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Escuchemos la voz del pastor excelenteLa Atalaya (estudio) 2021 | diciembre
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ARTÍCULO DE ESTUDIO 50
Escuchemos la voz del pastor excelente
“Ellas escucharán mi voz” (JUAN 10:16).
CANCIÓN 3 Tú me das fuerza, confianza y valor
AVANCEa
1. ¿Cuál es una razón por la que Jesús dijo que sus discípulos son como ovejas?
JESÚS comparó el vínculo que existe entre él y sus discípulos con el que hay entre un pastor y sus ovejas (Juan 10:14). Y la comparación es muy acertada, pues las ovejas conocen a su pastor y responden a su voz. Un turista vio esto con sus propios ojos. Contó: “Queríamos filmar algunas ovejas y tratamos de hacer que se acercaran, pero no nos siguieron porque no conocían nuestra voz. Entonces apareció un jovencito, que era su pastor. Apenas había empezado a llamarlas cuando lo siguieron”.
2, 3. a) ¿Cómo demuestran los discípulos de Jesús que escuchan su voz? b) ¿Qué veremos en este artículo y en el siguiente?
2 Lo que le pasó a aquel turista nos recuerda lo que Jesús dijo que harían sus ovejas, es decir, sus discípulos. Dijo: “Ellas escucharán mi voz” (Juan 10:16). Pero Jesús está en el cielo. Así que ¿cómo podemos escucharlo? Una manera es haciendo lo que él nos enseñó (Mat. 7:24, 25).
3 En este artículo y en el siguiente, les daremos atención a algunas de las enseñanzas de Jesús. Como veremos, Jesús nos enseñó que debemos dejar de hacer ciertas cosas y que debemos hacer otras. Primero, analicemos dos cosas que el pastor excelente nos dice que debemos dejar de hacer.
“DEJEN DE ESTAR EXCESIVAMENTE PREOCUPADOS”
4. Según Lucas 12:29, ¿qué puede hacer que estemos “excesivamente preocupados”?
4 (Lea Lucas 12:29). Jesús les dijo a sus discípulos que dejaran de estar “excesivamente preocupados” por conseguir lo necesario para vivir. Y sabemos que este consejo siempre es sabio y útil. Aunque deseemos obedecerlo, a veces no es fácil. ¿Por qué?
5. ¿Por qué viven muy preocupados algunos hermanos?
5 Puede que algunos hermanos vivan muy preocupados por conseguir alimento, ropa y techo. Quizás la situación económica en su país esté muy mal. Tal vez les resulte difícil ganar suficiente dinero para su familia. A lo mejor el que mantenía a la familia ha fallecido y los demás se han quedado sin apoyo económico. Y la pandemia del COVID-19 ha dejado a muchos sin empleo y sin ingresos (Ecl. 9:11). Si hemos pasado por alguna de estas u otras dificultades, ¿cómo podemos seguir el consejo de Jesús de dejar de preocuparnos?
En vez de “hundirnos” en la preocupación por las cosas materiales, fortalezcamos nuestra confianza en Jehová. (Vea los párrafos 6 a 8).b
6. Explique lo que le ocurrió al apóstol Pedro en cierta ocasión.
6 En cierta ocasión, el apóstol Pedro y los otros apóstoles estaban en una barca en el mar de Galilea en medio de una tormenta cuando vieron a Jesús caminando sobre el agua. Pedro dijo: “Señor, si eres tú, ordéname que vaya hacia ti sobre el agua”. Cuando Jesús le dijo “¡Ven!”, “Pedro se bajó de la barca y fue caminando sobre el agua hacia Jesús. Pero, al fijarse en la fuerza del viento, le dio miedo. Y, como empezó a hundirse, gritó: ‘¡Señor, sálvame!’”. Jesús “le extendió la mano” y lo salvó. Fijémonos en que Pedro logró caminar sobre el mar agitado mientras mantuvo la vista fija en Jesús; pero, cuando miró la tormenta, lo invadieron el miedo y las dudas, y empezó a hundirse (Mat. 14:24-31).
