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Lo que Dios ha hecho para salvar a la humanidadEl conocimiento que lleva a vida eterna
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POR QUÉ HABÍA DE MORIR EL MESÍAS
6. De acuerdo con Daniel 9:24-26, ¿qué lograría el Mesías, y cómo?
6 De acuerdo con la profecía recogida en Daniel 9:24-26, el Mesías, el Ungido de Dios, llevaría a cabo un grandioso propósito. Vendría a la Tierra “para poner fin a la transgresión, y para acabar con el pecado, y para hacer expiación por el error, y para introducir la justicia” para siempre. El Mesías eliminaría la condenación a muerte de la humanidad fiel. ¿Cómo? La profecía de Daniel explica que sería “cortado”, que se le daría muerte.
7. ¿Por qué ofrecían los judíos sacrificios de animales, y qué prefiguraron estos?
7 A los israelitas de la antigüedad no les resultaba extraña la idea de que se hiciera expiación por el error. La Ley que Dios les dio mediante Moisés estipulaba que ofrecieran regularmente sacrificios de animales como parte de su adoración. Dichos sacrificios recordaban a la nación de Israel que el hombre necesitaba algo que expiara, o cubriera, sus pecados. El apóstol Pablo resumió este principio de la siguiente manera: “A menos que se derrame sangre no se efectúa ningún perdón”. (Hebreos 9:22.) Los cristianos no se rigen por la Ley mosaica ni tienen que acatar sus diversos requisitos, como el de ofrecer sacrificios. (Romanos 10:4; Colosenses 2:16, 17.) Además, saben que los sacrificios de animales no pueden resultar en un perdón completo y permanente de los pecados. Aquellas ofrendas simplemente prefiguraron un sacrificio mucho más valioso: el del Mesías o Cristo. (Hebreos 10:4, 10; compárese con Gálatas 3:24.) Pero puede que usted se pregunte: ‘¿Era realmente necesario que el Mesías muriera?’.
8, 9. ¿Qué cosas de gran valor perdieron Adán y Eva, y qué efecto tuvo en sus descendientes lo que ellos hicieron?
8 Sí; para que la humanidad se salvara, el Mesías tenía que morir. A fin de entender la razón, remontémonos a lo que sucedió en el jardín de Edén y tratemos de captar la enorme envergadura de lo que perdieron Adán y Eva cuando se rebelaron contra Dios. Tenían ante sí la posibilidad de vivir para siempre. Como hijos de Dios, gozaban también de una relación directa con él, sin intercesores. Pero cuando rechazaron la gobernación de Jehová, lo perdieron todo y transmitieron a la raza humana el pecado y la muerte. (Romanos 5:12.)
9 Fue como si nuestros primeros padres hubieran derrochado una inmensa fortuna y hubieran contraído una cuantiosa deuda. Adán y Eva legaron la deuda a su prole. Por ello, ninguno de nosotros nacimos perfectos y sin pecado, sino pecadores y condenados a la muerte. Cada vez que enfermamos o decimos algo hiriente que luego quisiéramos no haber dicho, palpamos los efectos de la deuda que hemos heredado: la imperfección humana. (Romanos 7:21-25.) Nuestra única esperanza radica en recuperar lo que Adán perdió. Lo que sucede es que el ser humano imperfecto no puede obtener vida humana perfecta por sus propios méritos. Como todos pecamos, todos merecemos la muerte, no la vida. (Romanos 6:23.)
10. ¿Qué se necesitaba para redimir lo que Adán perdió?
10 Ahora bien, ¿podía ofrecerse algo a cambio de la vida que Adán perdió? La justicia de Dios exige nivelación, “alma por alma”. (Éxodo 21:23.) De modo que para pagar por la vida que se había perdido, debía ofrecerse una vida. Pero no bastaba con una vida cualquiera. Salmo 49:7, 8 dice lo siguiente respecto al ser humano imperfecto: “Ni uno de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él (y el precio de redención del alma de ellos es tan precioso que ha cesado hasta tiempo indefinido)”. ¿Nos encontramos entonces en una situación sin esperanza? En absoluto.
11. a) ¿Qué significa el término hebreo que se traduce “rescate”? b) ¿Quién es el único que podía redimir a la humanidad, y por qué?
11 El término hebreo que se traduce “rescate” se refiere a la cantidad pagada para redimir a un cautivo, y también tiene el sentido de equivalencia. Solo un hombre que poseyera vida humana perfecta podría ofrecer el equivalente de lo que Adán había perdido. Después de Adán, el único hombre perfecto que nació en la Tierra fue Jesucristo. De ahí que la Biblia lo llame “el último Adán”, y afirme que “se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos”. (1 Corintios 15:45; 1 Timoteo 2:5, 6.) Adán transmitió la muerte a sus hijos, pero el legado de Jesús es vida eterna. Primera a los Corintios 15:22 explica: “Así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados”. Por eso es apropiado, que a Jesús se le llame “Padre Eterno”. (Isaías 9:6, 7.)
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Lo que Dios ha hecho para salvar a la humanidadEl conocimiento que lleva a vida eterna
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¿Por qué permitió que sucediera algo tan espantoso? Por su amor a la humanidad. Jesús dijo: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16.) La muerte de Jesús también nos enseña que Jehová es un Dios de justicia perfecta. (Deuteronomio 32:4.) Quizás alguien se pregunte por qué no se abstuvo de aplicar su principio de justicia que requiere alma por alma y dispensó el precio que debía pagarse por el pecado de Adán. La razón es que Jehová siempre obra de acuerdo con sus leyes y las defiende, aunque eso le suponga un gran sacrificio.
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