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¿Por qué es tan fácil mentir?La Atalaya 1992 | 15 de diciembre
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Por qué es tan fácil mentir
La mentira comenzó cuando un ángel rebelde le mintió a la primera mujer diciéndole que no moriría si desobedecía a su Creador. Esa mentira causó incalculable daño a la raza humana en general, pues acarreó la imperfección, la enfermedad y la muerte a todos los hombres. (Génesis 3:1-4; Romanos 5:12.)
Desde el tiempo de la desobediencia de Adán y Eva, la influencia insidiosa de este padre de las mentiras ha creado en el mundo de la humanidad un clima que estimula la mentira. (Juan 8:44.) El nuestro es un mundo decadente que cree que la verdad es solamente relativa.
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¿Por qué es tan fácil mentir?La Atalaya 1992 | 15 de diciembre
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¿Por qué ser veraces?
La verdad es la norma que nuestro magnífico Creador ha fijado para todos nosotros. Su Palabra escrita, la Biblia, dice en Hebreos 6:18 que “es imposible que Dios mienta”. Su Hijo, Jesucristo, que fue el representante personal de Dios en la Tierra, sostuvo la misma norma. A los guías religiosos judíos que buscaban matarlo, dijo: “Ahora procuran matarme, un hombre que les ha dicho la verdad que oí de parte de Dios. [...] Y si dijera que no lo conozco sería como ustedes, mentiroso”. (Juan 8:40, 55.) Su proceder estableció el modelo que debemos seguir en la medida en que “no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño”. (1 Pedro 2:21, 22.)
Nuestro Creador, cuyo nombre es Jehová, odia la mentira, como lo expresa claramente Proverbios 6:16-19: “Hay seis cosas que Jehová de veras odia; sí, siete son cosas detestables a su alma: ojos altaneros, una lengua falsa, y manos que derraman sangre inocente, un corazón que fabrica proyectos perjudiciales, pies que se apresuran a correr a la maldad, un testigo falso que lanza mentiras, y cualquiera que envía contiendas entre hermanos”.
Este Dios veraz exige que vivamos en conformidad con sus normas para obtener su aprobación. Su Palabra inspirada nos manda: “No estén mintiéndose unos a otros. Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas”. (Colosenses 3:9.) Las personas que rehúsan abandonar la práctica de la mentira no gozan de su aceptación; no recibirán el don de la vida que él concede. De hecho, Salmo 5:6 dice francamente que Dios ‘destruirá a los que hablan una mentira’. Además, Revelación 21:8 dice que la porción de “todos los mentirosos” es “la muerte segunda”, que significa destrucción eterna. Así que el que aceptemos el parecer de Dios sobre la mentira nos da una fuerte razón para hablar la verdad.
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