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Prestemos atención a las palabras de despedida de JesúsLa Atalaya 1996 | 15 de marzo
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Hicieron la voluntad de Jehová
Prestemos atención a las palabras de despedida de Jesús
LA NOCHE del 14 de Nisán de 33 E.C., Jesucristo y sus once apóstoles fieles se reclinaron a la mesa en un aposento alto de Jerusalén. Como sabía que su muerte era inminente, les dijo: “Estoy con ustedes un poco de tiempo más”. (Juan 13:33.) De hecho, Judas Iscariote ya iba en camino para conspirar con los malvados que querían que se diera muerte a Jesús.
Ninguno de los presentes en aquella sala percibía mejor que Jesús la urgencia de la situación. Él sabía muy bien que iba a sufrir. También sabía que sus apóstoles lo abandonarían esa noche. (Mateo 26:31; Zacarías 13:7.) Dado que esta sería la última oportunidad de hablarles antes de morir, podemos estar seguros de que sus palabras de despedida se centraron en asuntos de primerísima importancia.
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Prestemos atención a las palabras de despedida de JesúsLa Atalaya 1996 | 15 de marzo
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“Les doy un nuevo mandamiento”
Además de instituir la Cena del Señor, Jesús dio otros consejos de despedida a sus apóstoles. Aunque ellos habían recibido excelente capacitación, aún les quedaba mucho que aprender. No entendían plenamente el propósito divino con respecto a Jesús, a ellos mismos ni al futuro. Jesús no intentó aclararles todos estos asuntos en aquel momento. (Juan 14:26; 16:12, 13.) Pero sí les habló de un tema sumamente importante. “Les doy un nuevo mandamiento —dijo él—: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros.” Y agregó: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. (Juan 13:34, 35.)
¿En qué sentido era este “un nuevo mandamiento”? Pues bien, la Ley de Moisés mandaba: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”. (Levítico 19:18.) Sin embargo, Jesús invitó a sus seguidores a mostrar un amor abnegado hasta el punto de dar la vida por sus compañeros cristianos. Por supuesto, la ‘ley del amor’ también se aplicaría en circunstancias menos críticas. En cualquier situación, el seguidor de Jesucristo tomaría la iniciativa en mostrar amor al ayudar a los demás espiritualmente y de otras maneras. (Gálatas 6:10.)
El amor impulsó a Jesús a orar por sus discípulos la última noche que vivió en la Tierra. Él oró en parte: “Ellos están en el mundo y yo voy a ti. Padre santo, vigílalos por causa de tu propio nombre que me has dado, para que sean uno así como lo somos nosotros”. (Juan 17:11.) Es digno de mención que Jesús suplicó a su Padre que ayudara a sus seguidores a servir en amor y unidad. (Juan 17:20-23.) Tenían que ‘amarse unos a otros así como Jesús los había amado a ellos’. (Juan 15:12.)
Los apóstoles fieles prestaron atención a las palabras de despedida de Jesús. Nosotros también debemos obedecer sus mandatos. El amor y la unidad de los adoradores verdaderos es más importante que nunca durante estos críticos “últimos días”. (2 Timoteo 3:1.) En realidad, los cristianos auténticos obedecen los mandamientos de Jesús y manifiestan amor fraternal. Por eso obedecen su mandato de conmemorar la Cena del Señor.
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