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Unidos por el vínculo perfecto de amorLa Atalaya 1994 | 15 de diciembre
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Los cristianos queremos vivir y estar saludables a fin de adorar a Dios. No obstante, en este sistema estamos sujetos al envejecimiento y a las enfermedades a causa de la imperfección. Antes que poner énfasis en las cuestiones de salud, debemos concentrarnos en la verdadera solución, tanto para nosotros como para otras personas. (1 Timoteo 4:16.) Cristo es el punto focal de esa solución, tal como lo fue del consejo que Pablo dio a los colosenses. Pero recuerde que Pablo indicó que algunos quizás vendrían con “argumentos persuasivos”, desviando nuestra atención de Cristo, tal vez mediante asuntos como métodos de diagnóstico, tratamientos o dietas. (Colosenses 2:2-4.)
22. ¿Qué actitud equilibrada debemos tener frente a las muchas afirmaciones respecto a ciertos métodos de diagnóstico y tratamientos?
22 Por toda la Tierra las personas son bombardeadas con anuncios y testimonios acerca de toda clase de tratamientos y métodos de diagnóstico. Algunos son muy populares y reconocidos; otros son muy criticados o se desconfía de ellos.b Cada uno es responsable de lo que hará respecto a su salud. Pero los que siguen el consejo de Pablo que se halla en Colosenses 2:4, 8, no serán alucinados con los “argumentos persuasivos” y el “vano engaño” que desvían a muchos de los que, por no abrigar la esperanza del Reino, buscan alivio desesperadamente. Aunque el cristiano esté convencido de que cierto tratamiento es bueno para él, no debe promoverlo en la hermandad cristiana, pues podría convertirse en un asunto de extensa discusión y controversia. De este modo demuestra que tiene en alta estima la armonía de la congregación.
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¿Una prueba de salud para usted?La Atalaya 1994 | 15 de diciembre
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¿Se debe procurar la salud a cualquier precio?
Desde tiempos antiguos la gente ha intentado comprender por qué enferma y cómo curarse. Los israelitas tenían una ventaja, porque sabían que eran pecadores y se regían por leyes divinas que los ayudaban a evitar muchas enfermedades y su propagación. (Levítico 5:2; 11:39, 40; 13:1-4; 15:4-12; Deuteronomio 23:12-14.) De todos modos, los siervos de Dios también buscaron la ayuda de los buenos médicos de su día. (Isaías 1:6; 38:21; Marcos 2:17; 5:25, 26; Lucas 10:34; Colosenses 4:14.)
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