Las islas del océano Índico oyen las buenas nuevas
LAS islas de Rodríguez, Mauricio, Reunión, las Seychelles, Mayotte y las Comores están situadas en forma de un arco con relación a Madagascar, sobre una amplia extensión de 3.900.000 kilómetros cuadrados (1.500.000 millas cuadradas) en el occidente del océano Índico. Aunque dispersas sobre tan vasta expansión oceánica, el área total de tierra de estas islas es de solo 7.300 kilómetros cuadrados (2.800 millas cuadradas). Su población de 2.300.000 habitantes las pone entre las islas más densamente pobladas del mundo.
Entre la población hay unos 2.900 testigos de Jehová que predican diligentemente las buenas nuevas del Reino de Dios a los isleños. Porque estos Testigos viven aislados, reciben con aprecio especial las visitas de los superintendentes viajantes y las asambleas anuales organizadas por la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Vacoas, Mauricio. Durante estas ocasiones realmente les deleita el significado de las palabras de Isaías 42:10: “Canten a Jehová una canción nueva, su alabanza desde la extremidad de la tierra, ustedes los que están bajando al mar y a lo que lo llena, islas y ustedes los que las habitan”.
Recientemente, representantes de la sucursal viajaron a las islas con el propósito de visitar las congregaciones y celebrar la serie anual de asambleas especiales de un día, que destacaría el tema “Háganse santos en toda su conducta”, basado en 1 Pedro 1:15. Para cubrir tan vasta expansión de océano, viajamos mayormente por avión... a veces en enormes aviones modernos de reacción, pero a menudo en aviones pequeños de hélice. También usamos goletas y pequeños veleros. ¡Acompáñenos y vea cómo reciben las buenas nuevas las islas del lejano océano Índico!
La primera parada: Rodríguez
Después de volar hora y media desde Mauricio, vemos un arrecife de coral. Se halla en la periferia de una gran laguna que rodea un pequeño punto de tierra en el océano Índico. Esta es nuestra primera parada, la isla de Rodríguez.
El aeropuerto está en una proyección de coral llamada Point Coraille. En esta zona el coral es tan grueso que se puede cortar en bloques que pueden usarse para construir edificios. Un autobús pequeño nos lleva por una carretera angosta y sinuosa desde el aeropuerto hasta el pueblo principal de Port Mathurin. En un punto del camino podemos ver, directamente al otro lado de la isla, los arrecifes de coral, la laguna azul y la costa rocosa. Puesto que la temporada lluviosa acaba de pasar, las laderas están cubiertas de pasto grueso y esponjoso donde pacen vacas, ovejas y cabras.
El día especial de asamblea se celebrará en un pequeño y nítido Salón del Reino en el centro de Port Mathurin. Fue en 1964 cuando comenzó la obra en Rodríguez. Ahora hay 36 publicadores de las buenas nuevas en una población de 37.000 habitantes. Fue un gozo ver que 53 personas concurrieron y un joven de 18 años se bautizó. La madre de él, que no sabe leer ni escribir, aceptó la verdad en 1969 y ha continuado sirviendo a Jehová a pesar de la oposición de su familia. Ahora dos de sus hijos se han dedicado a Jehová.
Después de la asamblea permanecimos en la isla una semana más, para predicar. Hablamos nuestro criollo de Mauricio porque ese es también el idioma que se habla aquí en Rodríguez. Tenemos que viajar en autobús y después caminar para llegar al territorio... un valle verde que baja desde la carretera en tierra alta hasta llegar al mar. ¡Qué espectacular es la vista de la laguna de color turquesa y el blanco arrecife de coral con el océano azul oscuro como fondo! El aire sin contaminación nos estimula, y estamos listos para comenzar.
Para llegar a las muchas casitas del valle vamos por los caminitos que atraviesan los campos y cruzamos una corriente pantanosa. En cada hogar la gente nos recibe cordialmente, y podemos hablarle de las bendiciones que el Reino traerá. En poco tiempo nos hallamos bien abajo en el valle y es tiempo de regresar. Eso quiere decir otras horas subiendo por el valle, pero acude a socorrernos la hospitalidad local: nos ofrecen llevarnos en un jeep.
Después de tan vigorosa excursión, nos alegra volver al hermoso hogar Betel de Vacoas. Se han fijado dos días especiales de asamblea en el ayuntamiento. El primer día concurren 760 personas. Pertenecen a la mitad de la docena de congregaciones de la isla. El día siguiente vienen al programa 786 personas de las otras seis congregaciones. Ese fin de semana tenemos cuatro nuevos bautizados. Treinta precursores especiales y 50 precursores regulares participan en llevar las buenas nuevas a los isleños.
Las remotas Seychelles
Pronto es tiempo para volar de nuevo, directamente al norte por más de 1.600 kilómetros (1.000 millas) de mar abierto a la isla de Mahé, en las Seychelles, llamadas en criollo Zil Elwannyen Sesel, o “las remotas islas Seychelles”. Debido a la gran distancia del viaje a estas islas, la sucursal puede programar solo dos visitas al año. El día especial de asamblea y la asamblea de circuito se celebran en tres días consecutivos en la primavera. La asamblea de distrito se celebra hacia finales del año. Ahora, a mediados de octubre, estamos aquí para la asamblea de distrito y una visita de una semana a la congregación. Aquí también podemos comunicarnos en nuestro lenguaje criollo de Mauricio.
Ya han llegado los hermanos de las islas cercanas de Praslin y La Digue. ¡Qué emocionante es ver aquí a hermanos de 12 diferentes nacionalidades! El lugar de la asamblea es el Salón del Reino local, que antes era un garaje grande detrás de la casa de un Testigo. Puesto que solo seis hermanos —entre ellos los visitantes— están capacitados para participar en el programa, algunos tienen el privilegio de dar varios discursos durante los cuatro días. La concurrencia de 216 personas el último día conmueve a los 81 publicadores.
Después de la asamblea viajamos en goleta a la isla de Praslin, a 40 kilómetros (25 millas) al noreste de Mahé. La nave mide 18 metros (60 pies) y está hecha de madera de tacamaca. Esta elegante embarcación puede transportar 50 pasajeros y unas 36 toneladas métricas (40 toneladas) de cargamento. Cuando la nave sale del puerto de Mahé y dirige la proa hacia la silueta de la isla de Praslin en el horizonte distante, sentimos el empuje del motor diesel ayudado por las velas blancas que se inflan desde los dos mástiles.
Dos horas y media después circunnavegamos el promontorio rocoso y entramos en las aguas calmadas de la hermosa bahía de St. Anne. Cuando bajamos al muelle, vemos a los hermanos que nos esperan. Hay 13 publicadores en esta islita, y 8 visitantes han venido de otros lugares. Por eso nos entusiasma mucho ver que 39 personas llenan el saloncito para el discurso especial. ¡Qué excelentes posibilidades de aumento hay aquí!
Mientras estamos aquí en Praslin, tenemos que visitar el bello Vallée de Mai. Aquí se halla la palma Coco-de-mer, que da las semillas más grandes del mundo, que pueden pesar hasta 20 kilogramos (40 libras). En la fresca sombra del verde bosque, vemos estas palmas en todas sus etapas de crecimiento. La información oficial para los visitantes nos explica que la palma más alta medía 31 metros (102 pies) de altura la última vez que la midieron, en 1968. Se ha calculado que algunas de estas palmas tienen 800 años. Pasan 25 años antes de que una dé fruto, y 7 años antes de que la nuez madure. No sorprende que se advierta al visitante: ¡“Tome sólo fotografías; deje sólo sus pisadas”!
El día siguiente a las siete de la mañana tomamos un barco hacia la islita de La Digue. Alrededor del muelle hay muchas embarcaciones pequeñas. Son la línea vital de comunicación entre los 2.000 habitantes y el mundo exterior. Nos recibe un matrimonio suizo de edad avanzada que ha estado en estas islas desde 1975. En vez de tomar un “taxi”, que aquí sería una carreta de bueyes, caminamos por la playa, que nos impresiona por las rocas graníticas rosadas que han alisado el mar y la lluvia. Después de un desayuno campestre, para llegar al hogar de unas personas que se han interesado en la verdad cruzamos por una pequeña reserva donde se cría una rara ave negra que caza insectos al vuelo. Hallamos que 13 personas se han reunido para escuchar el discurso que se pronunciará en criollo. Conocemos a una pareja que tiene todo listo para legalizar su matrimonio y así progresar espiritualmente. En verdad Jehová está reuniendo a la gente deseable de todas las naciones, aun en estas islas tan remotas.
De regreso a Reunión
La isla de Reunión es la más desarrollada de todas las islas que visitamos en este viaje. Al acercarnos a tierra vemos la autopista de cuatro carriles, congestionada del tráfico que viene de la capital, Saint-Denis. Edificios modernos de muchos pisos llenan el espacio entre el mar y la montaña. Esta isla, habitada por unas 580.000 personas, ha sido un campo productivo para la testificación del Reino. (Mateo 9:37, 38.) Ahora hay unos 2.000 celosos publicadores de las buenas nuevas en 21 congregaciones.
El día especial de asamblea se celebra en un gran estadio cubierto. Nos regocija la concurrencia de 3.332 personas, ¡y qué emocionante es ver que 67 se presentan para bautizarse! Después de disfrutar de asociarnos con los misioneros que trabajan en la isla, seguimos hacia nuestra siguiente parada.
Mayotte... la isla del perfume
Después de dos horas de vuelo, nuestro avión con cabida para 40 personas comienza su descenso al aeropuerto de Pamanzi, que está en un islote unido por un dique a Dzaoudzi, la capital de Mayotte. La combinación del cielo azul, las nubes blancas, las montañas lujuriantes y el océano azul oscuro comunica el cuadro de un paraíso tropical. Apropiadamente se ha llamado a Mayotte la isla del perfume, debido a la exquisita fragancia del ilang-ilang. El extracto de las flores de esta planta se envía a Francia, donde se usa como base para perfumes de fama mundial.
En solo 15 minutos nos transportamos en una barcaza a la isla principal. Después de haber tomado unos refrescos en el hogar misional, se nos invita a un estudio de libro a 19 kilómetros (12 millas) de distancia en el otro lado de la isla. ¡Así desaparece nuestra expectativa de una visita hecha al paso que quisiéramos! Subimos a un jeep y hacemos un viaje espeluznante por carreteras angostas. Parece que apenas evitamos chocar con personas, vacas y vehículos. Pero nuestro chofer francés conoce el camino. Pronto llegamos a Chiconi, donde conocemos a la familia en cuyo hogar se conduce el estudio.
El padre, un ex musulmán, nos presenta a sus ocho hijos. Su hijo menor, de cuatro años, nos extiende —según nos enteramos después— el saludo tradicional. Coloca el dorso de una mano en la palma de la otra y se queda de pie con las manos ahuecadas extendidas hacia nosotros. Primero tratamos de darle la mano, y entonces mi esposa trata de colocar las manos de él sobre la cabeza de ella. El pequeñuelo de ojos grandes y redondos espera pacientemente, de seguro preguntándose qué estamos haciendo. Finalmente damos con lo que debemos hacer... le colocamos las manos sobre su propia cabeza. El estudio de libro comienza con 14 personas presentes. Sin embargo, a mitad del estudio llega una persona que se interesa en aprender y les da la mano a todos. Parece que esto también está entre sus costumbres.
En el viaje de regreso por el campo, mientras oscurece, alcanzamos a ver en vuelo grandes murciélagos que consumen frutos; van hacia los árboles en busca de su comida nocturna. Además, percibimos el olor acre de frutos moráceos que han caído en el camino sinuoso, y el dulce olor de los mangos, las papayas y las guayabas. Este es el hábitat del lémur, un pequeño animal simiesco con hocico de zorro y una larga cola prensil anillada. Al doblar la cima de un cerro disfrutamos de una vista impresionante. La luna llena, luciendo un color naranja rojizo, acaba de subir sobre la bahía, y arroja su brillante reflejo sobre las aguas tranquilas. Hasta el chofer disminuye la velocidad para admirar la vista. Durante el resto del viaje la buscamos en cada vuelta del camino.
La mañana siguiente salimos a predicar con los misioneros. Primero visitamos a un joven que es maestro y domina bien el francés. Él se sienta en el piso mientras nosotros nos sentamos en su cama. El siguiente estudio también es con un joven, y este nos invita a sentarnos sobre su colchón en el piso de su cuartito. Poco tiempo después empezamos a retorcernos, a pesar de que tratamos de no hacer caso del calambre que nos da en las piernas y del sudor que nos corre por la espalda. No es fácil concentrarnos en el estudio, que en parte se conduce en francés y en parte en mahoriano, mientras la radio de la habitación de al lado transmite a todo volumen las últimas canciones populares.
Nuestra última visita es a un joven de las islas vecinas de Comores. Él se disculpa por no poder hablar bien el francés, saca su folleto, y muestra que está listo para comenzar. Cuando el misionero continúa explicándome algo, el joven interrumpe y dice que va a leer el párrafo. De esa manera cortés nos está pidiendo que guardemos silencio. Todas estas personas son musulmanes, pero verdaderamente aprecian lo que están aprendiendo de la Biblia.
Nos preguntamos por qué tantos hombres jóvenes estudian, mientras que muy pocas mujeres o jovencitas lo hacen. Se nos dice que esto es el resultado de tradiciones sociales y familiares. Puesto que la poligamia se acepta religiosa y socialmente, y cada esposa vive en su propio hogar, la influencia del padre es mínima; la madre es la que lleva la delantera. También aprendemos que, por tradición, las hijas permanecen en el hogar de sus madres hasta que se casan. Por otro lado, los hijos dejan su hogar cuando alcanzan la pubertad y construyen sus propias bangas o chozas, o viven con otros jóvenes en una banga. En estas circunstancias los jóvenes tienen libertad para estudiar si desean, pero muy pocas jovencitas tienen tal libertad.
El domingo será el día especial de asamblea. Las condiciones del tiempo son buenas al principio, pero para el mediodía se acumulan nubes y pronto cae un aguacero. A nadie parece molestarle mucho esta situación, pues con esto baja el calor. Aquí de nuevo encontramos abundantes riquezas espirituales, pues los 36 publicadores y precursores se regocijan con una concurrencia de 83 personas y con 3 nuevos bautizados.
La presentación del folleto ¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra! en su idioma es un gran acontecimiento. No solo es la única publicación de la Watch Tower en el idioma mahoriano, sino que hasta ahora también es la única publicación de cualquier clase en ese idioma. Contiene las letras árabes escritas debajo del texto romano. La gente aprende las letras árabes en la escuela, pero no el idioma árabe. Pueden rezar en árabe y leer el Corán en árabe; pero no comprenden lo que están pronunciando. Cuando leen las letras árabes en este folleto, se asombran de entender lo que dicen. Lo que en realidad están leyendo es su propio idioma mahoriano escrito fonéticamente en letras árabes. Es un gozo ver cómo les brilla el rostro al comprender lo que están leyendo.
Es fácil colocar estos folletos en manos de la gente. En una de las aldeas circundantes, un hombre nos aborda mientras le predicamos a una mujer. Le habla vigorosamente en mahoriano a nuestro hermano. A nosotros nos parece que está muy opuesto a la verdad. Por un tiempo el hombre sigue hablando y haciendo muchos ademanes. El hermano después nos explica que el hombre estaba quejándose y diciendo: “¿Cómo espera que recordemos las cosas que usted nos dice cuando nos visita sólo una vez al año? ¿Cómo puede hacer esto? Debe venir más a menudo para hablarnos de estas cosas”.
Concordamos con esas palabras. Jehová ciertamente está recogiendo las cosas deseables de todas las naciones mediante las buenas nuevas del Reino. Estos isleños, aunque están separados por grandes extensiones de océano, van añadiendo sus voces al fuerte grito de alabanza que se ofrece a su Hacedor y Padre celestial, Jehová Dios. (Ageo 2:7.)
[Fotografía en la página 23]
El promontorio rocoso de Praslin, en la bahía de St. Anne
[Fotografía en la página 24]
Una carreta de bueyes que sirve de “taxi” en La Digue, Seychelles
[Fotografía en la página 25]
Predicando con el nuevo folleto en Mayotte
[Mapa en la página 21]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
SEYCHELLES
OCÉANO ÍNDICO
COMORES
MAYOTTE
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MAURICIO
REUNIÓN
RODRÍGUEZ