7. ¿Qué lección nos enseña el ejemplo de Pedro?
7 Lo que le pasó a Pedro nos enseña una lección. Cuando se bajó de la barca y empezó a caminar sobre el agua, no pensó que se distraería y empezaría a hundirse. Su meta era llegar hasta donde estaba Jesús, pero no lo logró porque desvió la mirada hacia la tormenta. Claro, nosotros no podemos caminar sobre el agua, pero sí afrontamos problemas que ponen a prueba nuestra fe. Si perdemos de vista a Jehová y sus promesas, empezaremos a hundirnos en sentido espiritual. Sean cuales sean las tormentas que nos sobrevengan, sigamos centrados en Jehová y en su capacidad de ayudarnos. ¿Cómo podemos lograrlo?
8. ¿Qué nos ayudará a no preocuparnos demasiado por las necesidades materiales?
8 Algo que nos ayudará es sustituir la preocupación por la confianza en Jehová. Recordemos que nuestro amoroso Padre nos promete que, si lo ponemos a él en primer lugar, se encargará de darnos lo que necesitamos en sentido material (Mat. 6:32, 33). Él siempre ha cumplido esta promesa (Deut. 8:4, 15, 16; Sal. 37:25). Si Jehová cuida a los pájaros y las flores, no tenemos por qué preocuparnos de lo que vamos a comer o nos vamos a poner (Mat. 6:26-30; Filip. 4:6, 7). Tal como el amor mueve a los padres responsables a proveer para sus hijos, el amor impulsa a nuestro Padre celestial a atender las necesidades materiales de sus siervos. Así es, podemos estar seguros de que Jehová nos cuidará.
9. ¿Qué aprende usted de lo que le pasó a un matrimonio?
9 Veamos una experiencia que demuestra que Jehová sí puede atender nuestras necesidades materiales. Un matrimonio que sirve a tiempo completo viajó más de una hora en su viejo automóvil para ir a buscar a unas hermanas que vivían en un campo de refugiados y llevarlas a la reunión. El hermano contó: “Después de la reunión, les dijimos a las hermanas que fuéramos a nuestra casa a comernos algo. Pero entonces caímos en la cuenta de que no teníamos nada que darles”. ¿Qué harían? El hermano añadió: “Cuando llegamos, había en la puerta dos bolsas grandes llenas de comida. No sabíamos quién las había dejado allí. Jehová nos cuidó”. Algún tiempo después, el automóvil de este matrimonio se averió. Lo necesitaban para el ministerio, pero no tenían dinero para repararlo. Así que lo llevaron a un taller para saber cuánto costaría arreglarlo. Entonces, apareció un hombre que preguntó quién era el dueño. El hermano dijo que era suyo y que necesitaba una reparación. El hombre respondió: “No importa. Mi esposa quiere justo este tipo de auto y de este color. ¿Cuánto pide por él?”. El hermano consiguió suficiente dinero para comprarse otro. Dijo: “No tengo que explicar cómo nos sentimos al final de aquel día. Sabíamos que aquello no había sido una casualidad. Había sido la mano de Jehová”.
10. ¿Cómo nos ayudan las palabras de Salmo 37:5 a no preocuparnos por las necesidades materiales?
10 Cuando escuchamos al pastor excelente y dejamos de preocuparnos en exceso por las cosas materiales, podemos tener la certeza de que Jehová nos dará lo necesario (lea Salmo 37:5; 1 Ped. 5:7). Pensemos en las situaciones difíciles mencionadas en el párrafo 5. Puede que hasta ahora Jehová se haya valido del cabeza de familia o del patrono para cuidar de nuestras necesidades diarias. Ahora bien, si el cabeza de familia ya no puede llevar el pan a la casa o nos quedamos sin trabajo, Jehová se encargará de proveer de alguna otra manera. Sin duda, lo hará. Analicemos ahora otra cosa que el pastor excelente nos dice que debemos dejar de hacer.
