Proclamando el Reino en la variada Malaysia
MEZQUITAS con cúpulas doradas, santuarios con arcos, iglesias con capiteles y zigurats religiosos adornados con estatuas. Esta es Malaysia, una tierra donde están representadas las cuatro principales religiones del mundo. Entre 16.000.000 de habitantes hay malayos, chinos, indios, euroasiáticos, ibanes, kadazanes y varias tribus indígenas. Probablemente no se puede hallar en ningún otro lugar la variedad de religiones, culturas, costumbres, tradiciones e idiomas que se halla aquí.
Malaysia, ubicada precisamente al norte del ecuador en el mar de China Meridional, está compuesta de dos secciones geográficas: la península anteriormente llamada Malaya, en el oeste, y los estados de Sabah y Sarawak en la isla de Borneo, al este. Desde las pantanosas tierras bajas de la costa, a través de las selvas densas y muchas veces impenetrables, hasta las elevadas cumbres de las montañas —entre ellas el monte Kinabalu de Sabah, de 4.101 metros (13.455 pies) de altura— el país es precisamente tan variado como su gente y su cultura.
En este escenario los testigos de Jehová se esfuerzan por predicar “estas buenas nuevas del reino”. (Mateo 24:14.) ¿Cómo se las arreglan para llegar a la gente, con todas las diferentes lenguas, costumbres e ideas religiosas que existen? ¿Qué se experimenta al predicar el mensaje del Reino en este país? Sobre todo, ¿qué han podido lograr los Testigos?
Enfrentándose al desafío religioso
Para llegar a personas de diferentes antecedentes religiosos, los publicadores de las buenas nuevas tienen que aprender a distinguir un hogar musulmán de un hogar hindú, a una familia budista o taoísta de una familia protestante o católica. ¿Cómo se puede hacer esto?
Hay indicaciones claras. Por ejemplo, un altar de color rojo vivo es tanto señal de un hogar taoísta o budista como una estatua de María o Jesús lo es de una residencia católica. Igualmente características son las hojas de mango vistas en los hogares hindúes o los textos arábigos del Corán escritos sobre las entradas de los hogares musulmanes.
El identificar los antecedentes religiosos del ama de casa es un asunto; pero hacer que se interese en las buenas nuevas es otro muy diferente. Una respuesta típica, por lo general en una mezcla de chino, malayo e inglés, es: “Semua agama sama lah”. A esto sigue una expresión en inglés chapurrado equivalente a: “Lo siento, pero no estoy interesante”. Con una sonrisa amplia, el amo de casa acaba de decirle a uno que cree que todas las religiones son iguales y no está interesado en el mensaje que uno lleva.
Muchos habitantes de este país que fueron criados como budistas, taoístas o hindúes han sido atraídos por la conversión instantánea que ofrecen las misiones de la cristiandad y se han unido a varias sectas protestantes. Persuadidos por su clero, muchos han cerrado los oídos a las buenas nuevas. Con todo, el gran nombre de Jehová y Su propósito siguen proclamándose constantemente en este país variado.
Debido a la paciencia y la comprensión de los testigos de Jehová, muchas personas de corazón honrado están respondiendo favorablemente al mensaje del Reino. Por ejemplo, considere a Patrick, que anteriormente fumaba y llevaba el pelo largo y siempre andaba desgreñado. Se había adiestrado en las artes marciales chinas y reaccionaba violentamente cuando lo provocaban. Aunque no tenía propósito en la vida, le interesaron las palabras “la muerte no será más”, que un publicador del Reino le leyó de Revelación 21:4. Por eso, Patrick aceptó un estudio de la Biblia. Emocionado por la verdad bíblica que aprendía, pronto empezó a compartir la verdad con su madre, tanto por correspondencia como en persona cuando regresaba a su hogar. Pero ella le presentó mucha oposición.
Cierto día, Patrick y su madre estaban disciplinando al hermano menor de Patrick, también un perito en karate. Cuando el hermano empezó a golpear y patear, la madre quedó atónita al ver que Patrick no le devolvía los golpes, sino que permanecía en calma. Se interesó mucho en lo que su hijo estaba aprendiendo, que podía transformarlo tanto. La madre de Patrick progresó rápidamente y se bautizó dentro de seis meses. A su vez, ella testificó a su madre de 73 años de edad, una firme budista. Esta señora también mostró aprecio por la esperanza de vivir para siempre. Aunque era analfabeta, empezó a estudiar el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, aprendiéndose tantos caracteres chinos como podía recordar. Ahora ella también es publicadora de las buenas nuevas.
Cómo se trata con los idiomas y las costumbres
Puesto que en Malaysia se hablan muchos idiomas, es necesario llevar una buena cantidad de literatura cuando se predica de casa en casa. Pero esto no siempre resuelve los problemas.
