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  • Se develan sus secretos
    ¡Despertad! 1995 | 22 de febrero
    • Se develan sus secretos

      LA MENOPAUSIA, una etapa que toda mujer alcanza con el paso de los años, se ha visto rodeada de muchos conceptos erróneos. Según el libro La menopausia. El pasaje silencioso, los tocólogos del siglo XIX sostenían que la menopausia ‘dislocaba el sistema nervioso femenino y privaba a las mujeres de su encanto personal’.

      Estos malentendidos han perdurado y son la causa de que muchas mujeres teman llegar a la menopausia. El libro Natural Menopause—The Complete Guide to a Woman’s Most Misunderstood Passage (Menopausia natural. Guía completa del cambio femenino más incomprendido) dice que la superación de los problemas psicológicos relacionados con esta etapa es “una de las principales dificultades en la vida de una mujer”.

      En las sociedades que conceden mucha importancia a la juventud y a tener un aspecto juvenil, puede creerse equivocadamente que la aparición de los primeros síntomas menopáusicos presagia el fin repentino de la juventud y el comienzo de la vejez. En consecuencia, a algunas mujeres las asusta la menopausia porque parece representar el comienzo de una fase nueva y menos deseable. Hay quien incluso la ha considerado “una muerte parcial”.

      Las mujeres modernas no tienen por qué sufrir en ignorancia al atravesar este período de la vida. Los secretos de la menopausia están siendo develados. Como resultado de las investigaciones continuas que se realizan, se están descubriendo terapias para facilitar la transición. Se pueden hallar revistas, periódicos y libros que tratan sobre la menopausia y dan respuesta a preguntas que algunas mujeres no se atrevían a formular. También los médicos están más informados sobre los problemas que pueden sobrevenirle a la mujer.

      ¿Por qué se da tanta atención a este tema? Porque una mejor comprensión de la menopausia puede eliminar los temores, las supersticiones y las frustraciones de muchas mujeres. Ahora que estas disfrutan de una vida más larga en muchos países, quieren romper lo que parecía ser una conspiración de silencio sobre el asunto e informarse. Desean respuestas sencillas y claras. Y están en su derecho, pues a muchas de ellas todavía les queda más de un tercio de vida después de la menopausia.

      Las estadísticas demográficas de Estados Unidos hacen prever un aumento del 50% en el número de mujeres menopáusicas durante la próxima década. Tales mujeres desean información sobre los riesgos que conlleva para la salud, y sobre los sofocos, los cambios de humor, las molestias y los cambios físicos y emocionales. ¿Por qué se presentan estos síntomas? ¿Pone fin la menopausia a la vida productiva de la mujer? ¿Altera su personalidad? Los siguientes artículos analizarán estas cuestiones.

  • Se adquiere una mejor comprensión
    ¡Despertad! 1995 | 22 de febrero
    • Se adquiere una mejor comprensión

      “YO NO diría que se trata de un período agradable en la vida de una mujer —admitió una señora que ya había pasado la menopausia—, pero creo que se puede aprender de él. Yo he aprendido a respetar mis límites. Si el cuerpo me pide un poco más de atención o descanso, le hago caso y le concedo el respeto que se merece.”

      Según la revista Canadian Family Physician, un estudio efectuado entre un grupo de mujeres reveló que lo peor de la menopausia era “no saber qué esperar”. No obstante, las que comprendían que se trata de una transición natural se sintieron “menos ansiosas, deprimidas e irritables, y más optimistas respecto a su vida”.

      Definición

      El Diccionario terminológico de ciencias médicas define así la menopausia: “Cesación natural de las reglas y período de la vida, de 45 a 55 años, en que ocurre”.

      En algunas mujeres, el cese de la menstruación se produce bruscamente; un mes les viene el período y ya no lo vuelven a tener nunca más. En otras, las reglas se tornan irregulares, presentándose a intervalos que van de tres semanas a varios meses. Cuando una mujer pasa un año completo sin haber menstruado, puede estar segura de que la menopausia, en el sentido estricto de cesación de las reglas, tuvo lugar en la última menstruación.