“DEJEN DE JUZGAR”
Ver más allá de las apariencias nos ayudará a dejar de juzgar a otros. (Vea los párrafos 11, 14 a 16).c
11. Según Mateo 7:1, 2, ¿qué dijo Jesús que debemos dejar de hacer, y por qué puede ser difícil?
11 (Lea Mateo 7:1, 2). Jesús sabía que los seres humanos somos imperfectos y que tenemos la tendencia a fijarnos en los defectos de los demás. Por eso dijo: “Dejen de juzgar”. Y, aunque tratemos de no juzgar a nuestros hermanos, no siempre lo conseguimos. ¿Qué podemos hacer en esos casos? Escuchar a Jesús y esforzarnos por dejar de juzgar.
12, 13. ¿Cómo nos ayuda el ejemplo de Jehová a dejar de juzgar a otros?
12 Meditar en el ejemplo de Jehová nos beneficia, pues él se fija en lo bueno de los demás. Así hizo con el rey David, que cayó en errores graves. Por ejemplo, cometió adulterio con Bat-Seba y hasta hizo que mataran a su esposo (2 Sam. 11:2-4, 14, 15, 24). Como resultado, no solo se hizo daño a sí mismo, sino que también perjudicó a su familia, incluidas sus otras esposas (2 Sam. 12:10, 11). En otra ocasión, no mostró confianza plena en Jehová cuando ordenó un censo ilegal del ejército de Israel. Quizás el orgullo lo llevó a confiar en el tamaño de su ejército. ¿Cuál fue el resultado? Que 70.000 israelitas murieron por una epidemia (2 Sam. 24:1-4, 10-15).
13 Si hubiéramos vivido en Israel en aquellos días, ¿qué habríamos pensado de David? ¿Lo habríamos juzgado y habríamos dicho que no merecía que Dios le mostrara misericordia? Jehová no pensó así. Más bien, se centró en que David había sido fiel toda la vida y en que estaba arrepentido de corazón. Por eso le perdonó sus pecados graves. Sabía que David lo amaba muchísimo y que deseaba hacer lo correcto. ¿Verdad que estamos agradecidos de que Dios se fije en nuestras cosas buenas? (1 Rey. 9:4; 1 Crón. 29:10, 17).
14. ¿Qué les ha ayudado a algunos hermanos a dejar de juzgar a otros?
14 Si Jehová es comprensivo con los seres humanos imperfectos, nosotros también podemos serlo con los demás y ver lo bueno que tienen. Es muy fácil ver los defectos en otros y volvernos críticos. Pero la persona que imita a Jehová se lleva bien con los demás aunque conoce sus defectos. Un diamante en bruto puede parecer feo, pero la persona sabia mira más allá de las apariencias y sabe lo que llegará a valer cuando esté tallado y pulido. Como Jehová y Jesús, debemos ver más allá de las apariencias y fijarnos en las buenas cualidades de las personas.
15. ¿Por qué pensar en las circunstancias de los demás nos ayudará a no juzgarlos con dureza?
15 Además de centrarnos en las buenas cualidades de los demás, ¿qué nos ayudará a no juzgarlos con dureza? Tratar de imaginar cómo es su vida. Veamos un ejemplo de esto. Un día, mientras Jesús estaba en el templo, vio a una viuda pobre que echó dos monedas de poco valor en una de las arcas del tesoro. Él no preguntó por qué no había echado más. En vez de centrarse en cuántas monedas había dado, tomó en cuenta sus motivos y circunstancias, y la alabó por haber hecho todo lo que podía (Luc. 21:1-4).
16. ¿Qué le enseña la experiencia de Verónica?