Por ejemplo, el que el Testigo sea chino y lleve literatura en chino no significa automáticamente que podrá comunicarse con un amo de casa chino. ¿Hablan el mismo dialecto? Si el Testigo se expresa en chino hokkien y el amo de casa en chino cantonés, pudiera haber un problema. Puesto que el dialecto chino es tónico, la más leve variación al pronunciar puede comunicar un mensaje totalmente diferente. Por ejemplo: fue más que divertido cuando una hermana precursora que hablaba hokkien visitó una zona en que se hablaba cantonés y le decía a la gente que ella era una “estudiante loca”, cuando lo que quería decir era “estudiante de la Biblia”.
Hasta cuando se usa la palabra correcta, puede que no signifique lo mismo para todos. Por vivir en una sociedad de muchas razas, la gente de Malaysia por lo general tiende a esforzarse mucho por no ofender a nadie. Se les hace particularmente difícil decir no a los extraños. Por eso, uno aprende a no emocionarse demasiado cuando un amo de casa concuerda en tener un estudio bíblico en su hogar o ir a las reuniones cristianas. ¿Por qué? Porque esto no necesariamente significa que esté aceptando nada. Toma tiempo y experiencia determinar quiénes se interesan genuinamente en el mensaje que les llevamos.
Malaysia está entre los países que más días de fiesta religiosos y de otra índole tienen. En estas ocasiones la gente visita a los amigos y parientes. Los Testigos de Malaysia también se hacen más activos en esas ocasiones y aprovechan esos días de fiesta para declarar las buenas nuevas. Pero tienen que hacerlo con prudencia y comprensión para tener buenos resultados.
Uno de esos días es el Año Nuevo chino. Para asegurarse prosperidad para el resto del año, los taoístas creen en empezar el año nuevo con palabras bondadosas y buenas obras. En ese día, un Testigo evita usar palabras como “muerte”, “enfermedad”, y “dolor”. Más bien, considera temas de felicidad, como el “vivir para siempre en buena salud con paz y prosperidad duradera en un nuevo mundo”. Este día de fiesta no es tiempo para recordar a la gente sus calamidades.
En la “tierra de los cazadores de cabeza”
Puesto que la “gran muchedumbre” se compone de personas “de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”, no podemos evitar que nos vengan al pensamiento las muchas tribus indígenas de Malaysia oriental. (Revelación 7:9.) Es alentador ver que un número cada vez mayor de los habitantes de Sarawak —una vez conocida como la tierra de los cazadores de cabeza— responde al mensaje del Reino.
Por ejemplo, hace cuatro años solo había tres publicadores del Reino en el pueblo costanero de Miri, en Sarawak. Hoy, muchas personas muestran interés en aprender de la Biblia. Una hermana precursora informa 17 estudios bíblicos, y algunos de sus estudiantes están conduciendo estudios con otras personas que se interesan en la verdad. Ahora una congregación progresa en el pueblecito de Miri.
Un rasgo distintivo del pueblo iban de Sarawak es la casa larga. Esta larga estructura sobre pilotes se construye de madera dura y palma. Por lo general se construye a orillas de un río al borde de la selva, y consiste en una hilera de 30 a 40 o más habitaciones lado a lado a lo largo de un pasillo común. Gran parte de nuestra predicación se efectúa en este tipo de territorio.
En cierta ocasión se presentó un discurso bíblico sobre el tema “¿Qué esperanza hay para los muertos?” en una de estas casas largas. El tuai rumah, o jefe, reunió a toda la gente en la ruai, o sala común. Todos escucharon cortésmente y completamente callados hasta que terminó el discurso. Entonces cierto hombre preguntó: “¿Cómo puede ser que los muertos no sepan nada?”. Otro insistió en que los buenos ya están en el cielo y los malos en un infierno ardiente. Pero a algunos les gustó la posibilidad de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca y quisieron saber más. Fue como cuando Pablo habló a los atenienses en el Areópago. (Hechos 17:32-34.)
En otra casa larga vivía Juing Insoll, un iban de 72 años de edad que pertenecía a la Iglesia Anglicana. De joven, le habían perturbado preguntas como estas: ¿Cómo puede un Dios amoroso atormentar a los muertos para siempre en un infierno ardiente?, y: Si hay un Dios, ¿por qué hay tanta injusticia? Nadie pudo darle respuestas que le satisficieran. Cierto día un amigo suyo de la ciudad obtuvo un ejemplar del libro La verdad que lleva a vida eterna. Al darse cuenta de que este libro pudiera contestar las preguntas de Juing, el amigo se lo prestó. ¡Qué deleite para Juing! Por fin, después de 60 años de buscar, ¡había hallado la verdad acerca de Dios!
