Al mirar hacia el futuro, al prometido nuevo mundo, ¿cuál debe ser nuestra resolución?
20 Es fundamental que todos permanezcamos bajo el acaudillamiento de Cristo. Al acercarse el fin del sistema de cosas, nuestra situación se parece a la de los israelitas que, en 1473 a.E.C., se hallaban en las llanuras de Moab, al umbral de la Tierra Prometida. Mediante el profeta Moisés, Dios declaró: “Tú [Josué] introducirás a este pueblo en la tierra que Jehová juró a sus antepasados que les daría” (Deuteronomio 31:7, 8). Josué era el caudillo nombrado, y los israelitas tenían que someterse a su jefatura para entrar en la Tierra de Promisión.
21 La Biblia nos dice: “Su Caudillo es uno, el Cristo”. Solo él nos conducirá al prometido nuevo mundo, en el que morará la justicia (2 Pedro 3:13). Por tanto, resolvámonos a someternos a su acaudillamiento en todo campo de la vida.
[Nota]
a En este caso, las “estrellas” no simbolizan ángeles literales, pues es obvio que Jesús no utilizaría a un ser humano para escribir información destinada a criaturas espirituales invisibles. Por tanto, las “estrellas” tienen que representar a los superintendentes (o ancianos) humanos de las congregaciones, vistos como mensajeros de Jesús. El que sean siete significa plenitud según la norma divina.
-