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La hospitalidad de Malta redunda en bendicionesLa Atalaya 1990 | 15 de julio
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Un superintendente viajante llamado David visitó el hogar de Juliana, quien respondió favorablemente al mensaje del Reino. “Estaba muy disgustada por el entremetimiento de la iglesia en la política —dice Juliana—, y por eso traté de hallar en la Biblia la verdad sobre el gobierno de Dios. Pero al leerla, encontré porciones difíciles de entender. Cuando un visitante me preguntó si sabía lo que era el Reino de Dios, ¡imagínese cuánto me interesó saber la respuesta! Inmediatamente le pedí que me la mostrara en mi Biblia católica. Él lo hizo. Aquel mismo día supe que había hallado la verdad.”
Una Testigo local empezó a estudiar la Biblia con Juliana. Seis meses después, cuando David regresó a Malta, ¡qué grata sorpresa le causó ser recibido en el Salón del Reino por Juliana! Poco después ella satisfizo los requisitos para ser publicadora de las buenas nuevas del Reino.
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La hospitalidad de Malta redunda en bendicionesLa Atalaya 1990 | 15 de julio
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Consuelo de las Escrituras
Rose y George habían vivido felices como matrimonio por seis años, pero entonces él murió en una tragedia automovilística. Para Rose no fue ningún consuelo la opinión del sacerdote de que Dios se había llevado a George por celos debido al amor que ella le tenía a su esposo. Rose se deprimió tanto que contempló matar a sus tres hijos y luego suicidarse.
Pero hubo un gran cambio en Rose cuando una vecina Testigo llamada Helen empezó a estudiar la Biblia con ella. La enseñanza bíblica sobre la resurrección pronto consoló a Rose. (Juan 5:28, 29.) A la misma vez, recibió ánimo de Peter, otro superintendente visitante. Se benefició muchísimo de los discursos de él sobre la resurrección. Estimulada por esta esperanza, Rose se unió a Helen en la testificación pública y ahora ambas son precursoras regulares, predicadoras del Reino en obra de tiempo completo.
Se le estimula a ser celoso
Joe viene de una familia grande, pues tiene 12 hermanos y hermanas. Debido al estímulo que recibió de un superintendente viajante, Joe testificó con celo a sus numerosos parientes. “Al principio —dice él— mi familia sabía que lo que les explicaba de la Biblia tenía sentido. Pero cuando vieron que mi interés en hacerme Testigo se intensificaba cambiaron de parecer y se opusieron... especialmente mi padre.” ¿Restó vigor al celo de Joe la actitud de ellos?
¡De ninguna manera! Por ejemplo, cuando el bebé de una de sus hermanas enfermó y estaba a punto de morir, Joe le testificó a su hermana acerca de la esperanza de la resurrección. Ahora ella es testigo de Jehová bautizada. Luego uno de sus hermanos mayores y su familia se interesaron en la verdad. Más tarde, el hermano mayor y su familia se declararon de parte del Reino de Dios. Mientras tanto, el enojo de su padre aumentaba. Cuando la hermana menor de Joe también empezó a estudiar la Biblia, el padre echó del hogar a Joe. Pero él no se desanimó, y aprovechaba toda oportunidad para visitar a sus parientes y hablarles del mensaje bíblico. No obstante, su padre, encolerizado, dijo: “¿Por qué no hablas con el sacerdote? ¡Él sabe más de la Biblia!”. Joe contestó que lo haría con gusto si su padre lo acompañaba. ¿Qué resultado tuvo aquella visita?
“Convinimos en el día y la hora —relata Joe—, pero el sacerdote dijo que quería saber qué íbamos a considerar para poder prepararse, puesto que hacía siete años que había salido del seminario y ahora tendría que efectuar alguna investigación. [...] Pero pasó una semana, un mes y hasta dos meses, y el sacerdote no cumplió con ninguna de las citas. Cuando mi padre observó aquello, cambió de parecer respecto a la iglesia y gradualmente se dio cuenta de que lo que yo había aprendido de la Biblia era cierto.” El padre de Joe por fin aceptó la verdad, y ahora 29 miembros de su familia participan en servir a Jehová.
El consejo útil trae bendiciones
Un ministro precursor casado llamado Ignatio dice con entusiasmo lo siguiente acerca de otro superintendente viajante: “Paul y su esposa se alojaron en nuestro hogar. Nos ayudaron a ambos en nuestra vida matrimonial así como en el ministerio del campo. Él siempre recalcaba la importancia de predicar”.
Ignatio recuerda lo que sucedió cuando Paul se reunió con los ancianos y siervos ministeriales de la congregación durante su última visita. “Cuando dije que tenía que apartar tiempo de la obra de predicar aquella mañana para preparar mi asignación para la reunión —dice Ignatio—, Paul dijo que él participaría en el servicio del campo aunque yo no pudiera acompañarlo. Al oír aquello, decidí ir también. ¡Jehová ciertamente bendijo mi decisión! Aquella mañana empecé un estudio bíblico, y el resultado es que ahora hay seis personas más en la verdad.” (Compárese con 3 Juan 4.)
Un intercambio de estímulo
Cada vez que un anciano viajante visita a Testigos compañeros en Malta estos lo reciben hospitalariamente y con grandes deseos de beneficiarse de su estímulo y exhortación. (Compárese con 3 Juan 5-8.) Debido a eso, aumenta la cantidad de los malteses que se declaran firmemente a favor de Jehová Dios y su Reino. Para fines del año de servicio de 1989, 389 de estos isleños hospitalarios habían hecho eso. En la actualidad están organizados en cinco congregaciones prósperas (cuatro en Malta y una en la isla cercana de Gozo), y proclaman las buenas nuevas con denuedo.
Todos los superintendentes viajantes que han sido asignados a Malta en los últimos años han experimentado lo que sintió el apóstol Pablo, quien dijo a los cristianos de Roma: “Anhelo verlos, para impartirles algún don espiritual a fin de que se les haga firmes”. Sus visitas en verdad han significado un refrescante “intercambio de estímulo”. (Romanos 1:11, 12.)
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