Juing se resolvió a conseguir un ejemplar del libro para sí mismo. Viajó los 240 kilómetros (150 millas) a Kuching, la capital de Sarawak, y buscó en las librerías. No halló el libro en ningún lugar. Aquella noche, en la casa de un pariente, oyó que otro pariente tenía un ejemplar. Le indicaron dónde estaba el Salón del Reino, y él obtuvo 15 diferentes publicaciones para llevárselas consigo a su casa larga.
Después de leer toda aquella información, Juing volvió a la ciudad y pidió que lo bautizaran. Los ancianos se sonrieron y menearon la cabeza en incredulidad. Sin embargo, para sorpresa de ellos, pronto descubrieron que Juing llenaba los requisitos. Por eso, ¡se pudo bautizar! De regreso en la casa larga, y cargado con más literatura bíblica, Juing empezó a predicar a sus vecinos. Al principio se preguntaba por qué sus amigos no aceptaban la verdad tan pronto como leían los libros. Pero pronto se dio cuenta de que tenía que ofrecerles un estudio de la Biblia. ¡El informe de servicio del campo de Juing siempre venía en forma de diario!
Desde el pueblo aislado de Lahad Datu, en el estado de Sabah, vino este informe: Una señora joven que tenía tres hijos aprendió la verdad mediante un estudio bíblico que condujo con ella por correspondencia una hermana de Kota Kinabalu, la capital estatal. Con el tiempo, esta señora decidió bautizarse en una asamblea de circuito. Sin embargo, a mitad del discurso del bautismo su esposo se presentó en el lugar y exigió que regresara a casa con él.
De regreso en la casa, el esposo trató de disculparse, pero no tuvo éxito. Finalmente, clamó: “Bueno, ¿qué quieres?”. “Quiero bautizarme”, respondió ella. “¿Te importa eso tanto?”, preguntó él. “Sí, es la ocasión más importante de mi vida.” “¡Está bien! —respondió él al fin—. Llama a tu anciano. Te voy a hacer una piscina aquí para que te bautices en ella.”
El hombre hizo precisamente lo que había dicho. Y su esposa se bautizó durante la siguiente visita del superintendente de circuito... ¡en la piscina que su esposo le había construido! Pero ¿qué había dado tanta resolución a esta hermana? Pues bien, aunque vivía aislada, con regularidad preparaba toda la información que se consideraría en las diferentes reuniones. Si alguna vez se perdía una “reunión”, le parecía que se había perdido una comida. Esta hermana ahora enseña a sus hijos y conduce tres estudios bíblicos en los hogares de otras personas.
‘El pequeño llegará a ser mil’
La obra del Reino en Malaysia empezó por la actividad de Alfred y Thelma Wicke, quienes se trasladaron a Malaysia desde Australia en 1939. Su fiel servicio misional se ha extendido por casi 50 años, ¡y cuán maravillosamente ha bendecido sus esfuerzos Jehová! Desde que se estableció la sucursal en Penang en 1972, con el hermano Wicke como superintendente de la sucursal, la predicación en Malaysia ha adelantado con vigor. En aquel tiempo había 207 publicadores del Reino. Diez años después, la cantidad se había triplicado. Por eso, en julio de 1983 la sucursal fue trasladada a Klang, una ciudad portuaria cerca de la capital federal, Kuala Lumpur. La nueva sucursal consiste en una hilera de tres edificios de dos pisos, convenientes para lo que en la actualidad se necesita. (Véase la página 26.)
Unos años atrás se hizo un esfuerzo intenso por llevar el mensaje del Reino a personas de la población china y tamil. Ahora, además de dos congregaciones chinas, hay grupos chinos y tamiles en varias otras congregaciones, así como un grupo japonés de unas 20 personas que va progresando.
Por todo el territorio ahora hay 20 congregaciones, y casi 900 publicadores del Reino. Esto representa una proporción de aproximadamente 1 publicador por cada 18.500 personas. Como se ve, todavía hay mucho trabajo que hacer. Como indicación de las posibilidades de crecimiento, 2.633 personas asistieron a la Conmemoración de la muerte de Cristo en 1988. Los testigos de Jehová en Malaysia se deleitaron con esto, y un mayor número de ellos se esfuerza ahora por participar en el ministerio de tiempo completo. Sí, los testigos de Jehová en Malaysia anhelan alcanzar la cifra de 1.000 publicadores. Bien recuerdan la promesa de Jehová: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo”. (Isaías 60:22.)
[Mapa en la página 26]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
TAILANDIA
Mar de China Meridional
PENÍNSULA DE MALACA
MALAYSIA
Penang
Kuala
Lumpur
Klang
Singapur
SUMATRA
ECUADOR
FILIPINAS
MALAYSIA
SABAH
Kota Kinabalu
Monte Kinabalu
Lahad Datu
SARAWAK
Miri
Kuching
BRUNEI
BORNEO
600 km
400 mi