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La eucaristía: la verdad tras el ritoLa Atalaya 2008 | 1 de abril
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La Iglesia Católica enseña que el pan y el vino se transforman milagrosamente en el cuerpo y la sangre literales de Cristo, doctrina que recibe el nombre de transustanciación. Esta enseñanza fue desarrollándose poco a poco hasta que, en el siglo XIII, la palabra se definió y utilizó oficialmente por primera vez.
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La eucaristía: la verdad tras el ritoLa Atalaya 2008 | 1 de abril
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Se instituye “la cena del Señor”
Es cierto que fue el propio Jesús quien instituyó “la cena del Señor”, o Conmemoración de su muerte (1 Corintios 11:20, 24). No obstante, ¿se trataba de un “misterio de la fe”? ¿Fundó Cristo un rito en el que sus seguidores comerían su cuerpo y beberían su sangre literalmente?
Jesús acababa de celebrar la Pascua judía y ya había despedido a Judas Iscariote, el apóstol que estaba a punto de traicionarlo. Mateo, uno de los once apóstoles presentes, escribió: “Mientras continuaron comiendo, Jesús tomó un pan y, después de decir una bendición, lo partió y, dándolo a los discípulos, dijo: ‘Tomen, coman. Esto significa mi cuerpo’. También, tomó una copa y, habiendo dado gracias [en griego, eukjaristésas], la dio a ellos, diciendo: ‘Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi “sangre del pacto”, que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados’” (Mateo 26:26-28).
Tanto Jesús como los demás siervos de Dios tenían la costumbre de orar para dar gracias por la comida (Deuteronomio 8:10; Mateo 6:11; 14:19; 15:36; Marcos 6:41; 8:6; Juan 6:11, 23; Hechos 27:35; Romanos 14:6). ¿Hay alguna razón para creer que, al dar gracias en esa ocasión, Jesús realizó un milagro y que, por lo tanto, sus seguidores consumieron literalmente su carne y su sangre?
¿“Esto es”, o “Esto significa”?
Es verdad que muchas traducciones de la Biblia vierten las mencionadas palabras de Jesús de esta manera: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo” y “Beban todos de ella: esto es mi sangre” (Mateo 26:26-28, La Nueva Biblia Latinoamérica, cursivas nuestras; véase también la Biblia de Jerusalén Latinoamericana). También es verdad que el término griego estín —una forma del verbo que se traduce “ser”— esencialmente significa “es”. Pero también puede verterse como “significa”. Cabe señalar que, en muchas versiones de la Biblia, este verbo se traduce con frecuencia por “representa”, “significa” o “es decir”.b Lo que determina la traducción más precisa es el contexto. Por ejemplo, varias traducciones bíblicas vierten estin como “significa” en Mateo 12:7, como hace La Biblia de Nuestro Pueblo: “Si comprendieran lo que significa [en griego, estin]: misericordia quiero y no sacrificios, no condenarían a los inocentes” (véase también la Biblia de Jerusalén Latinoamericana).
Muchos biblistas de renombre concuerdan en que al traducir estín por “es” no se está reflejando con exactitud lo que Jesús dijo en ese pasaje. Por ejemplo, el teólogo católico Jacques Dupont —citado en La fracción del pan, de Xavier Léon-Dufour— señaló: “En el marco del modo de pensar de un semita [como Jesús] y de la Biblia, el sentido más natural de las palabras sobre el pan sería: ‘Esto significa mi cuerpo’, ‘Esto representa mi cuerpo’”.
En todo caso, Jesús no podía referirse a que sus seguidores estuvieran comiendo su carne y bebiendo su sangre literalmente. ¿Por qué no? Veamos. Después del Diluvio de Noé, Dios concedió permiso al hombre para que comiera la carne de animales, pero prohibió específicamente el consumo de sangre (Génesis 9:3, 4). Esta prohibición se repitió en la Ley de Moisés, que Jesús obedeció fielmente (Deuteronomio 12:23; 1 Pedro 2:22). Y posteriormente, los apóstoles —guiados por el espíritu santo— repitieron la prohibición de consumir sangre, con lo que esta pasó a ser una ley obligatoria para todos los cristianos (Hechos 15:20, 29). ¿Instituiría Jesús una celebración que exigiera a sus seguidores desobedecer un decreto sagrado del Dios todopoderoso? ¡Claro que no!
Es obvio, pues, que Jesús utilizó el pan y el vino como símbolos. El pan sin levadura significaba, o representaba, el cuerpo sin pecado que iba a sacrificar. El vino tinto representaba la sangre que iba a derramar “a favor de muchos para perdón de pecados” (Mateo 26:28).
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