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Mejore su memoriaBenefíciese de la Escuela del Ministerio Teocrático
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La capacidad de recordar lo que leemos también es fundamental. ¿Qué le ayudará a mejorar en este campo? Tanto el interés como la comprensión cumplen su función. Es preciso que el tema le interese tanto que atraiga su atención, pues no retendrá nada si sus pensamientos están en otra parte mientras lee. Incrementará su comprensión relacionando la lectura con lo que le resulte familiar o lo que ya sepa del tema. Pregúntese: “¿Cómo y cuándo podría aplicar esta información? ¿Cómo podría utilizarla para ayudar a alguien?”. Asimismo, si lee frases, y no palabras sueltas, captará mejor las ideas y los puntos principales, y los recordará con más facilidad.
Haga repasos
Los expertos en materia de enseñanza recalcan el valor de los repasos. Un estudio de cierto profesor universitario reveló que un solo minuto de repaso inmediato multiplica por dos la información que se recuerda. Por consiguiente, una vez concluya su lectura o una sección significativa de ella, revise mentalmente las ideas principales y trate de memorizarlas. Piense en cómo explicaría con sus propias palabras los puntos aprendidos. Refrescar los conceptos poco después de leerlos le permitirá retenerlos durante más tiempo.
Al cabo de unos días procure compartir lo que ha leído con un miembro de su familia o de la congregación, con un compañero del trabajo o de la escuela, con un vecino o con quien converse en el ministerio del campo. Intente repetir, además de los hechos fundamentales, los razonamientos bíblicos que se usaban como apoyo. De este modo retendrá los puntos clave, y al mismo tiempo beneficiará a otras personas.
Medite en los asuntos importantes
Además de repasar lo que ha leído y hablar de ello, hallará provechoso reflexionar en las cuestiones importantes que haya aprendido, tal como hicieron los escritores bíblicos Asaf y David. El primero dijo: “Me acordaré de las prácticas de Jah; pues ciertamente me acordaré de tu maravilloso obrar de mucho tiempo atrás. Y ciertamente meditaré en toda tu actividad, y en tus tratos sí me interesaré intensamente” (Sal. 77:11, 12). De igual modo, David escribió: “Durante las vigilias de la noche medito en ti”. “He recordado días de mucho tiempo atrás; he meditado en toda tu actividad.” (Sal. 63:6; 143:5.) ¿Hace usted lo mismo?
Reflexionar de forma profunda y detenida en torno a los actos, las cualidades y las expresiones de la voluntad de Jehová no solo le permitirá memorizar datos, sino que, además, tal hábito grabará información crucial en su corazón y moldeará su ser interior. Los recuerdos que se formen constituirán sus pensamientos más íntimos (Sal. 119:16).
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