-
Aprecio a nuestros hermanosLa Atalaya 1988 | 1 de octubre
-
-
En una carta general dirigida a las congregaciones cristianas de Asia Menor, el apóstol Pedro escribió: “Ahora que ustedes han purificado sus almas [o vidas] por su obediencia a la verdad con el cariño fraternal [fi·la·del·fí·a] sin hipocresía como resultado, ámense [forma de a·ga·pá·o] unos a otros intensamente desde el corazón”. (1 Pedro 1:22.) Pedro muestra que no basta con que vivamos una vida de pureza. Como resultado de nuestra obediencia a la verdad, lo que incluiría obedecer el nuevo mandamiento, debemos manifestar cariño fraternal sin hipocresía y mostrarnos amor intenso unos a otros.
4. ¿Qué preguntas debemos hacer, y qué dijo Jesús al respecto?
4 ¿Tendemos a expresar amor y aprecio solamente a los hermanos que nos agradan? ¿Tendemos a ser generosos con estos y cerrar los ojos a sus faltas, mientras que nos apresuramos a notar los defectos y faltas de otros por los cuales no sentimos afinidad natural? Jesús dijo: “Si aman [forma de a·ga·pá·o] a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos?”. (Mateo 5:46.)
5. ¿Qué distinción hace un escriturario entre la palabra griega que significa “amor” y la que significa “cariño”?
5 En su libro Palabras Griegas del Nuevo Testamento, versión castellana de Javier-José Marín C., el profesor William Barclay comenta así sobre la palabra griega traducida “cariño” y la que se vierte “amor”: “Ambas tienen un halo de cálido atractivo [fi·lí·a, que significa “cariño”, y el verbo relacionado, fi·lé·o]. Estas palabras encierran la idea de mirar a uno con afectuoso reconocimiento. [...] Con mucho, las palabras más comunes en el N[uevo] T[estamento] para amor son el nombre agape y el verbo agapan. [...] Philia era una palabra agradable, pero fundamentalmente denotaba calidez, intimidad y afecto.
-
-
Aprecio a nuestros hermanosLa Atalaya 1988 | 1 de octubre
-
-
Usando como pretexto el hecho de que las Escrituras permiten que tengamos más afecto para unos hermanos que para otros, ¿nos inclinamos a justificar nuestros sentimientos? (Juan 19:26; 20:2.) ¿Pensamos que podemos expresar un “amor” frío, razonado, a algunos porque tenemos que hacerlo, mientras que reservamos el cariño fraternal afectuoso para las personas con quienes tenemos afinidad? Si así es, no hemos entendido la exhortación de Pedro. No hemos purificado suficientemente nuestra alma por obediencia a la verdad, porque Pedro dice: “Purificados ya internamente por la respuesta a la verdad, que lleva al cariño sincero por los hermanos, ámense unos a otros de corazón e intensamente”. (1 Pedro 1:22, Nueva Biblia Española.)
-