BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Llevo noventa años teniendo muy presente a mi Magnífico Creador
    La Atalaya 2009 | 15 de julio
    • En 1931, en una asamblea que se celebró en Londres, el hermano Rutherford pidió voluntarios para predicar las buenas nuevas en otros países. Al oír el anuncio, me ofrecí y me asignaron a Kaunas, que entonces era la capital de Lituania, junto a un hermano llamado Andrew Jack. En aquel momento, yo tenía 18 años.

      Predico el mensaje del Reino en el extranjero

      En ese tiempo, la población de Lituania era bastante pobre y se dedicaba a la agricultura y a la ganadería. Debo decir que la predicación en las zonas rurales no fue nada fácil, pues era complicado conseguir alojamiento. Nunca olvidaré algunos de los sitios donde pasamos la noche. Recuerdo, por ejemplo, una ocasión en que Andrew y yo nos despertamos porque no conseguíamos dormir bien. Cuando encendimos la lámpara de aceite, vimos que la cama estaba plagada de chinches. Teníamos el cuerpo lleno de picaduras, desde la coronilla de la cabeza hasta la punta del pie. Durante una semana estuve sumergiéndome por las mañanas en las heladas aguas de un río cercano para tratar de aliviar el dolor. Pese a todo, estábamos decididos a llevar a cabo nuestro ministerio. Poco después conocimos a un matrimonio joven que abrazó la verdad y que nos alojó en su casa. El lugar no era muy grande, y teníamos que dormir en el suelo, pero todo estaba muy limpio. Para nosotros era un palacio.

      En aquellos años, el país estaba controlado por el clero de la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Rusa. Solo los ricos podían adquirir una Biblia. Nuestra meta era cubrir tanto territorio como pudiéramos y distribuir el mayor número posible de publicaciones. Cuando llegábamos a un pueblo, lo primero que hacíamos era buscar un lugar donde quedarnos. Luego empezábamos a visitar con cautela las zonas más alejadas. Y por último abarcábamos rápidamente el pueblo en sí. De esa manera terminábamos nuestro trabajo antes de que los sacerdotes pudieran causarnos problemas.

      Incidentes que dan publicidad a nuestra obra

      En 1934 mandaron a Andrew a la sucursal de Kaunas y me asignaron otro compañero: John Sempey. Juntos pasamos momentos inolvidables. Recuerdo que cierto día visité el despacho de un abogado. El hombre se puso furioso, sacó una pistola de un cajón y me ordenó que me fuera. Hice una oración en silencio y me acordé de este consejo bíblico: “La respuesta, cuando es apacible, aparta la furia” (Pro. 15:1). Así que le dije: “He venido en son de paz con un mensaje de buenas nuevas, así que le estaría muy agradecido si pudiera controlarse”. El hombre apartó el dedo del gatillo, y yo retrocedí poco a poco hacia la puerta.

      Cuando me encontré con John, me dijo que él también tenía algo que contarme. Resulta que lo habían llevado a la comisaría acusado de robarle a una señora un billete de mucho valor. En la comisaría lo obligaron a desnudarse para ver si tenía el billete, pero, como es natural, no encontraron nada. Posteriormente atraparon al verdadero ladrón.

      Ambos incidentes causaron bastante revuelo en aquel pacífico pueblo y sirvieron para dar publicidad a nuestra obra.

      En la clandestinidad

      En el vecino país de Letonia, la obra estaba proscrita. Aunque era muy arriesgado, una vez al mes viajábamos en tren de noche para llevar publicaciones. A veces, después de entregar el envío, seguíamos hasta Estonia para recoger más publicaciones y dejarlas en Letonia al regreso.

      En cierta ocasión, un funcionario de aduanas al que habían informado de nuestras actividades nos ordenó que bajáramos del tren y que lleváramos las publicaciones a su superior. John y yo le oramos a Jehová para que nos ayudara. Para nuestra sorpresa, el funcionario no le contó a su superior lo que llevábamos; se limitó a decir: “Estos hombres tienen algo que declarar”. Tomando la palabra, expliqué que los libros que llevábamos ayudarían a los estudiantes de las escuelas y universidades a comprender mejor lo que estaba pasando en el mundo. Al oír eso, nos dejaron marchar y pudimos entregar todas las publicaciones a los hermanos.

      A medida que se deterioraba la situación política en los estados bálticos, la hostilidad hacia nosotros iba en aumento. Al final también se proscribió la obra en Lituania. Andrew y John fueron deportados, y como estaba a punto de estallar la segunda guerra mundial, yo también tuve que abandonar el país, muy a pesar mío, junto con los demás súbditos británicos.

  • Llevo noventa años teniendo muy presente a mi Magnífico Creador
    La Atalaya 2009 | 15 de julio
    • Posteriormente me fui a predicar a una zona residencial a las afueras de Belfast. Allí conocí a una señora rusa que había vivido en Lituania. Cuando le mostré unas publicaciones, me dijo: “Yo tengo este libro. Me lo dio mi tío, que es profesor en la universidad de Kaunas”. Entonces sacó el libro La Creación en polaco. Tenía los márgenes llenos de notas. La mujer se llevó una sorpresa cuando le dije que fui yo quien le había dado ese libro a su tío en Kaunas (Ecl. 11:1).

  • Llevo noventa años teniendo muy presente a mi Magnífico Creador
    La Atalaya 2009 | 15 de julio
    • En Lituania me llevaron a Šiauliai, un pueblo donde había servido de precursor. Allí un hermano me dijo: “Hace muchos años, mi madre y yo compramos una casa en el pueblo. Cuando nos pusimos a limpiar el desván, encontramos los libros El Plan Divino de las Edades y El Arpa de Dios. Los leí y me convencí de que había encontrado la verdad. Estoy seguro de que fue usted quien dejó esos libros en la casa”.

      También tuve la oportunidad de asistir a una asamblea de circuito en una ciudad donde había sido precursor. Recuerdo que sesenta y cinco años antes habíamos celebrado en aquella localidad una asamblea con una asistencia de treinta y cinco personas. Pero ahora había más de mil quinientas en el auditorio. ¡Cómo había bendecido Jehová la obra!

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir