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Jehová no dejará a los que le son lealesLa Atalaya 2008 | 15 de agosto
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Jehová no dejará a los que le son leales
“[Jehová] no dejará a los que le son leales. Hasta tiempo indefinido ciertamente serán guardados.” (SAL. 37:28.)
1, 2. a) ¿Qué sucesos del siglo X antes de nuestra era pusieron a prueba la lealtad de los siervos de Dios? b) ¿En qué tres tipos de situaciones protegió Jehová a sus siervos leales?
TRANSCURRE el siglo X antes de nuestra era. Los siervos de Dios tienen que tomar una importante decisión. En la nación de Israel se ha evitado una guerra civil otorgando cierto grado de independencia a las diez tribus del norte. Pero Jeroboán, el rey del recién formado reino del norte, quiere consolidar su poder, por lo que instituye una nueva religión oficial y les exige lealtad absoluta a sus súbditos. ¿Qué decisión tomarán los siervos de Jehová? ¿Se mantendrán leales a su Dios? Miles de ellos lo hacen, y a cambio reciben la protección y ayuda divina (1 Rey. 12:1-33; 2 Cró. 11:13, 14).
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Sin embargo, en su vejez Salomón se hizo infiel y empezó a adorar dioses falsos (1 Rey. 11:4-6). Poco a poco dejó de obedecer las leyes divinas y se convirtió en un tirano. Su tiranía llegó a tal grado que después de su muerte el pueblo se quejó ante su hijo y sucesor, Rehoboam, y le pidió alivio de la opresión (1 Rey. 12:4). ¿Cómo reaccionó Jehová ante la infidelidad de Salomón?
6 La Biblia explica: “Jehová llegó a estar enojado con Salomón, porque su corazón se había inclinado a alejarse [del] Dios de Israel, el que se le había aparecido dos veces”. Como consecuencia, Jehová le dijo a Salomón: “Por motivo de que [...] no has guardado mi pacto y mis estatutos que te impuse como mandato, sin falta arrancaré el reino de sobre ti, y ciertamente lo daré a tu siervo” (1 Rey. 11:9-11).
7. Aunque Jehová rechazó a Salomón, ¿qué hizo para librar de la opresión a sus siervos leales?
7 A continuación, Jehová envió al profeta Ahíya para que ungiera a un libertador. Ese libertador fue Jeroboán, un hábil funcionario del gobierno de Salomón. Aunque Dios respetó lealmente el pacto que había hecho con David, permitió que el gobierno de Israel se dividiera: diez de las doce tribus serían entregadas a Jeroboán, y las dos restantes quedarían bajo el control de la casa de David, representada ahora por el rey Rehoboam (1 Rey. 11:29-37; 12:16, 17, 21). Jehová le dijo a Jeroboán: “Tiene que suceder que, si obedeces todo lo que yo te mande, y de veras andas en mis caminos y realmente haces lo que es recto a mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, así como lo hizo David mi siervo, entonces yo ciertamente resultaré estar contigo, y ciertamente te edificaré una casa duradera, tal como se la he edificado a David, y ciertamente te daré Israel” (1 Rey. 11:38). Dios intervino a favor de su pueblo y dispuso un medio para eliminar la opresión que sufría.
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El rey Jeroboán pudo haber brindado cierto alivio al pueblo de Jehová. Pero en vez de eso, lo que hizo fue poner a prueba su lealtad a Dios. No contento con el honor que se le había otorgado, Jeroboán buscó la manera de afianzar su posición. “Si este pueblo continúa subiendo a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén —razonó él—, entonces el corazón de este pueblo de seguro se volverá a su señor, Rehoboam el rey de Judá; y ciertamente me matarán y se volverán a Rehoboam el rey de Judá.” De modo que Jeroboán creó una nueva religión basada en el culto a dos becerros de oro. “Entonces colocó uno en Betel, y el otro lo puso en Dan. Y esta cosa llegó a ser causa de pecado, y el pueblo empezó a ir delante de uno de ellos hasta Dan. Y él se puso a hacer una casa de lugares altos y a hacer sacerdotes de la gente en general, que, casualmente, no eran de los hijos de Leví.” El nuevo rey llegó al punto de instituir un día de “fiesta para los hijos de Israel” y se puso a “hacer ofrendas sobre el altar para hacer humo de sacrificio” (1 Rey. 12:26-33).
12. ¿Qué hicieron los siervos leales de Dios del reino del norte cuando Jeroboán instauró la adoración de becerros?
12 ¿Qué harían los siervos leales de Dios del reino del norte? Los levitas que vivían en ese territorio tomaron medidas de inmediato, tal como habían hecho sus fieles antepasados (Éxo. 32:26-28; Núm. 35:6-8; Deu. 33:8, 9). Dejaron las ciudades que se les había asignado como herencia y se mudaron con sus familias al sur, a Judá, donde podrían seguir adorando a Jehová sin problemas (2 Cró. 11:13, 14). Y otros israelitas que estaban viviendo temporalmente en Judá optaron por no regresar a su tierra natal en el norte (2 Cró. 10:17). Jehová se encargó de que las puertas quedaran abiertas para que las generaciones posteriores abandonaran la adoración de becerros del reino del norte y regresaran a Judá para adorarlo (2 Cró. 15:9-15).
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Jehová condenó los actos apóstatas de Jeroboán. Envió a un profeta de Judá a Betel para que le entregara un mensaje al rey mientras este estuviera oficiando en su altar. En vista de que se trataba de una sentencia condenatoria, no debió de ser fácil para el profeta cumplir su comisión (1 Rey. 13:1-3).
17. ¿Cómo protegió Jehová a su mensajero?
17 La sentencia divina enfureció a Jeroboán, quien de inmediato señaló al enviado de Dios con la mano y ordenó a sus hombres: “¡Préndanlo!”. Pero antes de que nadie pudiera hacer nada, “la mano que había alargado contra él quedó seca, y no pudo retirarla a sí. Y el altar mismo se partió de modo que las cenizas grasosas se vertieron del altar”. El rey se vio obligado a rogarle al profeta que intercediera por él ante Jehová y le pidiera que sanara su mano. El profeta lo hizo, y Jeroboán fue sanado. De este modo, Dios protegió a su mensajero (1 Rey. 13:4-6).
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