16 La experiencia de Verónica nos muestra la importancia de imaginar cómo es la vida de los demás. En su congregación, había una madre sola con su hijo. Verónica reconoce: “Me parecía que no estaban muy activos en la congregación, y por eso no tenía una buena opinión de ellos. Pero entonces salí un día a predicar con la madre. Me contó todos los problemas que tenía debido a que su hijo era autista. Se desvivía por atender sus necesidades físicas y espirituales. A veces, debido a la salud de su hijo, tenía que asistir a las reuniones de otra congregación”. Verónica concluye diciendo: “Nunca me imaginé que su vida era tan dura. Ahora la valoro y la respeto mucho por todo lo que hace para servir a Jehová”.
17. ¿Qué mandato nos da Santiago 2:8, y cómo podemos obedecerlo?
17 ¿Qué deberíamos hacer si nos damos cuenta de que hemos estado juzgando a un hermano? Recordemos que tenemos que amar a nuestros hermanos (lea Santiago 2:8). Además, debemos orar a Jehová y rogarle que nos ayude a dejar de juzgar. Y podemos actuar en armonía con nuestras oraciones tomando la iniciativa para hablar con ese hermano. Puede que eso nos dé la oportunidad de conocerlo. También podemos invitarlo a predicar o a comer. Al ir conociendo mejor a nuestro hermano, podemos tratar de seguir el ejemplo de Jehová y de Jesús buscando lo bueno que hay en él. Así demostraremos que prestamos atención al mandato del pastor excelente de dejar de juzgar a otros.
18. ¿Cómo demostramos que escuchamos la voz del pastor excelente?
18 Así como las ovejas literales escuchan la voz de su pastor, los discípulos de Jesús escuchamos su voz. Si nos esforzamos por dejar de estar preocupados por las cosas materiales y por dejar de juzgar a los demás, Jehová y Jesús nos bendecirán. Sea que formemos parte del “rebaño pequeño” o de las “otras ovejas”, que todos sigamos escuchando y obedeciendo la voz del pastor excelente (Luc. 12:32; Juan 10:11, 14, 16). En el siguiente artículo, veremos dos cosas que Jesús dijo que sus discípulos debemos hacer.
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Sigamos escuchándoloLa Atalaya (estudio) 2021 | diciembre
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ARTÍCULO DE ESTUDIO 51
Sigamos escuchándolo
“Este es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación. Escúchenlo” (MAT. 17:5).
CANCIÓN 54 “Este es el camino”
AVANCEa
1, 2. a) ¿Qué mandato recibieron tres apóstoles de Jesús, y cómo reaccionaron? b) ¿Qué veremos en este artículo?
DESPUÉS de la Pascua del año 32, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan fueron testigos de una visión asombrosa. En una montaña alta, posiblemente en una de las estribaciones del monte Hermón, Jesús se transfiguró delante de ellos. La Biblia cuenta: “Su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió brillante como la luz” (Mat. 17:1-4). Hacia el final de la visión, los apóstoles oyeron a Dios decir: “Este es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación. Escúchenlo” (Mat. 17:5). Por su forma de vivir, los tres demostraron que de veras escuchaban a Jesús, y nosotros queremos seguir su ejemplo.
2 En el artículo anterior, aprendimos que escuchar a Jesús significa dejar de hacer ciertas cosas. En este artículo, veremos dos cosas que Jesús dijo que debemos hacer.
“ENTREN POR LA PUERTA ANGOSTA”
3. Según Mateo 7:13, 14, ¿qué debemos hacer?
3 (Lea Mateo 7:13, 14). Notemos que Jesús dijo que hay dos puertas y que cada una lleva a un camino diferente, uno “espacioso” y otro “estrecho”. No hay más caminos. Cada uno de nosotros debe decidir por cuál irá. Es la decisión más importante que tomaremos porque de ello depende nuestra vida eterna.
4. ¿Cómo describiría el camino “espacioso”?