      Cuándo y por qué se produce

      Diferentes factores, como la herencia, el estrés, enfermedades, medicamentos y operaciones quirúrgicas, pueden incidir en el comienzo de la menopausia. En Norteamérica, la edad media en que aparece ronda los 51 años. Suele oscilar entre los 40 y los 55 años, y raramente ocurre antes o después. Las estadísticas indican que en el caso de las mujeres fumadoras la menopausia suele ser temprana, y en el de las que tienen sobrepeso, tardía.

      Cuando una niña nace, sus ovarios ya contienen los varios cientos de miles de óvulos de que dispondrá para toda la vida. Durante cada ciclo menstrual maduran de 20 a 1.000 óvulos, uno de los cuales, y de vez en cuando más de uno, se desprende del ovario para su posible fecundación, proceso conocido como ovulación. Los demás óvulos maduros degeneran. En consonancia con el proceso de maduración de los óvulos, los niveles de ciertas hormonas —los estrógenos y la progesterona— aumentan y disminuyen cíclicamente.

      A partir de los 40 años, los niveles de estrógenos y de progesterona comienzan a decrecer, ya sea de forma gradual o fluctuante, y no se ovula en todos los ciclos. Los períodos se vuelven irregulares y por lo general más espaciados; las hemorragias resultan más escasas o más abundantes. Finalmente se deja de ovular, y cesan las menstruaciones.

      La última regla es la culminación de un proceso de cambios en los niveles hormonales y la función ovárica que puede haber durado hasta diez años. No obstante, los ovarios siguen secretando pequeñas cantidades de estrógenos durante un período de diez a veinte años después de la menopausia. Las glándulas suprarrenales y el tejido adiposo también fabrican estrógenos.

      Cambios significativos en la vida

      El descenso del nivel de estrógenos repercute en los tejidos sensibles a esta hormona o dependientes de ella. Por ejemplo, se cree que los sofocos se deben al efecto de los cambios hormonales en la región del cerebro que regula la temperatura corporal. Se desconoce el mecanismo exacto, pero parece que se baja el termostato del organismo, de modo que temperaturas anteriormente cómodas se vuelven de pronto demasiado calientes, a lo que el cuerpo reacciona con accesos de calor y con transpiración a fin de enfriarse.

      Gail Sheehy observa en su libro La menopausia. El pasaje silencioso: “La mitad de las mujeres que experimentan sofocos comienzan a notarlos cuando todavía menstrúan regularmente y pueden empezar a sentirlos a una edad tan precoz como los cuarenta años. Los estudios demuestran que la mayoría de las mujeres tienen sofocos durante dos años. El 25 por ciento de las mujeres los experimentan a lo largo de cinco años y el 10 por ciento durante el resto de sus vidas”.

      La disminución de estrógenos en esta etapa de la vida de la mujer también causa adelgazamiento y resecación de los tejidos vaginales. Otros síntomas que se presentan son, según Gail Sheehy, “sudores nocturnos, insomnios, incontinencia, hinchazones repentinas del vientre, palpitaciones, llantos sin motivo, arranques de mal humor, migrañas, escozores [y] fallos de la memoria”.

      Períodos depresivos

      ¿Genera depresión la merma de estrógenos? Esta cuestión ha sido ampliamente debatida. Por lo visto, la ocasiona en algunas mujeres, como las que ya sufrían cambios de humor antes de cada menstruación y las que no descansan bien debido a las sudoraciones nocturnas. Las mujeres de este grupo parecen ser muy sensibles a los efectos emocionales de las fluctuaciones hormonales. Según Gail Sheehy, por regla general “estas mujeres experimentan un gran alivio al llegar al período posmenopáusico”, en el que se estabilizan los niveles hormonales.

      Cuando la menopausia se produce súbitamente a consecuencia de radiaciones, quimioterapia o extirpación quirúrgica de los ovarios, los síntomas suelen ser más agudos. Estos procedimientos médicos pueden provocar una caída brusca del nivel de estrógenos y así desencadenar los síntomas menopáusicos. En estos casos, dependiendo de la salud de la mujer, pudiera prescribirse un tratamiento con estrógenos.

      El tipo de síntomas manifestados y su intensidad varían considerablemente de mujer a mujer, aun cuando sean parientes, pues los niveles hormonales y el ritmo de disminución de estos son distintos en todas ellas, como también lo son sus emociones, presiones, capacidad de resolver dificultades y expectativas al acercarse a la menopausia.

      La menopausia coincide muchas veces con otras circunstancias estresantes para la mujer, entre ellas cuidar de padres mayores, incorporarse al mercado laboral, ver a los hijos crecer y marcharse de casa, y otros ajustes propios de la mediana edad. Todas estas tensiones pueden causar síntomas físicos y emocionales, tales como pérdida de la memoria, dificultad de concentración, ansiedad, irritabilidad y depresión, que podrían atribuirse por error a la menopausia.

      Una etapa biológica más

      La menopausia no significa el fin de la vida productiva femenina, sino de la reproductiva. Tras el último período, a la mujer normalmente se le estabiliza el carácter, pues deja de reflejar las oscilaciones de los ciclos hormonales mensuales.

      Aunque hasta ahora nos hemos centrado en el cese de la menstruación, porque es un cambio obvio, se trata solo de una manifestación del proceso de transición que tiene lugar en la mujer al finalizar su época reproductiva. La pubertad, el embarazo y el parto son también momentos de transición que van acompañados de cambios hormonales, físicos y emocionales. Así que la menopausia es la última fase en que la mujer sufre cambios de origen hormonal, pero no la única.

      La menopausia es, efectivamente, una etapa más de la vida. Una anterior jefa de redacción de la revista Journal of the American Medical Women’s Association escribió: “Algún día la gente dejará de ver la menopausia como una crisis, o incluso como ‘el cambio’, y la verá más acertadamente como ‘un cambio más’”.

      El libro Tus mejores años con Jane Fonda hace un comentario alentador, a saber, que el fin de la fertilidad de una mujer “es tan natural e inevitable como su preestablecido inicio. En realidad, la llegada de la menopausia es un signo de salud física, un signo de que funciona el reloj interno de [su] cuerpo”.

      Ahora bien, ¿qué puede hacerse para que la transición sea lo más fácil posible? ¿Y cómo pueden el esposo y los demás familiares ayudar en esta fase de la vida? El siguiente artículo examina dichas cuestiones.

      [Fotografía en la página 6]

      La menopausia coincide muchas veces con otras circunstancias estresantes, como cuidar de padres mayores

  • Cómo afrontar la menopausia
    ¡Despertad! 1995 | 22 de febrero
    • Cómo afrontar la menopausia

      LA MENOPAUSIA es “una experiencia muy personal” que representa “el comienzo de un nuevo y liberador capítulo de [la] vida” de la mujer, dicen las autoras de Natural Menopause—The Complete Guide to a Woman’s Most Misunderstood Passage. Los estudios muestran que cuanto más satisfecha esté consigo misma y con su vida —cuanto mayor sea su autoestima y más firme su identidad personal—, más fácil le resultará la transición.

      Hay que reconocer, no obstante, que esta etapa de la vida es más dura para algunas mujeres que para otras. Si usted tiene dificultades, eso no significa que carezca de amor propio, que se esté volviendo loca o que esté perdiendo su feminidad, su inteligencia o su interés sexual. El problema suele ser, más bien, de origen biológico.

      “Hasta las mujeres que padecieron síntomas terribles durante la menopausia dicen que salieron de ella con energía y un nuevo sentido de propósito”, dice Newsweek. Una mujer de 42 años expresó: “Estoy deseando volver a la calma y que el cuerpo deje de jugarme malas pasadas”.

      Factores que ayudan

      Un factor que contribuye mucho a la superación de las dificultades de la menopausia es cómo se ve a las mujeres mayores. En los lugares donde se valora su madurez, saber y experiencia, la menopausia comporta muchas menos alteraciones físicas y emocionales.

      Por ejemplo, la Enciclopedia de la mujer dice que en las tribus africanas “donde la menopausia se recibe como un pasaje de la vida al que hay que darle la bienvenida, y en donde a las mujeres posmenopáusicas se [las] respeta por su experiencia y sabiduría, la mujer pocas veces se queja de molestias de la menopausia”. De igual modo, La menopausia. El pasaje silencioso señala: “Las indias de la casta [de los] rajputas no se quejan de depresión ni de síntomas psicológicos” durante la menopausia.

      En Japón, donde también se guarda mucho respeto a las ancianas, los tratamientos hormonales para la menopausia son prácticamente desconocidos. Además, las mujeres asiáticas presentan, por lo visto, menos síntomas menopáusicos y de menor intensidad que las occidentales. Parece que la dieta contribuye a ello.

      Las mujeres mayas incluso esperaban con ganas este período, según los estudios de una antropóloga. Para ellas suponía el fin de los embarazos continuos, y sin duda también les daba más libertad para dedicarse a otras actividades.

      Pero tampoco deben desestimarse los temores relativos a la menopausia. En las culturas que dan énfasis a la juventud y a tener un aspecto juvenil, las mujeres que todavía no han llegado a esta etapa suelen temerla. ¿Qué puede ayudarlas a mitigar las molestias de dicha transición?

      Necesidades de la mujer

      La escritora Janine O’Leary Cobb, pionera en el campo de la educación menopáusica, explica: “Lo que necesitan muchas mujeres es algún tipo de confirmación de sus sentimientos, saber que no son las únicas que se sienten así”.

      Es fundamental comprender bien lo que sucede y tener un talante optimista. Una madre de 51 años que estaba pasando por la menopausia dijo: “Creo sinceramente que lo que determina cómo nos irá en la menopausia es la actitud general frente a la vida. [...] Sé que tenemos que envejecer. Nos guste o no, es una realidad. [...] Yo he decidido que esto [la menopausia] no es una enfermedad. Es parte de mi vida”.

      Por lo tanto, al acercarse este capítulo de su vida, dedique tiempo a reflexionar sobre asuntos nuevos e interesantes. Pero no pase por alto los efectos físicos de la menopausia en el cuerpo. Los médicos y otros profesionales recomiendan prepararse para dicha transición siguiendo los principios generales de la buena salud: comida sana, descanso suficiente y ejercicio moderado.

      Dieta y ejercicio

      Cuando la mujer se hace mayor, no disminuye su necesidad de nutrientes (proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales), pero sí la de calorías. Es importante, entonces, que ingiera alimentos nutritivos y evite los que, por su alto contenido en azúcar o grasa, solo aportan calorías sin valor alimenticio.

      El ejercicio regular potencia la capacidad de afrontar el estrés y la depresión. Aumenta las energías e impide que se gane peso. El índice de metabolismo basal se va ralentizando con la edad, y a menos que aumente con el ejercicio, el cuerpo tiende a ganar peso paulatinamente.

      Es esencial que las mujeres sepan que el ejercicio, combinado con un suplemento de calcio, puede retardar la aparición de la osteoporosis, enfermedad de los huesos que los vuelve porosos y frágiles. El libro Tus mejores años con Jane Fonda dice que se piensa que, “adecuadamente realizados, [...] el aerobic, la marcha, la carrera, el ciclismo y otros deportes aeróbicos, así como el entrenamiento con pesas”, son muy beneficiosos. Curiosamente, en algunas comunidades remotas donde la gente se mantiene activa físicamente hasta bien entrada en años, la osteoporosis no existe. En tales lugares las mujeres normalmente sobrepasan los 80 e incluso los 90 años de edad. De todas formas, antes de iniciar cualquier programa de ejercicios, sería prudente consultar al médico.

      Los sofocos

      A la mayoría de las mujeres las incomodan los sofocos, pero para algunas constituyen un verdadero problema porque se les presentan con mucha frecuencia o les interrumpen constantemente el sueño. ¿Qué puede hacer si ese es su caso?

      En primer lugar, cálmese; alterándose solo conseguirá empeorar la situación. El ejercicio enérgico regular beneficia porque contribuye a que el cuerpo aprenda a reaccionar ante el calor excesivo y a enfriarse más rápidamente. Pruebe también el remedio sencillo de beber un vaso de agua fría o de meter las manos en agua fría.

      Por otra parte, acostúmbrese a vestir holgadamente y con varias prendas superpuestas que se pueda quitar y poner con facilidad. El algodón y el lino transpiran mejor que las fibras sintéticas. En la cama pruebe a usar también varias mantas que se puedan retirar o añadir de una en una según la necesidad. Tenga una muda de ropa de dormir a mano.

      Intente determinar qué parece provocarle los sofocos. El alcohol, la cafeína, el tabaco, los azúcares y las comidas picantes o muy condimentadas pueden causar su aparición. Anote cuándo y dónde le dan para así identificar los alimentos y las actividades que los provocan, y entonces evítelos.