4 Conviene que tengamos muy claras las diferencias entre los dos caminos. El camino “espacioso” es el que muchos eligen porque es fácil ir por él. Por desgracia, muchos deciden quedarse en él siguiendo a la multitud. No se dan cuenta de que es Satanás, el Diablo, quien quiere que vayan por este camino que lleva a la muerte (1 Cor. 6:9, 10; 1 Juan 5:19).
5. ¿Qué esfuerzos han hecho algunos para encontrar el camino estrecho y para empezar a ir por él?
5 A diferencia del camino “espacioso”, el otro camino es “estrecho”, y Jesús dijo que son pocos los que lo encuentran. ¿Por qué? Es interesante que, en el siguiente versículo, Jesús nos advirtió que tengamos cuidado con los profetas falsos (Mat. 7:15). Según algunos cálculos, existen miles de religiones, y la mayoría de ellas afirman enseñar la verdad. Con tanta religión, millones de personas se sienten desanimadas y confundidas, y ya ni siquiera intentan buscar el camino que lleva a la vida. Pero lo pueden hallar, pues Jesús dijo: “Si permanecen en mis enseñanzas, realmente son mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:31, 32). Qué bueno que usted no siguió a la multitud, sino que buscó la verdad. Comenzó un estudio profundo de la Palabra de Dios para aprender cuáles son sus normas y escuchó las enseñanzas de Jesús. Por ejemplo, aprendió que Jehová espera que rechacemos lo que enseñan las religiones falsas y que dejemos de participar en celebraciones y costumbres que tienen origen pagano. También descubrió que a veces no es fácil hacer lo que Jehová nos pide y dejar atrás las prácticas que él desaprueba (Mat. 10:34-36). Puede que a usted le haya costado hacer estos cambios, pero como amaba a su Padre celestial y quería su aprobación no se rindió. Jehová tiene que estar muy contento con usted (Prov. 27:11).
CÓMO MANTENERNOS EN EL CAMINO ESTRECHO
Los consejos y las normas de Dios nos ayudan a mantenernos en el camino “estrecho”. (Vea los párrafos 6 a 8).d
6. Según Salmo 119:9, 10, 45, 133, ¿qué puede ayudarnos a mantenernos en el camino estrecho?
6 Si ya hemos empezado a ir por el camino estrecho, ¿qué puede ayudarnos a mantenernos en él? Pongamos una comparación. En algunos países, las carreteras estrechas de montaña tienen en los bordes una barrera de seguridad que sirve para proteger al conductor y a su vehículo. Esta barrera evita que se acerquen demasiado al borde o incluso se caigan por un precipicio. ¿Verdad que ningún conductor se quejaría de que esa barrera es demasiado restrictiva? Pues bien, las normas de Jehová que encontramos en la Biblia son como esas barreras: sirven para mantenernos en el camino estrecho (lea Salmo 119:9, 10, 45, 133).
7. ¿Cómo deben ver los jóvenes el camino estrecho?
7 Joven, ¿te parece a veces que las normas de Jehová son demasiado restrictivas? Eso es lo que Satanás quiere que pienses. Intenta que te fijes en lo que hacen quienes van por el camino espacioso y en lo mucho que parecen divertirse. Quiere que creas que no estás disfrutando tanto como tus compañeros de escuela y las personas que ves en internet, y que las normas de Jehová te están robando las cosas buenas de la vida.b Pero recuerda que a Satanás no le interesa que quienes van por su camino vean lo que les espera al final del trayecto. Sin embargo, Jehová te ha dado una imagen clara de lo que recibirán quienes se mantengan en el camino que lleva a la vida (Sal. 37:29; Is. 35:5, 6; 65:21-23).
8. ¿Qué pueden aprender los jóvenes del ejemplo de Olaf?
8 Piensa en lo que puedes aprender de la experiencia de un hermano joven llamado Olaf.c Sus compañeros de clase lo presionaban para que participara en conducta inmoral. Cuando les explicó que los testigos de Jehová se guían por las elevadas normas morales de la Biblia, varias chicas de su clase se lo tomaron como un reto e intentaron convencerlo de que tuviera sexo con ellas. Pero él no cedió a la presión, y eso que no fue la única que tuvo. Dice: “Mis maestros me insistían en que fuera a la universidad, porque eso es algo que te da prestigio. Me decían que, si no lo hacía, no llegaría a ser alguien en la vida”. ¿Cómo logró resistir tanta presión? Él explica: “Busqué buenos amigos en la congregación. Llegaron a ser como mi familia. También empecé a tomar más en serio mi estudio de la Biblia. Cuanto más profundizaba, más me convencía de que esta es la verdad y más decidido estaba a servir a Jehová”.
9. ¿Qué debemos hacer si queremos mantenernos en el camino estrecho?
9 Satanás quiere que nos salgamos del camino que lleva a la vida y que vayamos junto con la mayoría de la humanidad por el camino espacioso que lleva a la destrucción (Mat. 7:13). Pero, si seguimos escuchando a Jesús y vemos el camino estrecho como una protección, no nos saldremos de él. Veamos ahora otra cosa que Jesús dijo que debemos hacer.
“HAZ LAS PACES CON TU HERMANO”
10. Según Mateo 5:23, 24, ¿qué dijo Jesús que debemos hacer?
10 (Lea Mateo 5:23, 24). En estos versículos, Jesús estaba hablando de un momento muy importante para los judíos que lo estaban escuchando. Imaginemos que alguien estaba en el templo a punto de entregarle a un sacerdote un animal para sacrificarlo. Si en ese momento recordaba que su hermano tenía algo contra él, debía dejar el animal e irse de allí. ¿Por qué? ¿Qué podía ser más importante que ofrecerle un sacrificio a Jehová? Jesús dijo con claridad: “Primero haz las paces con tu hermano”.
¿Seguiremos el ejemplo de Jacob, quien fue humilde e hizo las paces con su hermano? (Vea los párrafos 11 y 12).e
11. ¿Qué pasos dio Jacob para hacer las paces con Esaú?
11 Podemos aprender lecciones valiosas sobre hacer las paces analizando un suceso de la vida del patriarca Jacob. Cuando Jacob llevaba unos 20 años viviendo lejos de su tierra natal, por medio de un ángel Dios le mandó regresar (Gén. 31:11, 13, 38). Pero había un problema: que su hermano mayor, Esaú, había intentado matarlo (Gén. 27:41). A Jacob le daba “mucho miedo y angustia” pensar que su hermano todavía le guardara rencor (Gén. 32:7). ¿Qué pasos dio Jacob para hacer las paces con su hermano? Primero, le oró de corazón a Jehová. Segundo, le envió a Esaú un regalo generoso (Gén. 32:9-15). Y, tercero, cuando por fin se vieron cara a cara, Jacob tomó la iniciativa y honró a Esaú. Se inclinó ante él no una ni dos, sino siete veces. Con humildad y respeto, Jacob hizo las paces con su hermano (Gén. 33:3, 4).
12. ¿Qué aprendemos del ejemplo de Jacob?
12 Podemos aprender una lección de cómo Jacob se preparó para encontrarse con su hermano y de cómo se dirigió a él. Primero, le pidió a Jehová con humildad que lo ayudara. Después, actuó en armonía con su oración haciendo todo lo que estuvo en su mano para que el encuentro con Esaú fuera lo más agradable posible. Y, cuando por fin habló con él, no se puso a discutir sobre quién tenía la razón. Su objetivo era hacer las paces con su hermano. ¿Cómo podemos imitar su ejemplo?
CÓMO HACER LAS PACES CON LOS DEMÁS
13, 14. ¿Qué debemos hacer si hemos ofendido a otro cristiano?