      Los médicos especialistas en nutrición recomiendan diversos remedios para reducir tales accesos de calor, como la vitamina E, el aceite de hierba de asno (Oenothera biennis), los preparados de ginseng, dong quai (Ligusticum acutilobum) y hierba sonajero (Cimicifuga racemosa). Según algunos médicos, hay dos fármacos, el Bellergal (nombre comercial) y la clonidina, que disminuyen los efectos, pero lo más eficaz parecen ser las píldoras o los parches de estrógenos.a

      La sequedad vaginal se puede corregir con la aplicación de aceites vegetales, aceite de vitamina E y geles lubricantes. Si con estas fórmulas no es suficiente, se puede usar una crema de estrógenos, que engrosará y lubricará la pared vaginal. Antes de empezar cualquier régimen, debería consultarse al médico.

      ¿Y el estrés?

      Además de los cambios hormonales y físicos de la menopausia, la mujer muchas veces tiene que afrontar otras situaciones estresantes, algunas de las cuales se mencionaron en el artículo anterior. Por otra parte, sucesos positivos, como el nacimiento de un nieto o el inicio de nuevas actividades cuando los hijos dejan el hogar, pueden contrarrestar la tensión negativa.

      Susan Perry y la Dra. Katherine A. O’Hanlan dan varias sugerencias prácticas para controlar el estrés en el libro Natural Menopause. Señalan que hay que identificar las causas y entonces tomar un descanso de vez en cuando. Esto pudiera significar recibir ayuda para cuidar de un familiar con una enfermedad crónica. “Márquese un ritmo moderado —aconsejan—. No sobrecargue su horario [...]. Escuche los mensajes de su cuerpo.” Añaden: “Prestar servicio a los demás [...] puede reducir mucho el estrés. [...] Haga ejercicio regularmente. [...] Si no logra dominar el estrés, acuda a un profesional”.

      Los familiares pueden ayudar

      La mujer que está en la menopausia necesita comprensión y apoyo efectivo. Una señora describió así lo que hacía cuando pasaba por períodos de ansiedad: “Hablaba de ello con mi esposo, y después que me escuchaba con comprensión, veía que los problemas no eran tan grandes como a mí, en mi ansiedad, me parecían”.

      El esposo sensible también reconoce que si su esposa se halla en estas circunstancias, no siempre podrá mantener el mismo ritmo. Así que estará atento para tomar la iniciativa en ayudar a atender las responsabilidades familiares, como lavar la ropa, hacer la compra, etcétera. Antepondrá compasivamente las necesidades de su esposa a las suyas. (Filipenses 2:4.) Podría proponer comer fuera de vez en cuando o hacer cualquier otra cosa placentera para salir de la rutina diaria. Evitará en lo posible las riñas y respaldará sus esfuerzos por mantener hábitos alimenticios sanos.

      Sobre todo, el esposo satisfará la necesidad de su mujer de que él le confirme periódicamente el amor que le tiene. Debería ser perspicaz y darse cuenta de que no es el momento de bromear por cuestiones personales. El esposo que trata a su esposa con cariño obra en armonía con el consejo bíblico de ‘morar con ella de acuerdo con conocimiento, asignándole honra’ por ser mujer. (1 Pedro 3:7.)

      Los hijos deben, igualmente, esforzarse de verdad por entender el motivo de la variabilidad de su madre. Han de reconocer que necesita disponer de tiempo para ella. Si se muestran comprensivos con sus cambios de humor, le transmitirán el tranquilizador mensaje de que se interesan por ella. Por otra parte, los chistes sobre lo impredecible de su carácter solo empeorarán la situación. Háganle preguntas pertinentes para entender mejor lo que le sucede, y ayúdenla en las labores del hogar sin que se lo pida. Estas son solo algunas de las formas en que se puede ayudar a una madre durante esta etapa de su vida.

      La vida después de la menopausia

      Cuando concluye este capítulo de la vida femenina, todavía quedan muchos años por delante. La sabiduría y la experiencia que la mujer ha adquirido son inestimables. Los estudios de la escritora Gail Sheehy “sobre una población de 60.000 estadounidenses adultas [...] demostraron que, según sus propias respuestas, las quincuagenarias experimentaban una mayor sensación de bienestar que en cualquier otra etapa previa de sus vidas”.