13 Quienes estamos en el camino que lleva a la vida queremos fomentar la paz con nuestros hermanos (Rom. 12:18). Por eso, ¿qué debemos hacer si nos damos cuenta de que hemos ofendido a otro cristiano? Al igual que Jacob, debemos orar de corazón a Jehová y pedirle que bendiga nuestros esfuerzos por hacer las paces con él.
14 Además, debemos dedicar tiempo a autoexaminarnos. Por ejemplo, podemos preguntarnos: “¿Estoy dispuesto a tragarme mi orgullo, pedir disculpas con humildad y hacer las paces? ¿Cómo se sentirán Jehová y Jesús si tomo la iniciativa y hago las paces con mi hermano o hermana?”. Las respuestas pueden impulsarnos a escuchar a Jesús y a acercarnos a nuestro hermano con humildad para hacer las paces. El ejemplo de Jacob puede ayudarnos a lograrlo.
15. ¿Cómo nos ayuda el principio que encontramos en Efesios 4:2, 3 a hacer las paces con nuestro hermano?
15 ¿Qué habría pasado si Jacob hubiera ido con una actitud orgullosa a encontrarse con su hermano? Las cosas tal vez habrían sido muy diferentes. De forma parecida, si vamos a hablar con un hermano para resolver un problema, debemos hacerlo con una actitud humilde (lea Efesios 4:2, 3). Proverbios 18:19 afirma: “Un hermano ofendido es más inaccesible que una ciudad fortificada, y hay pleitos que son como las barras de una fortaleza”. Una disculpa humilde puede ser la llave que nos permita entrar en esa “fortaleza”.
16. ¿Qué debemos pensar, y por qué?
16 También debemos pensar de antemano y con cuidado qué le vamos a decir al hermano ofendido y cómo se lo vamos a decir. Cuando estemos listos, debemos acercarnos a él con el objetivo de sanar cualquier herida que haya en su corazón. Puede que al principio nos diga cosas que no nos resulten muy agradables. Pero resistamos la tentación de enojarnos o justificarnos, pues eso no nos ayudaría a lograr la paz. Recordemos que recuperar la paz con nuestro hermano es más importante que ver quién actuó bien o quién actuó mal (1 Cor. 6:7).
17. ¿Qué aprende usted del ejemplo de Gilbert?
17 Veamos todos los esfuerzos que hizo un hermano llamado Gilbert para buscar la paz. Cuenta: “Tenía muchos problemas con un familiar cercano. Estuve más de dos años haciendo esfuerzos por hablar con calma y franqueza para tratar de recuperar nuestra buena relación”. ¿Qué más hizo? “Antes de hablar con este familiar, oraba y me preparaba para no ofenderme si me decía algo hiriente. Tenía que estar listo para perdonar. Aprendí a no luchar por mis derechos y comprendí que mi obligación era fomentar la paz”. ¿En qué acabó todo? Gilbert cuenta: “Hoy estoy en paz porque me llevo bien con todos los miembros de mi familia”.
18, 19. Si hemos ofendido a alguien, ¿qué debemos hacer, y por qué?
18 En definitiva, ¿qué debemos hacer si nos damos cuenta de que hemos ofendido a otro cristiano? Obedecer el mandato de Jesús de hacer las paces. Hablemos de ello con Jehová y busquemos su espíritu santo para que nos ayude a resolver el problema. Si lo hacemos, seremos felices y demostraremos que estamos escuchando a Jesús (Mat. 5:9).
19 Cuánto agradecemos que Jehová con amor nos dirija por medio de Jesucristo, que es “cabeza de la congregación” (Efes. 5:23). Tal como los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, estemos decididos a escucharlo (Mat. 17:5). Hemos visto que una manera de lograrlo es haciendo las paces con cualquier hermano al que hayamos ofendido. Si además nos mantenemos en el camino estrecho que lleva a la vida, recibiremos muchas bendiciones ahora y seremos felices por toda la eternidad.
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