      En efecto, muchas mujeres que ya han atravesado esos años de transición se sienten con nuevos bríos. Se ha revitalizado su creatividad. Siguen adelante, entregándose a actividades provechosas. “Mantengo la mente ocupada. Siempre estoy aprendiendo cosas nuevas y estudiando”, dijo una mujer que había pasado la menopausia. Añadió: “Aunque vaya un poco más lenta, no creo que mi vida se esté terminando. Espero vivir muchos años más”.

      Es interesante que, al entrevistar a un grupo de mujeres, Sheehy comprobó que las que mejoran “en la posición y la autoestima posmenopáusica son las que desempeñan papeles en los que el intelecto, la capacidad de juicio, la creatividad o la fortaleza espiritual se valoran en primer lugar”. Un gran número de dichas mujeres se dedican con placer a aumentar su conocimiento y entendimiento de la Biblia, y enseñan a otros los valores positivos de esta. (Salmo 68:11.)

      Además de tener una actitud optimista ante la vida y realizar trabajo significativo, las mujeres de todas las edades hacen bien en recordar que nuestro amoroso Creador conoce nuestros sentimientos y se preocupa de corazón por nosotros. (1 Pedro 5:7.) De hecho, Jehová Dios ha tomado medidas para que todos los que le sirven disfruten en su día de vivir en un nuevo mundo justo donde ya no existan enfermedades ni sufrimiento, ni siquiera la muerte. (2 Pedro 3:13; Revelación 21:3, 4.)

      Por consiguiente, si está pasando por la menopausia, recuerde que se trata de una etapa normal de la vida que terminará y dará paso a años de vida muy gratificantes en caso de que los aproveche para servir a nuestro amoroso Creador.

      [Nota a pie de página]

      a ¡Despertad! no recomienda ningún tratamiento médico concreto.

      [Fotografías en la página 10]

      Formas en que la familia puede ayudar: siendo cariñosos, colaborando en el trabajo de la casa, escuchando con atención y haciendo algo diferente de vez en cuando

      [Recuadro en la página 8]

      El tratamiento con estrógenos

      Los estrógenos pueden prevenir las enfermedades cardíacas y la osteoporosis, dos de las principales dolencias de las mujeres posmenopáusicas. Cuando el nivel de estrógenos desciende, estas enfermedades comienzan a desarrollarse, y los primeros síntomas aparecen de cinco a diez años más tarde. Como medida preventiva se recomienda el tratamiento con estrógenos o el tratamiento hormonal mixto (estrógenos y progesterona).

      La administración de estrógenos puede reducir el ritmo de deterioro óseo e impedir la aparición de enfermedades cardíacas. Si el tratamiento incluye también progesterona, disminuirá la incidencia de cáncer de mama y de útero, pero se neutralizará el efecto beneficioso de los estrógenos en las enfermedades del corazón.

      Antes de decidir si se va a recurrir o no a un tratamiento hormonal, deben evaluarse las circunstancias, la salud y el historial médico familiar de la mujer.b

      [Nota a pie de página]

      b Véase ¡Despertad! del 22 de septiembre de 1991, páginas 14-16.

      [Recuadro/Fotografía en la página 9]

      ¿Cuál es la mejor dieta?

      Las siguientes sugerencias se han tomado del libro Natural Menopause—The Complete Guide to a Woman’s Most Misunderstood Passage, de Susan Perry y la Dra. Katherine A. O’Hanlan.

      Proteínas

      • Reduzca la ingestión de proteínas a un máximo del 15% del aporte calórico total.

      • Consuma más proteínas de origen vegetal y menos de origen animal.

      Carbohidratos

      • Coma más carbohidratos complejos, tales como cereales, pan y pastas integrales, legumbres, frutos secos, arroz, hortalizas y frutas.

      • Limite el consumo de azúcar y de comidas muy azucaradas.

      • Ingiera más alimentos ricos en fibra.

      Grasas

      • Reduzca la ingestión de grasas a un máximo del 25 al 30% de su consumo total de calorías.

      • A la vez que disminuye la ingestión total de grasas, aumente la proporción de ‘grasas buenas’ (poliinsaturadas) en detrimento de las ‘grasas malas’ (saturadas).

      Agua

      • Beba de seis a ocho vasos (de 1/4 de litro) de agua diarios.

      Vitaminas y minerales

      • Coma diversas hortalizas y frutas diariamente.

      • La leche y sus derivados, el brécol y las hortalizas de hojas verdes son buenas fuentes de calcio.

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